SERRABLO SEPTENTRIONAL.

Decimoctava Salida Senderista y IV Cultural del Año 2023

TRAVESÍA CIRCULAR POR EL SERRABLO SEPTENTRIONAL

Realizada el domingo 29 de Octubre

 23 Kms y 460 m de Desnivel de Escasa Dificultad


Tres personas se juntaron a las 8:40 en la estación ferroviaria de Sabiñánigo, dos procedentes de Zaragoza, Alexandra y Pascal, y una de esta misma población, Pilara, de la Asociación Cultural Amigos de Serrablo, en calidad de guía acompañante. Las dos primeras, habían tomado el tren de las 6:48, de la Estación Delicias con trasbordo al autobús de Renfe en Huesca por obras en la infraestructura del ferrocarril con destino Canfranc.

Nuestra asesora, Pilara, con quien ya habíamos tenido intercambio de propuestas, sugerencias y planteamientos por teléfono y por correo electrónico, nos ilustró verbalmente y mediante folletos topográficos y fotográficos de la comarca serrablesa. Iniciado el recorrido por la arteria principal de Sabiñánigo en dirección al Puente de Sardás nos mostró un monumento sito en el extrarradio de la ciudad trasladado en bloques de piedra, uno a uno, desde el pueblo de Cortillas, uno de los de más la veintena de la provincia de Huesca que componen el desolador panorama de la España vaciada, por medio de vehículos del propio ejército.

La amable y encantadora Pilara nos acompañó hasta las proximidades de Satué y la rotonda de la que partía el desvío a Latás. Anduvimos escasos Kms, por una carretera apenas transitada. Un coche conducido por un corredor de montaña, Carlos, nos llevó hasta la Cruz de Lárrede, gracias a cuyo samaritano apoyo evitamos la contrariedad de caminar por asfalto, puesto que los senderistas ansiábamos respirar la plétora del embriagador aroma de la vegetación de bojes, escaramujos, hinojos y pinos que cubrían el húmedo entorno campestre. Descendieron explorando las inmediaciones de esta primera e insigne localidad que orbita desde la Edad Media en torno a la Iglesia de San de Lárrede, iglesia mozárabe del siglo X, ejemplar tipo del conjunto, de cuya estampa salta a la vista la torre campanario que realza el templo por su esbelta silueta y su sobriedad, y el ábside en sintonía con la construcción, de forma que este santuario está considerado como la obra señera de toda la arquitectura monumental del Serrablo. De hecho, alguien a su llegada a la pradera que antecede a este monumento se prosternó apoyando su frente en el suelo en señal de sentirse tocado por la gracia del lugar.

De ahí prosiguieron camino de ascenso a "A Torraza", torre prismática y cuadrangular de elevado porte que recuerda, no sólo por su fisonomía sino también por el nombre a la que de San Caprasio a Farlete en Los Monegros se apuesta en esa ruta que realizaron el 22 de Junio de 2019. A partir de aquí se inauguraba la etapa senderista propiamente dicha por cuanto la senda largamente deseada con todo su bagaje de fragancias vegetales se abría paso por un tramo donde se "oía" el silencio de un aire denso y húmedo que invitaba a saborear los aromas y el eco de inaudibles vibraciones.

Susín, al final de este bellísimo tramo, recibe a los visitantes con el recato de los lugares deshabitados que tiemblan sensibles a la llegada de los intrusos que no captan ningún hálito que presagie presencia humana. Sólo las esquilas de las vacas radiografían una transparencia atmosférica impalpable e inasible. Tres o cuatro caserones atrapados por la hiedra, portones de maciza factura, arcos de macizo intradós atunelado, y un ámbito adusto y romántico donde reina la soledad que excluye ruina. La iglesia de Santa Eulalia de la primera mitad del siglo X, conserva su fábrica original, el ábside con sus cinco arcuaciones ciegas y el friso de baquetones, Dos arquitos de herradura en la ventana del muro meridional airean un interior cuya bóveda de medio horno se apuntala sobre arcos fajones de medio punto.

Se despiden con nostalgia y sin palabras para bajar por una ladera boscosa abierta en canal por una traza que cae de bruces sobre el camino que separa Biescas de Oliván. A esta población que en contraste con Susín por la existencia de gente y vehículos van en poco rato para visitar el ejemplar eclesial de San Martín de la misma época que el anterior, con ábside ultrasemicircular cubierto con bóveda de horno y torre nada desproporcionada.

Penúltimo tramo, van a la ermita de San Juan de Busa a mitad de camino entre Oliván y Lárrede ya de regreso y completando la circular. Sendero acogedor sin la bravura del precedente, pero que igualmente agradecen a la madre de todas las naturalezas. La senda en altura a él conducente permite una primera toma de contacto en que priman las sensaciones etéreas. El cenobio yace en el fondo del valle envuelto por una desbordante chopera que alfombra de ocres y gualdas toda la vaguada. El otoño ha plasmado una pátina impresionista digna de un Degàs o de un Monet. Este templete mantiene su estado original e inacabado (no torre e inconclusa bóveda). En el muro oeste presenta una bella ventana ajimezada con tres arquillos de herradura que constituye el logotipo de los Amigos del Serrablo, nos diría Pilara. En fin, a modo de un arca de Noé, varada en un remanso a los pies del monte Ararat, que se hubiera trasladado por arte de magia a territorio serrablense.

Coser y cantar para lo que queda, volver al punto de partida, por Lárrede otra vez, pero con el intento infructuoso de ver San Pedro por dentro. El vecino que detenta la llave, al llamar sólo responde el perro. Tampoco comparece el gestor de Casa Isabal para autorizar la visita de sus empedrados, y el bus de las 15:20 no espera. Podría pasar si no llegamos antes. Hubo suerte y margen para la cerveza sin y el cafelito sin lactosa. Dos horas después el monbus cruzaba el Ebro.