Literatura Africana

Sección mantenida por: Aníbal e Isa

Historia

El término literatura africana hace referencias a la creada por los pueblos de África. Tal y como indica George Joseph en la primera página del capítulo dedicado a la literatura africana en su obra Uderstanding Contemporary Africa, mientras la idea europea de literatura generalmente hace referencia a los textos escritos, en África este concepto incluye también la literatura oral. Tal y como indica Joseph, mientras que la visión de los europeos separa a menudo arte y contenido, el concepto africano es inclusivo. La literatura puede implicar un uso artístico de las palabras motivado por un interés al arte. Sin negar la importancia de la estética en África, debemos tener claro que, tradicionalmente, los africanos no separan de un modo radical arte de educación. En lugar de escribir o cantar por la propia belleza, los escritores africanos, tomando ejemplo de la literatura oral, utilizan la belleza para ayudar a comunicar verdades importantes e información a la sociedad. De hecho, un objeto se considera bello por las verdades que muestra y por las comunidades que ayuda a construir.

Literatura oral: África posee una rica y variada literatura que se ha ido desarrollando desde las primeras sociedades africanas y continúa floreciendo. La literatura africana escrita ha estado siempre en deuda con la literatura oral, que adopta formas muy diversas. Los proverbios y adivinanzas transmiten códigos de conducta y a menudo reflejan la cultura del hablante (de su uso depende el arte de la argumentación y la conversación), mientras que los mitos y las leyendas ponen de manifiesto la creencia en lo sobrenatural, además de explicar los orígenes y el desarrollo de los estados, clanes y otras organizaciones sociales de importancia. Generalmente se considera que las leyendas y los mitos tienen una base real. En muchos casos ofrecen una crónica sumamente detallada de la historia de un pueblo. Los cuentos populares, por su parte, se consideran fruto de la ficción. Los personajes principales de los cuentos populares africanos más famosos son la tortuga, la liebre y la araña. Estos cuentos se han difundido por todo el continente y han pasado también al Caribe, Estados Unidos y parte de Sudamérica como resultado del tráfico de esclavos africanos. A lo largo del siglo XX, y gracias a la labor de antropólogos e historiadores, se ha registrado buena parte de la literatura oral de zonas de Sudáfrica y de las antiguas regiones de Ruanda, Buganda y Congo.

Literatura primitiva: La primera literatura escrita aparece en el norte de África. Sin embargo, la vida y el pensamiento de esta región están más ligados a Europa y Oriente Próximo que al resto del continente africano. Así, la primera literatura norteafricana del Sahara, al igual que las obras del teólogo cristiano San Agustín y del historiador islámico del siglo XIV Ibn Jaldún, presentan grandes vínculos con las literaturas latina y árabe. En gran parte de los primeros textos escritos de África occidental se notan las influencias de la literatura islámica, transmitida a través de los norteafricanos tanto en su forma como en su contenido. Las primeras obras escritas de África occidental datan del siglo XVI y son fruto del trabajo de eruditos islámicos sudaneses como Abd-al Rahman al-Sadi, autor de Tarij as-Sudan (Historia de Sudan), y Mahmud Kati, autor de Tarij-al Fettach. Estas obras pusieron fin a la tradición oral de los imperios sudánicos occidentales de Ghana, Malí y Songay, de clara ascendencia árabe. La primera poesía escrita de África occidental era de carácter religioso y lo mejor de ella pone en evidencia el conocimiento de la poesía árabe preislámica y la poesía religiosa norteafricana. El poeta religioso más relevante de África occidental fue Abdullah ibn Muhammed Fudi, que vivió a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, emir de Gwandu y hermano del reformista musulmán Shedu Uthman. La literatura escrita de África oriental posee también una larga historia y muestra asimismo la influencia de los modelos árabes. Una historia anónima de la ciudad estado de Kilwa Kisiwani, escrita alrededor de 1520 en árabe, es el primer ejemplo conocido de esta literatura. Más tarde aparecieron versiones en swahili de la historia de diversas ciudades estado, así como poemas con un mensaje de carácter religioso o moral. La primera obra conocida en swahili , que data de 1728, es el poema épico Utendi wa Tambuka (Historia de Tambuka). La poesía swahili se desarrolla en su mayor parte a partir de la poesía árabe. Los escritores de poemas épicos en lengua swahili se inspiraron en la tradición romántica que rodeaba al profeta Mahoma y a partir de ésta elaboraron sus textos con entera libertad, adaptándolos a los gustos de oyentes y lectores. Alrededor del siglo XIX la poesía swahili abandonó los temas árabes y adoptó formas bantúes como las canciones rituales. Los principales poemas escritos en swahili datan de los siglos XIX y XX. El poema religioso más conocido, Utendi wa Inkishafi (El despertar de las almas), escrito por Sayyid Abdallah ibn Nasir, ilustra la vanidad de la vida terrena a través de un relato de la caída de la ciudad estado de Pata. La tradición oral de Liyongo, aspirante al trono de Shagga en el siglo XIII, se recoge en el poema épico Utendi wa Liyongo Fumo (Epopeya de Liyongo Fumo), escrita en 1913 por Muhammad ibn Abubakar. A pesar de que las regiones del Sudan de África occidental y las regiones costeras de África oriental poseían una rica literatura escrita antes de la llegada de los europeos, la literatura del resto del África subsahariana siguió siendo oral hasta el establecimiento de las misiones y las escuelas europeas.

Literatura contemporánea: Hacia comienzos del siglo XX los africanos empezaron a publicar su literatura en diversas lenguas africanas y europeas. A mediados de la década de 1970, el número de nuevos autores africanos se redujo considerablemente, debido al creciente compromiso de los intelectuales con las cuestiones políticas y académicas.

Sudáfrica--En Sudáfrica surgieron diversos poetas y novelistas de prestigio. Samuel E. K. Mqhayi es autor de una abundante obra en lengua josa, revelando así la fuerza de esta lengua como vehículo para la literatura escrita. Novelistas como Thomas Mofolo y Solomon T. Plaatje, conscientes de los ultrajes cometidos contra los sudafricanos negros bajo la dictadura de los blancos, retrataron a los negros como seres humanos complejos y dotados de un alto sentido moral. La tercera novela de Mofolo, Shaka, el zulú (1925), es una especie de biografía novelada de Shaka, un señor de la guerra zulú del siglo XIX. Esta obra, escrita originalmente en sotho, está considerada un clásico de esta lengua. La novela histórica de Plaatje, Mhudi, que trata sobre el personaje de Mzilikazi, lugarteniente de Shaka, se publicó en 1930. Su estilo, que incorpora cantos de alabanza, se inscribe en la tradición oral de la literatura bantú. A mediados del siglo XX numerosos escritores sudafricanos abandonaron su país debido a la política gubernamental. Entre los exiliados figuran Peter Abrahams y Ezekiel Mphahlele. La autobiografía "No soy un hombre libre" está considerada como la mejor obra de Abrahams; en ella relata la opresión racial que padeció durante su infancia en Johannesburgo. Mphahlele es uno de los principales críticos de la literatura africana negra. En su obra La imagen de África (1962), analiza la literatura africana escrita por blancos y negros. El autor lamenta la obsesión de esta literatura por las relaciones raciales y propone un tratamiento más amplio y profundo de los personajes desde otros puntos de vista. Otros autores importantes son A. C. Jordan, que escribe en lengua josa, y el poeta zulú R. R. R. Dhlomo. Prosistas como Alex La Guma y Bloke Modisane, al igual que el dramaturgo y crítico Lewis Nkosi, no obtuvieron reconocimiento hasta después de 1950. Dennis Brutus es un destacado poeta negro sudafricano. Los blancos sudafricanos poseen también una larga tradición literaria, tanto en afrikáans como en inglés. Entre los escritores en afrikáans figuran poetas como D. J. Opperman y Breyton Breytenbach, considerado uno de los mejores autores en esta lengua; y varios novelistas preocupados por las consecuencias del apartheid político, como J. M. Coetzee, autor de Vida y época de Michael K. (1983). Entre los escritores en inglés cabe citar a Olive Schreiner, cuya novela Historia de una hacienda africana (1883) se considera un clásico por su estudio pionero de las relaciones raciales y sexuales. Los efectos de la política racial sudafricana sobre la vida privada de las personas se reflejan en las obras de diversos escritores del siglo XX internacionalmente conocidos. Figuran entre ellos los novelistas Alan Stewart Paton y Doris Lessing; la novelista y autora de relatos Nadine Gordimer, galardonada con el Premio Nobel de Literatura en 1991; y el principal dramaturgo sudafricano, Athol Fugard. Las obras de Fugard, como El nudo de sangre (1961), Boesman y Lena (1969) y La lección de áloe (1980), desafían abiertamente la política gubernamental. Breytenbach, antiguo defensor del nacionalismo afrikáner, escribió en inglés Las confesiones de un terrorista albino (1985). Durante su exilio en París renunció a su lengua materna. La novela ofrece un duro relato de sus siete años en prisiones sudafricanas acusado de terrorismo.

África occidental-- La poesía ha sido la forma literaria dominante entre los escritores africanos en lengua francesa. Léopold Sédar Senghor, el poeta y presidente de Senegal, encabezó el movimiento de la negritud, que tuvo una influencia notable en la configuración del pensamiento de los intelectuales francófonos. Este movimiento, que alcanzó su cima en las décadas de 1930 y 1940, surgió como protesta ante la política de asimilación practicada por los franceses, como rechazo de la cultura occidental, antinatural y sin alma, y como reafirmación de los valores positivos de la cultura africana. Los poetas Briago Diop y David Diop participaron también en el citado movimiento. Son pocos los novelistas de África occidental que han escrito en francés. Sin embargo, estos escritores figuran entre los más brillantes del continente africano. El guineano Camara Laye destaca por la hondura psicológica de su obra narrativa, por ejemplo la novela autobiográfica El niño negro (1953). Camerún ha dado al mundo dos novelistas, Mongo Beti y Ferdinand Oyono, notables por la extraordinaria fuerza de su sátira. La literatura de África occidental en lengua inglesa no produjo obras de interés hasta la década de 1940. Desde entonces, no obstante, la producción ha sido impresionante. Destacan especialmente los autores nigerianos, los más conocidos de los cuales son quizá Amos Tutuola y Chinua Achebe. Tutuola se hizo internacionalmente famoso con la publicación de El bebedor de vino de palma (1952), obra basada en mitos y leyendas. Achebe analizó la amenaza que la civilización occidental representa para los valores tradicionales africanos en una de sus primeras novelas, Todo se divide (1958). Un hombre del pueblo (1966) es una sátira política sobre la corrupción en un país africano sin determinar. El poeta y dramaturgo nigeriano Wole Soyinka, galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1986, se inspira en mitos yorubas. Abiertamente crítico con el régimen militar nigeriano, Soyinka es autor de una importante obra poética, además de piezas teatrales como La muerte y el caballero del rey (1975) y la novela Los intérpretes (1965), un análisis satírico de la Nigeria moderna y sus antiguas tradiciones. El poeta y dramaturgo nigeriano John Pepper Clark hace un provocativo uso de los mitos ijaw (nigerianos) y las situaciones sociales. El poeta nigeriano Gabriel Okara se convirtió con su novela Las voces en uno de los pocos autores africanos que utiliza en su literatura personajes y valores exclusivamente autóctonos. El autor más conocido de Sierra Leona es el novelista William Conton. Su África (1960), cuyo protagonista es un joven africano educado en Inglaterra, pone el énfasis en las diferencias culturales. El ganés Kofi Awoonor figura entre los poetas más interesantes de África. Sus obras abordan los conflictos de la vida y la ominosa presencia de la muerte. El novelista Ayi Kwei Armah relata los últimos días del régimen del presidente ghanés Kwame Nkrumah en la novela La belleza no ha nacido todavía (1968).

África oriental-- La literatura contemporánea de África oriental incluye importantes obras autobiográficas, como las de los escritores kenianos Josiah Kariuki y R. Mugo Gatheru. James Ngugi, más joven, es autor de varios relatos y novelas, y una obra de teatro. Ngugi analiza en sus obras el impacto del cristianismo en la vida africana y destaca por la sencillez y claridad de su estilo. Jean Joseph Rabéarivelo, nacido en Madagascar, escribía en francés y figura entre los grandes poetas africanos. Sus primeros poemas revelan la influencia del simbolismo francés, estilo que abandonó posteriormente para utilizar con maestría la forma vernácula de la balada. Shaaban Robert, nacido en Tanganika (actual Tanzania), fue el primer poeta y ensayista de África oriental en lengua swahili. Su obra más famosa, Kusadikika (1951), analiza las distintas tendencias políticas de su país. La citada novela es una alegoría inspirada en Los viajes de Gulliver, del escritor británico del siglo XVIII Jonathan Swift. Una de las obras más leídas en África oriental sigue siendo Julio César de Shakespeare, traducida al swahili en 1966 por el entonces presidente de Tanzania Julius Nyerere.

Cronograma

Como ha ido evolucionando la literatura en África

Rasgos y características

A pesar de la riqueza de sus formas y de su temática, la literatura africana es poco conocida por los lectores hispanohablantes en general. Esto se debe tanto a una de sus principales características –predominio de la oralidad- como también a la escasa difusión producto de la falta de imprentas y editoriales y el costo elevado de los libros para la renta media de un africano. A la vez, cuando un escritor africano se vuelca a escribir en su lengua materna, se topa con dificultades tales como poco público potencial, debido a que la alfabetización es, en algunos casos aún una novedad.

Vale la pena asomarse al mundo de las letras africanas y echar un vistazo a lo que tienen para ofrecernos.

La literatura africana está marcada por tres herencias: los valores autóctonos de cada pueblo (cuyas delimitaciones no tienen por qué coincidir con fronteras políticas), el Islam y la cultura occidental producto de los largos años de colonización europea.

En cuanto a los géneros, la poesía representa la forma literaria más viva del continente. Ya sea escrita u oral -en cuya tradición ha habido siempre una alta proporción de autoras- la poesía es vista como un arma política capaz de transmitir enseñanzas además de ser una creación literaria. Por ello, las temáticas de los poemas pueden ser muy variadas. La novela, en cambio, es vista como una forma importada.

En la década del 30, los artistas africanos que vivían en Europa crearon el movimiento nacionalista cultural africano, que fue conocido más adelante por nombres como “negritud” o “autenticidad”. Se perseguía resistir la colonización de la mente africana y fue un movimiento tanto artístico como político. El principal representante fue el senegalés Sédar Senghor. Pero el movimiento se extendió y sumó a figuras tales como Jean-Joseph Rabeanvelo (Madagascar), Tchicaya U’Tamsi (Congo) y Yambo Ouologuern (Malí). Se impulsaba la defensa de una literatura propia, en contra del imperialismo cultural europeo.

Este movimiento se manifestó en temáticas dicotómicas tales como: la oposición del pasado y el presente africanos, el conflicto entre la tradición y la modernidad, la oposición entre el mundo propio y el extranjero, ente el individuo y la sociedad, entre el socialismo y el capitalismo, el dilema entre el desarrollo económico con ayuda exterior o la autosuficiencia en un desarrollo más lento pero sostenido, y la dialéctica entre la africanidad y la humanidad.

Autores y obras

1-La locura y la muerte- Ken Bugul.

La autora: Mariétou Biléoma Mbaye, que utiliza el pseudónimo wólof de Ken Bugul, que significa “nadie me quiere”, necesita volcar sus experiencias vitales en la escritura. Tras regresar de Bélgica, a donde había ido a estudiar y en donde había vivido al límite de una crisis profunda, escribir se convirtió en una terapia que la ayudó a buscar de nuevo el equilibrio. Lo anterior junto a su boda con un morabito de edad avanzada que la llevó a formar parte de su harén, la hizo encontrarse a si misma y ser dueña de su libertad de elegir.



2-Suspiro- Ananda Devi.

La autora: Está considerada una de las voces más importantes del Océano Índico. Con sus publicaciones ha sabido conquistar las exigencias de un público francófono exigente. Su escritura, vigorosa y fina, sus heroínas torturadas, la omnipresencia del contexto indo-mauriciano en sus obras crean un universo poético casi místico que no se parece a ningún otro surgido en esta zona geográfica. Su estilo incisivo, lírico y penetrante, escrito en francés, integra el criollo y el hindi.



3-Verano-J.M. Coetzee.

El autor: John Maxwell Coetzee (nació en Ciudad del Cabo, el 9 de febrero de 1940), más conocido como J. M. Coetzee, es un escritor y novelista sudafricano.Por sus obras se le otorgó el Premio Nobel de Literatura en 2003, por «la brillantez a la hora de analizar la sociedad sudafricana», según el acta de la Academia Sueca.



4-El asesino de Banconi- Moussa Konaté.

El autor: Moussa Konaté era, sin duda, el escritor maliense más destacado y conocido en el extranjero y uno de los grandes autores en lengua francesa del África subsahariana. Había nacido en 1951 en Kita, una pequeña ciudad del occidente de Malí, y tras titularse en la Escuela Normal Superior de Bamako ejerció como docente durante algunos años en su país. Eso fue antes de tomar la decisión de dedicarse de lleno a la escritura, una vocación que, como repitió muchas veces, había despertado en él durante la infancia con la lectura de las aventuras de Tintín.





Selección de textos


DICHOS DEL EXILIO de Ahmad Al-Shahawi:

La tierra es una cárcel,

y los cielos guardan las estrellas fugaces.

Huye,

entra en el trono del

amor,

pues la muerte es una criatura,

y tu lugar es el desierto.

Tu secreto se ha difundido,

y la duración de tu tiempo surge de una rosa.

Visitarás un istmo

y serás aniquilado,

mas tu alma permanecerá indescifrable.



MULATO de Fernando Costa Andrade:

Pertenezco a la generación que ha de vencer

e intenta abrir nuevos caminos

sobre el mundo.

No paro ni me canso

ni me asusto

ni tan siquiera grito

las voces que el silencio enronqueció.

Nací igual que un mensaje

con raíces en todos los continentes…

Me hicieron capaz de amar

y de crear

me cargaron los hombros

de certezas

y me dieron el coraje de superar

impedimentos

Pero soy apenas Hombre

igual a ti hermano de todas las europas

y a ti hermano que transparentas

las áfricas futuras.





CUERPO MORENO de Francisco José Tenreiro:


Si yo dijera que su cuerpo moreno

tiene el ritmo de la cobra negra al deslizarse

mentiría.

Mentiría si comparara tu rostro fruto

al de las estatuas adormecidas de las viejas civilizaciones de África

con ojos rasgados en sueños de plenilunio

y boca en secretos de amor.

Como mi isla es tu cuerpo mulato

fuerte tronco que da

amorosamente ramas, hojas, flores y frutos

y hay frutos en la geografía de su cuerpo.

Tu rostro de fruto

ojos oblicuos de safu,

boca fresca de frambuesa silvestre

eres tú.

Eres tú mi isla y mi África

fuerte y desdeñosa de los que te hablan en derredor.

Galería multimedia


Ken Bugul- La locura y la muerte:

Ananda Devi- Suspiro:

J.M. Coetzee- Verano:

Mousse Konaté- El asesino de Banconi: