Por John Paul Jackson, El Arte de Escuchar a Dios
Hablemos sobre consejos prácticos para dar una palabra profética.
Debes creer que Dios quiere hablar contigo y por medio de ti. Y puede suceder ahora mismo, en los próximos minutos. 1 Corintios 14:1 dice: “Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis.” . 1 Corintios 14:31 dice: “Porque podéis profetizar todos uno por uno, para que todos aprendan, y todos sean exhortados.”
Pon atención a la sensación de Paz que trae el Espíritu Santo. Si tu espíritu no está en paz, guarda silencio y espera hasta que la paz retorne a ti. Esto es bastante simple. Es difícil disciplinarte para hacerlo, porque el diablo quiere que creas que le fallarás a Dios por callarte, pero eso sería parte de la condenación. El diablo quiere que te sientas fracasado. Salmos 85:8 dice: “Escucharé lo que hablará Jehová Dios; Porque hablará paz a su pueblo y a sus santos, Para que no se vuelvan a la locura”. Confía en el Señor. Él hablará paz a su pueblo. Recuerda Filipenses 4: “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”
Debes tener la seguridad de que hay paz en lo que vas a decir y que es el Señor el que está llenándote de urgencia e ímpetu para decirlo.
Pon mucha atención a las insinuaciones del Espíritu Santo. Recuerda que el Espíritu de la Profecía está bajo tu control. Jamás te obligará a decir algo sin dejar que tu mismo lo juzgues primero. 1 Corintios 14: 32, 33 dice:
“Y los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas; pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz.”
Recuerda, la Paz es el suelo fértil para la revelación. Dios es el autor de la paz, no de la confusión. Así que cada vez que sientas confusión, calla, no intentes hablar, espera. Deja que el polvo se asiente, por así decirlo. Y cuando hayas tenido paz, entonces habla con claridad.
Las sensaciones físicas no son razón para dar una palabra. Al principio de nuestro aprendizaje, Dios usará cosas como taquicardia, calores intensos, un vacío en el estómago, llanto, risa en gozo de Dios, escalofríos, etc, para captar tu atención. Pero estos también son los síntomas de una crisis neurótica. Muchos dicen: “Yo dije esa palabra porque cada vez que Dios me habla mi ojo izquierdo comienza a parpadear solo...”. Bueno, podría ser que tengas un problema con los nervios. Podría ser, en especial si lo que vas a decir no es verdad. Y tal vez lo sabes pero no quieres defraudar a Dios quedándote callado. No vas a defraudar a Dios si te callas.
Dios nos llevará a un punto de madurez donde no necesitemos más de sensaciones físicas para saber que está presente en nosotros. Tal vez te preguntas por qué Dios usa a veces sensaciones físicas en la gente. Bueno, míralo de este modo, mete tu dedo en un toma corriente en una de las paredes. Encontrarás un tipo de energía que no es normal para tu cuerpo. A veces, cuando Dios te está hablando, encuentras una energía que no es normal para tu cuerpo. Dios es luz. La luz tiene energía. ¿No habías pensado en Dios como una fuerza de energía? Pues sí, es eso y mucho más. Es una forma simple de decirlo.
Aprende a reconocer el tiempo apropiado. Una palabra de parte de Dios dicha en el momento inoportuno causa irritación a la persona que recibe, porque el Señor no les ha preparado para recibirla. Es como escuchar rasguños en una pizarra. Yo mismo lo he hecho. He cometido ese error.
Una vez una dama se sentó en una de nuestras reuniones. Se sentó en primera fila y tenía un sombrero que le cubría por debajo de la línea de sus ojos. Se sentó quieta con la cabeza baja toda la reunión. Lo tomé como un reto. NO LO INTENTE EN CASA. Lo hice en mis años de inmadurez. Yo declaraba en mi interior repitiendo: “Dios se va a mover en ti, Dios se va a mover en ti...”. Al final de la reunión di esta palabra. Le dije: “Esto es lo que el Señor quiere decirte: Dios sabe que tu crees que eres profetiza. En verdad si has tenido algunas experiencias inusuales. Le has estado diciendo a tu familia que tu eres una profetiza. A los 5 años tuviste un accidente automovilístico y tienes una placa metálica insertada en tu cráneo. Tu padre murió en ese accidente y has estado culpando a Dios todo el tiempo desde ese día. Dios quiere sanarte de esto porque en verdad te ha dado un don. Si lo aceptas, habrá sanidad para ti y recibirás más de parte de Dios.” Al final le pregunté si esta palabra tenía sentido para ella. Ella respondió: NO. Le pregunté que parte de la palabra no tenía sentido. Ella dijo que nada tenía sentido. Le pregunté: “¿Es decir que nada de lo que dije estuvo correcto?” . “Nada de lo que dijiste es verdad”, dijo ella y siguió: “... y tu eres un falso profeta”.
Esto sucedió muy temprano en mi ministerio, hace muchos años. Pregunté en la audiencia si alguien más había recibido una palabra equivocada. La gente decía que no, todos habían recibido palabra 100% acertada. Levantaban la mano y decían uno por uno que si habían recibido palabra totalmente correcta.
Entonces me disculpé, le dije que no sé lo que había sucedido. Inmediatamente di por terminada la reunión y les envié a todos a casa. Traté de huir corriendo a mi auto antes de que me caigan a pedradas. La gente con don profético aprende que debe parquear su auto con el frente a la calle listo para salir y nunca entrar en iglesias donde haya piedras a la entrada. Estaba en el proceso de salir huyendo cuando un hombre joven se me acerca y dice: “Perdón, puedo hablar con usted?” Le dije que no, que era un mal momento. Le dije que si me llama por teléfono la próxima semana podríamos hablar pero no en ese momento. El joven dijo: “No, usted si puede hablar y debe hablar conmigo. Le debo contar sobre mi hermana.”. Yo pensaba: “Me estoy muriendo y este quiere hablarme de su hermana...”. El dijo: “La mujer con la que hablaste allá adentro es mi hermana.” Me empecé a disculpar. No solo la había herido a ella sino a este joven también!. Probablemente toda la familia estaba herida! Eché todo a perder! Yo no paraba de disculparme y pedir perdón.
El joven me interrumpió diciendo: “No, no, no. Todo lo que dijiste si es verdad!, Cuando ella tenía 5 años sufrió un accidente en auto. Tiene una placa metálica en su cabeza. Nuestro padre murió en ese accidente. Ella se cree ser una profetiza. Le ha estado diciendo a la familia que ella es una profetiza, pero nunca ha perdonado a Dios por haber matado a nuestro papá. Todo lo que dijiste era verdad.”
En ese momento tenía ganas de gritarle a la gente: “Regresen, Regresen!”
Pero el Señor me enseñó algo. Me dijo: “Hijo, declaraste una palabra fuera de tiempo, en el tiempo incorrecto. Trataste de demostrarle algo a esa mujer. Pero lo que yo busco es el tiempo en el que poder sanarla.”
El tiempo correcto es muy importante.
No necesitas una visitación de ángeles para recibir una palabra de parte de Dios. Un mensaje de parte de Dios puede y vendrá en una gran variedad de formas: Imágenes rápidas en tu mente, frases, fragmentos de frases, pensamientos, impresiones, porciones bíblicas viniendo a tu mente, esas son algunas de las formas en que la revelación viene de parte de Dios.
Deberás entender la diferencia entre Interpretar un mensaje y Traducir un mensaje. Traducir un mensaje es comunicar lo que escuchaste palabra por palabra, mientras que Interpretar un mensaje es transmitir la idea del mensaje que recibiste. Nuestra tarea es transmitir mensajes del mundo espiritual y el poder del Espíritu Santo con medios naturales para que la palabra pueda ser entendida y recibida con gozo.
Tenemos que tomar eso que es espiritual y decirlo en lo natural, en formas humanas de comunicación. A veces es fácil de hacerse, a veces es muy difícil. Pero la traducción es cuando tienes que decir: “Así dice el Señor...” . Una interpretación es cuando ves una imagen, una proyección como de film, escuchas ideas o conceptos. Asegúrate de entender estas dos dinámicas porque si lo haces vas a no vas a confundir la interpretación con la traducción cuando se hable en lenguas o cuando te cuenten un sueño y si no entiendes cuando debes transmitir solo el concepto y no palabra por palabra de forma literal y te será de gran ayuda porque los conceptos pueden ser los mismos, pero las palabras diferentes.
Ahora, una vez que te han dado palabra de parte de Dios, ¿que más hay que hacer en el proceso de recibirla? ¿Qué hacer una vez que Dios te da una palabra profética para alguien? Recuerda que no se debe proclamar en público toda palabra profética. Muchas palabras se dan con el propósito de interceder. Algunas palabras tienen el propósito de entrenarnos para conocer como es la forma de ser de Dios y cómo reconocer su voz. Otras palabras deben ser puestas en espera hasta recibir otra confirmación que a veces vendrá de una fuente externa. A veces el mensaje deberá ser puesto por escrito y entregado a una persona con mayor madurez espiritual que tenga más entrenamiento en escuchar a Dios para que te ayude a presentarla.
Algunas profecías se deben declarar en privado a personas en particular mientras que otras profecías pueden ser compartidas abiertamente en público. 1 Corintios 14: 24, 25 dice:
“Pero si todos profetizan, y entra algún incrédulo o indocto, por todos es convencido, por todos es juzgado;
lo oculto de su corazón se hace manifiesto; y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros.”
Me ha sucedido esto muchas, muchas veces. La gente ha dicho: “Dios está en verdad en medio de ustedes”. Gente ha sido salva en nuestras salidas evangelísticas porque Dios en verdad está entre nosotros revelando los secretos del corazón de las personas y la gente viene a conocer a Jesús porque los secretos de su corazón son revelados, como la mujer junto al pozo.
No tienes que ser dramático cuando declaras una palabra de parte de Dios. No tienes que usar un lenguaje elegante o antiguo. Por favor, no lo hagas. No inicies tu declaración profética con la frase: “Así dice el Señor...”. A menos que el Señor en verdad te haya dicho que digas eso. Cuando yo digo algo, generalmente digo con la frase: “El Señor quiere que sepas que...”, “El Señor quiere que entiendas que...”, o “El Señor te dará provisión para ...”. Yo evito usar la frase: “Así dice el Señor...”. Si es que escucho esa frase en voz audible o tengo una clara instrucción de usar esa frase, entonces si la usaría. Si lo he hecho. Pero debemos comunicar exactamente de la manera en que la palabra viene: “Veo una fotografía”, “Veo una imagen”, “Ví una especie de film”, “Escuché al Señor decir...”, puedes usar esas frases. Ayudará a que la gente confíe en ti y te crea, porque hablarás claro y le ayudarás a la gente a entender el contexto.
Usa tu voz natural. El Espíritu de Dios confirmará tu palabra al corazón de la persona que estás ministrando. Juan 16:13 dice:
“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.”
Todos y cada uno de ustedes puede escuchar cosas que habrán de venir. Todos y cada uno de ustedes.
Si la palabra tiene que ser dada en una reunión de creyentes, entonces el volumen de la voz debe ser proporcional al tamaño del grupo para que todos puedan oír.
Una vez estuve en una iglesia de 5000 personas. Alguien se puso de pié y empezó a hablar y nadie sabía que se estaba hablando, porque lo decía con un susurro: “Así dice el Señor...”. Nadie pudo oír. Solo la gente a los lados de la persona podían oír pero se la pasaron diciendo: “Shh!, Shhhh!” al resto de la congregación y fue demasiado tarde.
Si estás en un recinto grande, probablemente vas a tener que hacer algo más que simplemente susurrar. Vas a tener que hablar en congruencia con el tamaño del lugar para que la gente pueda oírte.
Si es una palabra que vale la pena en una reunión, entonces debes decirla con el volumen apropiado de voz y de la forma correcta.
Palabra de dirección y corrección debe permitida declarar solo a aquellas personas con mayor madurez en su habilidad de escuchar a Dios. Si en mis años de inmadurez profética Dios me hubiera dado el poder de hacer caer fuego del cielo, habría dejado algunas docenas de pastores chamuscados y humeando. Estoy tan agradecido que Dios no haya hecho eso. Eso me enseñó que probablemente es mejor dar palabras de corrección y dirección cuando estés más maduro y cuando sea Dios el que hable por medio de ti, no solo cuando a ti no te parece correcta la forma en que ese pastor se peina o porque no te gustó el color de alfombra que pusieron en el nuevo salón de la iglesia, o una variedad de cosas.
¿Sabes cual es la causa primordial para la división de iglesias? La alfombra del nuevo salón. Literal. El color de la alfombra puede causar más división y que un grupo se vaya de la iglesia más que cualquier otro problema. Tu te ríes, pero es verdad.
El tono y el carácter de la palabra debería reflejar el tono y carácter de lo que Dios está haciendo. Mencioné esto el otro día. Es triste escuchar que una persona diga en llantos y lamentos depresivos: “Dios dice regocijaos!”. No es correcto que diga esta palabra en tono de lamento. Eso no transmitiría el corazón de Dios para la palabra que está impartiendo. Debes pedirle a Dios que te de la forma de poder transmitir la palabra que te está dando.
Mantente dentro de los lineamientos de la Biblia. Una vez, un hombre se paró en la congregación y empezó a declarar en voz alta: “Dios ha dicho que como ustedes saben, mi hijo Jesús finalmente derrotará a su hermano satanás.” En ese momento me pregunté si tal vez eran mormones. Porque es lo que ellos creen. Creen que Jesús y satán son hermanos y están peleándose por el planeta Tierra en una disputa entre hermanos.
Deja de hablar una vez que has transmitido el mensaje. Seguir hablando y añadiendo más cosas no mejorará el mensaje. ¿Alguna vez has escuchado profecías de ese tipo, en que la persona habla horas de horas de horas? Pudo haber habido un diamante en toda esa palabrería. Pero por la cantidad de palabrería, tu no te diste cuenta y trataste todo el mensaje como hojarasca y basura y todo lo tiraste a la basura. Siempre le digo a la gente: “No lleves a tu pastor palabrería llena de hojarasca y basura esperando que traten el mensaje como si fuera un diamante.
Entrégale el diamante.” Tenemos esa idea equivocada de que Dios es grande y por eso debemos hablar mucho. No, de ninguna manera. Dios es grande, si, pero puede decir su mensaje en una sola palabra, dos palabras o tres palabras.
Una vez estuve con Micke Bickle en la ciudad de Kansas. Fue tan divertido. Prepárate para reír. Micke estaba hablando y de pronto, en medio de su charla, Bob Johnes, otro profeta, interrumpió el mensaje para gritar lo siguiente: “¡Queso con Macarrones!” y luego se volvió a sentar. A Micke Bickle se le saltó una vena en la frente que le sale cada vez que se irrita. Empezó a tratar de controlar su ira aferrándose a los bordes del púlpito. Yo veía las venas de su cuello y la vena de su frente saliéndose y pensé: “Oh, No..”. Con su dedo parecía dar una orden: “No dejen que escape vivo”. Al final de la charla, Micke bajó del púlpito y una mujer se le acercó para hablar pero el la dejó esperando diciéndole que debía ir a arreglar un pequeño asunto y volvería... quería ahorcar a Bob Johnes. La mujer insistía que debía hablarle. Así que hizo señas para que alguien vaya a llamarle la atención a Bob y se quedó a hablar con la mujer. Ella le dijo a Micke: “Nunca he estado antes aquí, no tengo idea quien eres, no sé que es lo que crees. Lo único que se es que mi hijo murió hace 2 semanas. Dios me prometió que mi hijo sería creyente antes de morir. Yo no sé si Dios cumplió su promesa, porque no sé si mi hijo conoció a Jesús antes de morir. Y no puedo soportarlo. Estoy llena de sufrimiento. Ya no puedo soportar el dolor más e iba a suicidarme. Y aquí en mi bolso puedes ver el revolver cargado y listo, una 45 con balas. He horado y he dicho a Dios – Si en verdad eres real, necesito escucharte. Muéstrame algún lugar donde pueda escucharte. Abrí las páginas amarillas en la sección de Iglesias. Y aunque no lo creas, una luz brilló sobre tu dirección. He manejado dos horas para llegar aquí esta mañana para escuchar una palabra departe de Dios. Y lo que escuché fue ese grito de – QUESO Y MACARRONES!”
En ese momento, Micke empezó a disculparse con la señora diciendo que eso nunca volvería a suceder.
La mujer le dijo: “No, es que usted no entiende. Esa fue palabra para mí departe de Dios. Mi hijo era vendedor de la empresa Kraft en la línea de Queso con Macarrones. Tengo mi respuesta. Mi hijo está con el Señor...”
En ese caso, Bob no tuvo que levantarse a decir en lenguaje muy religioso: “Así dice el Señor...” y empezar a inventarse alguna metáfora sobre el Macarrones con Queso. Bob simplemente declaró la palabra tal como la recibió.
Ahora déjame decirte algo. Si alguna vez tu tienes que hacer lo mismo, decir un disparate fuera del protocolo, más te vale que ores para que pronto haya fruto. Porque si no hay fruto, tal vez te maten antes de ver que era en verdad palabra de Dios. Es un proceso doloroso. Yo lo sé. Deja de hablar una vez que ya has dicho el mensaje. Decir más no mejorará el mensaje.
Una palabra de ánimo debe acercar a la persona más a Dios. Jeremías 23:22 dice:
“Pero si ellos hubieran estado en mi secreto, habrían hecho oír mis palabras a mi pueblo, y lo habrían hecho volver de su mal camino, y de la maldad de sus obras.”
La palabra de Dios debe causar cambios. Debe animar y acercar las personas más a Dios. La palabra debe acortar la distancia entre la persona y Dios. Las personas deben llegar al punto de rasgar sus vestiduras y volverse a Dios en lloro y ayuno!
Espera que Dios confirme su palabra.
Espera que los líderes analicen y juzguen la palabra, estando siempre dispuesto a rendir cuentas ante los líderes por lo que estás declarando a las personas.
Rinde siempre cuentas a tu líderes y mantente bajo su cobertura, porque ellos tienen encomendado cuidarte. Ellos son responsables ante Dios por las almas.
Espera hasta que tengas favor. Declara una palabra proporcional a la cantidad de favor que tienes. Yo he fallado tantas veces en este punto. Si Dios me mostraba todo un párrafo sobre alguien, yo pensaba que debía decirles el párrafo completo. Pero me di cuenta luego que la respuesta a ese párrafo era reducida. Una frase del párrafo les impactaba pero el resto les irritaba porque no estaban listos para escuchar esa parte. Porque ellos no me habían dado esa medida de favor.
Si tienes muy poco favor ante la gente pero recibes una gran cantidad de palabra para ellos, no puedes decirles todo, deberás decirles muy poco, según el grado de favor que tienes ante la gente. Si dices más de esa medida, será como rasguños en una pizarra de su vida y no van a reaccionar bien. Tu objetivo no es demostrarles que eres profeta. Tu objetivo es desatar algo que les acerque más a Dios y cambie su modo de vivir.
Si no tienes favor ante ellos, si ellos no te han concedido favor, entonces no responderán bien al resto de la palabra que les entregues. De hecho, arruinará lo poco de palabra que sí habían aceptado y hará que desechen todo el mensaje a la basura. Espera tener favor de la gente para darles la palabra que has recibido para ellos.
No es lo mismo que te busquen a ti y pidan hablar contigo. En ese caso podrás decirles mucho. Pero si tu les buscas pidiéndoles que escuchen una palabra de Dios que tienes para ellos, en ese caso no puedes decirles mucho. Deberás decirles menos. Todo esto depende del grado de favor que hay en sus corazones para contigo. El simple hecho de que se acerquen a ti por sus propios medios y te busquen quiere decir que tienes favor ante ellos. Pero si tu eres el que los busca para decirles que tienes palabra para ellos, entonces no sabemos la cantidad de favor que tengas a no ser que demuestras un poco de poder de Dios.
Tienes todavía menos espacio para decir algo cuando declaras en voz alta algo en una reunión pública, porque no puedes avergonzar a nadie, exponer a nadie, ni decir nada malo sobre ellos, lo único que te está permitido declarar en una reunión pública es palabras de esperanza para el futuro cuando estés declarando palabra en una reunión.
Cualquier palabra de dirección o corrección que deba darse, tendrá que suceder en privado, cara a cara.
¿Qué hacer si cometes errores al declarar palabra para las personas?
Bueno, no existen nacimientos sin sangre. El nacimiento de un bebé no es nada pulcro y perfecto. El simple hecho de que estás aprendiendo dice que eres inmaduro y cometerás errores. El simple hecho de que no eres perfecto hará que cometas errores.
Sabemos que en cuanto al profeta Samuel, ninguna de sus palabras caía a tierra sin cumplirse y queremos que eso nos suceda a nosotros también. Lo que no sabemos es que en el proceso de madurar a ese nivel, cometeremos errores. Recuerda que no es lo mismo un falso profeta que un profeta inmaduro.
Un profeta inmaduro no te llevará a adorar a otro Dios. Un falso profeta te lleva a adorar a otro Dios. Hay una gran diferencia en esto.
Proverbios 24:16 dice:
“Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse; Mas los impíos caerán en el mal.”
Si cometes errores, volverás a levantarte y seguirás siendo considerado un justo, porque te levantaste, te arrepentiste, corregiste y seguiste adelante. Si, es necesario que reconozcas el error y te arrepientas. Si, deberás pedir perdón a la persona que le dijiste, o a la iglesia. Deberás arrepentirte al nivel de la influencia que tengas en proporción a la cantidad de personas que escucharon. Si yo hice que alguien se ponga de pié en medio de la congregación, y declaré una palabra equivocada, entonces tendré que disculparme con toda la congregación. Si en privado declaré una palabra incorrecta, deberé disculparme en privado. Si doy una palabra a nivel nacional, deberé disculparme a nivel nacional. Deberás disculparte en proporción al radio de influencia que tengas y la cantidad de personas que te vieron. Si no lo haces, tu ministerio profético pierde valor. Esto es algo que me molesta tanto acerca de mucha palabra profética que anda por ahí flotando en el internet. Hay tanta profecía que han dicho que no se cumplió, pero nadie ha salido a pedir disculpas. Esto me molesta en lo más profundo. Esto no hace más que desacreditar el ministerio profético.
No me molesta que las personas cometan errores. La inmadurez no me molesta demasiado. Fallar en pedir disculpas, eso si que me molesta.
Recuerda que cuando nace un bebé hay mucha sangre y no es un evento pulcro y perfecto. En todo nacimiento de un bebé hay complicaciones. Recuerda también que la biblia menciona que donde hay bueyes trabajando habrá suciedad.
Aprendamos de nuestros errores y cuando sucedan, pidamos disculpas, pidiendo que Dios nos muestre la causa de ese error. Recuerda que la habilidad de Dios para perdonar es mayor que tu habilidad de fallar. Recibe su gracia con corazón contrito y humillado.
1 Pedro 5:5 dice:
“Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes.”
Los jóvenes también son las personas que están inmaduras en el ministerio profético.
Evita recordarle a la gente tus profecías pasadas. Evita usar la frase: “Te lo dije...” o “Yo si dije que esto iba a suceder”. No te preocupes por recordarle a la gente profecías pasadas que dijiste. Créeme, si sientes la necesidad de recordarles, es porque ellos no te tienen en buena estima. Y el hacerles acuerdo solo les irritará.
Si tu palabra profética no se cumplió, no busques explicaciones ni pretendas explicar por qué no se cumplió culpando a la persona. Si había una condición en la profecía, debías decírselo al inicio, explicando las consecuencias de la condición. No puedes volver luego a tratar de explicar una profecía no cumplida diciendo que había una condición.
Decir cosas como “te lo dije...” o “yo si dije que eso iba a suceder...” es señal de orgullo, egocentrismo, y tu necesidad de reconocimiento, que es robarle la gloria a Dios y Él se opondrá a ti.
Evita frases manipuladoras como: “Dios me dijo algo sobre ti tan grande, pero no te lo puedo decir.” Esto hace que Dios se vea como un abusador.
Evita frases como: “Dios me dijo más cosas sobre ti, pero no me permite decírtelo”. Al decir esto estás diciendo: “Yo soy tan espiritual y tu no y si fueras tan espiritual como yo, te lo podría dar.” Esto también es orgullo en el don que tienes y simplemente quiere decir que necesitas que todo el mundo se entere de que tienes dones sobrenaturales.
Evita decir profecía sobre cosas obvias tales como: bebés que van a nacer, o personas que se van a casar. Esas son cosas obvias que le sucede a todo el mundo. La gran mayoría de personas se va a casar algún día y van a tener bebés. Podrías hablar lo contrario. Que tal si le dices a una persona estéril que va a tener un bebé. Puedes hacer esto. En ese caso no es algo obvio. Lo obvio es que no pueden tener hijos.
Tengo 400 fotos de bebés de personas que eran estériles. Dios dijo: “Diles que tendrán un bebé”. Personas que no podían tener hijos ya por 9, 11, 15 años. En un caso 30 años. Decirles que para este mes del próximo año tendrán un bebé.
Y esto sucedió en el caso de mi propia asistente Amanda. Luego de 11 años de esterilidad un día le dije: “Para esta fecha en el próximo año tendrás un Bebé”, y ahí lo tienen, sucedió.
Dios fue bueno y misericordioso. En ese caso, lo obvio era que ella no podía tener hijos. No profetices cosas obvias. Profetiza excepciones.
Evita dar profecía sobre personas que se van a casar. Hay tantos movimientos proféticos que se han metido en problemas porque han llegado al punto de decirle a la gente con quién debe casarse. Muy malo, terrible. No he visto que esto jamás haya funcionado. Seguramente debe haber un caso en algún lugar del mundo, pero los matrimonios arreglados por los padres tienen mayores probabilidades de éxito que eso. Los matrimonios arreglados por los padres tienen mejores probabilidades de éxito que matrimonios arreglados por profetas.
Evita dar profecías intergalácticas o exageradas como: “ Tu serás un profeta para las naciones muy pronto, no importa que tengas 8 años de edad...”. Evita cosas de ese tipo. Cosas como: “Dios te hará algo tan grande que ni siquiera cabe en este planeta!” A eso yo le llamo profecía espuma. No tiene solidez y solo sirve para elevar el ego de la gente. Pocos están llamados a ser apóstoles a las naciones. Hay tanta gente que terriblemente me irrita con esto, y creo que es irritación santa. Me han dicho: “ Yo soy el Apóstol Fulano de tal”. Entonces les pregunto cuántas iglesias han plantado. Y no han plantado ninguna y se llaman apóstoles. Les pregunto si han estado involucrados en el trabajo misionero. Dicen que no. Les pregunto si han sido pastores de iglesia alguna vez. Dicen que no, que son electricistas. Solo porque un profeta alguna vez les dijo que van a ser apóstoles a las naciones, quieren ser llamados apóstol ahora.
Entonces les cuento lo que implica ser apóstol según la Biblia para ver si en verdad quieren serlo: 1 de Corintios 4, algo que no han leído y les mando a leer.
Dice que eres burla ante hombres y ángeles.
Dice que eres la escoria del mundo.
Dice que das todas tus posesiones para beneficio de otros.
Cuando dicen que no han hecho ninguna de estas cosas les hago caer en cuenta que no son apóstoles, no importa qué profeta les haya dicho, según esta palabra, no son apóstoles, porque Pablo dice en 1 de Corintios 4 cuáles son las señales para reconocer quién es un apóstol. Léalo. Entonces vuelvo a preguntarles si en verdad quieren ser apóstoles. Esta vez dicen que ya no. Bien por ellos.
No des profecía pretenciosa. Si ves que una persona no tiene anillo de matrimonio en su dedo, no trates de darle palabra sobre su futuro matrimonio o hablarles sobre la esposa o el esposo que Dios les va a traer. He visto esto en acción. Es algo bastante desagradable.
Cuando estás en otro país, como Polonia por ejemplo, ellos no usan su anillo de matrimonio en la mano izquierda, sino en la derecha. En esos casos te meterías en problemas serios.
Una de las preguntas que más me hacen es cómo saber cuando Dios habla. Siempre marco las diferencias entre lo real y la falsificación. No te enfoques en la falsificación, sino en lo real.
Sabrás cuál es la voz de Dios por la forma en que viene a ti.
Sabrás que es la voz de Dios por la relevancia de lo que te está diciendo. Sabrás que es la voz de Dios por el fruto que produce en ti.