Metodología

La metodología de la Doctrina Social de la Iglesia

"Ahora bien, los principios generales de una doctrina social se llevan a la práctica comúnmente mediante tres fases: primera, examen completo del verdadero estado de la situación; segunda, valoración exacta de esta situación a la luz de los principios, y tercera, determinación de lo posible o de lo obligatorio para aplicar los principios de acuerdo con las circunstancias de tiempo y lugar. Son tres fases de un mismo proceso que suelen expresarse con estos tres verbos: ver, juzgar y obrar". Juan XXIII (1961), Mater et magistra 236.


Esta metodología surge, a mediados del siglo XX, como un instrumento para la acción transformadora que los cristianos pusieran en práctica en sus ambientes y para la superación del divorcio entre la fe y la vida. La Iglesia Latinoamericana la asumió en la reunión plenaria de Obispos en la ciudad de Medellín, cuyos documentos siguen exactamente los tres momentos propuestos. Lo mismo sucedió en el segundo encuentro de Obispos Latinoamericanos en Puebla a medida que la fue poniendo en práctica en diversidad de grupos, situaciones y momentos históricos, fueron apareciendo variantes, adaptaciones, inclusiones,enriquecimientos de todo tipo, hasta llegar al momento actual en que es posible reconocer muchos métodos que han surgido directamente de ella y que articulan en pasos concretos sus intuiciones fundamentales de, 1º) partir de la realidad; 2º) iluminarla desde la fe; y, 3º) proponer una actitud de conversión y un compromiso transformador.


1er Momento: VER, RECONOCER

Es el momento de toma de conciencia de la realidad. Es partir de los hechos concretos de la vida cotidiana para no caer en suposiciones ni abstracciones y buscar sus causas, los conflictos presentes que generan y las consecuencias que se pueden prever para el futuro. Esta mirada permite una visión más amplia, profunda y global que motivará más adelante a realizar acciones transformadoras orientadas a atacar las raíces de los problemas. Sin pretender ser exhaustivos, puede ser útil a veces, utilizar alguno de los instrumentos de conocimiento de la realidad que proponen las ciencias sociales. Hay que tener en cuenta asimismo que ninguna mirada de la realidad es neutral siempre están presentes en ella presupuestos teóricos inspirados en criterios,valores, ideologías, etc.

SE TRATA DE UNA ETAPA DE DIAGNÓSTICO, SIN JUZGAR SINO SUMERGIRSE EN LA

PROFUNDIDAD Y COMPLEJIDAD DEL PROBLEMA -POLÍTICO, SOCIAL, ECONÓMICO-

PARA COMPRENDER SUS CAUSAS Y CONSECUENCIAS ÚLTIMAS


2do Momento: JUZGAR, VALORAR, PONDERAR

Es el momento de analizar los hechos de la realidad a la luz de la fe y de la vida, del mensaje de Jesús y de su Iglesia, para descubrir lo que está ayudando o impidiendo a las personas alcanzar los ideales propuestos por el mensaje de Jesús y los valores del Evangelio (una calidad humana de vida plena, la liberación integral, llegar a vivir como hermanos, construir una sociedad de acuerdo al proyecto de Dios, etc.) Es el momento de preguntarse qué dicen la Palabra de Dios y los documentos de la Iglesia y dejar que cuestionen la situación analizada y los presupuestos teóricos que condicionaron la mirada del momento anterior. Juzgar ayuda a tomar conciencia del pecado personal presente en la vida de cada uno y del pecado social presente en las estructuras injustas de la sociedad. Juzgar exige un conocimiento cada vez más profundo del mensaje cristiano, un ambiente de oración, un diálogo profundo con Jesucristo presente en la vida de los cristianos y en la vida sacramental de la Iglesia, una purificación cada vez mayor del egoísmo y una explicitación de las razones fundamentales que animan la fe. Es un momento privilegiado, pues en él se sitúa lo específicamente cristiano de esta propuesta metodológica.

SE TRATA DE COMPARAR LAS SITUACIONES ANALIZADAS CON LOS VALORES

EVANGÉLICOS, EL MENSAJE DE JESUCRISTO Y ESTABLECER SI COINCIDEN O SE

OPONEN, SI SON UNA AMENAZA O UNA AYUDA PARA LA DIGNIDAD HUMANA


3er Momento: ACTUAR, PROPONER, TRANSFORMAR

Es el momento de concretizar en una acción transformadora lo que se ha comprendido acerca de la realidad (ver, reconocer) y lo que se ha descubierto del plan de Dios sobre ella (juzgar, valorar). Es el momento de la práctica nueva y del compromiso. El actuar impide que la reflexión quede en lo abstracto. Se debe estar atento para que lo que se proponga realizar no sea fruto de intuiciones momentáneas o decisiones voluntaristas, sino fruto maduro de la reflexión realizada. La acción transformadora es ante todo una acción liberadora. Parte de las necesidades de las personas y busca atacar las raíces del problema. Hace participar a otros. No queda reducida sólo a la esfera de lo personal sino que procura incidir realmente en la realidad social. Es un proceso lento, y exige mucha paciencia. Ser agente transformador es ser fermento en la masa, es hacer de la propia vida un testimonio de fe de la presencia de Jesucristo en la vida y en la historia y una vivencia comprometida de su seguimiento. Es colaborar activamente en la construcción de la civilización del amor.

CONSISTE EN FORMULAR CONCLUSIONES, EN FORMA DE PROPUESTAS DE ACCIÓN,

PARA TRANSFORMAR LA SITUACIÓN INICIAL A LA LUZ DE LOS VALORES DEL EVANGELIO

Y LA BÚSQUEDA DE LA PLENA CALIDAD HUMANA DE VIDA