Sufrimos.
Sufrimos con las mentiras, traiciones, el estres...
Sufren las viudas, los marginados, los despreciados.
Sufrimos por la muerte de personas amadas, amigos pierden amigos, amantes pierden a su amor,
la lista de dolores no tiene fin.
Nacemos en medio del sufrimiento.
Cuando nace un bebé, la madre sufre 9 meses y luego en el parto.
Y al partir de este mundo, hacemos sufrir a alguien.
Y todo bienestar que tenemos está basado en el sufrimiento de alguien más.
El bienestar del niño se basa en el sufrimiento de sus padres.
Y ante todo esto cabe la pregunta:
Si Dios existe, porqué es que existe tanto dolor en el mundo?
Si Dios es real ¿Porqué es que existe tanto sufrimiento?
Si Dios es bueno, como la biblia lo declara, por qué hay tanta tragedia en el mundo?
Si el es todo poderoso, por qué hay tanto dolor y tanta desesperación en la tierra?
Cuando no se concilian estas realidades es inevitable pensar: Dios no existe. Dios ha muerto.
La gente trata de que todo tenga algo de sentido.
Pero, hay que aclarar que Dios no es responsable de todo el dolor en el mundo...
Si crees que Dios es bueno y que para siempre es su misericordia, entonces debes saber
que algo de propósito tiene en todo lo que sucede. Es más fácil decirlo que vivirlo, es verdad,
pero así es.
El sistema nervioso es aquel que nos permite sentir el dolor.
El dolor tiene la función de alertar sobre algo que está funcionando mal.
Algo no está bien. Algo está roto, algo debe ser arreglado.
Mientras más grande el dolor, más grave es el desorden que lo está causando.
Los leprosos no sienten dolor y pueden ir por ahí perdiendo
partes del cuerpo sin darse cuenta, caminando sobre cristales
o sitios inhospitos sin la más minima noción. Eso sería un mundo sin dolor.
Si en el mundo hay dolor, si en el mundo hay sufrimiento, y tan grande,
es porque algo igual de grande está mal. Algo igual de fuerte....
CONTINUARA-
(Tomado de la prédica sobre el Dolor de Juliano Son)