DE FUENDETODOS A LA PUEBLA DE ALBORTÓN POR LA FOZ DE ZAFRANE.

Cuarta Salida Senderista del Año 2024

DE FUENDETODOS A LA PUEBLA DE ALBORTON POR LA FOZ DE ZAFRANE

Domingo, 25 de Febrero - 25 Km y 450 m de Desnivel de Escasa Dificultad

La salida que estaba prevista en autobús de línea a Fuendetodos a las 9:00 se efectuó en el coche de Iulia con quien viajaron Marcos y Pascal. Razones del cambio: los dos primeros tenían previsto trasladarse en ese vehículo por hacerlo la propietaria del vehículo, habitualmente en compañía de su perro Jack de gran tamaño, y por el motivo que hubiera primado, en caso de haber concurrido más senderistas (que se inhibieron, probablemente, por causas meteorológicas, lluvia y frío) se hubiera utilizado el transporte público previsto.

Hay que señalar también otra circunstancia. Se adoptó el sentido opuesto de la travesía que hubiérase iniciado en Fuendetodos, de modo que se propuso a los participantes salir de la Puebla de Albortón a donde llegaron a las 9:52, dadas las condiciones adversas que dificultaban realizar la travesía en su totalidad. Para llegar a la Foz de Zafrané caminaron los dos primeros Km por la carretera hasta el segundo peirón donde se indicaba la zona de escalada. Una vez superado el tramo asfaltado, la marcha se vio muy dificultada por el barro arcilloso del suelo que se adhería penosamente al calzado. Hubo también que superar vaguadas inundadas por las que alguien tuvo que descalzarse y sujetarse a cuerdas dispuestas en la horizontal de la roca para evitar caídas.

Los paredones de rocas calizas jurásicas presentaban oquedades sucesivas que fueron exploradas de cerca por los amigos de la naturaleza trepando por pedregosos pasos poblados de vegetación rupícola integrada por espino blanco, carrasca, sabina y escaramujo. El característico y cercano sonido emitido por chovas y grajas ponía las notas acústicas de fondo, el de las grullas más lejanas lo pondrían por el camino sobre campo abierto.

Al llegar al pie de los farallones se había ganado algunos metros de altitud que permitían disfrutar de perspectivas nuevas y sugerentes. Llegaron en su descenso a la columna de 42 metros que afianzó el viaducto del tren carbonero de Utrillas a Zaragoza. Este convoy de vía estrecha fue inaugurado en 1904 y se extinguió en 1966. La vía férrea de 127 Km de tendido estaba jalonada por 22 estaciones con sus casillas, de las que por el camino aún permanece alguna. La altura de la pilastra, bien conservada, salvo en su base mellada por el intento de voladura durante la guerra, nos da idea de la brecha geológica que salvaba el ferrocarril por a modo de puente.

Llegaron a la Cueva Madre o de las Grullas de amplias dimensiones. La cuerda para escalar que pende vertical por delante de su " boca" da idea (con la figura humana de un senderista de ese cabo colgando) de las dimensiones ciclópeas del orificio. Los flancos de la Foz de 1'8 Km disminuyen en desnivel a medida que se acercan al final de la misma. Un cruce de cuatro caminos que parten en todas las direcciones ponen a prueba el sentido de la orientación de los exploradores. Toman el camino de la izquierda que después de ladear una cantera y un aprisco cruza la carretera de Fuendetodos, punto al que pretendían dirigirse sin demasiadas probabilidades de alcanzar. Al otro lado de la cinta de asfalto la ruta de tierra sigue y atraviesa campos en barbecho.

Dos horas de andar les condujo hasta el fin del camino. Cruzaron campos yermos para enlazar con la carretera de regreso. Atisbaron algún zorro en rápida carrera de huida. Volvieron por la ruta de asfalto por los 5'7 Km que faltaban para llegar a las Puebla de Albortón en los Llanos de la Plana. Se estima un total de 19 Km de itinerario improvisado por los campeones de los senderos. Recorrieron sus calles solitarias y visitaron la iglesia de la Asunción del siglo XIX. El abuelo de José Gervasio Artigas, fundador de la República Oriental de Uruguay nació en esta localidad en 1693. En las escaleras del templo, se puede ver el busto del libertador, réplica de la escultura de Pablo Serrano que hay en Montevideo.

Así ponían el punto final a esta escapada por los confines esteparios surcados por las cicatrices de las foces y cañones abiertos por la naturaleza, y de las canteras y brechas para los aerogeneradores colonizadas por los humanos ¡Qué los desmanes industriales aporten efectos sostenibles!