Sri Aurobindo
¿CIVILIZACIÓN?
La vida material y económica (actual) fue (es), de hecho, una civilizada reversión al primer estado del hombre, a su primer estado bárbaro y a su preocupación por la vida y la materia, una espiritual retrogresión con los recursos de la mente de una humanidad desarrollada y una plenamente evolucionada Ciencia a su disposición.
Como un elemento de la total complejidad de la vida humana esta presión sobre una perfeccionada existencia económica y material tuvo cabida en el todo: como presión única o predominante lo fue para la humanidad misma, para la evolución misma plena de peligro.
El primer peligro es un resurgimiento de la vieja barbarie primitiva, vital o material, en forma civilizada; el medio que la Ciencia puso a nuestra disposición elimina el peligro de subversión y destrucción de una civilización débil, por parte de pueblos primitivos más fuertes, pero está el resurgimiento de la barbarie en nosotros mismos, en el hombre civilizado, que es el peligro, y esto lo veremos en todo nuestro derredor. Pues eso es forzoso que llegue si no existe un ideal elevado y esforzado, mental y moral, que controle y eleve al hombre vital y físico que está en nosotros y si no hay un ideal espiritual que lo libere de sí mismo en su ser interior.
Aunque se eluda esta recaída, hay otro peligro -pues un cese del impulso evolutivo, una cristalización en una vida social estable, confortable y mecanizada, sin ideal ni contemplación, es otra consecuencia posible-. La razón, de por sí, no puede mantener por largo tiempo a la raza en su progreso; puede hacerlo sólo si es mediadora entre la vida y el cuerpo y algo superior y mayor que él; pues es la necesidad espiritual interior, el empuje desde lo que está aun irrealizado dentro de él, que mantiene en él (una vez que alcanzó a la mente), la presión evolutiva, el esfuerzo espiritual. Renunciando a eso, debe caer nuevamente y empezar todo otra vez o desaparecer como las otras formas de vida ante él como un fracaso evolutivo, por incapacidad de mantener o servir al impulso creador. A lo más quedará detenido en algún género de típica perfección intermedia, como todas las especies animales, mientras la Naturaleza prosigue su camino más allá de él hacia una creación mayor.
En la actualidad la humanidad está sufriendo una crisis evolutiva en la que se esconde la elección de su destino; pues se ha alcanzado una etapa en la que la mente humana alcanzó en ciertas direcciones un enorme desarrollo mientras que en otros se halla detenida o azorada y no puede ya descubrir su camino. Una estructura de la vida externa ha sido elevada por la siempre activa mente y voluntad-vital del hombre, una estructura de inmanejable enormidad y complejidad, para el servicio de sus reclamos y urgencias mentales, vitales y físicas, una maquinaria compleja, política, social, administrativa, económica y cultural, un organismo medio colectivo para su satisfacción intelectual, sensitiva, estética y material.
El hombre ha creado un sistema de civilización que ha llegado a ser demasiado grande para su limitada capacidad mental y entendimiento y su aun más limitada capacidad espiritual y moral para utilizar y manejar un demasiado peligroso siervo de su disparatado ego y sus apetitos.
Pues aun no ha llegado a la superficie de su conciencia una mente vidente mayor, ni un alma intuitiva del conocimiento que pueda hacer de esta básica plenitud vital una condición de libre crecimiento de algo que lo superó. Esta nueva plenitud de los medios vitales podría ser, por su poder para liberar de la incesante presión insatisfecha de sus necesidades económicas y vitales, una oportunidad para la plena prosecución de otros objetivos mayores que sobrepasen la existencia material, para el descubrimiento de una verdad, bien y belleza superiores, para el descubrimiento de un espíritu mayor y más divino que intervenga y use la vida para una mayor perfección del ser: mas el ser es usado, en lugar de eso, para la multiplicación de nuevas apetencias y de una agresiva expansión del ego colectivo. Al mismo tiempo, la Ciencia ha puesto a su disposición muchas potencias de la Fuerza universal y convirtió en materialista la vida de la humanidad; mas lo que usa esta Fuerza universal es un pequeño individuo humano o ego comunal con nada universal en su luz del conocimiento o sus movimientos, sin sentido ni poder interiores que creen en esta ensamblada atracción física del mundo humano una verdadera unidad vital, una unidad mental o una unidad espiritual.
Todo cuanto hay allí es caos de ideas mentales que chocan entre sí, impulsos de la apetencia y necesidad individuales y colectivas, reclamos y deseos vitales, urgencias de un empuje-vital ignorante, hambres y reclamos de satisfacción vital de individuos, clases y naciones, un rico hongo de panaceas y nociones sociales y económicas, un batiburrillo de lemas y panaceas por los que los hombres están prestos para oprimir o ser oprimidos, para matar o ser muertos, para imponerlos de un modo u otro con los inmensos y demasiado formidables medios a su disposición en la creencia de que ésta es su vía de escape hacia algo ideal.
Sri Aurobindo
La Vida Divina, Tomo III, Capítulo XIV