Procedencia y Actuación

En la banda occidental del Plata, las autoridades allí instaladas y en cuyas manos estaban a la sazón los destinos de las tierras platenses, llamaban «bárbaros» y «semibárbaros» en los partes de 1811-12, a las legiones de naturales que en franca rebelión luchaban por la libertad en la banda oriental.

Esos calificativos tienen un significado y definición que nos interesa. Por lo general iban juntos: «elementos bárbaros y semibárbaros».

Eran «bárbaros» los indios -gauchos desnudos, apenas con el «chipá» primitivo; y eran «semibárbaros» lo s indios-gauchos más vestidos, con menos desnudeces; que la civilización, entonces como ahora , se deducía por las ropas . Tan indios y tan gauchos eran los unos como lo s otros, y en cuanto a lo de bárbaro , las autoridades de entonces y los cronistas históricos, olvidaron que esos naturales nada tenían que envidiarle al bárbaro invasor, a pesar de que vestía con el hierro, la malla y las telas que ordenaba la moda.

Es en esta época que Artigas se separa de Rondeau y resuelve hacer solo la campaña contra el detentador de su suelo. Reúne en las selvas de Ayuí, en pocos días, 14.000 hombres, y dice un cronista contemporáneo: «Mal armados, sin rastro de organización ni cosa que se pareciera, y obedientes tan solo a la voz y al gesto duro de su jefe. Estos hombres, más que un ejército, constituían algo así como un aduar beduino. Las frecuentes arremetidas de tal tribu...»

No cabe duda de que eran los indios-gauchos; el mismo tono despectivo con que fueron tratados lo prueba, si no bastara la elocuencia del párrafo transcrito.

Más tarde, en 1814-15, en partes y crónicas no se deslizaban ya con tanta frecuencia aquellos calificativos, que habían sido sustituidos por «gauchos» y «gauchaje». El sujeto, pues, se definía, y siempre en la banda oriental. Artigas y otros jefes, fieles al atavismo charrúa, rechazan órdenes del Triunvirato y se alejan con sus hombres; se dijo entonces que «se habían alzado con su gauchaje».

En los ejércitos occidentales que lucharon por la libertad, uniformados, disciplinados y organizados, con jefes ciudadanos, europeizados algunos de ellos, el gaucho tenía ubicación, mas no entidad de soldado; el indio jamás cedió su concurso, por el contrario, los hostilizaba si podía.

Los partes que nos han hecho conocer los historiadores, citan: «milicianos», «hombres», «soldados», «patriotas», «infantes» . . . Después de la Libertad: «coraceros de», «blandengues de», «granaderos de» «patricios», «dragones», «húsares»... El gaucho no entraba en esas listas, como Martín Fierro en la de los pagos .

En Salta, en 1812, Belgrano, generoso y abnegado jefe, que había llegado con sus tropas en malas condiciones, y que tenía la heroica misión de batir a un enemigo mucho más poderoso, se lamentaba en esta forma de la indiferencia con que habían sido recibidos los soldados de la Patria: «El ejército no está en país amigo; no hay una sola demostración que me lo indique; no se nota un solo hombre que se una a él, no digo para servir lo, ni aún para ayudarle; se nos trata como a verdaderos enemigos . . . »

Un solo gaucho que hubiese habido, se habría presentado incondicionalmente, franco y resuelto.

Por extraña coincidencia, es en Salta donde años después Güemes da a sus milicianos el título de guerra de «Gauchos»,