El tesoro de nuestra señora de las Mercedes


La adscripción del “tesoro de la señora de las Mercedes” al Museo nacional de Arqueología subacuática (ARQUA) de Cartagena es un acontecimiento cultural de relevancia internacional que coloca a la ciudad y al propio museo en los circuitos museísticos, científicos y turísticos de todo el mundo.

Cabe felicitarse por ello por partida doble. En primer lugar, por la repercusión económica que indudablemente tendrá un fondo museístico como el tesoro, que ha sido tan publicitado internacionalmente por las circunstancias que han rodeado su recuperación; que es tan atractivo y de tan fácil comprensión para todo el mundo; y que va a estar tan bien ubicado en un edificio accesible y atractivo desde el punto de vista arquitectónico, como es el diseñado y construido por Vazquez Consuegra en su momento.

En segundo lugar, por el trabajo científico que se generará en torno al tesoro, que se traducirá previsiblemente en encuentros, seminarios, publicaciones y materiales de archivo, que enriquecerán los fondos del museo y lo harán aún más atractivo.

Y por último, porque la decisión del gobierno de España de ubicar “El tesoro de las Mercedes” en el ARQUA es la primera resolución que da verdadera importancia y utilidad a un museo que surgió en los años 90 del siglo pasado con una evidente vocación nacional, pero en un contexto de transferencias de competencias culturales a las distintas comunidades autónomas, que no ha contribuido precisamente al auge del museo por razones obvias.

En otro orden de cosas, el Arqua ha recorrido su propio calvario autonómico por ser iniciativa de una administración anterior; por ser un museo dependiente de la administración central y también por la falta de perspectiva y de apreciación de las autoridades locales y regionales que hasta ahora no le han concedido el apoyo que merecía un museo de tanta envergadura. Esperemos que la venida del tesoro de la “Señora de las Mercedes” ponga finalmente al ARQUA en primer plano.

Para que eso ocurra es necesario superar algunas circunstancias que viene al caso recordar. Nos referimos concretamente a los retrasos y avatares de la construcción del edificio que lo demoraron varios años y sobre todo a las decisiones de mantener primero el submarino Peral a la intemperie durante 18 años permitiendo su deterioro y a la reciente decisión de no albergarlo en el ARQUA, donde cabe perfectamente porque el edificio fue diseñado con esa finalidad entre otras.

Francamente la decisión nos parece arbitraria con respecto al museo, además de incomprensiblemente dispendiosa en los tiempos que corren. ¿Qué necesidad hay de añadir al coste de la recuperación del submarino -que debería ser el objetivo económico principal- el de un nuevo edificio que lo albergue y de los gastos de mantenimiento y personal que conllevará una nueva dotación cultural? Y sobre todo, qué necesidad hay de diversificar localmente museos cuando existe uno de la importancia del ARQUA en Cartagena. Suponemos que algo tendrá que ver la Marina y el museo naval en la ubicación final del submarino, pero si así fuera sería de desear que el Gobierno de España pusiera tanto orden en las aspiraciones divergentes y onerosas de los distintos ministerios como al parecer se ha propuesto poner entre las autonomías y el gobierno central, con esta decisión de ubicar el tesoro en Cartagena y no en Cádiz, que también dispone de un museo de arqueología subacuática.

La polémica existente en torno a la ubicación de los barcos fenicios de Mazarron tampoco es ajena a esa falta de apreciación que ha sufrido a nivel regional el museo nacional de arqueología subacuática de Cartagena hasta ahora. Con todos los respetos debidos a las aspiraciones locales ninguna ubicación nos parece mejor que el ARQUA para recuperar, investigar y exponer como se merecen los barcos fenicios aparecidos en la costa de Mazarrón.

En definitiva, celebramos como no puede ser menos la venida a Cartagena del tesoro de la “Señora de las Mercedes” y esperamos que sea el punto de partida para que todas las administraciones aúnen esfuerzos para aprovechar al máximo las potencialidades del ARQUA, en beneficio de la ciudad, de la arqueología subacuática y de la cultura en general.

Juan-Miguel Margalef

Presidente de ADEPA

(Artículo publicado en La verdad el día 2 de diciembre de 2012)