Esta figura retórica, con nombre de enfermedad, puede ser muy divertida cuando la trabajamos en el aula, de hecho:
Esta figura retórica
puede ser muy divertida
pues cada verso comienza
con lo mismo que termina.
Algunos autores la han trabajado con seriedad, como Miguel Hernández en estos versos:
Fuera menos penado si no fuera
nardo tu tez para mi vista, nardo,
cardo tu piel para mi tacto, cardo,
tuera tu voz para mi oído, tuera…
En otras ocasiones las carga el diablo, como ocurre en este soneto de María Rosal tomado de A pie de página.
Soneto cuando nace no es soneto
es una idea, un ritmo, y es
revés de metro y rimas al revés,
boceto descarnado de un boceto.
Así que con la debida seriedad y sin renunciar al divertimento, proponemos como ejemplo una actividad para crear un poema muy epanadiplosado que no será necesario desepanadiplosar, de forma que el epanadiplosador que lo epanadiplose buen epanadiplosador será (es lo que tiene un vocabulario tan etimológico como el nuestro).
Vamos a trabajar con homónimos, crearemos una tabla de tres columnas, en la primera y en la tercera iremos colocando los homónimos que se nos ocurran, tan al hazar como podamos, aunque admitamos una posterior reordenación. La segunda columna la dejaremos para desarrollar el verso: