Una figura: la Princesa Lolowah al-Faisal

Una figura: la Princesa Lolowah al-Faisal

La princesa más prominente de la familia real de Arabia Saudita dijo en S

uiza que, si pudiera cambiar algo de su país, permitiría que las mujeres condujeran - un desafío poco común y directo a la prohibición de conducir impuesta por la élite gobernante masculina del reino-.Las observaciones de la princesa Lolowah al-Faisal Al Saud, hija del difunto Rey Faisal y nieta del Rey Abdul-Aziz (Ibn Saud), fundador del Reino de Arabia Saudita, se produjo en el Foro Económico Mundial - una conocida reunión para los líderes del mundo a participar en franco diálogo, y a menudo off-the-record, sin temor a la crítica.Entre otros participantes, como el ex presidente iraní Mohammad Khatami, el primer ministro de Malasia, un rabino judío ortodoxo y activista por la paz de Israel y un clérigo estadounidense, la princesa habló promoviendo la tolerancia religiosa.El moderador, el columnista del New York Times Thomas Friedman, pidió a los panelistas que hicieran un momento de "autocrítica" y decir lo qué cambiarían para promover una mayor comprensión entre religiones. Y llegado el turno a la princesa Lolowah, le dijo en broma: "¿Qué haría usted, princesa, si fuera reina por un día? No se lo diré a nadie."

"Primera cosa, dejaría que las mujeres condujeran", dijo Al-Faisal secamente; el público estalló en aplausos y risas. Y añadió, cuando los aplausos se detuvieron: "O bien tendría un gran sistema de transporte, que no tenemos." Las mujeres en Arabia Saudita pueden trabajar hoy en muchos puestos de trabajo que alguna vez se encontraban fuera de sus posibilidades - un punto que la princesa hizo notar. Pero los críticos dicen que su incapacidad para conducir les impide obtener muchos puestos de trabajo, obligándolas a depender de los chóferes, o los familiares varones, para llegar al trabajo o a la escuela.Otros dicen que la prohibición del manejo femenino tiene un impacto particular en las familias más pobres de Arabia, las cuales no pueden permitirse el lujo de contratar a conductores. Debido a ello, algunos consideran que la prohibición de conducir no es sólo un asunto de derechos de las mujeres, sino también un factor que frena el desarrollo económico del país.Los comentarios de la princesa al-Faisal son particularmente interesantes porque muestran que, mientras que Arabia Saudita a menudo se presenta como un frente unido frente al mundo exterior, existen diferentes opiniones e incluso un intenso debate en privado.

La Princesa Lolowah al-Faisal bin Abdul Aziz Al Saud es hija del rey Faisal con su cuarta esposa, Effat Al-Thunayan, y hermana de dos destacados miembros del actual gobierno, el Canciller Saud Al-Faisal y el Príncipe Turki Al-Faisal, embajador saliente de Arabia Saudita a los Estados Unidos. Al igual que otros hijos de Faisal, fue educada en el extranjero, y asistió a la escuela secundaria en Lausana, Suiza. Se casó con uno de sus primos, el Príncipe Saud bin Abdul-Mohsen Al Saud pero se divorció después de diez años. Tuvo tres hijos de ese primer matrimonio.La Princesa Lolowah ha dedicado su vida a mejorar la asistencia de las mujeres en Arabia Saudí, especialmente en el campo de la educación. Ella ha sido miembro de la Sociedad Filantrópica Al-Nahdah de Mujeres en Riad desde 1970. De 1990 a 1999, ayudó a su madre, la Reina Effat, en la supervisión de la Escuela Dar Al-Hanan en Jeddah, la primera escuela secundaria privada para mujeres en Arabia Saudita. Junto con su madre y sus hermanos, ayudó a fundar el Effat College (ahora Universidad Effat) en 1999. Además, ha participado en todas las fases de la fundación de la universidad, desde la recaudación de fondos, el desarrollo del currículo, la supervisión de la construcción para la contratación de profesores y el personal. Actualmente se desempeña como Vicepresidente de la Junta de Fundadores y la Junta de Síndicos de la universidad y Supervisor General. Se dejó fotografiar por los medios de comunicación occidentales por primera vez en 2005.Además de abogar por más derechos para las mujeres sauditas, también trabaja para luchar contra conceptos erróneos sobre las mujeres en Arabia Saudita que existen en Occidente. Ella insiste en que las mujeres musulmanas tengan iguales derechos, pero no necesariamente los mismos derechos que los hombres.

La princesa, de 60 años de edad, es el miembro femenino más públicamente visible de la familia real y una de las mujeres sauditas de más alto perfil. Ha representado a Arabia Saudita en diversos foros internacionales. Se desempeñó como miembro de la Comisión de Comercio Internacional de las Cámaras sauditas de Comercio e Industrias; encabezó una delegación de empresarias sauditas a Hong Kong en 2006 y ha participado en misiones comerciales sauditas en el extranjero, acompañando a altos miembros de la familia real en los viajes diplomáticos.Lolowah ha dado muchos discursos en todo el mundo sobre el avance de las mujeres musulmanas y el diálogo interreligioso. Es miembro de la agenda de la cumbre del Foro Económico Mundial y ha participado en varias sesiones del foro. Durante la reunión del 2008 en Davos, presentó la sesión de trabajo "¿Qué Clase de Educación para Qué Clase de Mundo?", con un discurso centrado en la filosofía de la educación. Fue la oradora principal en la Conferencia del Instituto de Oriente Medio de Londres en la capital británica en 2003. En Arabia Saudita, la Princesa Lowolah es miembro de la junta de la Fundación del Rey Faisal. y dirige un prominente colegio de mujeres sauditas. Pero es raro que empezara a presionar públicamente para poner fin a la prohibición de conducir.

Su padre, el rey Faisal, quien gobernó de 1964 a 1975, tenía reputación de ser más progresista en temas sociales que sus sucesores. Instituyó por primera vez la educación de las niñas sauditas, por ejemplo, en la década de 1960 y algunos se han preguntado si podría haber impulsado más reformas en aquel conservador y religioso reino si hubiera vivido más tiempo. Fue asesinado en 1975 por un miembro descontento de la familia real, su sobrino Faisal bin Musaid.

Cuando el actual monarca, el rey Abdullah, asumió el trono en 2005, las expectativas eran altas sobre la posibilidad que él con decisión y rapidez llevaría al país hacia una mayor apertura. De hecho, durante algún tiempo, Arabia Saudita ha dado pasos pequeños pero notables hacia la reforma, tales como casos donde a mujeres periodistas sauditas les fue permitido entrevistar a hombres. Pero el ritmo de la reforma se ha reducido, en parte debido a las diferencias reportadas dentro de la familia real sobre el ritmo y la dirección del cambio y en parte por la resistencia de los conservadores religiosos que temen que la reforma vaya a diluir su fuerte influencia.

El tema de las mujeres conductoras ha estado en su mayoría inactivo en el debate público de Arabia Saudita en los últimos años. Estalló después de la Guerra del Golfo en 1991, cuando un grupo de prominentes mujeres saudíes organizaron una protesta circulando al volante de sus propios vehículos por la capital, Riad. Sin embargo, el gobierno tomó medidas duras, confiscando muchos de los pasaportes de las mujeres y por lo tanto impidiéndoles salir del país durante meses.El debate en ocasiones ha estallado en los periódicos desde entonces, pero nunca de manera tan extensa como en 1991. Muchas mujeres sauditas ven en privado la prohibición como la principal barrera para el progreso. Los conservadores, no obstante, son vocales en el impulso de mantener la prohibición - diciendo que, permitirle a las mujeres conducir, inevitablemente las llevaría a la corrupción moral, al obligarlos a interactuar con hombres que no son parientes en lugares como las estaciones de servicio. Otros países del Golfo, incluyendo Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos, permiten a las mujeres conducir.

Princesas árabes, las grandes compradoras de alta costura

“Tome una colección de cualquiera de los diseñadores europeos (no importa si es francés o italiano) y separe sus diversos componentes. Seguramente encontrará dos o tres vestidos para la galería; ya sabe, modelos horribles destinados a los periódicos, que los publican al día siguiente de la presentación. Luego aparece el núcleo comercial de la colección; y finalmente se observan unos elementos llamativos que se incluyen en la segunda mitad del desfile, por lo general entre los trajes de cóctel y de noche, cuya principal característica es que parecen desvaríos del diseñador. Piezas muy llamativas, con demasiados abalorios, vulgares. Uno se pregunta en qué debía de estar pensando Scherrer, o Per Spook, o Cardin cuando los estaba haciendo. Y luego te olvidas de aquellos vestidos, porque ves otros que sí te gustan. Y al final te das cuenta que no pretendían que aquellas llamativas prendas te gustaran, no habían sido diseñadas para ti. Nunca aparecerán en un lugar donde puedas volver a verlas, porque han sido destinadas al mercado árabe.”

Las palabras de este comprador auxiliar de Bonwitt Teller dan a entender que, además de las veinticinco variantes formadas por New York, París, Milán, Londres y Tokio, el Golfo constituye un destino igualmente significativo para las prendas de diseñador. Nueve ciudades de Oriente Medio mantienen suficiente tráfico con el oeste como para constituir la sexta terminal de la moda: Riyadh, Jeddah, Kuwait, Amman, Dubai, Shahjah, Ajman (de los Emiratos Árabes Unidos), Bahrain y Abu Dhabi. En términos de volumen de exportación, el Golfo es un mercado más restringido que, por ejemplo, Tokio, pero esto se debe a los especiales hábitos de compra de las mujeres árabes ricas. Son más móviles que sus homónimas de las capitales básicas de la moda: viajan más, poseen propiedades en el extranjero (o en última instancia pueden recurrir a sus primas que se hallan en Occidente) y una gran parte de su gasto se efectúa fuera del Golfo.A partir de fines de los ‘70, el gusto islámico alcanzó la alta costura occidental y luego, de la forma más sorprendente, la modificó y afectó en cierto sentido. “Yo estaba en Valentino cuando compraron casi toda una boutique para una boda. Ciento cincuenta pares de zapatos. Compraban sin cesar, de la misma forma que usted podría adquirir semillas para el jardín –explica André Leon Talley de House and Garden-. Me llevaron a una habitación y todo estaba repleto de ropas para enviar a Kuwait. Las estaban embalando. Había montañas de papel de seda. Valentino y Scherrer acapararon el mercado árabe durante ocho o nuevee años. Scherrer vestía a toda la realeza kuwaití y su corte.” “En Scherrer vendían trajes de novia por cien mil dólares –cuenta el diseñador británico Alistair Blair-. En realidad, aquel precio nunca se especificaba por escrito, pero pude averiguarlo por medio de las casas de bordados. Cuando empecé a trabajar en Dior y Givenchy, el Oriente Medio era el cliente más importante y gran parte de los diseños estaban destinados a aquel mercado.”

Cabría imaginar, en este avanzado estadio del siglo XV islámico, que los petroriyales deberían implicar el mismo prestigio que los petrodólares norteamericanos, pero no es así en la realidad. Los modistas franceses explican que los árabes exigen discreción, pero eso es sólo una verdad a medias. Valentino, en Roma, en raras ocasiones menciona a sus clientes árabes, aunque reconoce la importancia de las ventas a la OPEP. Una cliente norteamericana opina: “se trata de una mezcla clásica de esnobismo francés y de xenofobia. Pero la verdad es que cuando acudo a las salas de exhibiciones, las encuentro llenas de princesas sauditas que, además, ofrecen un aspecto muy chic, con sus guardaespaldas que las aguardan en la acera”.“Hace dos o tres temporadas –dice Suzy Menkes, directora de modas del International Herald Tribune-, estaba yo sentada junto a Bernardine Morris en Saint Laurent y, delante, estaba la habitual hilera de Rothschild. Luego vimos a dos mujeres que se cubrían el rostro hasta los ojos con los programas. La habitación estaba muy caldeada y al principio creímos que se estaban abanicando. Pero después comprendimos que eran princesas sauditas que utilizaban los programas a modo de yashmaks. Aquélla fue la primera ocasión en que vi sauditas en un desfile para la prensa. Por lo general, acuden a los desfiles para los clientes privados o se ofrecen desfiles especiales para ellas”.

El dinero árabe llegó a la alta costura a mediados de la década de los ’70. Las primeras clientes en llegar a París fueron las kuwaitíes, centradas en Nina Ricci y Jean-Louis Scherrer; les siguieron las procedentes de Emiratos Arabes Unidos, en especial Dubai y Shajah, y luego de Bahrain. Finalmente, en los ’80, las sauditas se convirtieron en una seria perspectiva. Y las casas de alta costura se convirtieron en depredadores.Llamar a las puertas del desierto se convirtió en el eufemismo para referirse a la obtención de pedidos en el Golfo. Fueron días vertiginosos en los que era aún demasiado pronto para estimar el tamaño potencial del mercado árabe. Los modistas enviaban agentes al Golfo para conseguir clientes. La mayoría regresaron, frustados y confusos después de haber gastado seis inútiles semanas en la cafetería del Kuwait Hilton mientras las escurridizas clientas esquiaban en Saint Moritz. A principios de los ’80 la mayoría de árabes que deseaban vestir haute couture habían elegido ya sus talleres y el mercado había demostrado ser inconstante e impulsivo –con mujeres que compraban masivamente durante algunas temporadas y luego dejaban de hacerlo durante otras- en lugar de constituir una corriente regular como ocurre con los encargos procedentes de Norteamérica.

Erik Mortensen, modista de la Casa Balmain, contaba que “una vez recibimos el encargo de un vestido de novia de cuatrocientos cincuenta mil francos (cuarenta y cinco mil libras). Pero hemos hecho otros más caros, por encima de los seiscientos mil francos. Además, están las damas de honor de la novia. Éstas pueden tener de diez a doce años y sus vestidos cuestan etnre ciento veinticinco mil y ciento setenta y cinco mil francos, dependiendo de la cantidad de bordados que lleven y de si están ribeteados o no de armiño blanco. Sí, árabes. Y es lo que yo pregunto, ¿por qué en Francia despreciamos esos petrodólares? Deberíamos dar gracias por recibirlos. Porque si no tuviésemos esos clientes, todas las grandes casas deberían reducir el tamaño de los talleres y el número de plantilla a una cuarta parte…”“Por supuesto, tenemos a todas esas princesas árabes. Incluso vestimos a sus hijas que sólo tienen tres años. Les hacemos los mismos vestidos que a sus madres. Un día le mostré un ejemplo a Liliane de Rothschild, porque pienso que es divertido. Al principio se mostró horrorizada… Pero es tan inteligente y perspicaz que luego me dijo: ‘sabe, esto es exactamente igual que en la corte de España, en la época de Velázquez, cuando las niñas pequeñas lucían vestidos bordados con perlas, idénticos a los de sus madres”.

Concentrado en apenas quince años de compras internacionales, el gusto islámico tiene dos niveles distintos de conocimiento de la moda occidental. Las más ricas sauditas y kuwaitíes –que pasan menos de tres meses al año en sus hogares en el Golfo- están hoy ya tan completamente aclimatadas a las marcas de los diseñadores, que su instinto ostentoso se ha suavizado. Se trata de un grupo bastante reducido que se arracima en torno a Ralph Lauren o los más avasalladores diseñadores italianos, como Armani o Prada. El segundo tipo es que de las ricas esposas de los importadores y exportadores, o de los contratistas de los nuevos puertos del Golfo. Son sobre todo ellas, como clientes, las que han conseguido que los talleres de París se transformaran por el progresivo aumento del poder islámico. “Ellas compran las cosas tal como las han visto en los desfiles –dice André Leon Talley-. Una mujer culta no compra la alta costura tal como aparece, cambia el color o los zapatos. Pero esas mujeres árabes acuden a Valentino, señalan lo que les gusta y ordenan que se los manden.”

Hay dos explicaciones para esa rigidez en el gusto. Una es la ignorancia de la perspectiva de la moda occidental, la otra reside en las singulares ocasiones en que se ponen los modelos. Las mujeres árabes, especialmente las sauditas, se visten sobre todo para impresionarse entre ellas. Dado que se considera inmoral llevar un vestido sin espalda de Nina Ricci en presencia de un hombre que no sea su marido, el uso de los modelos está restringida. Las mujeres sauditas conscientes no visten estos trajes en almuerzos de trabajo, sino en tés con video. Estas reuniones tienen lugar entre el mediodía y las cuatro de la tarde, cuando varias docenas de esposas se congregan en las dependencias femeninas de algún jeque para comer dátiles y kulwushkur, piñones acaramelados y pastelillos de anacardo. Luego, vuelven a contemplar algún video, elemento importante en el éxito de los diseñadores, que cuentan con instrucciones en árabe sobre cómo efectuar los encargos por teléfono. El ayudante de un modista describe una de esas llamadas.“A veces recibimos encargos –dice- de seis o más mujeres al mismo tiempo. Se ponen al teléfono una tras otra, en la misma casa, bromeando y riendo como escolares y divirtiéndose de lo lindo. Las sauditas se muestran siempre muy amables, pero siento cierta lástima por ellas. Es un poco triste, pienso, poseer vestidos tan bonitos y no tener oportunidad de llevarlos. Pero no nos quejamos, se trata de un factor beneficioso para la costura.”

Al igual que los occidentales que llegan a una ciudad extranjera y se dirigen directamente al hotel de una cadena norteamericana para conseguir un cierto orden dentro del caos, las clientes árabes son leales a los diseñadores que conocen. Los nuevos nombres de la moda, por lo general, no han tenido suerte al intentar abrirse camino en Oriente Medio. El esnobismo respecto a las marcas es muy fuerte. A las mujeres árabes les importa la calidad. “Ciertamente, tienen que demostrar su poder adquisitivo mediante la minuciosidad del trabajo –observa el modista inglés Bruce Oldfield-. Están muy enteradas de las hechuras en las distintas capitales de la moda. Han mirado por todas partes y han visto lo mejor –no en términos de diseño, sino de calidad- y desean esa calidad y esa riqueza.”En general resulta muy difícil señalar quién es la mujer árabe mejor vestida, ya que una gran parte de sus compras se efectúan colectivamente: madres que compran para sus hijas o primas que adquieren dos docenas de modelos en su última tarde en París para regalar a la familia en Shajah. De todas maneras, aproximadamente una docena de nombres aparecen una temporada tras otra en las prendas que están a la espera de embarcarse desde París: Al Nuaimi, la familia que gobierna Ajman; Al-Bahr y Al-Marzuoq, familias de comerciantes kuwaitíes; Al-Shaikh, la familia del ministro de Justicia de Arabia Saudita; Abdul Aziz, la familia del rey Abdullah y el puñado de primeras damas quienes, dotadas de una elegancia innata, se caracterizan por su gusto al escoger prendas sobrias e impecables que conjuntan con los complementos más actuales. Son Noor y Rania de Jordania, Salma de Marruecos y Mozah de Qatar –y últimamente la Princesa Ameerah Al-Taweel, esposa del Príncipe Al-Waleed bin Talal, sobrino del rey de Arabia Saudita- que encabezan actualmente la lista de las mujeres más elegantes y con más estilo del mundo árabe, relegando a estrellas de Hollywood de la talla de Nicole Kidman.

Ameerah y Al-Waleed de Arabia Saudita en la boda de los Duques de Cambridge

* con fragmentos extraídos de The Fashion Conspiracy, de Nicholas Coleridge

Romance: la realeza saudita y la Costa del Sol

Una vez por año, los miembros de la realeza árabe se dan el gusto de escapar de las siempre densas arenas del desierto y entregarse a los placeres del verano español. La llegada de los miembros de la dinastía reinante de Arabia Saudita, los Saud, revoluciona los principales atractivos turísticos del Mediterráneo. Lugares como Marbella, Palma de Mallorca y las Islas Canarias se friegan las manos cada vez que los enormes Airbus de la familia real de Arabia Saudita recalan en sus aeropuertos. La llegada de estos exóticos visitantes supone miles de millones para comercios de moda, joyerías, hoteles, restaurantes, clubes nocturnos y spas. La ciudad de Marbella -uno de los principales atractivos turísticos de España- se da el lujo de ser la ciudad que mayor número de famosos reúne por metro cuadrado cada verano.

El futuro del gusto árabe por las ropas occidentales es más una cuestión de política y religión que de dinero. Ya ahora, según informan algunos modistas, se discierne un nuevo conservadurismo. El fundamentalismo islámico influye en el gusto por vestidos más recatados, menos cargados de adorno. Las propias primeras damas en cada una de sus apariciones en público acaparan todas las miradas por su porte y su buen gusto en el vestir. Les vuelve locas el lujo occidental y suelen combinar sus exquisitas prendas tradicionales con los diseños más vanguardistas de los diseñadores internacionales. Por lo general, no suelen acudir a los desfiles, sino que reciben en sus residencias al equipo de estilistas de las grandes firmas. Apuestan por el pret-a-pôrter de lujo como Fendi, Prada o Gucci para sus modelos de día y Elie Saab, Ungaro, Dior, Chanel, Yves Saint Laurent, Balmain o Versace para sus trajes de noche. Suelen completar su atuendo con zapatos y bolsos de primeras firmas como Manolo Blahnik o Prada. Otra de sus grandes pasiones son las joyas, pero huyen de la ostentación, saben que su labor social y humana es muy importante y no arriesgan su imagen haciendo alarde de un lujo ostentoso ni vulgar.

La boda en 2011 de la princesa Sarah bin Fahd Bin Salman, nieta del príncipe Salman bin Abdul Aziz (hermano del Rey Abdullah), con el príncipe Talal bin Abdulaziz bin Bandar movilizó a lo más encumbrado de los dinastas sauditas en la residencia veraniega que los monarcas poseen en Marbella e inicialmente reuniría a 1.500 invitados, entre ellos 400 princesas. La mayoría reservó cientos de habitaciones en los hoteles más lujosos de la localidad -como Villa Padierna, Puente Romano, Marbella Club-, o alquiló impresionantes residencias privadas, por las que llegaron a pagar hasta 200.000 euros al mes. Al final, la fiesta en el imponente palacio El Rocío, réplica de la Casa Blanca que domina una loma en las cercanías de Puerto Banús, se desinfló por el fallecimiento de un familiar y la prevista avalancha de invitados se contuvo en un selecto listado de íntimos: 300 personas que disfrutaron de una velada al más puro estilo de las 'Mil y una noches', cuadro flamenco incluido.La nieta del príncipe Salman había llegado a fines de junio con un importante séquito para celebrar su despedida de soltera en el palacio de Al-Nahda, la primera de una serie de celebraciones que duró 10 días y a las que solo asistieron mujeres. Para la decoración del impresionante banquete gastaron los organizadores más de 50.000 euros en jardinería, decoración, alta gastronomía y pastelería árabe. Era tal vez una de las primeras fiestas de la tradición de “Las Mil y una Noches” que tomaban cuerpo en pleno siglo XXI. Y, aunque es cierto que la verdadera dimensión del evento quedó reducida a la intimidad tras las murallas del palacio, todo el mundo especulaba sobre el lujo del interior. Aunque el cuerpo especializado de la Policía Nacional duplicó su dispositivo para asegurar la protección de las princesas árabes, blindando el acceso a “Al-Riyad”, el palacio del Príncipe Salman que colinda con el del desparecido Rey Fahd.

Con esta puesta en escena, muchos recordaron la época dorada de Marbella, cuando llegaba el rey Fahd y marcaba el comienzo del verano. Su “sobrina-nieta” relanzaba la tradición con esta fiesta, recordando tiempos de bonanza económica en una localidad castigada en los últimos años por el urbanismo desaforado y la corrupción política.Cuatro décadas de romanceLa guerra del Líbano puso a Marbella en el mapa turístico árabe. En el año 1973, sobrevolando la zona en el DC-9 de Adnan Kashoggi -empresario y vendedor de armas-, el Príncipe Fahd, entonces Ministro del Interior , descubrió el lugar perfecto para las vacaciones de la familia real. A sólo diez kilómetros de Marruecos, a través del Mediterráneo, en el extremo sur de España, la localidad de Marbella no es exactamente un territorio extranjero. A lo largo de los siglos, ha atraído a los invasores, desde los fenicios a los visigodos, pasando por los romanos, los griegos y, hasta finales del siglo XV, los árabes. La parte antigua de la población está rodeada aún por una muralla árabe, una reliquia de la ocupación de España por los moros desde el siglo VIII hasta su conquista final por los Reyes Católicos. Poco después de enviar a Cristóbal Colón en busca de una nueva ruta hacia las Indias, la reina Isabel visitó aquel enclave de

la Costa del Sol y en la historia quedó constancia de cuánto le gustó aquel mar.

Protegida de los vientos invernales por los 2.000 metros de altura de Sierra Blanca, Marbella tiene un clima subtropical y un escenario espectacular. Con formas que recuerdan la costa sur de California, las montañas, a veces perdidas entre una neblina color púrpura, se levantan directamente sobre las blancas playas, bañadas por olas de color plata, turquesa y azul intenso, que llegan desde el norte de Africa. Atraídos tanto por su situación aislada como por el glamoroso y moderno Marbella Club –o por Regine’s, la discoteca del hotel Puente Romano-, los miembros de la aristocracia y de la realeza hicieron de Marbella su paraíso.Huyendo del conflicto armado y de las altas temperaturas del Golfo Pérsico, el príncipe Fahd decidió pasar sus vacaciones en la Costa del Sol. Reservó tres plantas enteras del hotel Incosol y el flechazo con la ciudad fue inmediato. Desde el cielo estrellado hasta el perfume de los jazmines y buganvillas y las aguas azules le conquistaron y se hizo un huésped fijo de Marbella. En 1981, convertido ya en Príncipe Heredero, se construyó un reluciente palacio de mármol blanco asomado al Mediterráneo y acunado por palmeras y buganvillas (más lejos, en el camino a la antigua villa de Ronda, Kashoggi se había comprado una amplia villa con 2.000 hectáreas de terreno).

La residencia principal es una impresionante réplica de la Casa Blanca norteamericana, aunque el palacio es sólo una parte de un vasto complejo conocido como el Al-Nahda, que cubre una extensión de 80.000 hectáreas. El complejo incluye una clínica privada, una mezquita, un centro deportivo y varios palacios y casonas rodeadas de jardines espectaculares. Es imposible asignar un valor a la propiedad, pero muchos dirían que costaría millones sólo por la extensión de tierra. Ya rey, Fahd se involucró tanto en la ciudad, que incluso construyó viviendas sociales y donó un millón de dólares al hospital Costa del Sol.Las autoridades marbellíes estiman que durante un año el rey Fahd (fallecido en 2005) generaba ingresos por unos 90 millones de euros para la ciudad. Su séquito de 3.000 personas no escatimaba en lujosos caprichos como moverse en un centenar de Mercedes último modelo o gastar más de 6 millones de euros diarios en las exclusivas tiendas de los apenas 800 metros que conforman la calle principal de Puerto Banús, donde se aglutinan las mismas firmas que en los siete kilómetros de la Quinta Avenida neoyorquina. A todo ello hay que añadir la cantidad enorme de puestos de trabajo que se crean para atender todas las necesidades del palacio marbellí, una imitación de la Casa Blanca. La última visita del rey Fahd -en 2002- demandó una serie de reformas edilicias que costaron 108 millones de euros y en las que trabajaron un millar de obreros de 16 nacionalidades. Con sus desmedidos palacios, sus Boeings y sus yates con la envergadura de transatlánticos, no es de extrañar que el difunto rey se tomara vacaciones tan extraordinarias. Llegaba en su jet privado con una comitiva de 400 personas (familiares, secretarios, sirvientes, mayordomos, cocineros), 200 toneladas de valijas y baúles y 17 limusinas. La ciudad a orillas del Mediterráneo se revolucionaba cuando se rumoreaba que “el Rey Midas” iba a llegar.

Nuevas generacionesDesde entonces el intenso trasiego de royals provenientes de Arabia Saudita, Qatar, Kuwait y Abu Dhabi no ha cesado. Muchos séquitos no pasan desapercibidos en la zona de la Milla de Oro o en el centro comercial La Cañada. Su gerente, Javier Moreno, recuerda perfectamente cómo en más de una ocasión se ha cerrado a pleno día alguna tienda para que sus compras fuesen lo más relajadas posibles. «No son un mito esos cierres, pero hace bastante años que ya no se producen. Aun así, los árabes siguen comprando y gastando bastante más que otros turistas». Sin duda alguna, los grandes beneficiados son los establecimientos de lujo de Puerto Banús. Joyeros como Gómez y Molina, uno de los proveedores más veteranos de la realeza saudí, lucen las mejores piezas de su firma para cautivar a su real clientela. «Llevamos más de treinta años de relación», dijo. Sobre sus gustos, poco que objetar. «Son gente conocedora de la moda y de las últimas tendencias, no se les puede encasillar en un producto concreto».El estereotipo de petrodólares derrochadores ha pasado a mejor vida en la Costa del Sol. «Ya no van tirando el dinero, aunque siguen encabezando el ranking de los que más gastan, con permiso de los rusos», desvela Santiago Domínguez, decano de los restaurateurs de Marbella. Todas las noches hay preparadas cuatro o cinco mesas para árabes que se dejan entre 50 y 200 euros por persona «y piden justo lo que necesitan; nada de excesos». Las propinas también han bajado considerablemente.

«Las nuevas generaciones son distintas. Son muy comedidas en sus compras, no derrochan, buscan calidad y saben perfectamente cuáles son los precios», comenta el empresario Miguel Gómez, al frente de la joyería Gómez y Molina. En su céntrico establecimiento una de las últimas en echarle un vistazo a sus lujosas vitrinas fuese precisamente la nieta recién casada del príncipe Salman, quien invirtió 6.000 euros en un conjunto de perlas para regalar a su niñera. Pese a que la elección le llevó su tiempo, el resto de clientes no reparó en su presencia, aunque justo ese día buena parte de la ciudad hablaba de ella... y de su fiesta. Y es que cada vez se están occidentalizando más en sus costumbres y vestuario. Incluida la realeza, cuyos miembros más jóvenes estudian en las mejores universidades europeas y americanas. La princesa Sarah se fue de compras acompañada solo por una amiga, nada de séquito real, con su melena al viento y un vestido blanco estilo ibicenco de falda larga y mangas cortas para no enseñar ni hombros ni piernas. No dejó de mirar su Blackberry, como cualquier otra joven de poco más de 20 años.La mayoría de las casas árabes más importantes cuentan con suministradores privilegiados en Marbella, aunque su discreción hace que se sepa poco de sus nombres, cargos y fortunas. Las floristerías y servicios de catering apenas cuentan que a los les encanta decorar sus casas con flores naturales y que se pueden dejar hasta 3.000 euros a la semana con especial predilección por los tonos violetas. Sin olvidar su pasión por los pasteles de cualquier sabor de los que encargan varios kilos a diario.

La última celebridad árabe en hacerse fan de los veraneos de la Milla de Oro ha sido Abdullah Al-Thani, más conocido popularmente como 'el jeque dueño del Málaga'. Miembro destacado de la familia real de Qatar, disfruta de su correspondiente gigantesca villa e impulsa el proyecto de ampliación del Puerto de la Bajadilla, una versión aun más lujosa de Puerto Banús, donde podrán amarrar yates de hasta 125 metros de eslora. La isla de Palma de Mallorca fue también “Meca” de obligada visita para los reyes y príncipes sauditas. Cuando el rey Saud se instaló en su hotelSon Vida, en 1965, regaló 100.000 pesetas a cada jugador del equipo de fútbol mallorquino, en reconocimiento de su deportividad. Su hermano, el rey Faisal (asesinado por un sobrino en 1975) llegó a Palma en 1967 y ocupó, con su séquito, la cifra récord de 26 habitaciones en el mismo hotel. El actual rey, Abdullah prefiere descansar en su residencia a orillas del Mar Rojo, en Arabia, dedicado a la vida campestre y al adiestramiento de halcones.Principales títulos árabes

Custodio de las Dos Mezquitas Sagradas

Este término histórico (en árabe: خادم الحرمين الشريفين‎ khādim al-ḥaramain al-šarīfain), también traducido como Servidor, Custodio o Guardián de los Santos Lugares, fue un título pío tomado por los Ayubíes de Siria, los Sultanes Mamelucos de Egipto y los Sultanes Otomanos, que hace referencia al hecho de que bajo su jurisdicción se hallan las dos principales ciudades santas del Islam: La Meca y Medina. Ha sido revivido por los modernos reyes sauditas en su rol como protectores de las dos mezquitas, Al-Masjid al-Haram en La Meca y Al-Masjid al-Nabawi en Medina.

La Kaaba (Casa de Dios) en La MecaEl título tiene su origen en la anexión de la región del Hiyaz —donde se encuentran ambas ciudades— al incipiente reino de los saudíes en 1924. La conquista del Hiyaz, por entonces reino independiente, llevó aparejada la destitución y exilio de su gobernante, el Jerife de La Meca, una figura que desde los primeros siglos del Islam se encargaba de velar por la seguridad de ambas ciudades y la de los peregrinos que acudían a ellas. El título, que desde el siglo XVI había sido hereditario en la familia de los Hachemíes, llevaba aparejada una importante carga de prestigio entre los musulmanes; el último jerife, de hecho, había sido la cabeza de la Rebelión Árabe, y tras su exilio en Transjordania se había nombrado califa, en una iniciativa que no prosperó (su hijo no utilizó el título) pero que da una idea del prestigio que habían adquirido los Hachemíes a través de su vinculación centenaria con las ciudades santas. Exiliados los Hachemíes, los monarcas de la casa de Saud no podían reclamar para sí el título de jerifes de La Meca porque les faltaba precisamente la cualidad de jerifes, esto es, de descendientes de Mahoma que sí tienen los Hachemíes. De esta manera se extinguió el título.Décadas más tarde, en los años 80, en un intento de reeditar el prestigio de los antiguos jerifes de La Meca, asociaron a la dignidad de Rey de Arabia Saudita el título de Guardián de las Dos Mezquitas Sagradas, que ya había sido utilizado de manera descriptiva por los jerifes de La Meca.

El Rey FahdEl primer rey saudí en asumir el título fue Fahd bin Abdul Aziz en 1986. El rey Fahd substituyó el tratamiento de Su Majestad por el de Custodio de las Dos Sagradas Mezquitas, ya que según dijo, sólo Alá es Todo Mayestático. El actual rey, Abdullah bin Abdul Aziz, ha tomado el mismo título tras la muerte del rey Fahd en 2005. La importancia que los dirigentes sauditas conceden a este título se ha ido haciendo tan grande que a menudo se antepone y eclipsa al de Rey.El título, que suele traducirse de varias formas, significa literalmente "servidor de los dos nobles espacios sagrados". A pesar de la insistencia en el uso, los musulmanes no suelen reconocer a los monarcas sauditas una especial autoridad o prestigio de índole religiosa. Su influencia actual en el mundo islámico tiene que ver mucho más con las rentas del petróleo invertidas en la difusión del wahhabismo que con el hecho de utilizar el título.SultánSultán (del árabe سلطان sulṭān, y éste de سلطة sulṭa: «poder») es un título utilizado en algunos países islámicos equivalente al de rey o monarca (aunque no se traduce, ya que un rey propiamente dicho es en árabe un malik). Literalmente vendría a significar «el que ejerce el poder», y en su origen fue un modo de referirse a los jefes militares, generalmente turcos, que ejercían el poder de facto en territorios nominalmente gobernados por el califa. Más adelante se convirtió en título de ciertos gobernantes que reclamaban soberanía casi plena en términos prácticos (es decir, la falta de dependencia de cualquier gobernante superior), sin pretender el califato en conjunto, o ser usado para referirse a un gobernador poderoso de una provincia dentro del califato.

El Sultán de Tuggurt (Argelia, 1830)

El primero en llevar oficialmente el título fue Mahmud de Gazni, de la dinastía de los gaznauíes, gaznavíes o gaznávidas (998 - 1030), que gobernó desde la actual ciudad afgana de Gazni unos dominios que iban desde el Ganges a Mesopotamia. Después se convirtió en el título de los turcos selyuquíes y otomanos, así como de la dinastía de los Ayubíes —la de Saladino— y la de los mamelucos que gobernaron Egipto. También fueron sultanes los monarcas magrebíes: almorávides, almohades y otras dinastías, así como los reyes de taifas de Al-Ándalus. Marruecos fue un sultanato hasta 1955, momento en que el sultán Mohammed Ben Yúsef (Mohammed V) hizo difundir el término más moderno de Rey (malik).

En la actualidad el título lo llevan los monarcas de Omán y Brunei y de modo honorífico algunos gobernantes locales de Filipinas, Java o Malasia. La dinastía y los territorios gobernados por un sultán reciben el nombre de sultanato.

En el mundo árabe, que nos atañe en esta entrada, han existido los siguientes sultanatos:

§ En Argelia: Tuggurt

§ En Egipto y Siria: Ayubíes y Mamelucos

§ En el Yemen actual, 13 pequeños sultanatos de los antiguos protectorados británicos de Adén y de la Federación de Emiratos Árabes del Sur

§ En la Arabia Saudita actual, Nejd y Hiyaz

§ Omán (asumió el título formal de Sultán en 1861)

§ Zanzíbar (a partir de la dinastía omaní), desde 1964 en unión con Tanganika, parte de Tanzani.

§ Marruecos, hasta que Mohammed V cambió el título a malik en 1957, manteniendo el título subsidiario de Amir al-Mu’minin (Comendador de los Creyentes)

§ En Sudán: 5 sultanatos

§ En Chad: 3 sultanatos

Estandarte del Sultán de OmánJequeJeque (árabe: شيخ [shayj o sheyj], «anciano») es un título de origen árabe aplicado a líderes religiosos o políticos a nivel local. La palabra en árabe proviene de una raíz triliteral relacionada con la edad "ش-ي-خ", shīn-yā'-jā, significa literalmente "anciano". Posteriormente pasó a significar "líder", "anciano venerable" y "noble" sobre todo en Arabia, donde "jeque" se convirtió en un título tradicional de un líder tribal beduino en los últimos siglos. Debido a la expansión de la civilización árabe y del Islam el término se ha mundializado como una palabra religiosa o sencillamente honorífica en culturas musulmanas africanas y asiáticas.

El uso de la forma castellana jeque, derivada del árabe shayj o sheyj, plantea ciertos problemas porque su sentido es más restringido que el del término árabe. En efecto, el Diccionario de la RAE dice que un jeque es, «entre los musulmanes y otros pueblos orientales, superior o régulo que gobierna y manda un territorio o provincia, ya sea como soberano, ya como feudatario.» Popularmente, suele asociarse la palabra jeque a la imagen de los jefes beduinos o los potentados de la Península Arábiga.

El Presidente de los Emiratos Árabes Unidos, S.A. Sheikh Khalifa bin Zayed Al Nahyan, y el Vicepresidente, Primer Ministro y Gobernante de Dubai S.A. Sheikh Mohammed bin Rashid Al Maktoum asisten al banquete por la boda del Príncipe Heredero de Fujaira Sheikh Mohammed bin Hamad bin Mohammed Al Sharqi (2009)En términos generales, un shayj o sheyj (femenino shayja o sheyja) es una persona respetada a causa de su edad o sus conocimientos. En el Islam con frecuencia designa genéricamente a los hombres versados en religión (como alfaquíes, ulemas, muftis, etc.). En una cofradía sufí el shaijes el maestro espiritual. Los árabes cristianos también suelen usarlo del mismo modo.Shayj es también el jefe de una tribu beduina en la Península Arábiga, y fue utilizado como título oficial por los monarcas de Kuwait hasta que este estado ingresó en la Liga Árabe en 1961 y adoptó la denominación de emirato (siendo sus dirigentes entonces emires o príncipes).

En la zona del Golfo Pérsico se usa el tratamiento para referirse a personas prominentes, generalmente altos cargos políticos u hombres de negocios (en estos casos se suele usar en castellano la palabra «jeque»).

Emir

Emir (en árabe: أمير‎ ʾAmīr; femenino Emira, أميرة ʾAmīrah) significa “comandante”, “general” o “príncipe” y es un título de alto rango usado en el mundo islámico. Los emires son usualmente considerados jeques de alto linaje, pero en estados monárquicos el término es usado también para Príncipes, con “emirato” siendo análogo a “principado”.

El Emir de Bukhara (1911)Amir, significando “capitán” o “comandante”, es derivada de la ruta arábiga ‘-m-r, “comando”. Originalmente simplemente significaba “comandante” o “líder”, usualmente en referencia a un grupo de personas, luego pasó a ser usado como un título para gobernadores o gobernantes de pequeños estados y en árabe moderno es análogo a “príncipe”. La palabra pasó al inglés en 1593, a partir del francés émir. Es uno de los títulos o nombres del profeta Mohammed.Los monarcas de Qatar y Kuwait son actualmente titulados Emires. En Líbano, el emir gobernante formalmente usaba el tratamiento al-Amir al-Hakim. Los gobernantes tradicionales de las regiones musulmanas del norte de Nigeria son conocidos como Emires, mientras el soberano titular de su hoy desaparecido imperio es formalmente tratado como el Sultán de Sokoto, Amir-al-Mu’minin o Comandante de los Creyentes (o Sarkin Musulmi en el lenguaje Hausa).Los Califas usaban primero el título de Comandante de los Creyentes, haciendo hincapié en su liderazgo sobre todo el Islam, especialmente en la forma militar de jihad; tanto este dominio como el título han sido asumidos por varios gobernantes musulmanes, incluidos Sultanes y Emires. Los musulmanes chiítas siguen dando este título al Califa Ali como Amir-al-Mu’minin. El Califa abasí Ar-Radi creó el cargo de Amir al-Umara (“Emir de los Emires”) para su Wazir(ministro principal) Ibn Raik; el título fue usado en varias monarquías islámicas en el ámbito militar.

El Emir de Qatar. Hamad Bin Jalifa Al-Thani y su esposa Mozah Bint Nasser durante su visita a España (2011).La palabra Emir es también usada menos formalmente para líderes en contextos determinados. Por ejemplo, el líder de un grupo de peregrinos a La Meca es llamado Emir hadji un título a veces usado por príncipes gobernantes (como una marca de piedad musulmana), el cual es a veces otorgado en su nombre. El líder temporal del pueblo Yazidi, en Irak, es conocido como un Emir o Príncipe. En el antiguo Reino de Afganistán, Amir-i-Kabir era un título que significaba “gran príncipe” o “el más grande comandante”.MalikMalik (en árabe, ملك; variantes: malek, melik) es una palabra que significa "rey" en árabe, así como en otras lenguas orientales que la han tomado como préstamo, incluso con significados derivados. 'Al-Malik' (literalmente 'el Rey') es uno de los nombres de Alá. Básicamente el malik es el monarca que gobierna un reino (que se llama mamlaka); no obstante, el término también se usa de forma más amplia para designar a líderes de rango inferior, como en Sahib al-Mamlaka, o a jefes tribales (como en el idioma pashtu). La versión femenina de Malik es Malikah (en árabe: ملكة‎ o su equivalente en persa Malekeh), que significa “reina”.Reinos árabes gobernados actualmente por un malik:

§ Bahrein, anteriormente bajo un Hakim al-Bahrayn ("Gobernador de Bahrein"); desde 1971 un emirato; desde 2002: Malik al-Bahrayn (Rey de Bahrein).

§ Jordania, anteriormente Emirato de Transjordania.

§ Marruecos, anteriormente Sultanato.

§ Arabia Saudita. El 10 de junio de 1916 el Gran Jerife de La Meca asumió el título de Rey del Hiyaz (Hiyaz); desde el 29 de octubre de 1916 Rey de los Árabes y Comendador de los Creyentes; Reconocido desde el 6 de noviembre de 1916 por las potencias aliadas solamente como Rey del Hiyaz, Comendador de los Creyentes, Gran Jerife y Emir de La Meca; también asumió el título de Califa el 11 de marzo de 1924; desde el 3 de octubre de 1924: Rey del Hiyaz y Gran Jerife de La Meca; 22 de septiembre de 1932 Hiyaz y Nejdd se unen como Reino de Arabia Saudita: Malik al-Mamlaka al-`Arabiyya as-Sa`udiyya ("Rey del Reino de Arabia Saudí"); desde 1986 se añade al nombre: Khadim al-Haramayn ash-Sharifayn("Servidor —Protector— de los Dos Santos Lugares").

Otros reinos históricos gobernados por un malik fueron:

§ Egipto, antes jedivato y sultanato, desde el 16 de marzo de 1922 Malik Misr ("Rey de Egipto"); desde el 19 de octubre de 1951 Malik Misr wa's Sudan {"Rey de Egipto y del Sudán [Anglo-Egipcio]"); hasta la llegada de la república en 18 de junio de 1953.

§ Irak, desde el 23 de agosto de 1921 Malik al-`Iraq hasta el 2 de mayo de 1953.

§ Libia, sólo Idris I (1890 - 1983), Sayyid Muhammad Idris as-Sanusi, del 24 de diciembre de 1951 al 25 de abril de 1963: Malik al-Mamlaka al-Libiyya al-Muttahida ("Rey del Reino Unido de Libia"); luego hasta el 1 de septiembre de 1969: Malik al-Mamlaka al-Libiyya ("Rey del Reino de Libia").

§ La dinastía Nabhani desde 1154 en Omán, más tarde un imanato/sultanato.

§ Yemen, anteriormente un imanato, aproximadamente entre el 2 y el 27 de septiembre de 1962, y en disidencia hasta marzo de 1970: Imam al-Muslimin, Amir al-Mu'minin, Malik al-Mamlaka al-Mutawakkiliyya al-Yamaniyya ("Imán de los Musulmanes, Emir de los Creyentes, Rey del Reino Mutawakkilí Yemení").

El título de malik también se ha usado para otros cargos principescos y de menor rango, incluso en otros idiomas que han adoptado préstamos del árabe, principalmente, aunque no exclusivamente, en culturas musulmanas.

§ En Armenia, país de cultura cristiana, el título de melik era concedido a príncipes que gobernaban diversos principados del país, que eran denominados frecuentemente melikatos.

El Rey Mohammed VI recibió en Rabat al Rey de Bahrein Hamad bin Isa Al Khalifa (2011)

Faisal I, Rey de Iraq (1883-1935)SayyidSayyid (árabe: سيد, plural: sādah, que significa “señor”) es un título honorífico árabe que se da a los hombres que descienden del Profeta del Islam, Mahoma, a través de sus nietos Hasan ibn Ali y Husayn ibn Ali, hijos de su hija Fátima Zahra y de su primo y yerno Ali ibn Abi Talib.Anteriormente, el término sayyid se aplicó en exclusiva para los descendentes de Husayn ibn Ali, usándose para los descendentes de Hasan ibn Ali jerife o sharif. Desde la era Hachemí hasta hoy, los términos sayyid y jerife se usan indistintamente. En persa moderno, los sayyid son también llamados mir, palabra derivada del árabe "amir" (príncipe).A las hijas de sayyides se les da el título de Sayyida, Alawiya, Syarifa o Sharifa. Los hijos de una sayyida, pero de padre no sayyid no reciben el título de Sayyid, pero pueden reclamar descendencia materna y se los llama Mirza, forma abreviada de amirzade, en persa, “hijo de mir”.

En el misticismo islámico o sufismo, la mayor parte de los maestros más reputados, famosos, ilustrados, y espiritualmente poderosos, fueron sayyid. La palabra es literalmente el árabe de “maestro”, el más próximo equivalente español puede ser “señor” o “don.” En el mundo árabe mismo, la palabra es siempre usada como el substituto por “señor” como Sayyid Juan Pardo. La forma femenina Sayyida es próximamente el árabe de “señora”, “señorita”, o “doña”, como en Sayyida Soraya Esfandiary. El concepto parejo es expresado por la palabra “sidi” (contracción de la palabra “sayyidi”) en magrebí (dialecto marroquí del árabe).

La Reina Elizabeth nombrando caballero a Sayyid Abubakr bin Shaikh al-Kaff durante su visita a Adén en abril de 1954.Algunos musulmanes también usan la palabra sayyid por los descendentes de Abu Talib, tío de Mahoma, por sus otros hijos: Jafar, Abbas, Akil, y Talib. Los Alauíes usan seyyid (la versión turca) como un honorífico ante los nombres de sus santos. As-Sayyid es también usado como un título o una forma de tratamiento para denotar un príncipe o superior en el Sultanato de Omán.La variación de este título, de acuerdo a las áreas habladas, es la siguiente:· Sayyid, Sayyidi, Sayyed, Sayid, Sidi (Mundo Árabe)

· Shah Agha, Saab Pashto, Mir (Asia Central, Asia del Sur y Sudeste de Asia)

· Sharifah, Syarifah, Siti (Malasia, Singapur, y Brunei)

· Sayedna, Syedna, Sayednah (Nordoeste India, Sindh, Pakistán)

· Shah, Shah Ji, Pir, Pir Sahib (Pakistán)

· Mir, Mirza (Irán)

Otros términos honoríficos árabes incluyen sheikh y sharif. La línea de sayyides hasaníes que gobernó La Meca, Medina, e Irak y hoy gobiernan en Jordania (los hachemíes) recibieron el título ‘sharif’ (plural: ashraf). Sharif es reservado por descendientes de Hasan mientras que Sayyidpor descendientes de Husayn. Pero después de la era hachemí, “sayyid” y “sharif” son similares, por los descendientes de Hasan y Husayn. Los chiítas árabes usan la palabra “sayyid” y “habib” para denotar descendencia de ambos.

Su Alteza Sayyid Haitham bin Taimoor Al Said, Ministro de Herencia y Cultura de Omán.

Los Siete Sudairi

Siete Sudairi -también deletreado Sudairy o Sudayri- es el nombre comúnmente utilizado para una poderosa alianza de siete hermanos de pleno derecho y sus descendientes dentro de la familia real de Arabia Saudita. También se les conoce como los Al Fahd (en referencia al hermano mayor, el difunto Rey Fahd) o el Clan Sudairi (en árabe: عائلة السديري). Luego de la muerte del Rey Fahd, el grupo es llamado muchas veces Seis Sudairi.

La elevación de los Siete Sudairi al poder se remonta a la preferencia mostrada hacia ellos por el Rey Faisal. Como resultado, los hermanos fueron nombrados para una serie de puestos clave dentro del Reino. Fahd en última instancia se convirtió en Rey en 1982 y el siguiente en edad, Sultan, fue heredero aparente del trono desde 2005 hasta su muerte en 2011, siendo sucedido en esta posición por su hermano de sangre, Nayef. Con la muerte de Sultan en 2011, el grupo se redujo a cinco hermanos.Orígenes

En el siglo XX, Abdul-Aziz Ibn Saud expandió rápidamente su base de poder en el Nejd para establecer el Reino de Arabia Saudita en 1932 y se convirtió en su primer rey. Como parte de este proceso de expansión, se casó con mujeres de poderosos Nejdi y otras familias árabes para consolidar su control sobre todas las partes de su nuevo dominio. Se cree que se casó con un máximo de 22 mujeres como consecuencia de ello. Uno de estos matrimonios fue con la princesa Hassa bint Ahmad bin Muhammad Al Sudairi, miembro de la familia Al Sudairi, una de las más poderosas de Nejd.

Abdul-Aziz Ibn SaudEl matrimonio tuvo los siguientes hijos:· Fahd (1921-2005), 5º Rey de Arabia Saudita desde 1982 a 2005· Príncipe Sultan (1930? -2011), Ministro de Defensa desde 1962 hasta su muerte y Príncipe Heredero (2005-2011)· Príncipe Abdul-Rahman (nacido en 1931), ex Viceministro de Defensa, relevado de la posición en noviembre de 2011.· Príncipe Nayef (nacido en 1933), Ministro del Interior desde 1975, Primer Viceprimer ministro y Príncipe Heredero desde noviembre 2011.· Príncipe Turki (nacido en 1934)· Príncipe Salman (nacido en 1936), Gobernador de Riad (1962-2011) y Ministro de Defensa desde noviembre 2011· Príncipe Ahmed (nacido en 1940), Viceministro del Interior· Princesa Lulua· Princesa Latifa· Princesa Aljawhra

· Princesa Jawaher

Ibn Saud con sus hijos y nietos (1935)El número de hijos que Abdul-Aziz tuvo en total, con todas sus mujeres, es desconocido. Una fuente indica que tenía 37 hijos. La generación que sucedió a Abdul-Aziz estaba, por lo tanto, compuesta principalmente por medio-hermanos. Los "Siete Sudairi" -los siete hijos de Abdul-Aziz y la Princesa Hassa- eran el mayor bloque de hermanos de sangre y como consecuencia fueron capaces de ejercer un importante grado de influencia coordinada y poder.Robert Lacey , cuyo libro El Reino lista 43 hijos del rey Abdulaziz, dice que la Princesa Hassa se ​​casó en realidad con él dos veces y el primer matrimonio se había producido otro hijo, el Príncipe Saad (1914-1919), que otros atribuyen a la princesa Tarfah. Él enumera el Príncipe Sultan, como nacido en 1927 (otras fuentes dicen 1924 y 1928). Algunas referencias de prensa sobre el nombramiento del Príncipe Salman como Ministro de Defensa, en noviembre de 2011, dicen que nació en 1935.

El Rey Fahd

El Príncipe Sultan

El Príncipe Abdul-Rahman

El Príncipe Nayef

El Príncipe Turki

El Príncipe Salman

El Príncipe Ahmed

El Rey Abdullah, sucesor del Rey Fahd, es hijo de Ibn Saud con la Princesa Fahda bint Asi al-Shuraim.

Ascenso al poder

La elevación de los Siete Sudairi al poder se remonta a la ascensión del Rey Faisal y su temprano conflicto con el Rey Saud. Aunque no es un Sudairi en sí mismo, Faisal, en su lucha para derrocar a Saud, se basó en gran medida en los siete hermanos Sudairi. En 1962, como primer ministro y heredero aparente, Faisal designó a Fahd como Ministro del Interior, el Príncipe Sultán como Ministro de Defensa y el Príncipe Salman como gobernador de Riad. Todos eran puestos clave. Tras la ascensión de Faisal al trono después de la deposición de Saud en 1964, el Rey continuó a favor de la Siete Sudairi como sus aliados.

En 1975, tras la muerte de Faisal y la ascensión del Rey Khalid, Fahd se convirtió en príncipe heredero y el Príncipe Nayef sucedió a Fahd en el Ministerio del Interior. Cuando Fahd se convirtió en rey en 1982, hizo a su hijo, el Príncipe Muhammad, Gobernador de la Provincia Oriental, la principal región productora de petróleo.

El Príncipe Nayef, con su hermano, el Príncipe Sultan, en 2009. A la muerte de Sultan en 2011, Nayef pasó a convertirse en el heredero del Reino de Arabia Saudita.

Los Sudairis consolidaron su control de estos feudos mediante el nombramiento de sus hermanos e hijos a sus propios ministerios y otros puestos clave: Sultan nombró a uno de sus hermanos menores Sudairi -Príncipe Abdul-Rahman- y a uno de sus hijos como a sus ministros. Otro de los hijos de Sultan, el Príncipe Bandar, sirvió durante dos décadas como embajador saudí en Washington y luego jefe del Consejo de Seguridad Nacional Saudí. Su hijo, el Príncipe Khaled, segundo comandante con el General Norman Schwarzkopf en la Guerra del Golfo (1991), sucedió a Sultan en el Ministerio de Defensa. Nayef también nombró a un hermano menor Sudairi – Príncipe Ahmed - y uno de sus hijos - el Príncipe Muhammad - como sus representantes en el Ministerio del Interior.

El Príncipe Bandar bin Sultan, embajador de Arabia Saudita en Estados Unidos de 1983 a 2005La subida de los Sudairis al poder y su dominio sobre el gobierno aportó continuidad al sistema. También llevó a otros príncipes a alinearse en silencio en contra de ellos. La principal oposición a los Sudairis vino de Abdullah antes de su ascensión al trono. Cultivó aliados entre sus otros hermanos y con los hijos del rey Faisal. Tras la ascensión de Abdullah al trono, el rey creó en 2006 un nuevo consejo de familia, la Comisión de Lealtad, para determinar la futura sucesión. Los Sudairis llenan una quinta parte de los escaños del Consejo, que es visto como una dilución del poder Sudairi desde que su control general sobre el Estado es percibido como proporcionalmente mayor que esto. Con la muerte de Sultan, Nayef fue elegido el siguiente Príncipe Heredero.

El orden de sucesión al trono de Arabia está determinado por, y entre, la Casa de Saud. Ésta sigue la antigüedad agnaticia, pero un príncipe puede ser superado u otro elevado. Luego que el Príncipe Nayef fue nombrado heredero, los candidatos son sus hermanos menores Salman, Ahmed, Sattam y Mugrin. Hay al menos dos hermanos (Bandar y Musaid) mayores que el Rey Abdullah y varios otros (Mishaal, Abdul-Rahman, Mutaib, Talal, Badr y Nawwaf) mayores que Nayef. Pero han dado un paso al costado debido a razones de salud, consenso familiar o falta de voluntad para participar en el gobierno.

El Rey Abdullah con sus ministros en plena tarea

La Casa de Saud

La Casa de Saud (en árabe: آل سعود Āl Suʻūd), también llamada Al Saud, es la familia real gobernante de Arabia Saudita y una de las dinastías más ricas y poderosas del mundo. Se compone de los descendientes de Muhammad ibn Saud y sus hermanos, aunque la facción gobernante de la familia está principalmente dirigida por los descendientes de Abdulaziz ibn Abdul Rahman Al-Saud. La familia defiende la facción salafista del Islam y la unificación de Arabia.

El Estandarte Real del monarca sauditaEl miembro más influyente de la familia es el Rey de Arabia Saudita. La línea de sucesión al trono saudita no es padre-hijo, sino hermano-hermano entre los hijos de Rey Abdul-Aziz. Se estima que la familia estará integrada por 15.000 miembros y la mayoría del poder y la riqueza reside entre los aproximadamente 2.000 descendientes del Rey Abdul-Aziz.La Casa de Saud ha pasado a través de tres fases: el Primer Estado Saudita, el Segundo Estado Saudita y la moderna nación de Arabia Saudita. El Primer Estado Saudita marcó la expansión del Islam Salafista; el Segundo Estado Saudita fue marcado por continuas luchas internas; el Reino de Arabia Saudita ejerce considerable influencia en el Medio Oriente. La dinastía ha tenido confictos con el Imperio Otomano, el Jerife de la Meca y la familia Al Rashid de Ha’il.

Título

Casa de Saud es una traducción de Al Saud. Este último es un nombre árabe dinástico formado por la adición de la palabra Al, que significa "familia de" o "Casa de", al nombre personal de un antepasado. En el caso de Al Saud, este es el padre del fundador de la dinastía del siglo XVIII, Muhammad ibn Saud (Muhammad, hijo de Saud).

Hoy, el apellido "Al Saud" es llevado por todos los descendientes de Muhammad ibn Saud y sus tres hermanos Farhan, Thunayyan y Mishari. Otras ramas de la familia Al Saud se llaman ramas menores. Los miembros de las ramas menores ocupan altos e influyentes cargos en el gobierno a pesar de que no están en la línea de sucesión al trono saudita. Muchos miembros menores se casan entre los Al Saud para restablecer su linaje y siguen teniendo influencia en el gobierno.Hijos y nietos del Rey Abdul-Aziz son referidos con el tratamiento de "Su Alteza Real" (SAR), a diferencia de los miembros de la realeza que pertenecen a las ramas menores que son llamados "Su Alteza" (SA).HistoriaEl antepasado más antiguo registrado de los Al Saud fue Mani' ibn Rabiah Al-Muraydi. Se instaló en Diriyah en 1446 o 1447 con su clan, los Mrudah. Mani fue invitado por un pariente llamado Ibn Dir, quien era el gobernante de un conjunto de pueblos y fincas que componen hoy el moderno Riad. Del clan de Mani había estado en una estancia en el este de Arabia, cerca de al-Qatif , desde un punto desconocido en el tiempo. Ibn Dir entregó a Mani dos fincas llamadas al-Mulaybeed y Ghusayba. Mani y su familia se establecieron y renombraron la región "al-Diriyah", después de su benefactor Ibn Dir.

Mujer árabe en el fuerte Masmak, RiadLos Mrudah se convirtieron en gobernantes de al-Diriyah, que prosperaron a lo largo de las orillas del Wadi Hanifa y se convirtió en un importante asentamiento Najdi. Ya que el clan se hizo más grande, se produjeron luchas de poder, con una rama dejando la cercana Dhruma, mientras que otra rama (los "Al Watban") marchó a la ciudad de az-Zubayr en el sur de Irak. Los Al Migrin se convirtieron en la familia gobernante entre los Mrudah en Diriyah.Después de algunas dificultades a inicios del siglo XVIII, Muhammad ibn Saud, de los Al Migrin, se convirtió en el indiscutible Amir. En 1744, Muhammad tomó un clérigo religioso fugitivo llamado Muhammad Ibn Abdul-Wahhab desde la cercana al-Uyayna. Muhammad ibn Saud acordó proporcionar el apoyo político al proyecto de Ibn Abdul-Wahhab para reformar la práctica islámica práctica. Esto marcó el comienzo del Primer Estado Saudita.

Primer Estado Saudita

El Primer Estado Saudita fue fundado en 1744. Este período se caracterizó por la conquista de las zonas vecinas y por el celo religioso. En su apogeo, el primer estado saudita incluía la mayor parte del territorio de la actual Arabia Saudita y los ataques de los aliados de Al Saud y sus seguidores llegaron a Yemen, Omán, Siria e Irak. Los eruditos islámicos, en particular Muhammad ibn Abdul-Wahhab y sus descendientes, se cree que jugaron un papel importante en el gobierno saudita durante este período. Los sauditas y sus aliados se llamaban a sí mismos durante este período como Muwahhidun o Ahl al-Tawhid (los "monoteístas"), por lo que más tarde se les conoció como Wahabíes.

Un wahabí con un árabe azami (1848)El liderazgo de los Al Saud durante el tiempo de su primer estado pasó de padres a hijos sin ningún incidente. El primer imán, Muhammad ibn Saud, fue sucedido por su hijo mayor Abdul-Aziz en 1765. Éste fue asesinado en 1803 por un asesino, que algunos creen que han sido un chiíta buscando venganza sobre el saqueo de la ciudad santa chiíta de Karbala por los leales sauditas en 1802. Abdul-Aziz a su vez fue sucedido por su hijo, Saud, bajo cuyo gobierno el estado saudita alcanzó su mayor extensión. Saud murió en 1814, su hijo y sucesor Abdullah tuvo que lidiar con una invasión turco-egipcia buscando retomar el perdido territorio otomano y destruir el llamado a regresar al puro Islam. La fuerza principalmente egipcia logró derrotar a las fuerzas de Abdullah, tomando la capital saudita de Diriyyah en 1818. Abdullah fue tomado prisionero y pronto decapitado por los otomanos en Constantinopla, poniendo fin al Primer Estado Saudita. Los egipcios enviaron a muchos miembros del clan Al Saud y otros miembros de la nobleza local como prisioneros a Egipto y Constantinopla y procedieron a arrasar la capital saudita de Diriyyah.Segundo Estado sauditaPocos años después de la caída de Diriyyah en 1818, los sauditas fueron capaces de restablecer su autoridad en Najd, estableciendo lo que hoy es conocido como el Segundo Estado Saudita, con su capital en Riad.

En comparación con el Primer Estado Saudita, el segundo período saudita se caracterizó por la menor expansión territorial (nunca reconquistaron el Hijaz o ‘Asir, por ejemplo) y menos celo religioso, aunque los líderes saudias continuaban yendo por el título de imam y aún empleaban eruditos religiosos salafistas. El segundo estado también estuvo marcado por graves conflictos internos dentro de la familia Saud, que finalmente llevaron a la caída de la dinastía. En todas menos una instancia de sucesión se produjeron por asesinato o guerra civil, con la excepción del pasaje de autoridad de Faisal Ibn Turki a su hijo Abdullah ibn Faisal Ibn Turki.

El palacio Saad ibn Saud en DiriyahEl primer saudita que intentó recuperar el poder tras la caída de Dir'iyyah en 1818 fue Mishari ibn Saud, hermano del último gobernante en Dir'iyyah. Mishari pronto fue capturado por los egipcios y muerto. En 1824, Turki Ibn Abdallah , otro saudita que había logrado evitar su captura por los egipcios, fue capaz de expulsar a las fuerzas egipcias y sus aliados locales de Riad y sus alrededores. Turki, un nieto del primer imán saudí Muhammad ibn Saud, es generalmente considerado como el fundador de la segunda dinastía saudita y es también el antepasado de los reyes de la actual Arabia Saudí. Él hizo a Riad su capital y fue capaz de contratar los servicios de muchos familiares que habían escapado de su cautiverio en Egipto, incluyendo a su hijo Faisal.

Turki fue asesinado en 1834 por Mishari ibn Abdul-Rahman, un primo lejano. Mishari fue sitiado pronto en Riad y posteriormente asesinado por el hijo de Turki, Faisal, quien se convirtió en el gobernante más destacado del segundo reinado de los sauditas. Faisal, sin embargo, se enfrentó a una nueva invasión de Najd por los egipcios, cuatro años después. La población local no estaba dispuesta a resistir, y Faisal fue derrotado y llevado a Egipto como prisionero por segunda vez en 1838.

Los egipcios instalaron a Khalid Ibn Saud en Riad como gobernante y lo apoyaron con tropas egipcias. Khalid era el último hermano sobreviviente del último imán del Primer Estado Saudita y había pasado muchos años en la corte egipcia. En 1840, sin embargo, los conflictos externos obligaron a los egipcios a retirar su presencia en la Península Arábiga, dejando a Khalid con poco apoyo. Visto por la mayoría de los locales como nada más que un gobernador egipcio, Khalid fue derrocado poco después por Abdullah ibn Thuniyyan, de la rama colateral Al Thuniyyan. Faisal, sin embargo, había sido puesto en libertad ese mismo año, y, ayudado por los gobernantes Al Rashid de Ha’il, fue capaz de retomar Riad y volver a su gobierno. Faisal más tarde designó a su hijo Abdullah como Príncipe Heredero y se repartieron sus dominios entre sus tres hijos Abdullah, Saud y Muhammad.

Abdul-Rahman bin Faisal, último gobernante del Segundo Estado SauditaTras la muerte de Faisal en 1865, Abdullah asumió el gobierno en Riyad, que pronto fue desafiado por su hermano, Saud ibn Faisal. Los dos hermanos se enfrentaron en una larga guerra civil, en el que se negoció el gobierno de Riad en varias ocasiones. Anteriormente, un vasallo de los sauditas, Muhammad ibn Abdullah ibn Rashid de Ha’il aprovechó la oportunidad para intervenir en el conflicto y aumentar su propio poder. Poco a poco, Ibn Rashid extendió su autoridad sobre la mayor parte de Najd, incluida la capital saudí, Riad. Ibn Rashid finalmente expulsó al último líder saudí, Abdul-Rahman bin Faisal, de Najd después de la Batalla de Mulayda en 1891.Reino de Arabia SauditaDespués de su derrota en Mulayda, Abdul-Rahman ibn Faisal fue con su familia al exilio en el desierto del este de Arabia entre los beduinos Al Murra. Poco después, sin embargo, Abdul-Rahman se refugió en Kuwait como invitado del emir kuwaití, Mubarak Al Sabah. En 1902, el hijo de Abdul-Rahman, Abdul-Aziz, se dio a la tarea de restaurar el gobierno de Arabia Saudita en Riad. Apoyado por una docena de seguidores y acompañado por algunos de sus hermanos y familiares, Abdul-Aziz fue capaz de capturar el fuerte Masmak de Riad y matar al gobernador designado allí por Ibn Rashid. Luego fue proclamado inmediatamente gobernante de Riad. Como el nuevo líder de la Casa de Saud, Abdul-Aziz fue conocido a partir de ese momento simplemente como "Ibn Saud".

Ibn Saud pasó los siguientes tres décadas tratando de restablecer el imperio de su familia sobre la mayor parte de la Península Arábiga como fuera posible, empezando por su país natal, Najd. Sus principales rivales eran el clan Al Rashid en Ha’il, el Jerife de La Meca en el Hijaz y los turcos otomanos en al-Hasa. Ibn Saud también tuvo que lidiar, sin embargo, con los descendientes de su difunto tío Saud ibn Faisal (más tarde conocido como la rama "Saud al-Kabir" de la familia), quienes se consideraban herederos legítimos al trono. Aunque durante un tiempo reconocía la soberanía de los sultanes otomanos, e incluso tomando el título de pachá, Ibn Saud se alió con los británicos, en oposición a los otomanos respaldado por Al Rashid. Para el período comprendido entre 1915 y 1927, los dominios de Ibn Saud eran un protectorado de la Imperio Británico, de conformidad con el Tratado de Darin de 1915.

El Rey Ibn Saud con sus nietos en 1935En 1932, Ibn Saud se había deshecho de todos sus rivales y consolidado su dominio sobre gran parte de la Península Arábiga. Se declaró a sí mismo rey de Arabia Saudita ese año. Previamente, había pasado por varios títulos, empezando por "Sultán de Najd" y terminando con "Rey de Hijaz y Najd y sus dependencias". El padre de Ibn Saud, Abdul Rahman, retuvo el título honorario de "imán". Unos años más tarde, en 1937, los inspectores estadounidenses descubrieron cerca de Dammam lo que más tarde resultó ser las más vastas reservas de petróleo de Arabia Saudita. Antes del descubrimiento del petróleo, muchos miembros de la familia eran indigentes.Ibn Saud fue padre de decenas de hijos e hijas con sus muchas esposas. Había tenido, a lo sumo, cuatro esposas al mismo tiempo. Se divorció y se casó varias veces. Se aseguró de casarse en muchos de los clanes y tribus nobles dentro de su territorio, incluidos los jefes de los Bani Khalid, Ajman y Shammar, así como los Al ash-Sheikh (descendientes de Muhammad ibn Abd al-Wahhab). También dispuso de sus hijos y parientes para celebrar matrimonios similares. Nombró a su hijo mayor sobreviviente, Saud, como heredero forzoso, para ser sucedido por el hijo mayor siguiente, Faisal. La familia saudita llegó a ser conocida como la "familia real", y cada miembro, masculino y femenino, se le concedió el título de emir o emira ("príncipe" o "princesa"), respectivamente.

El Rey Ibn Saud con el Presidente Franklin D. Roosevelt a bordo del USS Quincy en Egitpo (1945)Ibn Saud murió en 1953, después de haber consolidado una alianza con los Estados Unidos en 1945. Todavía es celebrado oficialmente como el "fundador" y sólo sus descendientes directos pueden tener en el título de "Su Alteza Real". La fecha de su reconquista de Riad en 1902 fue elegida para marcar el centenario de Arabia Saudita en 1999 (de acuerdo con el calendario lunar islámico).Tras la muerte de Ibn Saud, su hijo Saud asumió el trono sin incidentes, pero su derroche de dinero llevó a una lucha de poder entre él y el nuevo príncipe heredero, Faisal. En 1964, la familia real forzó a Saud a abdicar en favor de Faisal, ayudado por un edicto del gran muftí del país. Durante este período, algunos de los hijos menores de Ibn Saud, dirigidos por Talal ibn Abdul Aziz desertó a Egipto, haciéndose llamar los "Príncipes Libres" y llamando a la liberalización y la reforma, pero más tarde fueron inducidos a regresar por Faisal. Estaban totalmente perdonados, pero se les prohibió también ocupar cualquier posición futura en el gobierno.

Faisal fue asesinado en 1975 por un sobrino mentalmente inestable, Faisal ibn Musaid, que entonces fue rápidamente ejecutado. Otro hermano, Khalid, asumió el trono. El príncipe siguiente en la línea había sido Muhammad, pero éste había renunciado a su derecho al trono en favor de Khalid, que era su único hermano de sangre.

Primer pasaporte del Rey Faisal (1926)Khalid murió de un ataque al corazón en 1982, y fue sucedido por Fahd, el mayor de los poderosos "Siete Sudairi", así llamados porque eran todos hijos de la esposa de Ibn Saud, Hassa al-Sudairi. Fahd acabó con el anterior título real de "Su Majestad" y lo reemplazó con el título honorífico "Custodio de las Dos Mezquitas Sagradas", en referencia a los dos lugares santos islámicos de La Meca y Medina.Un derrame cerebral en 1995 dejó Fahd en gran medida incapacitado y el príncipe heredero, Abdullah poco a poco se hizo cargo de la mayor parte de las responsabilidades del rey hasta la muerte de Fahd en agosto de 2005. Abdullah fue proclamado rey el día de la muerte de Fahd y rápidamente nombró a su hermano menor, Sultan bin Abdul-Aziz, ministro de Defensa y al "Segundo Viceprimer Ministro" de Fahd como el nuevo heredero aparente. Sultan falleció en octubre de 2011. El 27 de marzo 2009 Abdullah nombró al Ministro del Interior Príncipe Naif como su "segundo viceprimer ministro".

El poder político

El Jefe de la Casa de Saud es el Rey de Arabia Saudita, quien se desempeña como Jefe de Estado y monarca del Reino de Arabia Saudita. El Rey tiene poder político casi absoluto: nombra a los ministros de su gabinete que supervisan sus respectivos ministerios en nombre del rey. Los ministerios de Defensa, Interior y Relaciones Exteriores se reservan para los Al Saud, al igual que la mayoría de las trece gobernaciones regionales. La mayoría de las carteras, sin embargo, como Hacienda, Trabajo, Información, Planificación, Asuntos del Petróleo e Industria, tradicionalmente han sido dadas a plebeyos, a menudo con jóvenes miembros de los Al-Saud sirviendo como sus representantes. Los miembros de la familia Saud también tienen muchos de los puestos críticos militares y gubernamentales del Reino. El máximo poder en el Reino siempre ha descansado sobre los Al Saud, aunque el apoyo de los Ulema, la comunidad comercial y la población en general ha sido clave para el mantenimiento del status quo político de la familia real.

El Rey Abdullah con sus hermanos Nayif y Salman bailando en Janadiriyyah (2010).A largo plazo, los nombramientos políticos y gubernamentales, tales como los del Rey Abdullah, quien ha sido comandante de la Guardia Nacional desde 1963, del Príncipe Sultan, Ministro de Defensa y Aviación desde 1962, del príncipe Mutaib, Ministro de Asuntos Municipales y Rurales desde 1975 hasta su dimisión en 2009, del príncipe Nayef , que ha sido el ministro del Interior desde 1975, y el príncipe Salman, que ha sido Gobernador de la Región de Riad desde 1962, han perpetuado la creación de feudos donde los príncipes de alto nivel han entremezclado –en su mayoría, no exclusivamente- su patrimonio personal con el de sus respectivos dominios. A menudo han nombrado a sus propios hijos para puestos de responsabilidad dentro de su propio feudo.Ejemplos de estos incluyen el príncipe Mutaib bin Abdullah como Comandante Adjunto de la Guardia Nacional; el Príncipe Khalid bin Sultan como Viceministro de Defensa; el príncipe Mansour ibn Mutaib como Viceministro de Asuntos Municipales y Rurales hasta que reemplazó a su padre en 2009 y el Príncipe Mohammed ibn Nayef como Ministro Adjunto del Ministerio del Interior. En estos casos, cuando las carteras cuentan con un presupuesto especialmente importante, los nombramientos de los hermanos más jóvenes han sido necesarios, como diputados o viceministros, con el pretexto de compartir la riqueza y la carga de responsabilidad de cada feudo. Ejemplos de estos incluyen el Príncipe Abdul Rahman, que es el Vice Ministro de Defensa y Aviación bajo el Príncipe Sultán; el Príncipe Badr, Adjunto al rey Abdullah en la Guardia Nacional; el Príncipe Sattam, que está adjunto al gobernador de Riad, Príncipe Salman y el Príncipe Ahmed, que tiene la cartera de Ministro Adjunto en el Ministerio del Interior del Príncipe Nayef.

El Rey Abdullah arribando al aeropuerto de Heathrow con parte de su extensa comitiva en su primera visita de Estado al Reino Unido (2007).A diferencia de las familias reales de Occidente, la monarquía saudita no ha tenido claramente definido el orden de sucesión. Históricamente, al convertirse en rey, el monarca ha designado un heredero al trono, que sirve como el Príncipe Heredero del Reino. Tras la muerte del rey el príncipe heredero se convierte en Rey, y durante la incapacidad del Rey el Príncipe Heredero, del mismo modo, asume el poder como Regente. Aunque otros miembros de la familia Al Saud ocupan cargos políticos en el gobierno de Arabia Saudita, técnicamente sólo el Rey y el Príncipe Heredero constituyen jurídicamente las instituciones políticas.

La riqueza

La distribución de la riqueza de la familia ha sido un componente crítico para mantener la apariencia de un frente unido dentro de la familia real. Una parte esencial de la riqueza de la familia es el Reino en su totalidad física, que los Al Saud ven como un bien de familia totalmente de su propiedad. Ya sea a través de la co-mezcla de fondos personales y estatales desde posiciones de gobierno lucrativas, grandes asignaciones de tierra, asignaciones directas de crudo para vender en el mercado abierto, controles de segmentos de la economía, preferencias especiales para la adjudicación de importantes contratos, distribución de efectivo total y subsidios astronómicos mensuales –todo facturado a la Hacienda nacional- en total, el impacto financiero puede haber superado el 40% del presupuesto anual del Reino durante el reinado del rey Fahd. Durante décadas de los ingresos petroleros generados por la expansión, una estimación del valor real neto es de más de $ 1.2 billones. Este método de distribución de la riqueza ha permitido que muchos de los príncipes y princesas mayores acumulen riquezas en gran medida incontrolables y, a su vez, pagan, en efectivo o en especie, a miembros de la realeza menor y plebeyos y con ello ganan influencia política a través de su propia generosidad.

El superyate “Príncipe Abdulaziz”, de 147 metros de eslora, propiedad del Rey Fahd y hoy del Rey Abdullah.Durante períodos de altos precios del petróleo al igual que a finales de los ‘70, la década de 1980, y otra vez, inmediatamente después de la invasión de EE.UU. a Irak en 2003, el ingreso nacional ha superado las necesidades de desarrollo y las obligaciones sociales del gobierno de Arabia Saudita. De acuerdo con informes bien publicitados, pero sin fundamento, el rey Abdullah tiene intenciones de reducir la participación de los Al Saud del presupuesto, un acto que puede sembrar el descontento dentro de la familia real, pero sería popular entre los ciudadanos del Reino.

La oposición a la Casa de Saud

Debido a su régimen autoritario y teocrático, la Casa de Saud ha atraído muchas críticas durante su gobierno de Arabia Saudita. Sus opositores se refieren generalmente a la monarquía saudí como totalitaria o dictadura.

Ha habido numerosos incidentes de manifestaciones y otras formas de resistencia contra la Casa de Saud. Estos van desde el levantamiento Ikhwan durante el reinado de Ibn Saud, a numerosos intentos de golpe de las diferentes ramas de la milicia del reino. El 20 de noviembre de 1979, el Santo Santuario de La Meca fue apoderado violentamente por un grupo de disidentes. El decomiso se llevó a cabo por 500 fuertemente armados y provistos disidentes saudíes, en su mayoría de los miembros de la antigua tribu Ikhwan de Utayba, pero también de otros árabes peninsulares y unos pocos egipcios inscritos en estudios islámicos en la Universidad Islámica de Medina.

Los Ikhwan en movimiento, durante una campaña en el desierto (1911)El ataque fue dirigido por Juhayman al-Otaibi y Abdallah Muhammad ibn 'Abd al-Qahtani, que citaron la corrupción y la ostentación de la casa gobernante de Saud. Utaybi y su grupo hablaron en contra de los cambios socio-tecnológicos que están teniendo lugar en Arabia Saudita y exigieron que el petróleo no debe ser vendido a los Estados Unidos.Utaybi recibió poco apoyo de las masas fuera de pequeños círculos de obreros y estudiantes de origen tribal, y los trabajadores extranjeros (de Egipto, Yemen y Pakistán). La familia real se volvió hacia el Ulema, que debidamente emitió una fatwa permitiendo la toma del santuario sagrado. Las fuerzas saudíes, con ayuda de unidades de operaciones especiales francesas y pakistaníes, tomaron dos semanas para eliminar a los rebeldes del santuario santo; el uso de los comandos franceses fue sorprendente, ya que, oficialmente, los no musulmanes no pueden entrar en la ciudad de La Meca. Todos los varones supervivientes del Grupo Utaybi (incluyendo Juhaiman ibn Muhammad ibn Saif al Utaybi ) fueron decapitados públicamente en cuatro ciudades de Arabia Saudita.

Jefes de la Casa de Saud

Primer estado saudita

§ Muhammad ibn Saud (muerto en 1765)

§ Abdul-Aziz ibn Muhammad ibn Saud

§ Saud ibn Abdul-Aziz ibn Muhammad Al-Saud

§ Abdallah Ibn Saud

Segundo estado saudita

§ Turki ibn Abdallah

§ Faisal Ibn Turki Al Saud (primer período)

§ Khalid Ibn Saud (nombrado por los egipcios)

§ Abdullah ibn Thunayyan

§ Faisal Ibn Turki (segundo período)

§ Saud ibn Faisal Ibn Turki

§ Abdullah ibn Faisal

§ Abdul-Rahman bin Faisal

Reino de Arabia Saudita

§ Abdul-Aziz ibn Abdul-Rahman Al-Saud

§ Saud ibn Abdul-Aziz

§ Faisal ibn Abdul-Aziz

§ Khalid Ibn Abdul-Aziz

§ Fahd Ibn Abdul-Aziz

§ Abdullah Ibn Abdul-Aziz

El Príncipe Nayef ibn Abdul-Aziz, Ministro del Interior y medio hermano del Rey Abdullah, es el Príncipe Heredero de Arabia Saudita.