Solar System

ERRANTES (PLANETAS) EN ÓRBITAS: GIRASOLES Y GIRÓSCOPOS CÓSMICOS EN TORNO A UNA ESTRELLA

El Sistema Solar es un Átomo gigante con sus electrones. Mide la 800ª parte de 1 año luz. ¿Estás en la órbita?

Es el Barrio cósmico al que pertenece nuestra Casa cósmica, el planeta Aire, Agua y Tierra. Se autoalimenta con la energía de una sola fuente, farola y estufa cósmica, una estrella (nada menos): el Sol. Mide sólo la 800ª parte de 1 año luz. Si convertimos 1 año luz en 1 metro, su tamaño sería como.... 125 milímetros. Lo llamamos "Sistema Solar" y se suele creer que es sólo una estrella y varios planetas con diferentes fisionomías. Ciertamente cada uno es un mundo de diferente color, tamaño y características químicas. Sin embargo, la estrella y los planetas apenas ocupan nada de esa región espacial. ¿Y el "resto" de la región? Podríamos decir que ese resto es espacio "vacío de planetas". Es espacio, concepto que solemos asociar con vacío, ausencia o pobreza, pero está lleno de energía, como viento procedente del sol, y de gravedad en la levedad. Y su estructura (o esqueleto) está formada por las 3 primeras dimensiones de la realidad, y de la conciencia.

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Aparte de estar situados en las 3 primeras dimensiones de la realidad (llamado "espacio", cielo espacial), para empezar situándonos rápida y sencillamente, igual que sabemos en qué punto de la ciudad está el edificio o casa en la que sobrevivimos, y sabemos en qué punto del país está la ciudad, o en qué punto del mapamundi está el país (aunque no sepamos en qué punto está el planeta/casa respecto a los demás planetas), el Barrio planetario al que pertenece nuestro edificio esférico (planeta Agua, Aire y Tierra) está situado entre el Centro de la galaxia y la constelación de Orión. Aquí podemos hacernos una idea con la órbita de la Tierra representando al Sistema planetario completo.

Y también podemos SER la propia Galaxia (Ser galáctico o dimensión galáctica de nuestro SER) dando un gran paso hacia atrás y colocándonos en nuestro mismísmo Centro o Corazón galáctico. Así, vemos de canto, al Sistema solar, como una Bandeja de cristal sujetada por Orión llevando varias frutas (planetas) del Árbol galáctico (incluso se ve la claramente inclinada órbita de Plutón).

De nuevo en tierra, cuando desde un puente que cruza la autopista observamos el tráfico de coches, vemos que "circulan" (aunque no en círculos) a un lado y al otro de la mediana. Así también los planetas y la Luna en el cielo nocturno en el que la Mediana es una línea imaginaria formada por el plano general de las órbitas de los planetas (y del sistema planetario). Eso sí, desde el Planetario natural que es el Planeta Tierra, el cerebro humano sólo puede percibir durante las noches la luz del Sol reflejada en Venus, en Marte, en Júpiter y en Saturno (y no siempre a los cuatro) y sin citar a la Luna, la cual es la que marca el ancho de la AstroPista.

Es evidente que la velocidad con la que percibimos a los coches es relativamente mucho mayor que la velocidad con la que percibimos el movimiento de los planetas. De hecho, durante una o incluso varias noches no podemos percibir que los planetas se muevan. Ni siquiera percibimos que lo haga el planeta Tierra aunque cubre 30.000 metros (30 kms) en el Espacio a cada segundo.

Pero si a las 12 de la noche detuviéramos el giro de la Nave Tierra y aceleráramos la velocidad del Universo incluyendo la traslación de la Nave Tierra para que tardase 1 minuto en dar la vuelta al Sol (o sea 1 año de 1 minuto) podríamos percibir el movimiento de los planetas y sus trazos. En principio la parte reactiva e irreflexiva de nuestra mente juzgaría los movimientos como un "caos desordenado y sin sentido" pero al cabo de un tiempo -tras unos 30 minutos, unas 30 órbitas/años de la Tierra- empezaríamos a detectar ciertas repeticiones en el "caos" y a comprender que tal "desorden caótico e imprevisible" es aparente y realmente obedece a una lógica ordenada, pues empezaríamos a recobrar la consciencia de que estamos en uno de los planetas ("La Tierra", que es un Punto Relativo del Sistema planetario) que se desplaza en órbita (circular) en torno al mismo centro común (una Estrella, en este caso llamada "Sol") que los demás y a una distancia diferente del resto, y a una velocidad mayor/menor que el resto y todos a velocidad constante. Y por eso el movimiento de traslación del planeta Agua se añade a nuestra subjetiva (pero lógica) percepción de los movimientos de los demás planetas. Así, desde cualquier planeta se ve a las demás "naves" en una dinámica completamente diferente a la objetiva: dando aparentes frenazos y acelerones, derrapes, curvas, bucles imprevisibles y cambios de sentido e incluso se cruzan entre sí y con el Sol, pero dado que hay mucho espacio entre las órbitas, las naves espaciales planetarias nunca colisionan, y por eso no se causan accidentes ni necesitan leyes ni señales de tráfico ni agentes de tráfico ni dinero para pagar a los legisladores de las leyes ni para pagar las señales ni a los agentes ni las multas ni a la escudería de Fórmula 1 campeona "del Universo".

Y también las vemos atravesar su Mediana y llegar a alejarse de ella (por encima o por debajo) hasta un límite, lo cual es reflejo de que sus órbitas están más o menos inclinadas, como el caso de la órbita de la Luna que desde la Tierra es la nave más veloz por ser la más cercana: su órbita inclinada de 6 grados hace que sea ella la que establece el ancho de la Astropista llegando a pasar hasta 6 grados por encima (hasta las Pléyades) y por debajo de la Mediana cada 19 años (19 segundos en nuestro "Universo acelerado"). Y Plutón (aunque no perceptible) es la nave más lenta.

Y también los coches planetarios pasan en su momento entre el Sol (Centro del sistema planetario) y el Centro de la Galaxia, único punto fijo (corazón y ombligo) del Ser galáctico, y por ello básico punto de referencia. Así por ejemplo Urano y Neptuno -los dos grandes y lentos más exteriores que se cruzan en el cielo terrestre cada 171 años- pasaron juntos entre el Sol y el Centro galáctico en 1820, y en 1992 iniciaron un nuevo ciclo -de 21 encuentros entre sí cada 3.625 años- entre dos cruces entre el Sol y el Centro del Ser galáctico.

Con todo, ese APARENTE "caos desordenado" de los movimientos planetarios que percibimos desde la Tierra (o desde cualquier otro planeta o punto del sistema planetario) tiene como base un sencillo orden consistente (de "consistir" y de "consistencia") en órbitas concéntricas (y separadas) y movimientos a velocidades constantes. Al estar en un punto RELATIVO del sistema se tiene una visión y realidad SUBJETIVA del sistema, pero eso no significa tener que creer que la "realidad subjetiva" es "la única" o que es "la realidad objetiva". Basta reconocer la realidad objetiva. Así también nuestro ego es subjetivo, y por ello así también su percepción respecto a todos los aspectos de la realidad, sus definiciones y sus opiniones y juicios, empezando desde sí mismo hasta la esencia y pasando por su "ordenadamente desordenado" juicio a acerca de los movimientos de las naves planetarias en el Espacio o Cielo espacial cuya estructura o esqueleto son las 3 primeras dimensiones de la Realidad y Conciencia pues de ellas... tenemos conciencia.

Como claro ejemplo, la siguiente imagen muestra los cinco trazos (4 bucles y un zig zag) que resultan de observar al planeta Venus desde el Planetario "Tierra" durante 8 años en los que la Nave espacial "Tierra" da 8 órbitas al Sol y la Nave espacial "Venus" da 13 órbitas (La órbita Venus está dentro de la de la Tierra y está 3.5 grados inclinada).

Hay una región del cielo o dimensión espacial que llamamos "sistema solar" formado por unos planetas y sus órbitas, y estas órbitas tienen relaciones de tamaño entre ellas y guardan unas distancias entre ellas, y por supuesto un centro común, una estrella.

La palabra "planeta" deriva del idioma griego y su significado original u origen es ERRANTE, pues los antiguos griegos así definían a los cuerpos luminosos que cruzaban el cielo ante el fondo fijo de lejanísimas estrellas, pues tales cuerpos no estaban fijos y estaban mucho más cerca que las estrellas.

Y los errantes realizan movimientos de giro y traslación que combinados entre sí forman ciclos. Los dos planetas más próximos a la estrella se caracterizan por la lentitud de su giro.

Un ciclo viene a ser sólo una mínima parte de un engranaje cósmico insospechadamente complejo, profundo y extenso desde los ciclos biológicos de nuestro organismo o los de esta Nave de Aire, Agua y Tierra girando 1 vez cada 24 horas, hasta el propio Ser galáctico que gira 1 vez en torno a su propio centro mientras la Tierra realiza cientos de millones de ciclos orbitales en torno al Sol, y éste en torno a otro centro. Como cada parte del todo está interrelacionada con el todo, es razonable que en ese engranaje cada astro esté relacionado y sincronizado por su ciclo con el de todos los demás, algo inimaginable. La coordinación entre los ciclos de los astros ha de ser tan compleja que nuestra mente racional o intelectual no puede imaginarla ni recrearla (ni siquiera los factores de la economía mundial y sus combinaciones), aunque sí poco a poco descubrirla reintegrando así la conciencia en la dinámica y conciencia universal. (Ver ciclos de los planetas).

También, con la combinación de sus movimientos, generan patrones geométricos en los que el tamaño de las órbitas es la base, como en el caso de las órbitas de Mercurio, Venus y Gaia (la Tierra).

Los movimientos celestes ... no son más que una canción continua para varias voces,

no perceptible por el oído, sino por el intelecto, una música calculada

que establece puntos de referencia en el flujo inconmensurable de tiempo.

Johannes Kepler

Con estos factores se puede percibir más realidad de la que percibimos a través del cerebro (ojos) y la razón juntos, quizá un orden precisamente no racional, es decir, no como el milimétrico orden que mantienen las ruedas del engranaje del reloj, creado por la mente racional humana. No es cierto que para explorar y conocer los movimientos de nuestra Casa y el Barrio en el que ella se mueve se necesite un título universitario y millones de dólares para crear naves espaciales y tecnología punta, pues con ser humano es suficiente, pues "humanidad" significa curiosidad por conocer, ojos para observar, inteligencia para deducir, sensibilidad para fascinarse y conciencia para integrarse en la unidad del Ser universal, pues desde la Tierra podemos ver (además del Sol y la Luna) cinco puntos luminosos cercanos entre miles de estrellas y, con ayuda de la mínima tecnología complementaria a la biológica, como un ordenador y un programa de Astronomía, estudiar, explorar e investigar para comprobar o descartar la existencia de algún sentido u Orden (kosmos) cósmico, el mismo orden que deseamos aunque apenas conseguimos implantar en nuestra mente personal ni por ello en nuestra vida cotidiana, social, laboral/financiera y mundo.

La filosofía está escrita en este vasto libro que continuamente se ofrece a nuestros ojos (me refiero al universo), el cual, sin embargo, no se puede entender si no ha sido aprendido al comprender su lengua y a conocer el alfabeto en que está escrito. Y está escrito en el lenguaje de las matemáticas, siendo sus caracteres triángulos, círculos y otras figuras geométricas sin las cuales es imposible entender una sola palabra; sin ellos sólo se conseguiría vagar por oscuros laberintos.

Galileo Galilei, il saggiatore, 1623.

Y sin olvidar que el Universo -o el Sistema solar- no es sólo lo que vemos ocasionalmente al mirar al cielo de la noche unas cuantas veces al año, sino que los ojos -y la luz que reciben-, así como las neuronas que procesan esa luz (que es un aspecto de la energía cósmica), forman parte de la unidad del "Universo", el Ser universal. Una cosa es el Universo y otra es la ciencia, como la Astronomía, y este organismo químico y emocional (no sólo físico) a modo de Traje espacial que "vestimos" no es científico ni astrónomo pero sí cuenta con un 10% de hidrógeno, polvo de estrella que mana del centro del Sistema planetario, como la luz de la única farola de nuestro barrio.

En cuanto a los planetas, el hecho de que los llamemos así no significa que sean "PLANOS". Los planos realmente son las órbitas en las que los planetas circulan flotando en la levedad del espacio, el cielo espacial (reflejo alegórico del espiritual). Pisando tierra, lo que nos resulta plano es la superficie, lo que llamamos "suelo" (cielo de las suelas), sea de asfalto, cemento o de suelo natural. Pero si ampliamos nuestro campo de percepción disminuyendo el tamaño de lo que percibimos, comprobamos que tal superficie es curva, propia de una esfera tridimensional que flota en el Espacio formado por las 3 primeras dimensiones de la realidad. Podríamos llamarlas "ESFERETAS".

La astronomía humana ha sumado tradicionalmente 9 planetas, a modo de 9 electrones de un átomo gigante, y como según la tabla de elementos químicos el flúor tiene 9 electrones, podríamos considerar al Sistema solar como una alegoría gigante de un átomo de Flúor. Modernamente se le ha restado 1 y también se le ha sumado 1. O si uno decide que el último electrón (Plutón) no es un electrón/planeta, también podemos ver al Sistema planetario como un átomo de Oxígeno, el 3er elemento más abundante en el Universo después del hidrógeno y el helio; de hecho el Sol sólo tiene un 0,77% de oxígeno aunque en la propia región espacial iluminada y calentada por la propia estrella sólo hay oxígeno en la atmósfera del planeta Aire que llamamos "Tierra". O también uno puede añadir otro electrón al atómo y llamarlo "Quirón" y convertir al Sistema solar en un átomo de Neón, que es el quinto elemento más abundante en el Universo, y sin confundirlo con el mítico "quintoelemento". O si sumamos esos dos a los 9 tradicionales obtenemos un átomo cósmico de 11 electrones, como el Sodio, el cual existe en la estrella sol y se identifica con el color amarillo del espectro. Para varios gustos químicos según varios gustos humanos.

Nuestro Planeta flota en el Espacio junto con la Luna, la Estrella Sol y demás planetas.

Pulsa en la imagen para ver película de la órbita

Cuando "aterrizamos" en este planeta nos enteramos de su nombre y del de los demás: Mercurio, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno yPlutón. Son nombres propios de dioses (y demonios) de la antigua cultura romana. Otros como Selene (Luna), Venus o nuestra misma casa de aire y agua tienen nombre femenino, de diosa. El de la Tierra es Gea o Gaia. Y el de la estrella también: Helios.

Aprendimos que ya había un grupo de 7 días que llamamos "semana" y cuyos nombres derivan de los nombres de los planetas, derivados de los de aquellos dioses/demonios. Esta palabra (semana) que nos resulta tan familiar porque la pronunciamos con frecuencia, especialmente para desearnos buen fin de semana pero no buen inicio de semana, deriva del latín "septimana", formada por el prefijo "sept" que significa "siete" (como con "septiembre"). Entre 365 días del año dan para 52 semanas: 13+13+13+13.

Tales nombres realmente se refieren a la estrella (el Sol), un satélite (la Luna) y 5 planetas, los más cercanos al Sol exceptuando a la Tierra. Tampoco existe un día dedicado a Urano, a Neptuno ni a Plutón, justamente los planetas que no podemos ver.

Los nombres de los días de la semana derivan

de los nombres de los 7 únicos astros visibles a ojo desnudo desde el planeta Tierra.

Los siete astros visibles desde la Tierra que dan nombre a los siete días de la se(pti)mana.

Vista del 21 de junio (solsticio) de 2000.

La lista no guarda el orden en el que están los cuerpos celestes en torno al Sol ni tampoco entorno a la propia Tierra. En la moderna cultura de herencia romana los nombres están asociados a la Luna, a Marte, a Mercurio, a Júpiter, a Venus, a Saturno y al Sol. En inglés el Lunes esMonday o "moon day", día de la luna, y la palabra month significa literalmente "lunar" (de Luna), si bien se traduce al castellano como "mes", y de hecho hace referencia a un mes lunar medio de 28 días (como las 28 falanges de los dedos de las manos).

El nombre Sábado tiene matiz religioso y procede del término hebreo sabbath que significa "descanso" según el mito de que el dios Yavé estableció a los hebreos el 7º día como día de descanso, pues Yavé descansó el 7º día tras crear el mundo. Y el día del Sol (antiguo Solis Dies) se dice Domingo en la cultura católica/cristiana, el "Día del Señor" de las (humanas) personas "cristianas y/o católicas". En la cultura anglosajona el sábado se dice Saturday o "día de Saturno", y Sunday es "día del Sol". Y relacionando ambas culturas, también los hebreos consideraban al planeta Saturno el planeta santo (como el día santo que estableciera su Dios Yavé) y lo llamaban "Sabaoth", que es el último de los planetas visibles desde la Tierra. Así, en el mito hebreo, Dios representaría al Sol que a cada día habría creado un planeta y tras 6 días habría creado 6 planetas, los que desde la Tierra se ven a simple vista. Y luego el Sol descansaría.

En inglés también los nombres de algunos días son de dioses: Wednesday es el "día de Wotan o Woden", el Odín de la cultura escandinava y el Buddha de la cultura oriental. En el planeta Mercurio, dos de las planicies más grandes están juntas y nombradas como Odín y Buddha. Con cosas tan cotidianas como los días de la semana de nombres derivados de los nombres de los planetas y de los mitológicos dioses y demonios romanos realmente nuestra conexión con el Cosmos (=Orden) en que existimos nos es insospechadamente íntima.

Como vemos, el orden de los días de la semana es diferente al de los astros de los que toman los nombres. Si los días de la semana tuvieran el orden de estos, la semana sería así:

1º- Día del Sol (Sunday, Domingo)

2º- Miércoles (Mercurio)

3º- Viernes (Venus)

4º- Lunes (Luna)

5º- Martes (Marte)

6º- Jueves (Júpiter)

7º- Día de Saturno (Sabaoth, Saturday, Sábado)

Los nombres y el orden es una cuestión superflua. Lo que sí es fundamental para que "existan días" es que el planeta Tierra gire y se traslade. En la dimensión espacial "una semana" es 7 giros o rotaciones del planeta Tierra durante los que recorre la distancia equivalente a 13 soles.

En 7 giros/días (1 semana) la Nave Tierra recorre la distancia equivalente a 13 soles. Pulsa en la imagen para ver animación.

¿Y si desde la Tierra se vieran 8 astros? ¿La semana sería de 8 días? ¿Y si 6? ¿Sería de 6 días? Lo cierto es que el número 7 divide bastante bien el año en 52 grupos o "septimanas" (13+13+13+13), y el cuádruple de 7 también, pues el 28 lo divide en 13 meses cuadrados. No así el 12.

Podemos relacionar a los cuatro planetas interiores, rocosos y pequeños con un número popular: 666. Este número tiene sentido entre las órbitas planetarias pues como "pormilaje" es 2 tercios de cada órbita, el 666 por mil. En relación con la Tierra y Venus, es el porcentaje de órbita que la Tierra recorre durante 243 días, que es el periodo de giro de Venus, es decir, la duración de su día. O sea que si dividimos la órbita de la Tierra en 1000 partes, 666 corresponden a lo que recorre la Tierra durante 243 días, 1 día de Venus. También el planeta Mercurio cumple 1 giro suyo cada 666 por mil (2 tercios, 240 grados) de su órbita. ¿Y nosotros? En nuestra "guerra" cotidiana, ocupamos 16 horas en nuestras actividades durante la vigilia, y 16 horas son 2 tercios del día, el 666 por mil.

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Así encontramos el número 666 en relación con el giro de cuatro planetas: Marte, Tierra, Venus y Mercurio. Quizá esa popularmente "terrorífica" cifra -sin saber por qué razón- esté oculta entre más tipos de relaciones entre astros. La circunferencia del Sol es dividisible en 666 partes de 6.566 kms cada una.

Recientemente se descubrió otro cuerpo esférico en el Sistema planetario. El 1 de noviembre de 1977, Charles Thomas Kowal, un astrónomo estadounidense "cazador" de satélites, asteroides y cometas, descubrió en el Sistema solar un cuerpo celeste que la autoridad en materia astronómica ha catalogado como planeta menor e híbrido de asteroide y cometa, y como el 10º cuerpo del Sistema planetario solar. Se le denominó Quirón, y circula en una órbita muy excéntrica cuyo punto más alejado del Sol (afelio) está entre las órbitas de Saturno y Urano (más cerca de la de Urano) y su punto más cercano al Sol (perihelio) queda entre las órbitas de Júpiter y Saturno (más cerca de la de Saturno). El nombre procede de uno de los innumerables personajes de la mitología griega, un centauro conocedor del secreto de la curación, pero la razón de que los astrónomos le pusieran ese nombre es que un centauro tiene una doble naturaleza de hombre y caballo. Pues así la tiene este cuerpo: mitad asteroide y mitad cometa. Aquel día 1 de noviembre del 77, desde la Tierra se veía precisamente a Urano como el planeta más cercano al Sol. 3 días después el Sol alcanzó a Urano y fue el fin e inicio de un ciclo sinódico de Urano.

En cuanto a Plutón, aunque más pequeño que la Luna, también es esférico. A finales de 2007 cruzó por el punto de su órbita que pasa por la línea Sol / Centro galáctico. Digamos que acaba de cumplir su órbita al Sol teniendo en cuenta también al Centro galáctico. Concretamente, desde Tierra, el 20 de diciembre de 2007 (solsticio) y mirando hacia el Sol, si se pudiera distinguir el cielo estrellado y a los planetas a la luz del Sol, se habría podido ver al Sol en mitad de la franja de la Vía Láctea, justo sobre el Centro galáctico, y a Plutón por encima del Sol en su propio meridiano celeste y coincidiendo con Júpiter y con Mercurio. Y no sólo eso sino que detrás de la Tierra estaba Marte. Es decir que una línea cósmica formada por Marte, Tierra, Sol, Mercurio, Sol, Júpiter y Plutón estaba alineada hacia el Centro galáctico. Otra forma de decirlo es que el 20 de diciembre de 2007, el planeta más pequeño del Sistema solar, Plutón, y el más grande del Sistema solar, Júpiter, cruzaron entre el Sol y el Centro de la Galaxia. Júpiter lo hace cada casi 12 años (11,86), pero Plutón cada 248 años! Y la coincidencia de ambos ocurre en un periodo mucho más amplio....

Los planetas no colisionan porque a la vez que circulan en torno al centro común, circulan en su propia órbita particular. Combinan armoniosamente lo común y lo particular, y nosotros estamos en uno de ellos. Sus encuentros o citas son alineaciones al mismo lado del Sol (o cuando no están alineados con el Sol pero sí tres o más entre sí), y el periodo entre dos alineaciones forma los llamados ciclos sinódicos. Son efectos del Orden universal en el que circulan, la dinámica del caos, la libertad universal (no la que intentamos racionalizar nosotros con nuestros "órdenes" ideológicos morales/inmorales o políticos o "religiosos" con los que nos desordenamos colectivamente). Los planetas no necesitan someterse a leyes de otros ni necesitan dinero para ponerse señales de tráfico ni medidas de "seguridad" ni agentes de tráfico ni multas con las que tener dinero para poder poner señales de tráfico y medidas de "seguridad".

Una vez se alinearon todos (excepto Plutón). Fue el año 878 de la era cristiana.

O también estuvieron colocados formando una "S". Fue en 1306. Y Plutón apartado respondiendo a su naturaleza de "solitario".

Podríamos decir también que la superficie de un planeta es a la vez el Techo y el Suelo del Universo, de modo que estaríamos experimentando estar pegados al Suelo del Universo y colgados del Techo del Universo, cuales lámparas por encenderse. También en casa tenemos lámparas apoyadas en el suelo y colgadas del techo. Las estrellas son lámparas que no cuelgan de ningún techo ni se apoyan en ninguna superficie, y los planetas también flotan en el cielo espacial, las 3 primeras dimensiones de la realidad y de la conciencia universal.

El Techo y el Suelo del Universo.

Salgamos de nuestra cómoda sombrilla en la playa del mundo y acerquémonos a la orilla que une al Planeta Agua y el Océano del Cosmos (κόσμος, kosmos = orden), al cristal transparente de este pequeño y flotante Archipiélago cósmico que empezamos a vislumbrar y conocer. Es el Archipiélago al que pertenece esta Isla y Gota de Agua y Burbuja de Aire que llamamos "Tierra". Distinguirás qué es esa lucecita que tanto te llama la atención en la negrura del cielo de la noche: si un "lejanísimo" planeta o una "cercanísima" estrella, con la que el Sol se comunica directa e íntimamente. Es cierto que estamos inmersos entre cientos de miles de puntitos luminosos visibles y que sólo cinco de ellos son planetas vecinos de la Tierra, y que eso podría llevarnos a creer cierto que distinguir a los planetas es muy difícil.

Excepto Venus y Urano, los planetas giran en torno a sus ejes de rotación en el mismo sentido en que se trasladan en torno al sol. Sólo Venus y Urano giran en sentido contrario al de su traslación. En el caso de Venus, que añade el hecho de que la duración de su giro sea más larga que la de su órbita, tenga una dinámica de día y noche muy peculiar... bueno, tanto como la de la Tierra, lo que pasa es que estamos acostumbrados a ella.

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LOS RELOJEROS IMITAN AL SISTEMA SOLAR

Los planetas están en los extremos visibles de agujas invisibles que parten del mismo centro. En este Reloj del Sistema Planetario Solarpuedes ver las agujas "invisibles" de los planetas Mercurio, Venus, Tierra y Marte. Cada movimiento de la aguja azul, la que representa al Radio de la órbita de la Tierra, avanza el equivalente a 30 días, y las demás agujas siguen más o menos la cadencia proporcional.

Si reflexionamos lo suficiente nos daremos cuenta de que las agujas de cualquier reloj mecánico se desplazan en sentido contrario al de traslación de los planetas, e incluso en sentido contrario al del giro de la Tierra y al de su traslación, al del giro de la Luna y su traslación y, en fin, al movimiento de todos los planetas, excepto al giro o rotación de Venus. Quizá Cronos (el Crono, el Reloj que sólo existe en la sociedad civilizada que habita el Planeta Tierra) va al contrario de lo que marcan los demás "dioses", los planetas que están en el cielo, el cielo físico, y a los que hemos bautizado con nombres de dioses, nombres heredados de la cultura romana. Y también, mientras en el reloj la aguja más rápida es la más larga, es al contrario que en el Sistema Solar, pues el planeta más cercano, Mercurio, cuya órbita es el radio más corto, es el más rápido por razones obvias y naturales.

Pero hemos transferido al reloj características que indican aspectos naturales de la propia Tierra como aguja cósmica desplazándose en su órbita. Así, si el reloj tiene un punto de referencia que es "en punto" es porque es una imitación artificial del Punto de la órbita de la Tierra que es el de referencia, un punto no conocido en general. Se trata del Punto que señala al Centro de la Galaxia. La línea que une a éste con el Sol intersecta en la órbita de la Tierra en un punto por el que pasamos cada 19 de junio (y 19 de diciembre, media órbita o medio año o 6 meses después). Los demás planetas cruzan por esa línea en periodos diferentes desde cada 44 días Mercurio hasta 125 años Plutón.

Así mismo el reloj se divide en 4 cuartos, también una imitación de los 4 secciones en que se divide la órbita de la Tierra y que conocemos por las Cuatro Estaciones y que es debido a que el Planeta en el que estamos está inclinado y marca 4 momentos y puntos especiales que son los dos solsticios y los dos equinoccios, los 4 extremos de la Cruz Cósmica de la Tierra cuyo quinto punto o encrucijada es el Sol.

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NOTAS MUSICALES CÓSMICAS

No quedan aquí las curiosidades ni las maravillas que hay tras unos simples puntos en el Espacio dando vueltas en torno a otro punto luminoso, una estrella, pues los planetas son giróscopos magnéticos que según sus giros y órbitas generan frecuencias de vibración en combinación con las de los demás planetas. Son notas que generan acordes de una música olvidada por la Humanidad, aunque la Humanidad es una de esas notas, quizá discordante, pero para afinarse e integrarse como instrumento resonante.

Además de un reloj dinámico, el Sistema Solar es una partitura de notas vivientes, una composición en la Libertad de la Dinámica del Caos. Cada planeta es una nota que genera su frecuencia según su cadencia de rotación y órbita en torno a la Clave... de Sol. Básicamente es un Vals Cósmico de 3 x 4, es decir, de formas de 3 dimensiones danzando en la dimesión espacial (espacio o 3 primeras dimensiones), el Espacio, Salón de Baile y Música, reflejo de una 4ª dimensión propia de la conciencia e inaccesible a la razón y su terreno, "terrenal", cronológico (crono, reloj) aunque también espacial.

Tema musical: "Júpiter (los Planetas)", de GUSTAV HOLST

Los movimientos celestes ... no son más que una canción continua para varias voces,

no perceptible por el oído, sino por el intelecto, una música calculada

que establece puntos de referencia en el flujo inconmensurable de tiempo.

Johannes Kepler

La experiencia de esta "otra realidad" no tiene nada que ver con la "otra realidad" de la competencia y el dinero financiador de grandes empresas "científicas" (política tecnológica) ni con demostraciones de poder sino con el simple y puro sentimiento, vivencia vivida por alma a la que la razón necesita como fiadora si desea retornar la conciencia a la esencia del ser universal ("universo") más allá del electrón y del EspaciO, que sólo es la "superficie" captable por el cerebro y la razón en una realidad sin fondo y que no sólo es "forma y fondo". Y los planetas (o esferetas) juegan en ello un papel fundamental con sus movimientos y sus ciclos en el espejo del espacio.

Es normal que esta idea le dé vértigo a nuestro ser horizontal, tan horizontal como la línea recta en la que nuestra acostumbrada mente cree avanzar en el tiempo. Pero todo lo horizontal comparte el mismo centro con lo vertical y lo diagonal, como el núcleo o corazón de un PLANETA, caso del Organismo viviente y emocional en el que habitamos y que flota y circula en torno al centro y fuente de energía de ese lugar que tan de oídas llamamos "Sistema Solar"... aunque nos es tan extraño y desconocido como si una célula desconociera el organismo en el que está (o que está en algún organismo).