PERFECTA IGUALDAD
...Y puesto que todas las cosas son el Yo único en su manifestación, tendremos ecuanimidad hacia lo feo y lo bello, lo mutilado y lo perfecto, lo noble y lo vulgar, lo placentero y lo desagradable, lo bueno y lo malo. Tampoco habrá aquí odio, menosprecio y repulsión, sino equilibrada visión qué contemple todas las cosas en su carácter real y sitio asignado.
Pues sabremos que todas las cosas expresan o disfrazan, desarrollan o distorsionan, lo mejor que pueden o con cualquier defecto que deban tener, bajo las circunstancias que se les proponen, del modo posible para el estado, función, o evolución inmediatos de su naturaleza, alguna verdad o hecho, alguna energía o potencial de la Divinidad, necesarios, por su presencia, en la manifestación progresiva, para la totalidad de la suma actual de cosas y para la perfección del resultado último.
Esa verdad es lo que debemos buscar y descubrir detrás de la expresión transitoria; sin alterarnos las apariencias, deficiencias, ni desfiguraciones de la expresión, podemos entonces adorar a la Divinidad eternamente impoluta, pura, bella y perfecta detrás de sus máscaras.
En verdad ha de cambiarse todo, no ha de aceptarse la fealdad sino la belleza divina, la imperfección no será nuestro descanso sino que habrá que ir en pos de la perfección, el bien supremo se tendrá por objetivo universal y no el mal. Pero lo que hagamos tiene que efectuarse con entendimiento y conocimiento espirituales, y lo que ha de desprenderse de eso es bien, belleza, perfección y placer divinos y no normas humanas de estas cosas.
Si carecemos de ecuanimidad, es digno de que aun somos perseguidos por la Ignorancia, de que no entenderemos nada y de que es más que probable que destruiremos la vieja imperfección sólo para crear otra: pues estamos sustituyendo las apreciaciones de nuestra mente alma del deseo humanas por los valores divinos.
SRI AUROBINDO
SÍNTESIS DEL YOGA - Parte Primera - YOGA DE LAS OBRAS DIVINAS - Capítulo VI