Las Joyas de la Corona de España

Las joyas de la Corona de España

Es sabido que en España, desde la Guerra de la Independencia, no hay joyas de la Corona, es decir, joyas vinculadas a la Institución. Todas las joyas que hoy poseen los Reyes son exclusivamente bienes privados. Únicamente perduran en palacio una corona tumular y un llamado cetro -en realidad un bastón de mando- que ha presidido la proclamación de los monarcas en las Cortes, desde Isabel II hasta Don Juan Carlos I.

Historia

Los reyes de Castilla, Aragón y demás reinos peninsulares no necesitaban joyas ni objetos ceremoniales, pues entonces –como hoy en España- no se coronaban ni se entronizaban, simplemente los proclamaban. Algunos (Sancho IV) se enterraban con la corona, otros (Martín el Humano) donaban sus preseas a la Iglesia. Isabel ‘La Católica’ donó alguna de sus joyas y piezas de orfebrería a la Capilla Real y el resto mandó que se vendiese. Queda claro que se consideraban propiedad personal de los Reyes.

Los Reyes CatólicosAlgunos monarcas como Fernando III o Pedro I de Castilla acumularon fabulosas riquezas que no tardaron en ser dispersadas. Las crisis dinásticas y los crónicos apuros económicos por los que pasaron los reyes en el Medievo hacían inviable la formación de un tesoro patrimonial, contrario además a las costumbres de la realeza hispánica.La llegada de los Austrias no significó grandes cambios. Su etiqueta exigía el Toisón para reyes y príncipes, pero nada más. Precisamente para que la orden se luciera, el protocolo aconsejaba cierta austeridad: el negro terciopelo o el morado en época de luto era el fondo ideal para el oro de la joya. Con todo, esta dinastía intentó que algunas piezas pasasen de padres a hijos, de la misma forma que se inició una colección pictórica permanente. Pero tanto las joyas como los cuadros eran propiedad personal de los reyes. Por otra parte sucesivas bancarrotas volvieron a hacer inviable la creación de ese tesoro regio.

Felipe II con el Toisón pendiente de un cordónBajo los Austrias se documenta una costumbre que tal vez se heredase de la Edad Media. Se trata de colocar el cetro y la corona sobre el túmulo real y a veces sobre el sepulcro de forma permanente. Así se encontraban las tumbas reales de la Capilla Real Sevillana hasta 1948, por lo que se entiende que estos objetos no eran de un valor excesivo.Barbara de Braganza aportó en su dote una colección fabulosa de joyas (en aquel momento Portugal se enriquecía con el oro, la plata y los diamantes del Brasil). Lamentablemente al morir sin descendencia la mayor parte de aquel patrimonio volvió a su país.

Bárbara de Braganza, infanta de Portugal, consorte de Fernando VICarlos III se vio en la obligación de encargar una corona tumular (esto es para presidir los funerales regios), pieza que aún se conserva y pertenece al Patrimonio Nacional.La invasión francesa supuso la dispersión de las joyas y otras riquezas regias que hasta entonces se habían acumulado. El siglo XIX con sus revoluciones no se prestaba a reconstruir el tesoro. Isabel II se hizo famosa por sus joyas, pero el exilio y las larguezas de la reina acabaron con la colección real.La CoronaLas “joyas de la Corona” como tales, puede decirse que fueron las piezas de joyería vinculadas a la Corona por Carlos II de España en sus disposiciones para la sucesión. Sin embargo, se disgregaron como conjunto y algunas desaparecieron con motivo del expolio al que fue sometido el Palacio Real de Madrid durante la Guerra de Independencia de España por orden del rey impuesto por Napoleón, su hermano José Bonaparte.

Julia Clary, reina consorte de España, con su hija mayor, junto a la corona realSe conoce con precisión la colección de joyas gracias a dos inventarios: el primero de fecha 8 de mayo de 1808 (entregado a Francisco Cabarrús por Juan Fulgencio, y que estima su valor en más de 22 millones de reales) y el segundo de 30 de julio del mismo año (conservado en los Archivos Nacionales franceses, y que responde a las joyas recibidas en París por Julia Clary, consorte del rey).Mucho antes, la víspera de Navidad de 1734, un número indeterminado de joyas reales de España fueron destruidas en el incendio del Alcázar de Madrid, aunque la parte más importante se salvó, centrándose los daños en las joyas que se encontraban en la Real Capilla. Otro importante conjunto de joyas, las que Felipe V había traído desde Francia y conocidas como Tesoro del Delfín, estaban en el Palacio de la Granja y no se vieron afectadas.

El Tesoro del DelfínLas dos piezas más famosas de las joyas reales estaban montadas en el llamado Joyel de los Austrias, y eran la perla Peregrina y el diamante Estanque. La perla Peregrina ha sido objeto de muchas especulaciones, considerándosela perdida y recuperada en varias ocasiones. Desde Mesonero Romanos (autor costumbrista de mediados del XIX, que la considera perdida desde el incendio) hasta Luis Martínez de Irujo, duque de Alba (que proclama en 1969 que la Casa Real española dispone de la Peregrina verdadera y que la de Elizabeth Taylor, obsequio de Richard Burton, no lo era). También era notable la cruz que habían tenido en sus manos al morir Carlos I y Felipe II.Cada uno de los reinos cristianos peninsulares tuvo diferentes ceremonias de coronación, proclamación o jura al comienzo de los reinados o como reconocimiento de cada uno de los diferentes territorios que los componían. Para el caso de los territorios vascos y del reino de Navarra, el soberano era alzado sobre un escudo por los ricoshombres.

Isabel II durante la firma de la Constitución de 1845Ya en la Edad Moderna, todos los reyes de la Monarquía Hispánica, así como los reyes de España de la Edad Contemporánea, tanto en el Antiguo Régimen como en el régimen liberal, han recibido la dignidad real por proclamación, no por coronación, aunque una corona real estuvo siempre presente en estas ceremonias.Corona de Alfonso VIIIEl diseño de la corona de Alfonso VIII de Castilla, que se conserva en el Monasterio de Santa María la Real de Las Huelgas (Burgos) era de corona mural, con castillos en vez de hojas de acanto, como tuvo la posterior corona real (paradójicamente, la corona mural fue la elegida posteriormente para el escudo republicano).Se ha destacado el uso solemne que Alfonso XI de Castilla hacía de la corona, especialmente en un acto en Sevilla en 1340, en el que fue colocada en un estrado junto a una espada, para simbolizar al reino y asimilar el hecho de honrar la corona al de honrar la tierra, expresiones que aparecían en el Código de las Siete Partidas.

Juan I de CastillaEl último rey que fue solemnemente coronado fue Juan I de Castilla, el 24 de agosto de 1379. Juan I (1358 - 1390) era el segundo rey de la dinastía de Trastámara, hijo de Enrique II el de las Mercedes y de Juana, hija de Juan Manuel de Villena, cabeza de una rama más joven de la casa real de Castilla (la Casa de Borgoña). Después de él, los monarcas asumían la dignidad real por proclamación y aclamación.Corona de Alfonso XIILa corona ordenada por el rey Alfonso XII en 1874, desaparecida durante la Guerra civil española, correspondía a la representación heráldica de la corona real. Esto es: un anillo de base con 8 florones, engastado con piedras preciosas. Cada florón es de oro, engastado de diamantes y con una gran perla en la parte central. Bordeando toda la parte superior de dicho anillo hay una onda de oro con una perla en vértice de cada una de ellas entre cada par de florones. De cada uno de los ocho florones se desprende un arco decorado con una fila de perlas rebordeada de lado y lado por una fila de diamantes. Confluyen todos los arcos en la parte superior central de la corona. Al remate de los ocho arcos se encuentra un orbe con una cruz. Al interior de la corona hay un gorro de terciopelo rojo.

Alfonso XII con su corona apoyada a un ladoDesde Isabel IIDesde Isabel II, las mismas joyas han presidido las juras en las Cortes (la de su hijo Alfonso XII, su nieto Alfonso XIII, y el nieto de éste, el rey actual, Juan Carlos I):La corona conmemorativa del funeral de Isabel de Farnesio, consorte de Felipe V, viuda por entonces (10 de julio de 1766). La corona es de oro y plata chapada en oro y piedras no preciosas, con los escudos de los reinos de Castilla y de León. Fue confeccionada por orden del rey entonces reinante, Carlos III.Un cetro, regalo de Rodolfo II (proclamado Emperador del Sacro Imperio el 12 de octubre de 1576) a su primo el rey de España Felipe II. Proveniente de Viena, es una joya del siglo XVI. Otras fuentes lo identifican con un bastón de mando labrado en oro, esmaltes, rubíes y cristal de roca, de origen ruso del siglo XVII, regalado a Carlos II.

Un crucifijo de plata, de la colección del Congreso de los Diputados.

La coronaLa última vez que esta corona fue vista en público fue en 1981, durante el funeral de estado con motivo de la llegada de los restos del rey Alfonso XIII para su definitivo enterramiento en la Cripta Real del Monasterio de El Escorial.Joyas del Patrimonio y joyas privadasLas joyas exhibidas solemnemente en las proclamaciones reales y otras colecciones tradicionalmente vinculadas a la Corona Española, como el Tesoro del Delfín (que actualmente se exhibe en el Museo del Prado) u otras custodiadas en distintos lugares, forman parte del Patrimonio Nacional.

Las joyas que lucen los reyes de España, los príncipes de Asturias u otros miembros de la familia real española en la actualidad (diademas, collares, condecoraciones, etc.) son estrictamente privadas, no están vinculadas a ninguna institución, y se las considera propiedad personal del miembro correspondiente (sea éste el rey como persona particular, o algún otro pariente). En esa condición fueron llevadas con ellos al exilio en 1931 (proclamación de la Segunda República Española) y se mantuvieron fuera de España hasta 1975.

La familia real de gala en una recepción de EstadoVictoria Eugenia heredó joyas de su familia y la de su marido, aparte de recibir un sustancioso legado de Eugenia de Montijo, emperatriz de los franceses, quien era su madrina de bautismo. Además Alfonso XIII le regalaba exclusivas piezas. La reina demostró una pasión por las piedras preciosas que entra dentro del gusto de las casas reales de aquel entonces por la pedrería más ostentosa, pero contrasta con su dedicación a las obras benéficas y con la triste realidad social del país.La República en sus inicios tuvo algunas deferencias con los miembros de la Casa Real. Una de ellas fue enviar a la reina sus joyas en sus correspondientes estuches, pues al fin y al cabo eran propiedad suya. Durante su exilio la reina vendió algunas de sus más preciadas pertenencias, otras las repartió entre sus hijas y nueras, reservando algunas para ‘las futuras representantes de la realeza española’.

Victoria Eugenia con la Tiara de la Flor de LisEl codicilo testamentario de Victoria Eugenia sitúa en primer plano las ocho piezas descritas al vincular su propiedad, ya por tres generaciones al Jefe de la Casa. Efectivamente, don Juan recibió aquellas joyas que, tras la renuncia a sus derechos históricos, pasaron a Don Juan Carlos y que hoy lucen doña Sofía y doña Letizia en las ocasiones más solemnes. Como hemos visto, la mayoría de ellas proceden de la herencia de Alfonso XIII salvo el collar de perlas, que es de María Cristina, y el broche de perlas que sería de la Infanta Isabel, la «Chata».Fernando Rayón y José Luis Sampedro, autores del libro "Las joyas de las reinas de España", sostienen que, aunque muchas joyas, como la famosa ‘Perla peregrina’ o la ‘Esmeralda de Alfonso XIII’, no están en propiedad de la Corona, se les ha seguido el rastro y se han conservado. “Queda constancia de que se han salvado muchas joyas. En el caso de la ‘Perla Peregrina’ actualmente pertenece a Elizabeth Taylor. La Esmeralda fue vendida por Alfonso XIII cuando estaba en el exilio. Hay que decir que el Rey, efectivamente, está intentando recuperar joyas perdidas de alto valor económico. Don Juan Carlos, en ocasiones, las ha comprado a alguno de sus parientes que habían recibido las joyas en herencia”.

La Reina con diadema heredada y juego de joyas obsequiadas

Aunque Ansorena ha sido la joyería tradicional proveedora de la Casa Real y actualmente se ocupa de la conservación de las joyas que proceden de su taller, hay otros joyeros españoles que surten a la Familia Real, como Suárez, que hizo el anillo de compromiso del Príncipe de Asturias para Doña Letizia, o Carrera y Carrera, que ha trabajado igualmente alguna joya para la princesa.

Los Títulos de los Soberanos de España

Ha sido siempre costumbre encabezar las Leyes, Sentencias y Cartas de Ceremonia o de Cancillería con el nombre del Soberano y los títulos de cada uno de los Estados que posee, detallándolos por reinos y hasta por provincias.

Este “Título extenso” es el que se conoce por gran Título de un Soberano y el “Título pequeño” es el que se usa para la acuñación de moneda, por ejemplo. En este último no consta más que el nombre del Estado que gobierna.

La firma de Carlos V como Rey de EspañaEs costumbre también usar en el Título grande el nombre de los Estados que fueron poseídos por sus antepasados, como si todavía fueran sus soberanos. Dado que esta costumbre ha ocasionado controversias y reclamaciones se convino que al usar estos títulos se adoptaría la fórmula de non praejudicando, como se observa actualmente.Carlos I de España usaba el gran Título como sigue:CARLOS V, por la Divina clemencia, electo Emperador de Romanos, siempre Augusto y Rey de Alemania, de Castilla, de Aragón, de León, de las Dos Sicilias, de Jerusalén, de Hungría, de Dalmacia, de Croacia, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de Cerdeña, de Córdoba, de Córcega, de Murcia, de Jaén, del Algarve, de Algeciras, de Gibraltar y de Islas Baleares, Islas Canarias, Indias y Tierra Firme del Mar Océano; Archiduque de Austria, Duque de Borgoña, de Lorena, de Brabante, de Estiria, de Carinthia, de Carniola, de Limburgo, de Luxemburgo, de Güeldres, de Würtemberg, de Calabria, de Atenas, de Neopatria; Conde de Flandes, de Habsburgo, de Tirol, de Barcelona, de Artois y Borgoña; Conde Palatino de Henao, de Holanda, de Zelanda, de Ferrete, de Riburgo, de Namur, de Rosellón, de Cerdeña y Zutphen; Landgrave de Alsacia; Marqués de Burgovia, de Oristán y Gociano y del Sacro Romano Imperio; Príncipe de Suevia y Cataluña; Señor de Frisia, de la Marca Eslavona, de Puerto Naón, de Vizcaya, de Molina, de Salinas, de Trípoli y Malinas, etcétera.

D. Carlos, por la divina providencia emperador semper augustoEn 1875, el Consejo de Ministros acordó que para los Títulos reales, despachos, patentes y demás documentos se usase el Título pequeño de Su Majestad, según consta en la Real Orden circular del Ministerio de Estado de fecha 3 de abril del mismo año, que lo establecía de esta forma:DON ALFONSO XII, por la gracia de Dios, Rey Constitucional de España, etcétera.Pero como en las Cartas de Cancillería no se puede prescindir del Título grande, porque al hacerlo con los que no lo han abolido se reconocería implícitamente la superioridad del otro soberano, durante el reinado de Don Alfonso XII se usó este Título en la misma forma que se empleó para la notificación del fallecimiento de S.M. Don Fernando VII y de la proclamación de S.M. Doña Isabel II.

En junio de 1886, el Consejo de Ministros acordó que la fórmula que se debía emplear en el encabezamiento de los títulos fuera la siguiente:DON ALFONSO XIII, por la gracia de Dios y la Constitución, Rey de España, y en su Real nombre y durante su menor edad, la Reina Regente del Reino.Y para los decretos, al terminar la parte dispositiva:“… en nombre de Mi augusto Hijo el Rey Don Alfonso XIII y como Reina Regente del Reino, Vengo en… etcétera”Y finalmente, para las Reales órdenes:“S.M. el Rey (q. D. g.) y en su Real nombre la Reina Regente del Reino, etcétera”De modo que el Título pequeño de Su Majestad será:

DON ALFONSO XIII, por la gracia de Dios y la Constitución, Rey de España, etcétera.

El Título grande, como lo usó su antecesor, es:DON ALFONSO XIII, por la gracia de Dios y la Constitución, Rey de España, Rey de Castilla, de León, de Aragón, de las Dos Sicilias, de Jerusalén, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Menorca, de Sevilla, de Cerdeña, de Córdoba, de Córcega, de Murcia, de Jaén, de los Algarves, de Algeciras, de Gibraltar, de las Islas Canarias, de las Indias Orientales y Occidentales, Islas y Tierra Firme del Mar Océano, Archiduque de Austria, Duque de Borgoña, de Brabante y de Milán, Conde de Habsburgo, de Flandes, del Tirol y de Barcelona, Señor de Vizcaya y de Molina, etcétera, usado con la fórmula de non praejudicando por los Estados de familia de que ya no es soberano.Títulos y Honores de Don Juan Carlos ITratamientos:

5 enero 1938 – 15 enero 1941: Su Alteza Real El Infante Juan Carlos de España

15 enero 1941 – 21 julio 1969: Su Alteza Real El Príncipe de Asturias

21 julio 1969 – 22 noviembre 1975: Su Alteza Real El Príncipe de España

22 noviembre 1975: – : Su Majestad El Rey

Títulos en uso oficial:Los títulos de Juan Carlos I son (los marcados con * son títulos en pretensión, puramente nominales y ceremoniales):Rey de España, de Castilla, de León, de Aragón, de Dos Sicilias (Nápoles y Sicilia)*, de Jerusalén*, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de Cerdeña*, de Córdoba, de Córcega*, de Murcia, de Menorca, de Jaén, de las Algarves*, de Algeciras, de Gibraltar*, de las Islas Canarias, de las Indias Orientales y Occidentales y de las Islas y Tierras de la Mar Océana*; Archiduque de Austria; Duque de Borgoña, de Brabante, de Milán, de Atenas y de Neopatria; Conde de Habsburgo, de Flandes, de Tirol, del Rosellón y de Barcelona; Señor de Vizcaya y de Molina; etcétera.Debido a la gran cantidad de títulos asociados a la Monarquía Hispánica, sólo se escribían los más importantes, terminando la lista con un «etc.» o «&c.». Refiriéndose así a títulos secundarios y en desuso. Estos son:· Rey de Hungría, Dalmacia y Croacia· Duque de Limburgo, Lotaringia, Luxemburgo, Güeldrés, Estiria, Carniola, Carintia y Würtemberg· Landgrave de Alsacia

· Príncipe de Suabia

· Conde Palatino de Borgoña

· Conde de Artois, Hainaut, Namur, Gorizia, Ferrete y Kyburgo

· Marqués de Oristán y Gociano

· Margrave del Sacro Imperio Romano y Burgau

· Señor de Salinas, Malinas, la Marca Eslovena, Pordenone y Trípoli.

Honores en España

Rango militar

Capitán General de las Reales Fuerzas Armadas Españolas y su Supremo Comandante (22 de noviembre de 1975)

Con la venera del Toisón de Oro, la Cruz de Carlos III y las Grandes Cruces del Mérito Militar, Naval y AeronáuticoÓrdenes HereditariasSoberano Gran Maestre de la Insigne Orden del Toisón de OroGran Maestre de la Real y Distinguida Orden de Carlos IIIGran Maestre de la Real Orden de Isabel La CatólicaGran Maestre de la Orden Real y Militar de San HermenegildoGran Maestre de la Orden Real y Militar de San FernandoGran Maestre de la Orden de MontesaGran Maestre de la Orden de Alcántara

Gran Maestre de la Orden de Calatrava

Gran Maestre de la Orden de Santiago

Gran Maestre de la Orden de María Luisa

Órdenes militares y condecoraciones

Gran Cruz de la Orden del Mérito Militar, distintivo blanco

Gran Cruz de la Orden del Mérito Naval, distintivo blanco

Gran Cruz de la Orden del Mérito Aeronáutico, distintivo blanco

Con uniforme militar, en el que figuran las veneras de las órdenes de Santiago, Alcántara, Calatrava y Montesa

Honores extranjeros

Gran Cordón de la Orden de Leopoldo (Bélgica)

Estrella de Primera Clase de la Orden del León Blanco (República Checa)

Caballero de la Orden del Elefante (Dinamarca)

Gran Cruz y Collar de la Orden de la Rosa Blanca (Finlandia)

Gran Cruz de la Legión de Honor (Francia)

Gran Cruz de la Orden Nacional del Mérito (Francia)

Gran Cruz, Clase Especial de la Orden del Mérito o Bundesverdienstkreuz(República Federal de Alemania)

Gran Cruz de la Orden del Redentor (Grecia)

Gran Collar de la Dinastía de Reza (Irán)

Gran Collar de la Reina de Saba (Irán)

Gran Cruz y Collar de la Orden del Mérito de la República Italiana

Caballero de la Orden de la Annunziata (Casa de Saboya, no reinante)

Caballero de la Ilustre y Real Orden de San Januario (Casa de las Dos-Sicilias, no reinante)

Bailío Gran Cruz de Justicia y Collar de la Sagrada Orden Militar Constantiniana de San Jorge (Casa de las Dos-Sicilias, no reinante)

Caballero de la Orden de la Nación (Jamaica)

Gran Cordón de la Suprema Orden del Crisantemo (Japón)

Cadena Dorada de la Orden de Vytautas el Grande (Lituania)

Collar de la Orden del Águila Azteca (México)

Gran Cruz de la Orden del León de los Países Bajos (Países Bajos)

Gran Cruz de la Real Orden Noruega de San Olav (Noruega)

Bailío Gran Cruz de Honor y Devoción de la Soberana Orden de Malta

Caballero de la Orden del Águila Blanca (Polonia)

Gran Collar de la Orden de la Torre y la Espada (Portugal)

Caballero de la Real Orden del Serafín (Suecia)

Caballero de la Orden de Rajamitrabhorn (Thailandia)

Caballero 974º de la Orden de la Jarretera (Reino Unido)

Caballero de la Orden del Imperio Británico (Reino Unido)

Collar de la Orden de la Estrella de Rumania (Rumania)

Gran Collar de la Orden de Adolf Nassau (Luxemburgo)

Como Caballero de la Orden de la Jarretera