DE CALATAYUD A LA CRUZ DE ARMANTES Y REGRESO.

Undécima Salida Senderista del Año 2024

DE CALATAYUD A LA CRUZ DE ARMANTES Y REGRESO

Sábado, 18 de Mayo - 26 Km y 650 m de Desnivel de Escasa Dificultad

                                 

                                   

Son las 7:07. Han transcurrido más cinco minutos de gracia, añadidos a la hora de salida. Solo hay tres personas, Lucía, Cristina y Pascal, en el punto de encuentro, puerta de entrada de la Estación de Autobuses de Zaragoza. Ninguno de los tres dispone de vehículo propio para trasladarse a Villarroya de la Sierra desde donde hubiera partido la travesía en romería a la Virgen de la Sierra, según se había programado. El guía propone, al no contar con transporte ni público ni privado, varias alternativas a partir de las salidas canceladas con anterioridad, Salto del Roldán, Graus a Monasterio Tibetano, y la Hoz Seca de Jaraba de este año. Para ninguna de las tres hay medios disponibles.

Y ¿por qué no realizar la marcha a la Sierra de Armantes que por azares similares tampoco se efectuó el 21 de Octubre en la 17ª escapada del año pasado? Puestos de acuerdo, comprobaron horarios de trenes. A las 9:00 circulaba un AVE Avant con parada 24 minutos más tarde en Calatayud, precio del billete 9'55 euros; y regreso en el regional de las 19:14 cuyo costo era de 4'85. En total,14'40 con tarjeta dorada.

A las 9:24, los tres decididos, saliendo de la estación cruzaron la ciudad bilbilitana por la calle Sixto Celorrio y el puente sobre el río Jalón y por el tramo final de la carretera de Soria, tomaron el desvío a la ermita de San Roque, dejando el camino de acceso a ésta a la izquierda, de modo que tomaron el del Barranco de la Bartolina y el de las Pozas que discurre entre pobres y exhaustos viñedos. Un largo, llano, firme y rectilíneo derrotero que no divaga y empieza a ganar altitud hasta que no se introduce en el bosque de pinos. La mañana, pese a estar ensombrecida por algunas nubes, resulta calurosa para los trajinantes. Ha virado la ruta 180º una vez se ha encaramado sobre la loma gracias a lo cual ha ganado en perspectiva. A la izquierda se aprecia otra alineación que discurre en paralelo. Cerca del objetivo, el horizonte se ha abierto lejano. y al fondo de la cuenca aprecia la vega del Manubles, con sus arcillosas tierras y extensos llanos, un entorno en el que falta por descubrir Moros, puede que a grupas de la colina que se interpone a la avizora mirada.

El reseco suelo que hoyan los andarines reclama un trago de H dos O, razón que les hace detenerse unos instantes para retomar parte del brío inicial. En otro "ea" no alcanzan ninguna aldea, pero sí la base a partir de la cual se empina la trocha en forma de trillado sendero. Ya es mediodía, y en media hora más por el vericueto que se abre paso por entre una sabana de vegetación arbustiva en su apogeo floral, no besarán el santo ni se postrarán ante la santina porque lo que podrán será tocar la Cruz de Armantes y su pilón geodésico. Ya han llegado y ya pueden escrutar lejanos confines desde la cima de 966 m, pico culminante de estos montes y escarpes desde donde se aprecian otras sierras y montañas, como el Toranzo, el Moncayo, la Sierra de la Virgen a la que habían previsto subir, el valle del Ribota, la depresión de Calatayud... Vicor, Morés. Más cerca y a los pies de los "res no tristes", sestean Torralba de Ribota y Cervera de la Cañada, desde donde en la próxima edición se juramentan para hacer ese otro trote rampante.

Una casualidad para el anecdotario. Toparon arriba con "un joven" londinense, hijo de la Gran Bretaña, que preguntó si ese remate donde "enhiesta la cruz se alza" era el santuario de la Virgen de la Sierra cuya romería se celebraba hoy. Dijéronle que ese evento de piedad popular se celebraba en un lugar denominado Villarroya. El azar quiso que él, viviendo en Villarroya donde había comprado una casa por seis mil euros, un precio inferior del que había gastado en un año de alquiler de un piso en Barcelona, se desplazara por error a donde los tres senderistas estaban, habiendo intentado ir, mutatis mutandis, a la localidad de donde él provenía, resultaba que era, por ello, un hecho harto sarcástico

Con vistas a tan solemne escenario geológico, repusieron fuerzas a descendieron al pie del prodigioso Castillo de cobrizos estratos que alternan con otros de tonos pálidos formando cornisas en función de la mayor o menor resistencia a la erosión. Materiales arcillosos unos y de yesos otros, la actividad hidrofluvial esculpe y ahorma una morfología llamativa que da generoso repertorio a los reporteros gráficos y a los aficionados a la fotografía. El Casillo de ciclópeas dimensiones, el Gorro del Cura o la Lámpara de Aladino, componen una realidad morfológica que podría superar a la fantasía onírica. Un conjunto de cárcavas y chimeneas de hadas, cintos y escarpes, dedos indicadores o índices y escarpes, esculpidos a base de golpes de sol, viento y agua pueden eternizarse en el vacío pero no pasar desapercibidos.

Enlazaron con el sendero que bordea el Barranco de El Salto de más de 9 Km de longitud. Otro prodigio de la naturaleza en colaboración con los agentes erosivos, donde surgen cascadas latentes, o sea desactivadas en épocas de estiaje, "olgas" de corpulentas proporciones, crestas y cauces vadeados a tramos, y sinuosos recorridos que alimentaron el deleite de un descubrimiento itinerante. Llegaron en torno a las 17:00 con dos horas de margen a la espera del convoy ferroviario mientras se solazaban en la céntrica plaza del Ayuntamiento adintelada de cafeterías y terrazas. Era el broche virtual de esta improvisada undécima correría por los cerros, vados y collados de nuestra perlada periferia.