RAFAEL GARCÍA HERREROS

"El Minuto de Dios quisiera ser una realidad, una aplicación práctica y objetiva, de la doctrina social, mantenida hasta ahora en el campo de los libros y de las ideas*"

* García Herreros R., (2015) Pueblito Blanco p. 147

"Todo tiene una función social Todo lo que nosotros tenemos debe cumplir una función social: nuestra inteligencia, nuestra sensibilidad, nuestra cultura, nuestra riqueza, nuestros bienes.". García H. R. (2009) Constructores de la nueva Colombia p. 187

"Uno de los puntos centrales de la doctrina social católica es que el hombre es un ser esencialmente social. Y que en su vida está obligado a cumplir un fin a favor de los demás. Es decir, que debe servir a la comunidad con todo aquello de que disponga. Si tiene talento, con la inteligencia. Si tiene riqueza, con la riqueza. Si tiene alegría, si tiene dolor, con ellos prestar servicios invaluables. Lo que el cristianismo rechaza es la inutilidad o el egoísmo de las vidas". García H. R. (2013) Hermano de los hombres p. 68

"No olvidemos este primer postulado social cristiano. Nuestra vida y lo nuestro tienen el deber de servir a los demás. Sea el capital espiritual o el capital material. Sea el capital de la alegría o el divino capital del dolor. El capital del talento o el capital de la salud. El capital de la juventud o el capital de la experiencia". García H. R. (2013) Hermano de los hombres p. 68

Una comunidad cristiana1

El Minuto de Dios es una comunidad cristiana que trata, desde una filosofía espiritualista, de resolver gran parte de los problemas de la comunidad. El primer ensayo se está haciendo en Bogotá, Colombia, Suramérica. Se han reunido 400 familias. Se han construido las casas; se están haciendo talleres, colegios, cooperativas, todo dentro de un ambiente cristiano y disciplinado.

El Minuto de Dios es la ciudad más limpia de Colombia, más alegre, más organizada. Está prohibida la venta de licores embriagantes, y se vive en continua exaltación del trabajo y de la comunidad. Las familias, que antes vivían en condiciones deplorables, actualmente viven en un alto nivel, superior a la mayor parte de los pueblos de Colombia. La mayoría de las casas tienen televisión, lavadora eléctrica, estufa a gas, etc. Todos están pagando por cuotas sus servicios en El Minuto de Dios.

Se está tratando de encontrar el término medio entre el comunismo y el capitalismo, dentro de un denominador común, que es la doctrina social y cristiana. En El Minuto de Dios se ha creado la mística de superación. Los jóvenes universitarios discuten acaloradamente las fórmulas sociales que deben orientarlo; los señores resuelven todos los problemas de la comunidad.

Todos los muchachos y muchachas están estudiando en el gran colegio que existe en El Minuto de Dios. En los talleres del Minuto de Dios, se reparten equitativamente las ganancias, de acuerdo con la necesidad de los obreros y su trabajo.

El Minuto de Dios se presenta no como una realidad que pueda resolver ya, inmediatamente, el problema social en Colombia, pero sí como un ejemplo, como una célula de una gran importancia, que puede ser el principio de muchas otras que formen un gran organismo. En El Minuto de Dios no hay diferencias sociales, en el sentido tradicional de América Latina. Todos son iguales. Todos están obligados al trabajo común, durante dos horas a la semana, etc., y todos tienen las mismas oportunidades. El Minuto de Dios quisiera ser una realidad, una aplicación práctica y objetiva, de la doctrina social, mantenida hasta ahora en el campo de los libros y de las ideas.

Ideología y propósitos de la obra2

El Minuto de Dios es una corporación con personería jurídica número 2527, constituida con una doble finalidad: primero, difundir las ideas católicas, especialmente en el campo social; y segundo, ayudar a las familias pobres, sea con un auxilio transitorio o también organizándoles una nueva vida en el barrio El Minuto de Dios.

Las ideas matrices que orientan el barrio El Minuto de Dios son las siguientes:

a) Dios es nuestro Padre.

b) Nosotros somos hijos de Dios; con una inmensa dignidad, somos la familia de Dios. Los bienes han sido creados para el uso de todos los hombres. La propiedad privada de los bienes es de derecho natural y tiene función social.

c) Los hijos de Dios no pueden ser mendigos. No está de acuerdo con la voluntad de Dios que haya hombres en la miseria, mientras a otros les sobran bienes.

d) Los hijos de Dios no pueden tampoco ser ricos, tranquilos e indiferentes ante la inmensa miseria de sus prójimos. El rico es un simple administrador de los bienes de Dios a favor del hombre pobre.

e) La abundancia de los bienes terrenos del rico debe suplir la indigencia de estos mismos bienes en el pobre, para que a su vez la plenitud en disponibilidad hacia el Reino de Dios, que existe en el pobre, supla la gran indigencia que fatalmente en estos bienes y en disponibilidad para lo divino causan las riquezas.

f) El cristianismo es esencialmente comunitario; es el cuerpo místico de Cristo. El Reino de Dios en el mundo es posible, aunque depende de la libertad humana. El Reino de Dios no sólo es espiritual, sino también temporal, visible y transportable a la vida social. La sociedad humana debe organizarse como Reino de Dios.

g) La estructura evangélica parece que sea la comunitaria. Así lo entienden los primeros cristianos, con Pedro a la cabeza. Ante la organización diabólica y soberbia del reino del hombre puro, del mecanismo integral sin Dios y sin esperanza eterna, los cristianos estamos obligados a trabajar por implantar el Reino de Dios visiblemente. Parece que, según la dialéctica de la historia, el futuro será comunitario-cristiano o comunista-ateo.

h) En el barrio El Minuto de Dios estamos tratando de realizar la estructura cristiana temporal, a saber: comunitaria, fundamentalmente inspirada en la filiación divina de los hombres y en la fraternidad humana, de orden espiritual.

i) Para realizarla es necesario encauzar la libertad particular en favor de la comunidad de la familia de Dios. Organizar el trabajo obligatorio, según las disposiciones de cada uno.

j) Juzgamos obligatorias la enseñanza cristiana y una educación notablemente superior para todos.

k) El planeamiento económico del trabajo, de las industrias está siendo sometido, en el barrio El Minuto de Dios, a un estudio a fondo por técnicos en economía y por hombres inspirados en la doctrina social cristiana. Según este estudio y a través de estas experiencias reales y vividas, se establecerán la distribución proporcional de beneficios en los talleres comunitarios y el sistema de adquisición de la propiedad.

l) Estos son los principios generales que animan al barrio El Minuto de Dios, cuyo objetivo principal no es tanto construir casas materiales, sino la organización de una nueva sociedad que se arraigue en el cristianismo y que, al mismo tiempo, aproveche todos los adelantos sociales humanos, constituyendo un campo de aplicación de las más avanzadas y ambiciosas doctrinas sociales católicas, cuyas autoridades tenemos como árbitros definitivos en este ensayo.

m) Estamos actualmente, por el descontento del mundo, en la oportunidad de intentar “la revolución de los hijos de Dios”. La cruzada del cuerpo místico de Cristo puede cambiar el mundo y hacerlo más conforme al designio del Señor, que lo creó.

Para la transformación social3

Quiero comunicar a todos los habitantes del Minuto de Dios que el año entrante se abrirá nuestra universidad. Será la culminación de múltiples esfuerzos para tener una ciudadela completa. Lo único que quedará faltando siempre será la plenitud de la presencia del Espíritu Santo y la plenitud de la alegría. Esta universidad comprenderá las siguientes carreras:

Ingeniería social: el pensum de esta facultad está encaminado a preparar jóvenes que dirijan las ciudades de Colombia hacia su pleno desarrollo. Comprenderá urbanismo, sociología, finanzas, planeación y todas las materias necesarias para el desarrollo de las ciudades.

Comunicación evangelizadora: el anuncio del evangelio es un desafío para la Iglesia actual. Con esta carrera, nuestra universidad formará los jóvenes que difundirán a través de los medios de comunicación social -radio, televisión, impresos, comunicación alternativa, etc.- mensajes socialcristianos de gran actualidad y eficacia, en el mundo del año dos mil. Seguramente que esta facultad atraerá a muchos jóvenes cristianos de Colombia y de América Latina, que están interesados en transformar el mundo.

Administración social (empresas, microempresas, cooperativas, empresas comunitarias): en esta facultad se formarán jóvenes aptos para renovar el concepto administrativo de los próximos tiempos, en busca del establecimiento de la plena justicia social. Estos jóvenes, formados en El Minuto de Dios, crearán un gran movimiento de nuevas fuentes de trabajo.

Además de estas tres facultades, se organizarán otras como: filosofía, teología, informática, educación de adultos, etc.

La Universidad del Minuto de Dios será totalmente diferente de las demás. Será inspirada absolutamente por la doctrina social cristiana y pretenderá formar cristianos comprometidos en aportar todas las enseñanzas de Cristo, para la transformación social de nuestra patria.

La plana de profesores será de la más alta calidad intelectual en Colombia. Los mejores jóvenes de los colegios del Minuto de Dios están invitados a inscribirse en esta universidad, que va a ser, sin duda alguna, uno de los centros de educación superior más afamado e importante de Colombia.

El hombre, un ser social4

Uno de los puntos centrales de la Doctrina Social católica es que el hombre es un ser esencialmente social. Y que en su vida está obligado a cumplir un fin a favor de los demás. Es decir, que debe servir a la comunidad con todo aquello de que disponga.

Si tiene talento, con la inteligencia. Si tiene riqueza, con la riqueza. Si tiene alegría, si tiene dolor, con ellos prestar servicios invaluables. Lo que el cristianismo rechaza es la inutilidad o el egoísmo de las vidas.

El carguero o el barredor de calles, o la humilde cocinera, o el peón asoleado y encallecido, deben saber que están prestando un valiosísimo servicio social y que están cumpliendo con el deber que Dios les puso.

Si ellos trabajan no es solo por el pan, sino por cumplir un servicio social, por sus hermanos, los hombres. Así divinizan sus trabajos.

Esta ley rige para todos. Aún para la señorita que terminó sus estudios y materialmente no sabe qué hacer en la casa porque todo lo hacen las sirvientas. Y que se aburre porque no le enseñaron el deber ineludible de servir a los demás y de no hacerse un pobre ídolo de sí misma. A la señorita que se conoce de memoria todos los clubes sociales, todas las pensiones.

Lo mismo la melancólica y mísera estampa de la señora casada que descuida a sus hijos y el hogar para irse a malgastar hora preciosísimas y dinero en el juego, olvidando que el dinero y el tiempo debieran estar prestando un servicio a la sociedad que los necesitan con urgencia.

Rige también esta ley para el rico, que quizá ha olvidado su condición de miembro de la sociedad humana y que cree que todo, absolutamente todo lo que posee debe ser para sí, o para sus hijos, cuando tiene obligación personal de hacer que sus riquezas presten un servicio a los demás, aunque no sean sus hijos, sino los hijos de Dios.

No olvidemos este primer postulado social cristiano. Nuestra vida y la nuestro tienen el deber de servir a los demás.

Sea el capital espiritual o el capital material. Sea el capital de la alegría o el divino capital del dolor. El capital del talento o el capital de la salud. El capital de la juventud o el capital de la experiencia.

De la verdad de esta ley, brota ese natural menosprecio que siente la sociedad ante los seres o los capitales inútiles, ante los hombres que no sirvieron para nada.

Ese menosprecio es un preámbulo del castigo eterno que impondrá Dios. El que dio, para que diéramos. El que nos colmó, para que nosotros repartiéramos. Examinémonos un instante. ¿Servimos para algo en el mundo? ¿Sirve lo nuestro para los demás?

Nuestro juez nos pediría cuenta5

Nuestro juez nos pediría cuenta no solo de nuestro comportamiento individual, sino también de lo que hayamos hecho para resolver los problemas que requieran cambios: las instituciones, como el problema de vivienda, o de la paz.

Tenemos que pensar que no solo la caridad privada es bastante. Es necesario ejercer presión para cambiar estructuras sociales ineficaces. La solución social, solo la tiene el cristianismo. No lo dudemos. Pasa que todavía la doctrina social de la Iglesia, los que nos atemorizamos ante nuestra propia doctrina, cuando amenaza nuestros egoístas intereses personales, o sucede también que nos hacemos cama en fáciles esperanzas personales, y eternas y olvidamos que debemos mejorar la condición temporal de los hombres.

Sin embargo, todos debemos convencernos de que solo el combate por la ciudad temporal de Dios con pan, trabajo, estudio, justicia, alegría, nos hace ganar la ciudad futura, la eterna.

El cristiano rechaza la tentación del hombre moderno que cree que solo únicamente con sus propios esfuerzos, se podrá salvar a sí mismo y la humanidad.

Rechaza el mito de un paraíso terrestre hecho por la fuerza inmensa del semidios hombre. Pero, por otra parte, el cristiano cree y espera, y debe trabajar por un orden nuevo, donde la vida humana sea digna de un hijo de Dios.

El gran proyecto de los grandes días que están por venir, como dice el slogan de un partido político, la ciudad de Dios en la tierra, es orgulloso pensar que se pueda construir sin Dios, y es falta de responsabilidad cristiana pensar que se pueda edificar sin nosotros, los hombres.

"Debiéramos empeñarnos en una gran campaña a favor de la virtud, una gran campaña contra el mal en cualquiera de sus aspectos. Se deben tomar las medidas que exige la justicia en Colombia; se debe planear un nuevo modelo social para el país, no un modelo capitalista y mucho menos comunista: un modelo social cristiano6"

¿Qué le faltará a la patria?7

¿Qué le faltaría a Colombia para ser una belleza de país? Le faltan sólo tres cosas. Primero: que se acabe totalmente la guerrilla, que se acaben los secuestros. Segundo: educar a todos los jóvenes a la más absoluta honradez y devoción a la ley. Y tercero: una ley social que haga distribución justa de los bienes, de modo que se elimine la pobreza absoluta y que todos tengan lo necesario para vivir dignamente la vida.

Esta sería la aplicación práctica, en Colombia, de los deseos del Papa en su última encíclica social8 Tres cosas, creo yo, necesita hoy por hoy Colombia: eliminar definitivamente la guerrilla y los atracos; educar a los jóvenes, para formar una nueva generación absolutamente honrada y legal; y tercero, una ley social, que haga una distribución justa de los bienes; esta ley, posiblemente, se va a introducir en la nueva Constitución, que se acordará después del plebiscito próximo a ser votado.

Debemos soñar continuamente en la bella Colombia que haremos construir todos: los jóvenes, los adultos, los viejos; todos los profesionales, todos los maestros, todos los que piensan y aman a su país. Soñar no cuesta nada. Esta cuaresma debe ver la terminación de la guerrilla. Sería algo precioso que nuestros valientes y equivocados guerrilleros nos entregaran sus armas y se reconciliaran con Dios y con Colombia. Qué sublime sería que todos los jefes guerrilleros firmaran la paz con esta patria linda que es Colombia.

Que este año todos los maestros tomaran a pecho la educación a la honradez y al amor a la ley, de todos los alumnos y de todos los escolares de Colombia; que éstos se formaran en la más absoluta honradez y en la devoción a la ley. Que las generaciones de escolares que salgan de ahora en adelante sean distintas de las que formaron los maestros en los años pasados. Que sean hombres absolutamente honrados y honorables. Pero se necesita una ley fundamental, que equilibre el gran desequilibrio social que existe en Colombia, que equilibre el desequilibrio de los que ganan millones de pesos al mes y los que sólo ganan el sueldo mínimo, el desequilibrio de muchas familias sin techo, sin pan y sin educación.

A Colombia la vamos a volver, con la ayuda de Dios, una belleza. Acuérdense de que son tres cosas, por lo menos, las que nos faltan inmediatamente: eliminación de la guerrilla, educación a la absoluta honradez y devoción a la ley; y una ley social, que acabe con los gravísimos desequilibrios sociales que tanto nos afectan y que son, en gran parte, el origen del daño general.

1 García Herreros R., (2015) Pueblito Blanco p. 147

2 García Herreros R., (2015) Pueblito Blanco pp. 163-166

3 García Herreros R., (2015) Pueblito Blanco pp. 212-213

4 Bogotá, mayo 5 de 1992

5 28 de febrero de 1960

6 García Herreros R., (2009) Constructores de la nueva Colombia p. 25

7 García Herreros R., (2009) Constructores de la nueva Colombia p. 75

8 Juan Pablo II (1987) Sollicitudo rei socialis