Compre un pueblo abandonado en España y dese prisa porque sube de precio
Los núcleos rurales en ruinas despiertan el interés del demandante nacional, a pesar de que los precios suben entre un 5% y un 10% cada año
Pueblo en Lleida de 44 hectáreas en venta por 450.000 euros.
Thinking of buying a deserted village in Spain? Hurry, prices are going up
La actriz Gwyneth Paltrow, a través de su portal de estilo de vida Goop, recomendó comprar hace un mes una aldea gallega para regalar por Navidad. El mensaje ha llegado bien lejos. Ya está reservada por una pareja de holandeses y en la agencia Aldeas Abandonadas se está confeccionando el contrato de compraventa por algo menos de 150.000 euros. La aldea, en Lugo, está formada por una casa de 360 metros útiles, dos pajares, un hórreo y otros inmuebles emplazados en el valle del Eo.
Lejos del asfalto, de los tubos de escape y de los rascacielos hay otra vida que evidencian los más de 3.000 pueblos y aldeas abandonadas que existen en España, sobre todo en Galicia, Castilla y León, Aragón y Asturias. Muchos no se pueden vender porque carecen de la documentación básica, pero centenares de ellos buscan una segunda oportunidad, un nuevo propietario que encienda, una vez más, las chimeneas y patee por sus calles.
Aldea con seis casas en el Valle de Eo, Lugo, en venta por 84.775 euros.
Mercado al alza
La compra de un pueblo abandonado ha demostrado ser algo más que una moda pasajera. Y, por eso, cada vez más propietarios se animan a organizar la documentación para poder vender el núcleo heredado. "Nos entran unos 20 al mes. Hay muchos clientes que quieren vender, generaciones de 35 a 45 años que ya no tienen apego al pueblo de su familia", dice Fafian.
Además, aprovechan que el mercado se ha encarecido. Los precios suben entre un 5% y un 10% anual, sobre todo los más económicos. "Hace unos años, la aldea más barata era de 12.000 euros, pero ahora la más asequible cuesta 52.000", recuerda Fafian. Aún así, sigue siendo un precio mucho más bajo que el que hay que pagar por un piso en cualquier capital. La agencia Aldeas Abandonadas tiene en cartera 110 pueblos que se pueden escriturar de un día para otro. El precio medio se mueve en la banda de los 200.000 a 450.000 euros, aunque los hay más caros: entre 2,5 y siete millones de euros (un pueblo en Huelva a reformar).
La compra y venta de estos núcleos rurales olvidados no es sencilla. Un año lleva Rosi Costoya tratando de recopilar toda la documentación necesaria para poder vender un pueblo en el entorno de Viveiro. Y en este momento está en conversaciones con los 24 dueños de otro, una misión ardua. "Normalmente, es imposible poner de acuerdo a más de 10 propietarios", apunta Costoya. Algunos de los últimos pueblos que ha vendido han sido a familias británicas que tenían la intención de montar un hotel rural con encanto. Es el caso de la parroquia de Xerdiz (Ourol, Lugo), vendida por 150.000 euros.
Estas dos empresas especializadas se encargan de tratar con los herederos, a los que intentan poner de acuerdo y, sobre todo, localizar, cosa que no siempre resulta sencilla porque algunos han fallecido y otros residen en otros países. Se encargan de acudir a notarios, registros, catastros y Ayuntamientos. Porque la parte más difícil es hacer vendible el pueblo. El apretón de manos que valía en el siglo pasado es papel mojado. "A nivel registral no tenemos perimetrado el pueblo. En el Registro aparecen distintas fincas que el vendedor debe identificar y ubicar dentro del pueblo", indica Fernando Acedo-Rico, director de Relaciones Institucionales del Colegio de Registradores.
Por eso, estas empresas se sirven de técnicos para hacer las mediciones precisas y poder escriturar la aldea en el Registro de la Propiedad sin miedo a que en unos años aparezca un heredero y reclame un muro o cinco piedras. "Conviene inscribirlo para que conste quién es el nuevo propietario", dice Acedo-Rico. Para este trabajo minucioso cuentan con la colaboración de los Ayuntamientos, deseosos de repoblar y rehabilitar sus aldeas. Colaboran para poner suministros, alcantarillado, alumbrado... Por eso, solemos exigir al comprador que haga una reforma y emprenda una actividad, no que compre una aldea y la dejé ahí", dice Elvira Fafian.
Rehabilitación de una de las casas de Pena Vella (Lugo), aldea comprada por 60.000 euros.
Y lo encuentran, porque la demanda no ha perdido interés. Es más, aunque el 70% de los compradores son extranjeros, especialmente ingleses, belgas y franceses, el nacional cada vez compra más. "Si hace unos años los españoles no eran ni el 1% , ahora ya son el 30%", dice Elvira Fafian, fundadora de la empresa Aldeas Abandonadas.
Milagros Ruiz ha comprado una aldea en Lugo a través de esta compañía. Pena Vella es el nombre del enclave que esta malagueña de 45 años que trabaja en banca y su marido, de 51 años, vieron en un programa de televisión. Habían ido antes a Galicia de vacaciones y su idea era comprar una segunda residencia en la zona. Pero poco después se hicieron una pregunta: ¿Y por qué no comprar aquel pueblo de la tele? Eran 15.000 metros cuadrados y seis casitas. El conjunto se vendía por 60.000 euros. Cuando todas las viviendas estén rehabilitadas —ya hay una— se transformarán en alojamientos de turismo rural, y Milagros, su marido y sus hijos dejarán el clima malagueño para empezar una nueva vida en Galicia. Gracias a las ayudas de la Xunta y a subvenciones europeas han conseguido 200.000 euros para la rehabilitación de las casas. Hay que tener en cuenta que la mayoría de estos pueblos están en ruinas y, de media, es necesaria una inversión de entre 500.000 y 600.000 euros.
Además de particulares (el 70% de los demandantes), que quieren emprender en hostelería, agricultura, ganadería, albergues de peregrinos, ecoaldeas o simplemente teletrabajar, también hay empresas y grandes inversores. Especial interés están mostrando inversores árabes y rusos por el rural español, comenta Fafian.
Pero muchos más son los particulares extranjeros que buscan un lugar para su jubilación. Hace poco Rosi Costoya, fundadora junto con su marido de Galician Rustic, recibió una llamada desde Canadá. Era de un grupo de amigos de la infancia que buscaban una aldea en la que jubilarse, pero que no querían retirarse en las típicas urbanizaciones del levante español. "Son abogados, médicos... Buscan un pueblo y quieren montar una huerta y una taberna y estar cerca de un servicio médico", narra Costoya. Su agencia gallega tiene localizadas más de 400 aldeas. "Seis son vendibles, y entre enero y febrero vamos a vender ya dos de ellas, la más barata por 130.000 euros", continúa.
Se vende idílica aldea asturiana con vistas a los Picos de Europa por 2,3 millones
Comprar uno de estos cinco pueblos es más barato que muchos pisos de Madrid o Barcelona
En España hay más de 3.000 pequeños pueblos y aldeas abandonadas.
Existen varias inmobiliarias especializadas en su venta.
Esta opción se ha convertido en un pilar para combatir la despoblación en la España vaciada.
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Aldea en LugoAldeas Abandonadas
La imparable subida del alquiler de viviendas es un tema de constante actualidad. Los precios, cada vez más elevados, preocupan a muchos españoles, principalmente en las grandes ciudades. Políticos como Pablo Iglesias se han referido con frecuencia a la necesidad de intervenir este mercado, pero lo cierto es que todavía no se han realizado avances al respecto.
En contraposición a los prácticamente prohibitivos precios de la vivienda en los núcleos urbanos, la alternativa rural está ganando relevancia. Y no solo en lo que se refiere a la compra de casas o terrenos, sino a la adquisición de aldeas o pueblos completos. Muchos conocieron esta opción por primera vez a finales de 2018, cuando la actriz Gwyneth Paltrow recomendó la aldea lucense de O Muiñovedro, que se vendía por menos de 150.000 euros, como regalo navideño. Poco después, dicha aldea fue comprada por un matrimonio holandés. Y lejos de lo que pueda parecer, esto no es algo excepcional.
Aldea en PontevedraFoto cedida por Aldeas Abandonadas
En España hay más de 3.000 pequeños pueblos y aldeas abandonadas, principalmente en el noroeste peninsular. Para muchos de estos lugares, la mejor opción para 'revivir' es su compra por parte de particulares. Por ello, hay ya inmobiliarias que dedican todo o parte de su negocio a este tipo de compra-ventas. Dos de ellas son galicianrustic.com y aldeasabandonadas.com, aunque también es habitual encontrar anuncios sobre pueblos completos en portales generalistas como idealista.com.
Elvira Fafián, Gerente Aldeas Abandonadas ha asegurado a 20minutos que "luchar contra la despoblación es base de este negocio". En una época marcada por la España vaciada y tras el histórico escaño logrado por Teruel Existe, la repoblación del medio rural ayuda a que "quien no se quiera ir tenga compañía".
Aunque podemos encontrar hasta un pueblo de Cuenca con plaza de toros, pista de paintball y un precio inicial de tres millones de euros, muchas de las poblaciones en venta tienen precios que oscilan entre los 150.000 y los 200.000 euros. Por menos de lo que cuesta un piso en el centro de Madrid o Barcelona, los portales anteriormente citados ofrecen varias opciones muy llamativas.
Cinco poblaciones por menos de 400.000 euros:
Aldea en Lugo con dos viviendas, pastos y frutales (140.000 €)
Aldea en Almería con cortijo y dos fincas (190.000 €)
Poblado en Tarragona con 14 casas y bosque para ganado (280.000 €)
Mini aldea en Las Palmas con 4 casas y huerta (385.000 €)
Aldea rural en Murcia con cinco viviendas, piscina y molino (395.000 €)
Aldea en Pontevedra Foto cedida por Aldeas Abandonadas
En los años en los que este tipo de transacciones daban sus primeros pasos, los compradores eran casi exclusivamente extranjeros. Sin embargo, la tendencia está comenzando a cambiar y, como señala Elvira Fafián "cada vez hay más compradores españoles, aunque el 70% siguen siendo suizos y norteamericanos". Este mismo verano, se hizo viral la noticia de un grupo de jubilados que compraron una aldea deshabitada en Lugo para retirarse. El precio pagado por los 120.000 metros cuadrados que abarca la población, con un río que bordea la zona, fue inferior a los 150.000 euros.
Eso sí, no puede obviarse que en muchos casos estas aldeas llevan años e incluso décadas abandonadas, lo que hace inevitable una inversión también en reformas. De cualquier modo, es innegable que la compra y restauración de pequeñas poblaciones ya se ha convertido en una opción en auge. "Lo rural está de moda", concluye Fafián.
De hecho, los bancos y cajas ya han movido ficha ante esta situación y ofrecen contenidos específicos sobre ello a sus clientes. El ejemplo más claro es el de ABANCA, principal banco de Galicia. Desde la entidad reconocen que "comprar un pueblo o aldea abandonada ha demostrado ser algo más que una moda pasajera" y ofrecen en su web varias recomendaciones. Una de ellas, que cualquier comprador debe tener en cuenta, es la de que "en este tipo de transacciones se adquieren todos los inmuebles que forman parte de un pueblo abandonado excepto los bienes públicos, cuya venta está prohibida por ley". Por tanto, la adquisición de edificios como el Ayuntamiento nunca estará incluida en la transacción.
Hablamos con gente que ha comprado un pueblo por 45.000 euros
Neil Christie es un inglés que lo dejó todo para levantar de nuevo una aldea asturiana en ruinas a la que ahora llama hogar.
Con 45.000 euros podrías hacer muchas cosas, como comprarte un coche deportivo o tapar varios agujeros en tu economía tras estos años de crisis. Lo que está claro es que, con ese dinero, no te llegaría ni para comprarte media habitación en cualquier núcleo medianamente poblado, por no hablar de la odisea que supone a día de hoy intentar comprar un piso a un precio digno en Barcelona o Madrid. Ahora bien, aunque parezca una contradicción, con esa cantidad de dinero podrías olvidar las casas y pisos y llevarte un pueblo entero. Sí, lo has leído bien, un pueblo entero.
Neil Christie se gastó esos 45.000 pavos cuando compró en 2006 la minúscula aldea de Arruñada, en Asturias. Lo de minúsculo es algo relativo, ya que las propiedades de Neil se extienden por dos hectáreas de prados verdes, bosques frondosos y cuatro construcciones en ruinas. Este británico, que va camino de los 65 años, lo dejó todo hace más de una década para cambiar radicalmente su estilo de vida.
"No fue algo premeditado. Mi esposa es profesora de español e inglés y ha trabajado en varios programas de intercambio en España. Yo aprovechaba algunos de sus viajes para hacer vacaciones. Jamás habíamos estado en el noroeste de España, y un fin de semana vinimos a echar un vistazo a Galicia y Asturias. Nos pareció un lugar precioso para pasar unas vacaciones más largas", recuerda Christie.
Al final, tras un par de años de reflexión, Neil aceptó una oferta de prejubilación y se mudó junto a su esposa y dos hijas a Llan, un pueblo de 16 habitantes —según datos del INE— que está a cinco minutos de Taramundi, la población con más habitantes de la zona —apenas 700— y capital del concejo asturiano que lleva el mismo nombre. Carlisle, la ciudad inglesa donde vivía hasta entonces este productor de televisión, tenía 75.000 habitantes.
ESTA FUE LA IMAGEN IDÍLICA DE ARRUÑADA QUE DEJÓ PRENDADO A CHRISTIE
El cambio fue, sin duda, importante. "No necesitaba dejar el trabajo, pero era una oportunidad única. Había llegado a la cincuentena y quería hacer algo diferente". Poco después de mudarse a Llan, Neil descubrió la ganga de Arruñada, un pueblecito de cuatro casas derruidas que se encuentra a una hora de Taramundi en coche, o lo que es lo mismo, en medio de la nada. "El principal inconveniente que tiene es la falta de infraestructuras básicas, como las comunicaciones, que son escasas", comenta sobre su nueva vida en los montes asturianos. "Las ventajas son mucho mayores: un estilo de vida distinto, la relación calidad-precio, la menor contaminación, el silencio y el clima, que es una maravilla. Son cinco o seis puntos positivos contra uno negativo, me parece un buen trato".
Por 45.000 euros parece barato y oportuno. "Lo es, pero también debes considerar los impuestos, los costes de las reformas y todos los pequeños detalles que van surgiendo con el tiempo", matiza Neil, un tipo que puede decir que vive en su propio pueblo. Él mismo —con la ayuda de su esposa Rosa cuando tiene fiesta en la academia— ha levantado una de las cuatro casas en ruinas manteniendo el look rústico y la construcción de piedra originales de la aldea. "Este año estará acabada al 99% y ya es habitable".
NEIL HA HECHO LA REHABILITACIÓN DE LOS TERRENOS ÉL SOLO
Neil calcula que se habrá gastado más de 150.000 euros en la primera reforma, y cuando acabe piensa atacar la segunda casa de la población. El mérito es que la mano de obra ha sido todo cosa suya. "El dinero no es un pozo sin fondo. Gran parte lo hemos conseguido con la venta de nuestra residencia en el Reino Unido. Ya no tenemos casa allí, espero que no sea una gran cagada con esto del Brexit", bromea. Las dos hijas de la pareja han vuelto a su país de origen para estudiar en la universidad y encontrar buenas oportunidades laborales, y ellos piensan que no van a volver pronto.
"Les ha ido muy bien haber crecido en España, ya que tienen un español casi nativo además del inglés. No creo que sigan nuestros pasos, porque esta área no es para jóvenes. No hay vida nocturna ni ocio, en Taramundi no hay nada de esto", reconoce Neil. Eso sí, tienen relativamente cerca una sidrería y algún restaurante rural, así que al menos todavía pueden ir a tomarse algo. Mientras hablamos por teléfono, la llamada se corta en un par de ocasiones. "Perdona, es que me he movido medio metro, y la buena señal solo está aquí". Imagino que habrá vuelto al rincón de las llamadas.
Por supuesto, en su pueblo ni hay televisión ni Internet. Por no haber, no hay ni cable de teléfono y, cuando llegaron, no había postes de electricidad ni agua potable. Con la ayuda del concejo de la zona han conseguido que les llegue la luz, el agua y han mejorado el camino de acceso, que ahora pueden usar coches más allá de los todoterrenos. "Les interesa que venga gente a vivir, porque son pueblos que forman parte del patrimonio del territorio y, si no hubiera nadie, serían literalmente un montón de piedras y se perdería el carácter y la singularidad de la zona".
LA CASA PRINCIPAL DE NEIL EN ARRUÑADA YA ESTÁ CASI LISTA DESPUÉS DE 10 AÑOS DE TRABAJOS
Los amigos y la familia, en un primer momento, se pensaron que estaban locos, pero ahora disfrutan del pueblo de Neil cada verano. Total, en avión no se tarda más de hora y media. Eso sí, después toca subir al monte y encontrar entre los árboles la remota aldea de los Christie, Arruñada.
Un mercado dominado por los extranjeros
La inmobiliaria Aldeas Abandonadas, que tiene un extenso catálogo de pueblos y aldeas, fue quien gestionó el papeleo y resto de burocracia a Neil. "Siete de cada diez compradores son extranjeros. Hay muchos franceses, belgas, suizos, americanos y mejicanos. El español está dejándose su dinerillo, cada vez más, aunque invierten más en terrenos, campos y viñedos", explica Elvira Fafián, gerente de AldeasAbandonadas.com.
¿Por qué cuestan tan poco pueblos como los de Neil, hay truco? "No hay trucos, no. Hay propietarios que ceden el pueblo durante unos años para que la gente viva y lo rehabilite; hay dueños que venden el pueblo a precios bajos porque les sale más a cuenta que pagar impuestos a hacienda", asegura Fafián, que distingue a tres perfiles de compradores: familias españoles que buscan escapar de la gran ciudad, empresarios que quieren hacer negocio con el suelo barato y extranjeros que se sienten atraídos por el clima y las condiciones sociales del país.
UNA DE LAS CASAS DE XUDÁN DONDE VIVIRÁN CRISTÓBAL Y MILAGROS
Vender una pueblo no es sencillo, y muchos llevan años con el cartel de "en venta". Hay de todo: desde aldeas que un ayuntamiento cede gratis a cambio de su rehabilitación hasta pueblos de 75 casas que cuestan entre los 400.000 y los 500.000 euros. "Donde está más barato es en la zona de Galicia, donde hay varias oportunidades por 30.000 euros. Los precios dependen más de si son zonas apartadas o relativamente cercanas a grandes núcleos de población. Si quieren vender, los propietarios pueden llegar a bajar un 20-25% los precios", comenta la inmobiliaria. Teruel, Soria, Burgos, Asturias y Galicia son las zonas de España con más pueblos abandonados a la venta.
Cristóbal y Milagros, dos andaluces cansados del calor y la playa de Málaga, decidieron seguir el mismo camino que Neil hace un par de años. En su caso, planean abrir un complejo de turismo rural en la aldea de Xudán, cerca de A Pontenova, Lugo. Los cinco caseríos y las 14 hectáreas de terreno les costaron "solo" 60.000 euros.
COMPRAR ALDEAS ES BARATO PORQUE EL VENDEDOR QUIERE DESPRENDERSE DE LOS TERRENOS
"Vimos un programa en la tele en que salía la aldea, y justo estábamos de vacaciones por la zona. Fuimos a ver la aldea y listos. A mi siempre me ha gustado Galicia, porque aquí hace tantísimo calor…", explica Milagros, que trabaja en el sector de la banca. "Aquí siempre es lo mismo, calor y playa. No hay montaña ni vida sana, queremos cambiar la comida, el ambiente, la naturaleza, todo. Estamos cansados de estar aquí".
Ellos acaban de empezar las reformas y esperan trasladarse en verano, cuando los niños acaben el cole. "Hay ayudas de la Xunta y de la Unión Europea para fomentar la repoblación del territorio rural", apunta Mili, que sabe de primera mano que los bancos no dan muchos préstamos para este tipo de aventuras. Sin embargo, ella misma confirma lo que nos explican desde la inmobiliaria. "El ayuntamiento colabora y te echa una mano con el agua, la electricidad y otros servicios básicos, ellos son los primeros interesados en recuperar la vida de la zona".
Hay que trabajar duro y tenerlo claro, pero pudiendo tener un pueblo, ¿por qué conformarse con un estudio de mala muerte en el centro de una gran capital? Piénsatelo.