Apolonio de Perga ( c. 262 a. C. - c. 190 a. C.) fue un matemático y astrónomo griego famoso por su obra Sobre las secciones cónicas. Él fue quien dio el nombre de elipse, parábola e hipérbola, a las figuras que conocemos.
El descubrimiento de las cónicas es atribuido a Menecmo (s. IV a.C.), un discípulo de Eudoxo. También fueron estudiadas por Euclides, Aristóteles y otros. Apolonio, en sus libros 1 al 4 de Cónicas, introduce las propiedades básicas ya conocidas. Los libros del 5 al 7 son originales; en éstos discute y muestra cómo muchas de las cónicas pueden ser dibujadas desde un punto. Da proposiciones determinando el centro de curvatura lo cual conduce inmediatamente a la ecuación cartesiana del desarrollo de la evolución. El libro número 8 está perdido, mientras que los libros del 5 al 7 sólo existen en la traducción arábiga realizada por Tabit Qurra (827-901). Muchas de sus otras obras se han perdido, sin embargo, conocemos algo de esos trabajos a partir de escritos de otros, como por ejemplo de Arquímedes y de Edmund Halley (el del cometa), quien en 1.710 tradujo al latín los siete primeros libros y reconstruyó parte del octavo.
Además de la geometría, Apolonio trabajó en numerosos otros temas, incluyendo la astronomía. La mayor parte de su obra no se ha conservado, salvo los fragmentos citados por otros autores como Pappus de Alejandría.
La equivalencia de dos descripciones de los movimientos planetarios, una mediante excéntricos y otra mediante deferentes y epiciclos, se atribuye a Apolonio. Ptolomeo describe esta equivalencia en el Almagesto.
Apolonio se percata de que, si bien el modelo de las esferas homocéntricas explicaba cualitativamente las retrogradaciones que observamos en el movimiento de los planetas, no podía hacerlo de forma cuantitativa y tampoco era capaz de dar cuenta del cambio de brillo y tamaño aparente de los mismos, en consecuencia, y conservando casi intacta la estructura y funcionamiento de los planetas bajo la visión aristotélica del universo, propone dos modelos geométricos alternativos, uno de ellos a partir de movimientos epicíclicos y el otro a base de movimientos excéntricos.
Su modelo " epicíclico ", se basa en el que el planeta gira alrededor de un punto que a su vez orbita en un círculo (el "deferente") centrado en o cerca de la Tierra. Como Apolonio sabía, su modelo epicíclico es geométricamente equivalente a un excéntrico . Estos modelos fueron bien adaptados para explicar otros fenómenos del movimiento planetario . Por ejemplo, si la Tierra se desplaza del centro de una órbita circular (como en el esquema excéntrico), el cuerpo en órbita parecerá variar en velocidad (parecerá más rápido cuando esté más cerca del observador, más lento cuando esté más lejos), como de hecho se observa para el Sol, la Luna y los planetas. Al variar los tamaños relativos y las velocidades de rotación del epiciclo y el deferente, en combinación con el excéntrico, se puede obtener un dispositivo flexible para representar el movimiento planetario.
Su hipótesis de las órbitas excéntricas para explicar el movimiento aparentemente aberrante de los planetas, aceptada hasta la Edad Media, fue superada durante el Renacimiento. El cráter Apolonio en la Luna lleva su nombre.
Apolonio formuló la teoría de los epiciclos:
Consiste en un modelo geométrico ideado para explicar las variaciones en los movimientos aparentes de los planetas. basándose en la teoría geocéntrica. De esta forma, el planeta se movía en una órbita circular (epiciclo) cuyo centro se movía, a su vez, en otra órbita, también circular (el deferente) alrededor de la Tierra que era el centro de todo el sistema. Con esta combinación de movimientos se explicaba, con alguna aproximación, los movimientos retrógrados y estacionarios de los planetas.
Con el paso del tiempo y la mejora en la calidad de las observaciones, fue necesario ir añadiendo cada vez más círculos al modelo para explicar los nuevos datos, lo que terminó por hacerlo impracticable. Con el desarrollo del modelo heliocéntrico y la explicación del movimiento planetario mediante órbitas elípticas, la antigua concepción de los epiciclos quedó obsoleta.
En el primero, el de epiciclos, propone un planeta que se mueve uniformemente describiendo una circunferencia menor o ‘epiciclo’, cuyo centro (B') gira a su vez uniformemente describiendo una circunferencia mayor o ‘deferente’, con centro en la Tierra (ver rastro rojo).
En el segundo prototipo (rastro verde), el planeta ocupa una posicion fija en el epiciclo (E) por tanto, el planeta se mueve con velocidad constante alrededor del punto A. Si consideramos las distancias de B' a C y de A a O como iguales, es claro que los modelos geométricos presentados resultan ser equivalentes, situación de la cual Apolonio era consciente. Aunque no contamos con evidencias de que Apolonio intentara acoplar sus modelos a los registros astronómicos con el fin de hacerlos capaces de anticipar los fenómenos celestes, estos significan un gran avance hacia la explicación Ptolemaica de la mecánica celeste, pues, manteniendo la geoestaticidad del universo, así como el movimiento circular, uniforme e interrumpido característicos de los planetas bajo la cosmovisión aristotélica, propone separar a la Tierra del centro de la órbita de los mismos, idea central para el trabajo de su principal sucesor, el matemático y astrónomo griego Hiparco.