Citricultura


Fernández Saldaña y Miranda citados por Scrofani (Los Departamentos, 2000) definen el origen de los naranjos como misioneros. Alrededor de 1864, don Pedro Gallino instaló un almácigo con semillas de mandarino introducidas desde Río de Janeiro, en la zona de “La Amarilla” próxima al Obelisco a Rodó. De este almácigo provienen las plantas que formaron las primeras quintas de Salto. La citricultura se fue afianzando en la zona y poco a poco se formó una corriente comercial dentro del país y hacia el exterior, principalmente hacia Buenos Aires. Pequeñas partidas de citrus también fueron enviados a Inglaterra y Francia, a fines de la década del 20 del siglo pasado. A partir de la década del cuarenta dos enfermedades, gomosis y tristeza, obligaron a renovar las plantaciones con plantas tolerantes. Las exportaciones se volvieron prácticamente inexistentes. La fruta se destinaba al mercado interno, que ya en esa época estaba saturado. Hacia finales de los sesenta el sector tuvo como principal objetivo exportar la mayor parte posible de la producción. Esto aparejó cambios tecnológicos y de escala que ubicó al rubro como un rubro cuyo principal destino es la exportación. Brennan , 2000. También en la década del 60, Orange Crush protagoniza uno de los primeros intentos de desarrollo industrial, luego de las experiencias puntuales realizadas en la primera mitad del siglo por P. Solari; el Ing. Rossner fue uno de los primeros en plantear las posibilidades de la industria en el mercado internacional y logro realizar inversiones relevantes en equipos y tecnología moderna, importando el primer evaporador de jugos que permitía reducir el volumen al eliminar hasta el 86% del agua, sin alterar su composición lo que facilitaba el almacenamiento, transporte y conservación. El rubro se concentró y tuvo inversión extranjera donde hay grandes empresas que explotan y exportan de manera mayoritaria hacia el hemisferio norte, fundamentalmente Europa.

En el sector citrícola se relevaron unas 524 empresas a nivel nacional y se estima que un 45% (230 productores) se localizan en la región norte, 196 productores (37%) en el departamento de Salto y 34 (8%) en el Departamento de Paysandú. De acuerdo a los datos de la Encuesta Citrícola (DIEA – MGAP, 2006), en todo el país hay unas 15 mil hectáreas (efectivas) dedicadas a la producción de cítricos, de las cuales 13 mil (90%) se encuentran en producción; en la región norte, la superficie dedicada a la producción de citrus es 12.254 has, representando un 83% de la superficie efectiva del país, el 51% (6206 has.) esta dedicada a la producción de naranjas, 43% a mandarinas (5326 has) y el restante 6% a limones y pomelos. Por otra parte, la región norte concentra un alto porcentaje de la superficie efectiva dedicada a naranjas (93% del total), mandarinas (90%) y pomelos (78%). Además, posee el 82% de las plantas totales de cítricos del país (5447 miles de plantas) de las cuales el 90% se encuentran en producción El valor bruto de producción, según la Encuesta Citricola (DIEA – MGAP 2006), ascendería a unos 54 millones de dólares anuales y entre las dos especies principales, naranja y mandarina, se alcanza el 90% del VBP (48 millones de dólares) (ver cuadro 3 en anexos). A su vez, se puede inferir que el VBP de la región norte alcanzaría un valor próximo a los 45 millones de dólares anuales. La estructura económica de la producción en la cadena citrícola muestra una marcada concentración, ello se evidencia en que diez empresas, las que tienen 100 mil o más plantas, acumulan el 64% de las existencias de plantas y aportan el 70% de la producción. Para el procesamiento de los productos frescos esta cadena cuenta con una buena infraestructura de plantas de empaque de propiedad de las mismas empresas productoras; allí se preparan los productos que son destinados al mercado fresco, realizándose actividades como descarte, selección, clasificación por calibre, empaque y almacenamiento; generalmente se emplean líneas de empaque que realizan en forma automática la calibración, y las principales empresas ya poseen tecnología para realizar parte del proceso de selección y empaque en forma automatizada. Además cuentan con instalaciones de frío para almacenamiento y desverdizado, y una terminal frutera con frío en N. Palmira para el embarque. El principal producto industrial es el jugo concentrado, seguido por los aceites esenciales y pelets. La planta de Nolir tiene una capacidad de 75 mil toneladas. Las restricciones a la entrada o a la competitividad de la fruta uruguaya en el mercado internacional se encuentran enmarcadas básicamente en dos componentes principales: restricciones a través de su legislación y restricciones al acceso a los clientes. Con las primeras, se condiciona el ingreso por aspectos sanitarios como plagas cuarentenarias, las posiciones arancelarias y más recientemente por la incorporación de requisitos de inocuidad en los alimentos. La inocuidad ha pasado a ser un tema de especial interés en todos los sectores alimentarios a nivel mundial. En el caso de nuestro principal mercado, la Unión Europea, desde el año 2000 ha venido desarrollando un marco legal y su reglamentación en el área de la inocuidad. Como consecuencia de ello, la trazabilidad, la implantación de sistemas basados en los principios de HACCP, se han vuelto obligatorios para las empresas que desean ingresar al mercado.

En la actualidad a nivel del sector el tema de mayor preocupación es el de la nueva legislación en relación a los productos fitosanitarios permitidos y los límites máximos de residuos. El sector citrícola uruguayo ha mostrado un alto nivel de adaptación a este nuevo escenario. La mayoría de las empresas exportadoras hoy se encuentran bajo sistemas de gestión certificables de buenas prácticas a nivel agrícola (BPA) y de empaque (BPM), y algunas ya están incorporando la RSE. Sin embargo según datos del INIA la mayor parte de los productores de la región no cuentan con certificaciones de BPA; según los protocolos vigentes, los principios de buenas practicas agrícolas tienden a mejorar la gestión a nivel predial, en áreas como: la trazabilidad, existencia de registros de campo (fonológicos, monitoreo de plagas, aplicación de fitosanitarios, fertilizantes orgánicos e inorgánicos, maquinaria, riego, protección para los trabajadores, limpieza del predio), registro de variedades y porta injertos (vivero, tratamiento de semillas, uso de organismos genéticamente modificados), manejo general del predio y calidad del agua, manejo del suelo y sustratos, manejo de la fertilización , manejo del riego y productos fitosanitarios, manejo de la cosecha y postcosecha, servicios básicos para el personal y gestión de residuos y agentes contaminantes. A nivel organizacional, la producción y comercialización de frutas cítricas fresca presenta los siguientes actores claves: productores, mayoristas /brokers, agentes comerciales locales (mayoristas, minoristas, servicios alimentarios, hoteles/restaurantes y bares. Según la Encuesta Citrícola 2006 (DIEA MGAP) el 83% de la producción (volumen) se destina al mercado fresco y un 49% se comercializa en el mercado internacional, sin embargo en valores, se incrementa la importancia relativa del mercado fresco representando mas del 90% del valor total generado en tanto la exportación aumenta su incidencia a 65% . En acuerdo con lo antes reseñado, un grupo de 5 empresas de la región (Citrícola Salteña -Caputto, URUDOR, FORBEL, NETINOR, MILAGRO) concentran mas del 80% del producto exportado; éstas además de sus propias plantas de empaque, han desarrollado sistemas de comercialización propios, empleando en destino brokers locales como modalidad dominante, para poner sus productos en las cadenas de supermercados u otros formatos comerciales del hemisferio norte.