1.- Conceptos básicos

Cuando se ejerce una fuerza sobre un cuerpo, la Física nos dice que éste tiende a moverse. Eso depende de cómo se aplique dicha fuerza. Si se aplica sobre toda la superficie, seguramente se moverá o se deformará. Pero si la fuerza se aplica sobre un clavo, es posible que éste se clave en el objeto. Para analizar esta concentración de fuerza existe el concepto de presión. Que se define como la fuerza que se hace sobre un cuerpo dividida entre la superficie de aplicación:

p = F / S

Industrialmente, la neumática y la hidráulica son técnicas que consisten en dar presión a un fluido (aire o aceite), lo canalizan y dirigen hacia receptores que desplazan objetos mediante la fuerza que ejerce esa presión. La diferencia fundamental entre las ambas tecnologías está en el fluido que utilizan, pues la neumática trabaja con aire y la hidráulica con aceite, aunque su función sea totalmente análoga. De hecho, la simbología de los elementos es la misma en ambos casos. Otra consecuencia está en que el aire se expulsa a la atmósfera después de su utilización, mientras que el aceite debe ser recuperado para reiniciar con él un nuevo proceso de trabajo.

La fuerza generada por la presión del fluido sobre una superficie viene dada por la expresión:

F = p · S

lo cual significa que se obtiene una fuerza tanto mayor cuanto mayor sea la presión del fluido o la superficie sobre la que se aplica.

Por lo tanto, podemos ejercer una fuerza sobre un fluido, por ejemplo aire, con lo cual éste adquiere una presión que se mantiene en todo su volumen. Luego se puede aprovechar este aire a presión para producir el desplazamiento de algún objeto.

La diferencia de superficies significa que una fuerza pequeña sobre una superficie pequeña genera una presión determinada que, al aplicarse sobre una superficie grande produce una fuerza grande. La técnica neumática aprovecha la fuerza provocada por la presión del aire, y todas las instalaciones de aire comprimido responden al siguiente esquema: