Homosexuales y transexuales de Indonesia intentan compatibilizar su fe musulmana con su orientación sexual o su identidad de género.
El diario francés “Le Monde” publicó hace unos días un interesante artículo que ejemplifica a la perfección como, al igual que sucede con Cristianismo o Judaísmo, también las personas LGTB musulmanas intentan compatibilizar su fe con su orientación sexual o su identidad de género. En Yakarta, la capital de Indonesia, un salón de peluquería se transforma, dos noches por semana, en una mezquita en la que gays, lesbianas, transexuales y bisexuales musulmanes pueden rezar y profundizar su conocimiento del Corán.
Los espejos se cubren de telas, el suelo se cubre de tapices y una imagen de La Meca preside la sala. “Transformamos la sala todos los lunes y los jueves, y todos los días durante el Ramadán”, explica Mariyani, de 52 años, peluquera y fundadora de esta mezquita/escuela coránica, que funciona desde julio de 2008, a la cual las personas LGTB pueden acudir sin encontrar miradas desaprobatorias o incluso ser maltratadas o expulsadas violentamente.
Son varios los imanes que han aceptado predicar allí, miembros de las corrientes islámicas más moderadas. Esto permite a las personas que acuden rezar, aprender el árabe o profundizar su conocimiento del Corán sin ocultar su orientación o identidad en un país en el que la versión más integrista del islam se encuentra en expansión y tiene a homosexuales y transexuales en el punto de mira.
Mariyani, una mujer transexual, fue católica antes que musulmana. Reconoce que, siendo católica, las cosas eran algo más fáciles. “Pero yo me siento musulmana”, insiste. Tras su conversión al islam, Mariyani descubrió lo que era que le impidieran el acceso a una mezquita. Por eso se decidió a crear su propio lugar de oración. “El Corán no acepta la homosexualidad o la transexualidad, pero tampoco las prohíbe”, explica. “Y Dios no establece diferencias”, añade.