Del francés
BRETON, André. Clair de terre [1923], précédé de Mont de pieté, suivi de Le revolrer à cheveux blancs et de L'air de l'eau. Préface d'Alain JOUFFROY. París. Gallimard ("NRF-Poésie/ Gallimard"). 1974. 189 páginas. 18 x 11 cm.
Página 67:
A la mirada de las autoridades
«Poco antes de las doce en el embarcadero.
Si una mujer desmelenada te sigue, no hagas caso.
Es el color azul. Del azul nada tienes que temer.
Verás que hay sobre un árbol un florero pajizo.
El campanario del pueblo de color diluido
Te servirá de referencia. Tómate
Todo el tiempo que quieras. Y recuerda:
El géiser oscuro que lanza al ciclo sus retoños de helecho
Se despide de ti.»
La carta sellada con un pez en las esquinas
Cruzaba ahora la luz de las barriadas
Como divisa de domador.
Y mientras tanto
La hermosa, la víctima, la que llamaban
En el barrio Montoncito-pelusa vegetal
Descosía tan sólo para sí una nube parecida
A una bolsita de piedad.
Más tarde la armadura blanca
Que andaba haciendo sus cosas de la casa y demás
Al tomar, con más gana que nunca,
Al niño de la concha, al que había de ser...
Pero silencio.
Ya una hoguera daba pábulo
En su seno a una maravillosa novela de capa
Y espada.
A esa misma hora, por el puente,
De tal guisa oscilaba el rocío de morrito de gato.
Por la noche... Ilusiones, ilusiones perdidas.
Aquí están ya los frailes benitos que vuelven de Vísperas
Con su inmensa llave colgando por la espalda.
Aquí están ya los heraldos grises; aquí tenéis al cabo
Su misiva o saliva: mi corazón es para Dios
Un reloj de cuco.
Mientras habla la carta no queda sino un muro
Que golpea sus hojas en el panteón como podría hacerlo
Una vela batida por el temporal.
La eternidad está necesitada de un reloj de pulsera.
Poco antes de las doce en el embarcadero.
(André BRETON. Clair de terre [1923].)