Semblanza de una emperatriz errante
La última Emperatriz de Austria y Reina de Hungría fue Zita de Borbón-Parma (Zita María delle Grazie Adelgonda Micaela Raffaela Gabriela Giuseppina Antonia Luisa Agnese). Era la 17ª hija (de un total de 24) de Roberto I, Duque de Parma. Su madre fue la segunda esposa de éste, la Infanta María Antonia de Portugal, hija del rey Miguel I. El inusual nom
breZita le fue dado por de un popular santo italiano que vivió en la Toscana en el siglo XIII.Roberto trasladaba su numerosa familia entre Villa Pianore (una gran propiedad situada entre Pietrasanta y Viareggio) y su castillo en Schwarzau en Baja Austria. Fue sobre todo en estas dos residencias que Zita pasó sus años formativos. La familia pasaba la mayor parte del año en Austria, trasladándose a Pianore en el invierno y regresando en el verano. Para moverse entre ambos destinos, tomaban un tren especial de dieciséis coches para acomodar a la familia y sus pertenencias.Zita y sus hermanos fueron criados hablando italiano, francés, alemán, español, portugués e inglés. Ella recuerda: “Hemos crecido internacionalmente. Mi padre pensaba de sí mismo, ante todo, como un francés, y pasaba unas pocas semanas al año con los niños mayores en Chambord, su principal propiedad en el Loira. Una vez le pregunté cómo nos deberíamos describir. Él respondió: "Somos príncipes franceses que reinaron en Italia".De hecho, de los veinticuatro niños sólo tres, incluyéndome a mí, nacimos en realidad en Italia.”Villa Pianore, su lugar de nacimientoEducada en Alta Baviera primero y en la isla de Wight después, recibió estricta instrucción religiosa. Tres de sus hermanas se convirtieron en monjas y, por un tiempo, ella consideró seguir el mismo camino. Pero en 1909 se reencontró con el Archiduque Carlos de Austria-Este, segundo en la línea sucesoria al trono de Austria y a quien la unían lejanos lazos de sangre.El archiduque estaba bajo presión para casarse (Francisco Fernando, su tío y primero en la línea de sucesión, se había casado morganáticamente, por lo que sus hijos fueron excluidos del trono) y la joven tenía una adecuada genealogía real. Zita recordaría más tarde: "Estábamos por supuesto encantados de reunirnos de nuevo y nos convertimos en amigos cercanos. Por mi lado mis sentimientos se desarrollaron gradualmente en los siguientes dos años. Él parecía haberse adelantado en su mente mucho más rápidamente, sin embargo, y se hizo agudizó aún más cuando, en el otoño de 1910, se extendieron rumores acerca de que yo me había comprometido con un pariente lejano español, Don Jaime, Duque de Madrid. Al oír esto, el archiduque bajó apresuradamente desde la base de su regimiento en Brandeis y buscó a su abuela, la archiduquesa María Teresa, que era también mi tía y la confidente natural en estos asuntos. Le preguntó si el rumor era cierto y cuando ella le dijo que no lo era, respondió: "Bueno, lo mejor es darme prisa en cualquier caso o ella se comprometerá con otra persona”.
El archiduque Carlos viajó a Villa Pianore y pidió la mano de Zita. El 13 de junio de 1911 su compromiso fue anunciado en la corte austriaca. Años más tarde Zita recordaría que después de que su compromiso había expresado a Carlos sus preocupaciones acerca del destino del Imperio Austríaco y los cambios de la monarquía. Se casaron en el castillo de Schwarzau el 21 de octubre de 1911, ante la presencia del viejo emperador Francisco José. La archiduquesa Zita pronto concibió un hijo y Otto nació el 20 de noviembre de 1912. Siete niños más seguirían en la próxima década.
Zita, archiduquesa (1911)
Esposa del heredero al trono de Austria
La bodaEn este momento, el archiduque Carlos estaba en sus veinte años y no esperaba convertirse en emperador durante algún tiempo, especialmente porque Francisco Fernando se mantenía en buen estado de salud. Esto cambió el 28 de junio 1914, cuando el heredero y su esposa Sophie fueron asesinados en Sarajevo por nacionalistas serbios de Bosnia. Carlos y Zita recibieron la noticia por telegrama ese día. Ella dijo de su marido: "A pesar de que era un hermoso día, vi su rostro tornarse blanco bajo el sol."En la guerra que siguió, Carlos fue ascendido a General en el ejército austriaco, tomando el mando del 20º Cuerpo para una ofensiva en el Tirol. La guerra fue personalmente difícil para Zita, ya que varios de sus hermanos lucharon en bandos opuestos en el conflicto (El Príncipe Félix y el Príncipe René se habían unido al ejército austríaco, mientras que el Príncipe Sixto y el Príncipe Javier vivían en Francia antes de la guerra y se alistaron en el ejército belga). También su país natal, Italia, se unió a la guerra contra Austria en 1915 y así los rumores de la 'italiana' Zita comenzaron a correr. Incluso tan tarde como 1917, el embajador alemán en Viena, el conde Otto Wedel,escribiría a Berlín diciendo: "La Emperatriz es descendiente de una casa principesca italiana. La gente no confía del todo en la Italiana y su nidada de familiares".
A petición de Francisco José, Zita y sus hijos abandonaron su residencia en Hetzendorf y se mudaron a una serie de habitaciones en el Palacio de Schönbrunn. Aquí, Zita pasó muchas horas con el anciano emperador en ocasiones formales e informales, donde Francisco José le confió su temor por el futuro. El monarca murió de bronquitis y neumonía a los 86 años, el 21 de noviembre 1916. "Recuerdo la querida figura regordeta del Príncipe Lobkowitz dirigiéndose a mi marido", relataría Zita más tarde, "y, con lágrimas en los ojos, haciendo la señal de la cruz en la frente de Carlos. Mientras lo hacía me dijo: 'Que Dios bendiga a Su Majestad". Fue la primera vez que oí el título imperial usado en nosotros".
Armas de Austria-HungríaEmperatriz y ReinaCarlos y Zita fueron coronados en Budapest el 30 de diciembre de 1916. Después de la coronación hubo un banquete, pero luego terminaron las festividades, puesto que el emperador y la emperatriz consideraban que era reprobable tener celebraciones prolongadas en tiempo de guerra. Al principio del reinado, Carlos no iba más lejos de Viena, por lo que tenía una línea telefónica instalada de Baden (donde se localizaban los cuarteles militares de Carlos) a la Hofburg. Llamaba varias veces por día a Zita cada vez que se separaban. La emperatriz tenía alguna influencia en su marido y discretamente asistía a las audiencias con el Primer Ministro o reuniones militares; ella tenía un interés especial en la política social. Sin embargo, los asuntos militares eran del dominio exclusivo de Carlos. Enérgica y tenaz, Zita acompañaba a su marido a las provincias y al frente, así como se ocupaba de las obras de caridad y las visitas a los hospitales para heridos de guerra.
Zita Imperatrix Austriae et Regina Hungariae et Bohemia
Dos años después, la guerra se acercaba al asediado emperador. Una Unión de Diputados checa había jurado ya un nuevo estado de Checoslovaquia independiente del Imperio Habsburgo, el 13 de abril de 1918, el prestigio del ejército alemán había dado un duro golpe en la Batalla de Amiens y, el 25 de septiembre de 1918, el rey Fernando de Bulgaria se separó de sus aliados en las potencias centrales y pidió la paz de forma independiente.Zita estaba con Carlos cuando recibió el telegrama del colapso de Bulgaria. Recordó que "hacía aún más urgente iniciar conversaciones de paz con las potencias occidentales, mientras que todavía había algo de qué hablar. El 16 de octubre, el emperador emitió un ‘Manifiesto del Pueblo’ proponiendo el imperio reestructurado en líneas federales con cada nacionalidad ganando su propio estado. En su lugar, cada nación se separó y el imperio efectivamente se disolvió”.
La última Reina consorte de Hungría
Dejando atrás a sus hijos en Gödöllő, Carlos y Zita viajaron al Palacio de Schönbrunn. En ese momento los ministros habían sido nombrados por el nuevo estado de "Austria Alemana" y el 11 de noviembre, junto con el portavoz del emperador, prepararon un manifiesto para que Carlos firmara. Zita, a primera vista, lo confundió con una abdicación e hizo su famosa declaración "Un soberano no puede nunca abdicar. Puede ser depuesto... Está bien. Es la fuerza. Pero abdicar ¡nunca, nunca, nunca! Antes caería aquí a tu lado. Entonces allí estaría Otto. E incluso si todos nosotros fuéramos asesinados, habría todavía otros Habsburgo". Carlos dio su permiso para que el documento fuera publicado y él, su familia y los restos de su Corte partieron para el pabellón de caza en Eckartsau, cerca de la frontera con Hungría y Eslovaquia. La República de Austria Alemana se pronunció al día siguiente.
Con la Emperatriz de Alemania, Augusta Viktoria, en Laxenburg, 1917ExilioDespués de unos meses difíciles en Eckartsau, la familia imperial recibió la ayuda de una fuente inesperada. El Príncipe Sixto se había reunido con el rey Jorge V del Reino Unido y apeló a él para ayudar a los Habsburgo. Jorge se había comenzado a mover por el requerimiento (pocos meses después de que su primo Nicolás II de Rusia había sido ejecutado por los revolucionarios) y prometió “Haremos inmediatamente lo que sea necesario”. Varios oficiales del Ejército británico fueron enviados a ayudar a Carlos y, con alguna dificultad, lograron que el Emperador abandonara el país con dignidad y sin tener que abdicar. Carlos, Zita, sus hijos y su Casa partieron el 24 de marzo.La primera casa de la familia en el exilio fue el Castillo de Wartegg en Rorschach, Suiza, una propiedad de los Borbón-Parma. Sin embargo, las autoridades suizas, preocupadas por la implicación de Habsburgos viviendo cerca de la frontera con Austria, les obligaron a trasladarse a la parte occidental del país. Al mes siguiente, por lo tanto, se mudaron a Villa Prangins, cerca del lago de Ginebra, donde reanudan una vida familiar tranquila. Este abruptamente terminó en marzo de 1920, cuando, después de un período de inestabilidad en Hungría, Miklós Horthy fue elegido regente. Carlos seguía siendo técnicamente Rey (como Carlos IV), pero Horthy envió un emisario a Prangins aconsejándole no ir a Hungría hasta que la situación se hubiere calmado. Después del Tratado de Trianon la ambición de Horthy creció. Carlos intentó dos veces recuperar el control el poder en Hungría, una vez en marzo de 1921 y de nuevo en octubre de 1921. Ambos intentos fracasaron, a pesar del firme apoyo de Zita (ella insistió en viajar con él en el dramático viaje final a Budapest).
Carlos y Zita con sus hijos en Herstenstein, Suiza, 1921Carlos y Zita residieron temporalmente en el Castillo de Tata, la casa del conde Móric Esterházy, hasta que fuera encontrado un adecuado exilio permanente. Malta fue planteada como una posibilidad, pero fue rechazada por Lord Curzon y el territorio francés fue descartado debido a la posibilidad de que los hermanos de Zita intrigaran en nombre de Carlos. Finalmente, fue elegida la isla portuguesa de Madeira.El 31 de octubre de 1921, la pareja imperial tomó por tren de Tihany a Baja, donde el navío británico HMS Glow-worm estaba esperando. Llegaron a Funchal el 19 de noviembre. Allí se encuentran únicamente con lo puesto y con muy poco dinero. Por otro lado, de la no muy importante suma que tienen depositada en un banco suizo, no pueden disponer de momento, porque su administrados también ha sido expulsado de allí y Carlos ni siquiera conoce el número de la cuenta. Tampoco saben nada de sus siete hijos. Los niños estaban siendo atendidos en el Castillo de Wartegg, en Suiza, por la abuela de Carlos, María Teresa, aunque Zita logró verlos en Zurich cuando su hijo Roberto se realizó una operación de apendicitis. Los niños se unieron a sus padres en Madeira en febrero de 1922.
Carlos estuvo mal de salud por algún tiempo. Caído un día con ataque de bronquitis, esto derivó rápidamente en neumonía, ayudado por la inadecuada atención médica disponible. Varios de los niños y el personal también cayeron enfermos y Zita (en aquel momento de ocho meses de embarazo) se convirtió en la enfermera de todos. Carlos se debilitó y murió el 1 de abril, sus últimas palabras hacia su esposa fueron: "Te amo tanto". Después de su funeral, dijo un testigo de Zita que "esta mujer realmente es digna de admiración. Ni por un segundo perdió la compostura... saludó a la gente en todos los lados y luego habló a los que habían ayudado con el funeral. Todos quedaron prendados de su encanto". Zita llevó luto en memoria de Carlos durante los 67 largos años de su viudez.
La Quinta do Monte, residencia de los exiliados en FunchalUn rico portugués puso a su disposición una villa que él solo habitaba durante el verano. Aunque el invierno no es riguroso en Madeira, la casa no estaba acondicionada para esa época. Pero la familia real se encontraba feliz (con todos los inconvenientes que debían soportar) porque estaba reunida.
Zita y sus hijos en el momento de su partida de Madeira (19 de mayo de 1922)ViudezDespués de la muerte de Carlos, la familia imperial austríaca pronto se mudó de nuevo. Alfonso XIII de España se había acercado a la Oficina del Exterior británica a través de su embajador en Londres y acordó permitir a Zita y sus siete (que pronto serán ocho) hijos su reubicación en España. Alfonso debidamente envió el buque de guerra Infanta Isabel a Funchal para que los llevara Cádiz. Fueron escoltados hasta el Palacio de El Pardo en Madrid, donde poco después de su llegada Zita dio a luz un hijo póstumo, la archiduquesa Isabel. Alfonso XIII ofreció a sus familiares Habsburgo exiliados el uso del Palacio Uribarren, en Lekeitio, en la Bahía de Vizcaya. Por los próximos seis años Zita se instaló allí, donde se dedicó a criar y educar a sus hijos. Vivían con estrecheces, sus ingresos provenían principalmente de la renta de propiedades en Austria, de un viñedo de Johannesburgo y donaciones de carácter voluntario. Otros miembros de los Habsburgo en el exilio, sin embargo, reclamaban mucho de este dinero y no había peticiones regulares para la ayuda de ex funcionarios imperiales.
Zita y sus ocho hijos en la Bahía de VizcayaEn 1929, varios de los niños se acercaban a la edad de asistir a la universidad y la familia trató de mudarse a algún lugar con un ambiente educativo más agradable que el de España. En septiembre de ese año, se trasladaron a la localidad belga de Steenokkerzeel, cerca de Bruselas, donde estaban más cerca de varios miembros de su familia. Zita continuó con su cabildeo político en nombre de los Habsburgo, incluso desarrollando vínculos con la Italia de Mussolini. Había una posibilidad de restauración de la dinastía bajo los cancilleres austríacos Engelbert Dollfuss y Kurt Schuschnigg, con el Príncipe Heredero Otto visitando Austria en numerosas ocasiones. Estas aperturas se terminaron abruptamente con la anexión de Austria a la Alemania nazi en 1938. Como exiliados, la familia Habsburgo tomó la iniciativa de resistencia a los nazis en Austria, pero esto se fue a pique debido a la oposición entre monárquicos y socialistas.
Con la invasión nazi de Bélgica el 10 de mayo de 1940, Zita y su familia se convirtieron en refugiados de guerra. Al estar a punto de morir a través de un golpe directo en el castillo por bombarderos alemanes, huyeron al castillo francés del Príncipe Javier, en Bostz. Con la toma del poder del gobierno colaboracionista de Philippe Pétain, los Habsburgo huyeron a la frontera española, alcanzándola el 18 de mayo. Se trasladaron a Portugal, donde el gobierno norteamericano les concedió visado de salida el 9 de julio. Después de un peligroso viaje llegaron a Nueva York el 27 de julio, donde tenían familiares en Long Island y Newark, Nueva Jersey. Zita y varios de sus hijos vivieron, como invitados a largo plazo en Tuxedo Park, Suffern, Nueva York.
La familia en Bélgica. De pie, detrás: Felix, Adelheid, Rudolf y Elisabeth. Sentados, al frente: Carl Ludwig, Otto, Charlotte, Emperatriz Zita y RobertLos refugiados imperiales austríacos finalmente se establecieron en Quebec, que tenía la ventaja de ser de habla francesa (los niños más pequeños aún no hablaban con fluidez en inglés). A medida que fueron separados de todos los fondos europeos, las finanzas se estrecharon más de nunca. En un momento, Zita se vio obligada a hacer ensalada y platos de espinaca con hojas de diente de león. Sin embargo, todos sus hijos estaban activos en el esfuerzo bélico. Otto promovió el papel de la dinastía en la Europa de la posguerra y se reunía regularmente con Franklin Roosevelt, Roberto era el representante de los Habsburgo en Londres, Carlos Luis y Félix se unieron al Ejército de Estados Unidos, sirviendo con varios familiares de la línea Mauerer; Rodolfo entró a Austria de contrabando en los días finales de la guerra para ayudar a organizar la resistencia. En 1945 la emperatriz Zita celebró su cumpleaños el primer día de la paz, 9 de mayo. Fue a pasar los próximos dos años recorriendo Estados Unidos y Canadá para recaudar fondos de ayuda a las devastadas Austria y Hungría.
Post-guerra
Después de un período de descanso y recuperación, Zita pudo regresar regularmente a Europa para las bodas de sus hijos. Finalmente decidió regresar definitivamente al continente, en 1952, más precisamente a Luxemburgo, con el fin de cuidar a su anciana madre. Maria Antonia died at the age of 96 in 1959. María Antonia murió a la edad de 96 años, en 1959. El obispo de Chur propuso a Zita que se mudara a una residencia que él administraba (antiguamente un castillo de los Condes de Salis) en Zizers, Suiza. Como en el castillo había suficiente espacio para recibir visitas de su numerosa familia y se encontraba cerca de una capilla (una necesidad para la devotamente católica Zita), aceptó con facilidad.
Zita ocupó sus últimos años con su familia. A pesar de que las restricciones a los Habsburgo para entrar en Austria se habían levantado, esto sólo se aplicaba a los nacidos después del 10 de abril de 1919. Esto significó que Zita no pudo asistir al funeral de su hija Adelaida en 1972, lo que sería muy doloroso para ella. También se involucró en los esfuerzos para que su difunto marido, el "Emperador de la Paz", fuese canonizado. Para 1982, las restricciones se habían suavizado y Zita regresó a Austria después de haber estado ausente durante seis décadas. En los siguientes años, la emperatriz hizo varias visitas a su tierra natal, incluso apareció en la televisión austríaca. En una serie de entrevistas con el diario vienés Kronen Zeitung, Zita expresó su creencia de que la muerte del príncipe heredero Rodolfo de Austria y su amante la baronesa María Vetsera, en Mayerling, en 1889, no fue un doble suicidio, sino un asesinato por parte de agentes franceses o austríacos.
Zita con sus ocho hijos. De pie, detrás, izquierda a derecha: Carl Ludwig, Rudolf y Robert. En el medio: Adelheid, Elisabeth, Charlotte y Felix. En el frente la Emperatriz y el Archiduque Otto, 1962
La Emperatriz con sus hijos, nueras y yernos, 1987
Después de un memorable cumpleaños número 90, donde estuvo rodeada por su ahora vasta familia, la fuerte salud de Zita comenzó a fallar. Desarrolló inoperables cataratas en ambos ojos. Su última gran reunión familiar tuvo lugar en Zizers en 1987, cuando sus hijos y nietos se unieron en la celebración de su 95º cumpleaños. Mientras visitaba a su hija, en el verano de 1988, desarrolló neumonía y pasó la mayor parte del otoño y el invierno en cama. Por último, llamó a Otto, a principios de marzo de 1989 y le dijo que se estaba muriendo. El archiduque y el resto de la familia viajaron a su lado y se turnaron junto a su lecho para acompañarla, hasta que falleció en la madrugada del 14 de marzo de 1989. Tenía 96 años de edad.
Zita nonagenaria
Su funeral se celebró en Viena el 1 de abril. El gobierno permitió que tuviera lugar en suelo austríaco mientras el costo fuera sufragado por los propios Habsburgo. El cuerpo de Zita fue llevado a la Cripta Imperial de Viena en el mismo carruaje fúnebre tras el cual ella había caminado durante el funeral del emperador Francisco José en 1916. Sesenta y siete años después de la muerte de su esposo, volvió a repetirse la extraña ceremonia fúnebre que tenía lugar en los Capuchinos de Viena con cada Habsburgo:
- ¿Quién quiere entrar?
- Zita, emperatriz de Austria, reina de Hungría, princesa de Borbón-Parma…
- No la conocemos.
Fue acompañada por más de 200 miembros de las familias Habsburgo y Borbón-Parma y asistieron al servicio unas 6.000 personas, entre líderes políticos, funcionarios estatales y representantes internacionales, entre ellos un legado del Papa Juan Pablo II. Siguiendo una antigua costumbre, la emperatriz había pedido que su corazón, que fue colocado en una urna, permaneciera en el monasterio de Muri, Suiza, donde el corazón del emperador había descansado durante décadas. De este modo, Zita se aseguró que, en la muerte, ella y su marido se mantendrían uno al lado del otro.
Títulos y tratamientos
1892 - 1911: Su Alteza Real Princesa Zita de Borbón-Parma
1911 - 1916: Su Alteza Imperial y Real Archiduquesa Zita de Austria
1916 - 1918: Su Majestad Apostólica, Real e Imperial La Emperatriz de Austria, Reina Apostólica de Hungría
1918 - 1989: * Su Majestad Apostólica, Imperial y Real Emperatriz Zita de Austria, Reina Apostólica de Hungría (utilizado fuera de Austria)
* Zita, duquesa de Bar (inscrito en su pasaporte)
* Zita Habsburgo-Lorena (utilizado en Austria)
Solo recuerdos: abanico y guantes que pertenecieron a la última Emperatriz consorte de Austria-Hungría
Carlos I de Austria o Carlos IV de Hungría, nacido Karl Franz Josef Ludwig
Hubert Georg Maria von Habsburg-Lothringen, fue el último Emperador de Austria y Rey Apostólico de Hungría y Bohemia, entre 1916 y 1919. La Iglesia Católica lo designa como Beato Carlos de Austria, Emperador y Rey.Primogénito del Archiduque Otto y de la Princesa Josefa de Sajonia, sucedió a su tío abuelo Francisco José I. Se convirtió en heredero en 1914 tras el asesinato de su tío el Archiduque Francisco Fernando de Habsburgo-Lorena en Sarajevo, Bosnia, causa inmediata del estallido de la Primera Guerra Mundial.
Su gran título oficial fu
e: Su Majestad Imperial, Real y Apostólica, Carlos I, por la Gracia de Dios,Emperador de Austria, Rey Apostólico de Hungría, cuarto de su nombre, Rey de Bohemia, Dalmacia, Croacia, Eslovenia, Galitzia, Lodomeria e Iliria; Rey de Jerusalén, etc. Archiduque de Austria, Gran Duque de Toscana y Cracovia, Duque de Lorena y Salzburgo, de Estiria, Carintia, Carniola y Bucovina; Gran Príncipe de Transilvania; Margrave de Moravia; Duque de la Alta y la Baja Silesia, de Módena, Parma, Piacenza y Guastalla, de Auschwitz y Zator, de Teschen, Friuli, Ragusa y Zara; conde de Habsburgo y Tirol, de Kyburg, Gorizia y Gradisca; Príncipe de Trento y Brixen; Margrave de la Alta y la Baja Lusacia y de Istria; Conde de Hohenems, Feldkirch, Bregenz, Sonnenberg, etc.; Señor de Trieste, de Cattaro, y la Marca Wendia; Gran Voivoda de Serbia, etc, etc.
Reinado
Carlos accedió al trono en 1916, en medio de la Primera Guerra. Su coronación era urgente y tuvo lugar el 29 de diciembre de ese año, cuarenta días después de morir el anterior monarca, evitando las ceremonias dilatorias que hubieran sido usuales en los Habsburgo en tiempo de paz, lo que puso de manifiesto el declive final del Imperio.
La Archiduquesa María Josefa de Austria (1867-1944) y sus hijos Carlos y Maximiliano (1910)Desde este momento, el nuevo emperador trató de sacar al Imperio Austrohúngaro de la guerra europea. La razón principal que le llevó a ello fue la situación económica del país, que no paraba de empeorar, con una inflación severa, descontento masivo entre los campesinos por las requisas de guerra y fuerte rechazo de los sindicatos obreros a la militarización de la industria. El propio emperador deseaba la paz por la convicción personal que la sangría humana del conflicto podría continuar durante mucho tiempo más.El estallido de la Revolución de Octubre (1917) en Rusia causó que Carlos I intensificara sus esfuerzos para una paz negociada, en tanto el derrumbe ruso reafirmaba la subordinación de Austria-Hungría respecto a Alemania y también podría servir de ejemplo para una revolución social extrema en los Imperios Centrales.
Con ayuda de sus asesores y del consejo de ministros, Carlos I definió un plan de federalización del país, que se hizo público en octubre de 1918. El imperio se convertía en una confederación donde sus miembros mantenían plena autonomía política, económica y militar, compartiendo únicamente la jefatura del estado. Estos intentos llegaron demasiado tarde y los consejos nacionales que Carlos fomentó entre las distintas nacionalidades optaron por abandonar al gobierno de Viena en vez de adaptar el plan del emperador.
Carlos con su primogénito, el Archiduque Otto y su tío abuelo, el Emperador Francisco José
En el interior, con motivo del cumpleaños de su heredero (2 de julio de 1917), declaró una amnistía de los prisioneros políticos, gesto con el que trató, con escasos resultados, de mostrar su disposición a un nuevo orden político en el imperio. De igual manera, a lo largo del año 1917 y la primera mitad de 1918, promulgó diversas normas destinadas a mitigar el descontento social de la clase obrera de su imperio, suavizando las severas leyes marciales aprobadas al inicio de la guerra. No obstante, la contienda proseguía y por tanto las medidas tomadas por el emperador apenas eran paliativas de una grave situación interna.
La familia imperial el día de la coronación
Iniciada la disolución del Imperio tras la derrota frente a los italianos en la Batalla de Vittorio Veneto y tras resistirse a abandonar lo que él consideraba sus obligaciones, Carlos I renunció a la jefatura del Estado el 11 de noviembre de 1918 y a formar parte de cualquier futuro gobierno austriaco, pero no a sus derechos como jefe de la dinastía. Trataba así de mantener la posibilidad de que perviviese la monarquía Habsburgo con otro miembro de la familia imperial. Partió de inmediato hacia el exilio en Suiza.
Intentos de restauración
El 26 de marzo de 1921 Carlos residía en Suiza y desde allí viajó secretamente a Hungría con un pasaporte español falso para restaurar la monarquía húngara y ser proclamado rey, alegando que podría contar con apoyo del gobierno francés para ello. Para tal efecto logró reunirse en secreto con el almirante Miklós Horthy quien en una discusión personal rechazó apoyar esta pretensión alegando que, por el contrario, Francia y Gran Bretaña se opondrían a tal proyecto, mientras los gobiernos de la Pequeña Entente anunciaban estar dispuestas a invadir Hungría y ocupar Budapest con sus tropas para impedir la restauración de un Habsburgo en el trono (que, según temían, podría intentar el restablecimiento del Imperio Austrohúngaro y amenazar la independencia de sus países). Ambos personajes acordaron suspender su conversación hasta por tres semanas, para hallar una solución, pero mientras tanto los nacionalistas húngaros temían que la coronación de Carlos significase resucitar el predominio austriaco sobre Hungría y lograron que el parlamento magiar impidiera la restauración de Carlos. Ante ello el antiguo emperador (que al parecer sólo esperaba ser llamado para reinar al vencer el plazo de tres semanas) se retiró de Hungría el 5 de abril, sintiéndose traicionado por Horthy.
La declaración del 11 de noviembre de 1918Este viaje de Carlos (publicado en todos los diarios europeos) sentó muy mal a las autoridades helvéticas. Muy respetuosamente, informaron al rey húngaro que, en adelante, se le prohibía residir en Vaud, así como en cualquier otro cantón fronterizo. Además, una vez escogida su nueva residencia, el emperador debería avisar cuál era y, en el caso de querer desplazarse al extranjero, debería avisarlo con anticipación. Carlos y su familia se instalaron entonces en Hertenstein, a orillas del lago de los Cuatro Cantones.Pero, incitado por su egregia esposa, no se dio por vencido. Seguro de contar con el apoyo del ejército y del pueblo, pocos meses después intentó nuevamente forzar la restauración, aunque operando de otra forma. La emperatriz opinaba que, si era preciso, debía utilizar la fuerza. ¡Ellos eran los reyes de Hungría!
Carlos de uniforme militarEl 21 de octubre de 1921 entró de nuevo en Hungría reuniendo un contingente de soldados afines a su causa para marchar sobre Budapest. Si bien los monárquicos y el propio Carlos habían previsto una marcha pacífica donde las tropas gubernamentales no se atreverían a cerrar el paso al antiguo emperador (como sucedió casi en toda la ruta de Szombathely a Budapest), el gobierno de Miklós Horthy sí estaba dispuesto a resistir este nuevo intento y en las afueras de la capital batallones del ejército rechazaron por la fuerza a unos soldados del contingente monárquico el 23 de octubre, mostrando que una guerra civil era posible por causa de la restauración monárquica.Esa misma tarde los gobiernos de la Pequeña Entente enviaron tropas a su frontera húngara, para impedir que Carlos fuese restaurado. Asustado ante la posibilidad de una guerra civil, y notando que el apoyo a su causa no era unánime, el emperador desistió de su intento el 24 de octubre y capituló con sus seguidores; mientras tanto el gobierno del almirante Horthy reaccionaba colocando a Carlos y su esposa bajo custodia militar en la localidad de Tihany a orillas del Lago Balatón, accediendo a las presiones de la Pequeña Entente y de los nacionalistas húngaros (unidos en su empeño de evitar la restauración de los Habsburgo). Francia y Gran Bretaña también manifestaron oficialmente a Horthy el 29 de octubre su oposición al retorno de Carlos al trono húngaro, apoyando los temores de la Pequeña Entente.
El Castillo Eckartsau, el último refugio de Carlos I en AustriaEn abril de 1919 Austria, tras proclamarse como república, había declarado nulos los privilegios políticos y embargado las propiedades de la familia imperial, mientras se eliminaban los derechos nobiliarios. Checoslovaquia había hecho lo propio ya apenas terminada la guerra, a comienzos de noviembre de 1918. En Hungría (pasado el breve período comunista de Bela Kun) se les permitió disponer de sus bienes personales. Entre ellos estaba el “fondo de familia”, creado por la emperatriz María Teresa en el siglo XVIII para que los Habsburgo, en cualquier circunstancia, pudiesen vivir ostentosamente sin necesidad de recurrir al erario público. Desgraciadamente para Carlos y su esposa, estaba constituido por unos terrenos muchísimo más extensos y fructíferos en Austria que en Hungría. No podían vivir ostentosamente como deseaba su ilustre tatarabuela, pero sí decorosamente.El 4 de noviembre de 1921, un acta de destronamiento abrogaba los derechos dinásticos de Carlos de Habsburgo-Lorena en Hungría. Salió entonces de aquel país con su esposa, en un buque de la Marina Real británica hasta el puerto rumano de Galati en el Mar Negro; de ahí la pareja imperial fue llevada a la isla portuguesa de Madeira el 19 de noviembre del mismo año, por decisión de Francia y Gran Bretaña. Allí Carlos murió de neumonía en marzo de 1922. Sus restos aún permanecen en la isla, en la iglesia de Nossa Senhora do Monte, con permiso de sus sucesores, a excepción de su corazón, que fue trasladado a la cripta de los Habsburgo en Austria.
Su caída acabó con el poder de la dinastía de los Habsburgo, dinastía que se originaba en el siglo XI, había dominado Europa y el mundo entero desde el siglo XV y alcanzado su máximo esplendor entre 1519 y 1556. Nueve siglos más tarde, sin embargo, ya solo eran lo mismo que otros tantos miles de aristócratas europeos. Aunque habían dejado su impronta en la Historia, indiscutiblemente.
Carlos y Zita en Madeira
Para Austria, la consecuencia más importante de la disolución del Imperio fue perder definitivamente su condición de potencia europea, hasta el punto de ser absorbida por Alemania en 1938. Inclusive Viena, que había sido una de las principales ciudades del mundo antes de 1914, se convirtió repentinamente en la cabeza de una república pequeña en población y en territorio.
El Emperador y la Emperatriz, cuando eran solo Archiduques de Austria
Beatificación
Carlos I fue beatificado en Roma el 3 de octubre de 2004, por el papa Juan Pablo II. Las razones de esta beatificación se basan en que, además de sus virtudes cristianas, hizo múltiples tentativas por promover la paz en 1917, a través de la mediación de sus cuñados los príncipes Sixto y Javier de Borbón-Parma y por su apoyo a la mediación del papa Benedicto XV.
Además, se había comprometido a seguir las enseñanzas cristianas en su vida privada y pública y supo seguir la enseñanza social de la Iglesia. Las primeras medidas tomadas por él, en tanto que emperador-rey, fueron suprimir el tren de vida de la corte para poder ayudar a la gente más necesitada y adoptar las reformas sociales necesarias. Creó, bajo la influencia de la emperatriz Zita, el primer ministerio de asuntos sociales del mundo. Fue llamado en su tiempo por el "Arbeiter Zeitung" (El periódico de los trabajadores) « el Emperador del pueblo », lo que provocó las burlas de la aristocracia.
Descendencia
Se había casado en 1911 con la princesa Zita de Borbón-Parma (1892 - 1989), hija de Roberto, Duque de Parma y de su segunda esposa, la Infanta María Antonia de Portugal. Tuvo con ella ocho hijos:Príncipe heredero Otto (1912), Duque de Lorena y de Bar, casado con la princesa Regina de Sajonia-Hildburghausen y MeiningenArchiduquesa Adelaida (1914-1971)Archiduque Roberto (1915-1996), casado con la princesa Margarita de Saboya-AostaArchiduque Félix (1916-), casado con la princesa Anna-Eugénia de ArenbergArchiduque Carlos Luis (1918-2007), casado con la princesa Yolanda de LigneArchiduque Rodolfo (1919-2010), casado en primer lugar (1953) con la condesa Xenia Sschernyscheva-Besobrasova y en segundo lugar (1971) con la princesa Ana de WredeArchiduquesa Carlota (1921-1989), casada con el duque Jorge de Mecklenburgo, Jefe de la Casa Gran Ducal de Mecklenburgo-Strelitz.Archiduquesa Isabel (1922-1993) casada con el príncipe Enrique de Liechtenstein.
Carlos y Zita con sus cinco primeros hijos (1920)