ASCENSIÓN AL PICO DEL RAYO.

Novena Salida Senderista del Año 2024

ASCENSION DESDE EL FRASNO AL PICO DE EL RAYO EN LA SIERRA DE VICOR

Domingo, 28 de Abril - 16 Km y 745 m de Desnivel de Media Dificultad

Seis personas acudieron a la travesía, arriba reseñada, convocada por el colectivo Andalanda, la sección senderista de la Asociación Amigos del Andalán. Dos, Pilar y Mª Luz, partieron en coche en horario anticipado al del previsto; y cuatro, Tatiana, Alberto, Luis Ángel y Pascal, viajaron en el autobús de línea de las 9:00 que llegaba 9:55 a El Frasno, en conformidad con el programa previsto.

Media hora más tarde, una vez alcanzado el primer hito de referencia en el camino, la ermita de la Virgen de Pietas que se alza sobre la Colonia Veraniega homónima, tomaron el camino balizado con señales blancas y verdes del PR-Z-94 que se abre paso por un bosque de pino carrasco festoneado de enebro, carrascas y una considerable masa vegetal de encinas. Esta ruta va ganando altitud a partir de los 682 m del punto de partida de El Frasno, gracias a un serpenteado trazado que lo hace elevarse sobre los campos donde crecen más cerezos que almendros. Los últimos tramos dan paso a un estrecho sendero que repta en fuerte pendiente entre fragante vegetación en flor formada por retama, espliego, cantueso, majuelo, umbelíferas y gramíneas bajo el paraguas de las copas de pinos laricios. Atraviesan el collado que permite el cambio de vertiente entre el cerro de Santa Bárbara de sugestivas vistas, por pista que desciende entre la ladera inferior que conduce a Inogés, un pueblecito apiñado sobre una loma, y la falda del monte gemelo sobre el que pivotan las parábolas y antenas de radar de la Escuadrilla de Alerta Control Nª 1 del Ejército del Aire.

Enfilan ese tramo hasta el sendero que asciende oblicuo sobre la falda de cerrado bosque de pino silvestre (Pinus pinaster) cuyos fustes erectos forman un entramado formidable y sombrío cuyo microclima húmedo tapizado de abundante musgo propicia una de las más interesantes formaciones de acebos arborescentes (el acebal de Inogés) de nuestro suelo ibérico. Superada la trocha donde se esparce la tala arboricida que facilita apilar una ingente cantidad de troncos de pinos al borde del camino. El estrago causado en bosque de coníferas es lamentado por los visitantes que siguen el GR-9 hasta el desvío por sendero bajo el indicador que apunta al pico de El Rayo distante a 0'6 Km en aguda pendiente al final de la cual se enroca el espolón en bravo desafío.

Descartan la vía senderista que conduce a Viver de Vicor y Tobed,14 Km para no dar tregua al reto que supone culminar la modesta hazaña montañera. En menos de media hora alcanzan la cresta de desnudez rocosa, y no tardan en besar el santo que allí, en la cumbre en forma de columna de centro geodésico, un armazón metálico y su pararrayos, panel orográfico y la panorámica que abarca 360º de amplitud, allí se asienta. Esta atalaya de lujo compensa el esfuerzo invertido por los infatigables de la mochila gracias al privilegio de poder escrutar un amplio escenario de todo el relieve septentrional que alcanza el Moncayo y los lejanos Pirineos, pasando por sierras del Sª Ibérico coma las de la Virgen y Algairén, la ciudad de Calatuyud y toda una redolada de enclaves, embalses de prolija descripción.

Obviaron a las 13:20 la necesidad de restaurar fuerzas bien parando las máquinas como tomando nutrientes para poder alcanzar el ómnibus de las 15:20 de regreso a la ciudad contando con las dos horas previstas para el descenso. La aventura estaba servida, toda vez que escogieron la ruta más complicada, inexplorada y larga de las opciones posibles. Esa dirección engañosa no tardó en indicar "a Calatayud 21 Km". Intuyeron pronto que pronto desviaría a El Frasno pero después de subir una loma y volver en círculo cerca del pico hermano del escalado.

Al no poder recuperar horario, se relajaron y se sentaron para comer. Para el transporte de las 18:40 sobraban tres horas. Prosiguieron, volviendo a disfrutar de plantas y árboles que analizaban, rocas que clasificaban, flores y aromáticas que identificaban.

Ya en El Frasno, para distraer la espera recorrieron la población y tomaron sus refrescos tan tranquilos que descuidaron la hora. Al llegar a la marquesina de la rotonda observaron estupefactos que el bus pasó sin detenerse en ausencia de pasajeros. El último transitaría a las 21:00. No se resignaron y preguntaron a un conductor que pasaba por allí. Aceptó y pudieron llegar a casa a las 20:00. Esta inusual peripecia puso conclusión a nuestra nona escapada.