El mirar de los ojos isósceles

Se comprende lo que es la infelicidad de la vida humana viendo a Schubert quitarse los espejuelos. La compasión que suscitan unos ojos miopes recién despojados de sus gafas. Empujan al suspiro. El suspiro empaña los espejuelos. Ante ese no ver absolutamente nada, los ojos se elevan al cielo, pacientes y súplices. Etcétera. ¡Y pensar que todo empezó con el gachoneo e insinuación de un minué! Pero ya se vio que el siguiente paso iba a acabar en lágrimas:

... Cuando el suspiro de disnea

va cayendo en cadencia de minueto,

que te sientes morir la muerte chica

y nunca acabas de llegar al cielo.

[Schubert, Cuarteto de cuerda n° 13 en La menor D. 804; III: menuetto (allegretto).]


(19 de abril 2004.)


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