Una versión que el grupo aragonés vinos Chueca hace de un poema de Silvio Rodríguez que también se convirtió en canción. Gracias a mi querida Azuki por recordármela, pero ¿cuál te gusta más?
Como gasto papeles recordándote,
como me haces hablar en el silencio,
como no te me quitas de las ganas
aunque nadie me ve nunca contigo.
Y cómo pasa el tiempo
que de pronto son años
sin pasar tú por mí, detenida.
Te doy una canción si abro una puerta
y de las sombras sales tú.
Te doy una canción de madrugada,
cuando más quiero tu luz.
Te doy una canción cuando apareces
el misterio del amor,
y si no lo apareces no me importa:
yo te doy una canción.
Si miro un poco afuera me detengo:
la ciudad se derrumba y yo cantando,
la gente que me odia y que me quiere
no me va a perdonar que me distraiga.
Creen que lo digo todo,
que me juego la vida,
porque no te conocen ni te sienten.
Te doy una canción y hago un discurso
sobre mi derecho a hablar.
Te doy una canción con mis dos manos,
con las mismas de matar.
Te doy una canción y digo: “Patria”, (1)
y sigo hablando para ti.
Te doy una canción como un disparo,
como un libro, una palabra, una guerrilla:
como doy el amor.
(1) Sin Dios ni patria en la versión de vinos Chueca