¿Qué somos?
Lo que sabemos de nosotros mismos y de nuestra existencia actual, es sólo formación representativa, actividad superficial, mutable resultado externo de una vasta masa de existencia oculta.
Nuestra vida visible y las acciones de esa vida no son más que una serie de expresiones significativas, pero lo que trata de expresar no está en la superficie; nuestra existencia es algo mucho mayor que este aparente ser frontal que suponemos nosotros que es y que suponemos del mundo que nos rodea.
Este ser frontal y externo es una confusa amalgama de formaciones mentales, movimientos vitales y funciones físicas de las que hasta un análisis exhaustivo de sus partes componentes y maquinaria no llega a revelar todo el secreto. Sólo cuando vamos por detrás, por debajo y por arriba de los ocultos trechos de nuestro ser, podemos conocerlo; el escrutinio y manipulación superficiales, más completos y agudos, no pueden darnos la comprensión verdadera ni el control completamente efectivo de nuestra vida, de sus finalidades ni actividades; en verdad, esa incapacidad es la causa del fracaso de la razón, de la moralidad y de toda otra acción superficial para controlar, liberar y perfeccionar la vida de la raza humana.
Hasta debajo de nuestra más oscura conciencia física hay un ser subconsciente en el que, como base que cubre y sostiene, se halla toda suerte de semillas escondidas que brotan, incontablemente para nosotros, en nuestra superficie y en la que constantemente arrojamos nuevas semillas que prolongan nuestro pasado e influirán en nuestro futuro -un ser subconsciente, oscuro, pequeño en sus movimientos, caprichosa y casi fantásticamente subracional, pero de inmensa potencia para la vida terrena.
Además, detrás de nuestra mente, de nuestra vida y de nuestra conciencia física hay una gran conciencia subliminal, hay ámbitos físicos interiores mentales, interiores-vitales, e interiores más sutiles sustentados por una existencia psíquica recóndita que es el alma conectora con todo el resto; y en estos ámbitos ocultos reside también una masa de numerosas personalidades preexistentes que suministran el material, las fuerzas motoras y los impulsos de nuestra existencia superficial en desarrollo. Pues en cada uno de nosotros puede haber aquí una persona central, pero también una multitud de personalidades subordinadas creadas por la historia pasada de su manifestación o por la expresión de ella en estos planos interiores que sostienen su juego actual en este cosmos material externo.
Y mientras en nuestra superficie estamos segregados de todo cuanto nos rodea, excepto a través de nuestra mente y contacto sensorio exteriores que liberan una pequeña porción nuestra al mundo, o del mundo a nosotros, en estos ámbitos interiores la barrera entre nosotros y el resto de la existencia es delgada y se rompe con facilidad; allí sentimos a la vez -no inferimos meramente de sus resultados, sino que sentimos directamente- la acción de las fuerzas mundanas secretas, de las fuerzas mentales, de las fuerzas vitales y de las sutiles fuerzas físicas que constituyen la existencia universal e individual; hasta seremos capaces, si lo queremos y nos preparamos para ello, de echar mano sobre estas fuerzas mundanas que se lanzan sobre nosotros o que nos rodean, y de controlarlas cada vez más o, al menos, modificar vigorosamente su acción sobre nosotros y los demás, y sus formulaciones y movimientos.
Empero, por encima de nuestra mente humana hay ámbitos aun mayores, superconscientes para ella, y de allí descienden secretamente: influencias, poderes y contactos que son aquí los determinantes originales de las cosas y, si se los convocase en su plenitud, podrían alterar por completo la factura y economía totales de la vida en el universo material. Toda esta experiencia y conocimiento latentes, la Fuerza Divina que trabaja en nosotros, mediante nuestra apertura hacia ella en el Yoga integral, nos revela progresivamente, usa y estructura las consecuencias como medios pasos hacia una transformación de todo nuestro ser y naturaleza.
De ahí en más, nuestra vida ya no es una pequeña marejada superficial sino interpenetrante, si es que no es coincidente con la vida cósmica. Nuestro espíritu y nuestro yo surgen no sólo a una identidad interior con algún amplio Yo cósmico sino también a algún contacto con lo que está más allá, aunque consciente de la acción del universo y dominante con respecto a ella.
SRI AUROBINDO
SÍNTESIS DEL YOGA - Parte Primera - YOGA DE LAS OBRAS DIVINAS - Capítulo VI