LIBERACIÓN DE LA MENTE
Por lo tanto, el Purusha mental ha de separarse de la asociación y autoidentificación con esta mente del deseo. Tiene que decir: "No soy esto que lucha y sufre, se aflige y regocija, ama y odia, espera y se frustra, se enoja, tiene miedo, está jovial y deprimido, algo con disposiciones anímicas vitales y pasiones emocionales. Todas estas son mero accionar y hábitos de Prakriti en la mente sensitiva y emocional". Entonces la mente se aparta de sus emociones y con éstas, como con los movimientos y experiencias corporales, se convierte en observadora o testigo. Nuevamente hay una fisura interior. Está esta mente emocional en la que estas disposiciones anímicas y pasiones continúan produciéndose de acuerdo con el hábito de las modalidades de la Naturaleza y está la mente observadora que las ve, estudia y entiende pero apartada de ellas. Las observa como en una especie de acción y representación sobre un escenario mental por parte de personajes distintos que ella, al principio con interés y hábito de recaer en la identificación, luego con entera calma y desapego, y, finalmente, alcanzando no sólo la calma sino también el puro deleite de su propia existencia silenciosa, con una sonrisa para con su irrealidad como si se tratase de las dichas y pesares imaginarios de un niño que se entretiene y pierde en el juego. En segundo lugar, toma conciencia de sí como dueña de la sanción que, retirando ésta, puede hacer que cese esta representación. Cuando se retira la sanción, tiene lugar otro fenómeno significativo; la mente emocional se torna normalmente calma y pura y libre de estas reacciones, y hasta cuando llegan, ya no surgen en lo interior sino que parecen caer en él como impresiones del exterior a las que sus fibras todavía son capaces de responder; pero este hábito de respuesta desaparece y la mente emocional se libera a su vez por entero de las pasiones a las que renunció. La esperanza y el miedo, la dicha y el pesar, el gusto y el disgusto, la atracción y la repulsión, el contento y el descontento, la alegría y la depresión, el horror y la ira, el miedo, la repugnancia, la vergüenza y las pasiones del amor y el odio desaparecen del ser psíquico liberado.
¿Qué ocupa su lugar? Si queremos puede ser una entera calma, silencio e indiferencia. Pero aunque esta es una etapa por la que el alma ha de pasar por lo común, no es el objetivo final que nos hemos impuesto. Por lo tanto, el Purusha se convierte también en el amo que quiere y cuya voluntad es remplazar el goce equivocado con el goce correcto de la existencia psíquica. Lo que él quiere la Naturaleza lo ejecuta. La textura del deseo y la pasión se convierten en realidad de amor, dicha y unidad puros, iguales y calmamente intensos. El alma real emerge y ocupa el lugar dejado vacante por la mente del deseo. La copa limpia y vacía se llena con el vino del amor y deleite divinos y no ya con el veneno dulce y amargo de la pasión. Las pasiones, hasta la pasión en pro del bien, representan mal a la naturaleza divina.
Así como con la acción y la inacción, de igual modo ocurre con esta posibilidad dual de indiferencia y calma por un lado y de dicha y amor activos por el otro. La ecuanimidad, no la indiferencia es la base. Resistencia igual, indiferencia imparcial, y sumisión calma ante las causas de dicha y pesar sin reacción alguna de congoja o dicha son la preparación y base negativa de la ecuanimidad; pero la ecuanimidad no se cumple hasta tomar su forma positiva de amor y deleite. La mente sensoria debe hallar el rasa igual del Todo-Bello, el corazón del amor igual y Ananda de todos, el prana psíquico del disfrute de este rasa, amor y Ananda. Sin embargo, esta es la perfección positiva que llega mediante la liberación; nuestro primer objeto en el sendero del conocimiento es más bien, la liberación que llega mediante desapego de la mente del deseo y mediante renunciamiento a sus pasiones.
El método con la mente pensante será el mismo que con todo el resto del ser. El Purusha, habiendo usado la mente pensante para la liberación de la identificación con la vida y el cuerpo y con la mente del deseo y las sensaciones y emociones, girará sobre la mente pensante misma y dirá "Tampoco soy esto; no soy el pensamiento ni el pensador; todas estas ideas, opiniones, especulaciones y pujas del intelecto, sus predilecciones, preferencias, dogmas, dudas y autocorreciones no son yo mismo; todo esto es sólo un accionar de Prakriti que se ubica en la mente pensante". Así se crea una división entre la mente que piensa y quiere y la mente que observa y el Purusha se convierte solamente en testigo, ve, entiende los procesos y leyes de su pensamiento, pero se separa de eso. Luego, como amo de la sanción, retira su sanción pasada de la maraña de la corriente mental subterránea y del intelecto razonador y hace que deje de importunar. Se libera de la sujeción a la mente pensante y es capaz de silencio total.
Para la perfección también es necesario que el Purusha reasuma su posición de señor de su Naturaleza y quiera reemplazar la mera subcorriente mental y el intelecto con el pensamiento de la verdad consciente que ilumina desde lo alto. Pero el silencio es necesario; en el silencio y no en el pensamiento hallaremos al Yo, seremos conscientes de él, no lo concebiremos meramente, y nos retiraremos del purusha mental hacia la fuente de la mente. Mas para este retiro es menester una liberación final: la liberación del sentido del ego en la mente.
SRI AUROBINDO
SÍNTESIS DEL YOGA
Libro II
YOGA DEL CONOCIMIENTO INTEGRAL Y YOGA DEL AMOR DIVINO
Capítulo VIII
La liberación del corazón y la Mente