Origen de las Divisas

El 10 de agosto de 1838, el Presidente de la República Oriental del Uruguay – don Manuel Oribe, en acuerdo con sus Ministros, expidió el Decreto donde hacia obligatorio el uso de una cinta blanca en el sombrero con el lema: “Defensor de las Leyes”.

El Gral. Fructuoso Rivera, a su turno, dispuso que las tropas de su mando usaran divisa celeste, pero como el sol y el aire desvanecían este color transformándolo en blanco, lo que habría impedido distinguir en cualquier momento á los riberistas de los oribistas, la víspera de la batalla de Carpintería, o pocos días antes, ordenó aquel caudillo a sus divisiones que del forro colorado de sus ponchos cortasen tiras y se las colocasen en sus sombreros, en reemplazo del descolorido cintillo celeste.

El día 19 de Septiembre de 1836, esos dos bandos se encontraron, se chocaron y tiñeron con la sangre de 600 orientales en las orillas de Carpintería. Al entrar en batalla, los soldados de Rivera ceñían divisa colorada y los defensores del Gobierno divisa blanca. Desde ese día se bautizaron en aquel lago de sangre los dos partidos del país, llamándose "blancos y colorados" nada más que por los distintivos de guerra de cada uno. Pero, en el fondo, esa distinción no era baladí: era ya lo que diferenciaba al espíritu revolucionario, inquieto y rebelde, del espíritu de autoridad y orden.