Yasunari Kawabata

Nació el 11 de junio de 1899 en Osaka (Japón). Cursó estudios en la Universidad Imperial de Tokio y durante los años veinte participó en un grupo literario de jóvenes escritores, los neosensacionistas, partidarios del lirismo y del impresionismo.

Su primera novela fue, Diario íntimo de mi decimosexto cumpleaños (1925), veinte años después publica, País de nieve, historia de un hombre de negocios y su amante geisha.Se convirtió en el primer japonés que ganó el Premio Nobel de Literatura en 1968, "por su maestría narrativa, que expresa con gran sensibilidad el espíritu japonés".

Tuvo una infancia trágica, signada por la sucesiva muerte de sus familiares más próximos. Completamente solo en el mundo a partir de los quince años, "niño sin familia ni hogar", como se autodefinía, completó su educación en un internado y luego en la universidad imperial de Tokio, donde se licenció.

Su estilo cobró verdadera personalidad y madurez en los relatos de La bailarina de Izu (1926). Kawabata, cuya sensibilidad le permitía meterse como nadie en la piel de sus personajes femeninos; cultivó un tipo de novela breve, casi en miniatura, desgarrada y episódica.

Entre los títulos destacados de su producción figuran asimismo Mil grullas (1951), El sonido de la montaña (1954), donde intenta recuperar parte de los valores desplazados ante la irrupción de la cultura norteamericana, El lago (1955), La casa de las bellas durmientes (1961), Kyoto (1962), y Lo bello y lo triste (1965); hacia el final de su carrera se centró casi exclusivamente en la ensayística y la crítica literaria.

Fue presidente del PEN Club japonés durante cuatro años y en 1959 le otorgaron en Frankfurt la medalla de Goethe. Kawabata se suicidó en un pequeño apartamento a orillas del mar. Ese mismo año se publicaría póstumamente la biografía ficticia El maestro de Go.

FRASES DE LIBROS DE KAWABATA:

  • La butaca que giraba en el vagón panorámico volvió a su memoria. Era como si viera su propia soledad, que giraba y giraba dentro de su corazón. “Campanas del templo, Lo bello y lo triste.”
  • Los viejos tienen la muerte, y los jóvenes el amor, y la muerte viene una sola vez y el amor muchas. “La casa de las bellas durmientes”
  • Ahora, más que la tarde anterior, no podía pensar en nadie con quien compararla a ella. Se había vuelto absoluta, más allá de toda comparación. Se había vuelto decisión y destino. “Mil grullas.”
  • Los árboles parecían cubiertos por flores de rocío. Era la sutil floración de la lluvia de primavera; una floración que casi todos pasaban por alto. “El loto en llamas, Lo bello y lo triste.”
  • -Hay mosquitos -dijo ella de pronto, y se puso de pie y sacudió las faldas de su kimono. En la solitaria quietud del bosque ni uno ni el otro tenían algo que decir. “País de nieve.”
  • Definitivamente, lamentaba haber tomado las fotografías. Había sido una imprudencia de mi parte. De las caras de los muertos no deberían quedar testimonios. “El maestro de Go.”
  • Pero, como le decía, es muy distinto ser modelo de un novelista. Es un sacrificio sin recompensa. ¡Adoro sacrificarme! Quizás ésa sea la razón de mi vida. “Un cielo cargado de lluvia, Lo bello y lo triste.”
  • Cuando uno ve el tazón, se olvida de los defectos del antiguo dueño. La vida de mi padre fue sólo una pequeña parte de la vida de un tazón de té. “Mil grullas.”
  • Estoy agotada y no me quedan ánimos. Tal vez cuando estamos cansados la tolerancia es la actitud más cómoda. “Primera nieve en el monte Fuji.”
  • Si no te casas, las dos estaremos entre los muertos no llorados. - No sé qué significa eso. - Son los muertos que no dejan descendientes que los lloren. “El loto en llamas, Lo bello y lo triste.”

CURIOSIDADES

1. Su misteriosa muerte y la soledad de sus amigos.

Yasunari Kawabata mantuvo durante su vida una estrecha amistad con dos de los más grandes escritores de la literatura japonesa: Yukio Mishima y Ryunosuke Akutagawa. Ambos vivieron vidas marcadas por el dolor o la incomprensión, y terminaron con ellas mediante el suicidio. El primero utilizó el terrible ritual del seppuku en 1970, mientras que Akutagawa decidió tomarse una dosis de barbitúricos en 1927. Las dos muertes afectarían profundamente a Yasunari Kawabata.

Sin dejar nota o explicación alguna, el 16 de abril de 1972 Kawabata puso fin a su vida en la ciudad de Zushi, inhalando gas tras dejar las llaves abiertas del paso de gas de su casa. Por este motivo, algunas voces, especialmente de la de su viuda, indican que pudo tratarse de un descuido y no de una acción intencionada.


2. Además de a la literatura, también se dedicó al cine.

Yasunari Kawabata tuvo una estrecha relación con el mundo del cine en su juventud. Según refiere Internet Movie Data Base, fue guionista y actor, y sus filmes más conocidos Kurutta ippêji (1926), Meshi (1951) y La voz de la montaña (1954). El primero es un drama mudo en blanco y negro basado en algunos de sus relatos y dirigido por Teinosuke Kinugasa. Meshi, por su parte, está dirigido por Mikio Naruse y contó con la participación del escritor como supervisor de guión. La voz de la montaña es una adaptación de su novela homónima y fue adaptada por Yôko Mizuki. Además de estas participaciones, muchos de sus relatos fueron llevados a la gran pantalla.


3. Noches en vela: Kawabata y el insomnio.

Desde su juventud Yasunari Kawabata sufrió problemas de insomnio que lo mantenían despierto durante toda la noche. Aunque el escritor tomaba somníferos, los “espíritus” que lo acompañaban y lo colmaban de desolación no lo abandonaron durante su vida.


4. La influencia de un Nobel en otro Nobel.

La casa de las bellas durmientes (1961) es uno de los relatos más hermosos del escritor japonés, una novela de atmósferas que reflexiona sobre la vejez, la decadencia física, el transcurso del tiempo y los recuerdos. Es una obra que serviría de inspiración para Memorias de mis putas tristes (2004), la última novela publicada por el escritor colombiano Gabriel García Márquez. Gabo leyó la novela de Yasunari Kawabata en torno a 1980 y es evidente que su relato bebe de la perturbadora historia del Nobel japonés tanto en el esqueleto argumental como en la búsqueda de crear una atmósfera sensual y onírica.