La calle es fuente inagotable de inspiración; cuando vemos algo que nos llama la atención, convocamos a nuestros compañeros en el patio y les contamos lo que hemos visto.

Esta actividad trata de desarrollar la capacidad de observación de nuestros alumnos: les encargaremos que se fijen en lo que ven en la calle: un hombre regando, un camión del que descargan paquetes, unas chicas hablando en un banco. No se trata tanto de fijarse en secuencias completas como en imágenes sueltas, en fotografías de la realidad. Podemos guardarlas en la memoria e, incluso fotografiarlas con ese teléfono móvil que puede servir para algo más.

A la vuelta al colegio, desarrollamos nuestra historia.