Retratos al Daguerrotipo

En 1840 en Estados Unidos, abrieron sus puertas los primeros ESTUDIOS COMERCIALES DE FOTOGRAFÍA” dedicados principalmente al retrato al daguerrotipo, multiplicándose y llegando posteriormente a las principales ciudades europeas. La novedad del retrato fotográfico encontró una muy buena y rápida recepción dando inicio a lo que, para fines de esa década, ya representaba una costumbre para las clases altas y un negocio para sus emprendedores.

En Uruguay, desde 1845 se publicaron avisos en la prensa ofreciendo RETRATOS AL DAGUERROTIPO” y para los últimos años de esa década ya se había conformado un pequeño mercado en torno a esta práctica. La mayoría de los retratistas eran extranjeros, procedentes de Europa o de América del Norte, que ejercían su profesión de modo itinerante estableciéndose por semanas o meses en diferentes villas y ciudades.

La realización de retratos debió sortear múltiples dificultades y limitantes, entre las que sobresalían largos tiempos de exposición, poses prolongadas y costos elevados desde la perspectiva de los consumidores y manejo de equipamiento voluminoso y requerimiento de conocimientos especializados de diversa índole en lo que respecta a los fotógrafos.

El retrato al daguerrotipo arrojaba una imagen única sobre una plancha de cobre plateada, de la que no podían obtenerse copias por procedimientos fotográficos, presentada en estuches o marcos, empleados a modo de protección y de acabado decorativo, con lo cual se realzaba aún más su condición de objeto especial o reliquia. También se hacían retratos al daguerrotipo en miniatura para ser incrustados en medallones, broches y sortijas, entre otros objetos de uso personal.

Los soportes más lujosos de esta primera época fueron perdiendo exclusividad ante la aparición de materiales menos costosos, como el papel o el vidrio, entre los más usuales.

Desde 1856 se realizaron retratos a través de la TÉCNICA DE LA AMBROTIPIA -un procedimiento sobre vidrio que en apariencia y presentación arrojaba imágenes y objetos semejantes al daguerrotipo, pero de costo mucho más reducido y en ese mismo año se ofrecieron los primeros retratos en papel que permitían la obtención de infinidad de copias. Desde 1857 al establecerse en el Salto Oriental, una compañía de transporte fluvial por los ríos Uruguay, Paraná y Río de la Plata, ofreciendo una carrera regular en el servicio de transporte, vino a facilitar la llegada de “FOTÓGRAFOS EXTRANJEROS”, que se quedaban en los principales hoteles de las villas y ciudades del litoral (Uruguayo y Argentino) ofreciendo sus servicios de “RETRATISTAS FOTOGRÁFICOS” en los diarios locales.