El fugu, también conocido como pez globo, es uno de los mayores manjares de la cocina japonesa. Se trata de un animal cuya carne puede significar para el comensal un desembolso de más de 300 euros por plato; pero eso es lo de menos para un japones, adoran la suculenta carne de este pez. El problema es que en muchos casos este manjar es lo último que probaran. El Fugu es, probablemente, el animal comestible más venenoso del mundo.

El causante de esta circunstancia es la Tetradotoxina, un potente veneno que acompaña al fugu, y que si no se sabe separar correctamente de la carne del animal, es mortal de necesidad. Para que os hagáis una idea, con las toxinas de un único ejemplar de fugu pueden morir 15 personas.

¿ Y por qué los japoneses siguen consumiendo este plato ? Nunca he tenido la oportunidad de probarlo – todo se andará -, pero por lo visto en Japón, la exquisitez de la carne de este “animalito” es tal, que el deseo supera a la cordura. Incluso durante determinados periodos históricos estaba prohibido comerlo.

Hoy en día el fugu es la cima de la alta cocina japonesa, un “arte” que requiere de una técnica precisa llevada a cabo por unas manos conocedoras de la biología de este animal. Y no es para menos, ya que solamente puede ser preparado por cocineros especializados en fugu.

Desde 1858 solo los cocineros con licencia especial pueden preparar y vender fugu al público. El aprendiz necesita de dos a tres años de práctica antes de poder someterse al examen oficial. Éste consiste en una prueba escrita, un test de identificación de peces y una prueba práctica consistente en preparar fugu y comerlo. Solo un 35% de los candidatos supera el examen.

Esta prohibido que cualquier otra persona cocine un fugu. Y este punto no se lo toman a la ligera, ya que aparte de fuertes multas se puede incluso ir a la cárcel. A fin de cuentas la mayoría de las muertes que anualmente se producen en Japón a causa de la ingesta del fugu son debido a individuos que se los cocinan en casa.

Para evitar que, una vez se sacrificado el animal, las toxinas se descompongan y contaminen la carne, el pez es cortado vivo. De esta manera al veneno no le da tiempo a expandirse. Lo “curioso” del asunto es que no existe un medicamento que pueda salvar a una persona que haya ingerido las toxinas. En estos casos se paralizan los músculos y ya no se puede respirar; la muerte se produce por asfixia. Por ello la venta de peces de este género está completamente prohibida en la Unión Europea