Motocachi

(licor peruano)


Divina bebida


(El “motocachi”, ¿denominación de origen?)

César COLOMA PORCARI

Presidente del Instituto Latinoamericano de Cultura y Desarrollo

Últimamente se propuso imprudentemente que el aguardiente llamado “pisco” se podía producir en cualquier lugar del Perú, trayendo por tierra los argumentos más sólidos que definen una denominación de origen, que en el caso del “pisco”, consiste en un aguardiente de uva exportado originalmente desde el puerto de Pisco y por ende, producido únicamente en los valles vecinos a éste.

Es indispensable tener en cuenta que don Ricardo Palma, nuestro gran tradicionista, hacía una marcada diferencia entre dos aguardientes de uva tradicionales del Perú: el “pisco” y el “motocachi”, éste último producido en la que fuera hacienda jesuitica de Santa Gertrudis de Motocachi o Motocache, ubicada en Nepeña (cerca de Chimbote).

Como prueba de ello, afirma que en la nochebuena, “A la misa del Gallo seguía en las casas opípara cena” en la que bebían “el alborotador quitapesares (vulgo legítimo aguardiente de Pisco o de Motocachi)”. (“Tradiciones peruanas”, Madrid, Espasa-Calpe S.A., 1983, tomo VI, página 46).

Se comprueba así que establece una diferencia definitiva entre el sureño “pisco” y el norteño “motocachi” (producidos en regiones geográficas muy distintas y de clima y suelo diferente).

Nos cuenta además que el virrey Abascal convidó a cierto fraile a comer a palacio, invitándole “el exquisito y alborotador aguardiente de Motocachi”, que estaba reservado únicamente “para los días de mantel largo” (Idem, tomo I, páginas 351-352).

También escribe sobre “un festín de familia”, en Lima, en 1658. En éste, además de deleitarse con los exquisitos potajes, “para remojar la palabra”, se bebió en abundancia “el turbulento motocachi” (Idem, tomo I, página 205).

Y en una carta a unos vecinos de Casma (“El Comercio”, Lima, 8 de enero de 1998, página A-3), Palma les dice: “Pasen el año 96 de comilona y comilona...; apuren sendos tragos pidiendo al cielo venturanza para la Patria... ; y si en la bien provista bodega del señor Cura y Vicario hay sobrante un buen frasco de Motocachi... mándenla, por vía de honorario”.

Por último, en “Verbos y gerundios” (Lima, Benito Gil, editor, 1877, páginas 5-6), Palma escribe:

“Perdone usted, me dijo, caballero.

¿La plazuela de Otero?

Es, señor, ese pícaro italiano,

dueño de la chingana de la esquina,

vende un aguardiente tan liviano

que es cosa más que rica y que divina

¡Ese aguardiente sí vale la plata!

Dicen que lo adereza

mezclando motocachi con cereza”.

Por su parte, don Abelardo M. Gamarra, “El Tunante”, en 1883, al referirse a la provincia de Santa, afirma que “entre sus especialidades se nombra, como sin rival, su cría caballar, el aguardiente de Motocache... y la celebrada chicha de Huarmey” (“Rasgos de pluma”, Lima, Víctor A. Torres, editor, 1899, página 291).

Promovamos pues el cultivo de la vid en el Norte, incluyendo obviamente Nepeña y que se elabore nuevamente el famoso Motocachi, que merece por ello un reconocimiento como denominación de origen, Ad maiorem Dei gloriam.



(Publicado en “Caretas” N° 1894, Lima, 6 de octubre de 2005, página 63).