La sangre

La sangre es un tejido conjuntivo líquido que contiene sustancias químicas disueltas y millones de células flotantes. La porción líquida se llama plasma y está compuesta por agua en un noventa y uno por ciento, además de proteínas, iones, nutrientes, gases, etcétera. 

La sangre contiene tres tipos principales de células: 

La familia cumple tres funciones fundamentales:

• En primer lugar, permite recibir la vida. Los padres dan la vida a sus hijos y los alimentan para que estos crezcan y transmitan la vida a su propia descendencia.

• Por otra parte, ofrece la necesaria seguridad y protección para poder desarrollar las capacidades personales.

• Por último, la vida y la protección son posibles gracias a la cohesión del clan, al sentido de unidad entre todos sus miembros.

La sangre es la logística de distribución e integración sistémica. Cumple múltiples funciones necesarias para la vida, como el intercambio de gases, distribución de nutrientes, defensa ante infecciones, etcétera. Los conflictos biológicos asociados se refieren a situaciones de autodevaluación en relación a los «lazos de sangre», tanto reales como simbólicos. Son conflictos de desvalorización profunda, «hasta la médula», ya que las células sanguíneas se forman en la médula ósea.

Concentración de lípidos en sangre

El colesterol es un lípido que se encuentra en los tejidos corporales y en el plasma sanguíneo. Es imprescindible para formar la membrana plasmática, siendo un factor importante en su fluidez, permeabilidad y estructura. De manera que a mayor cantidad de colesterol, menos permeable y fluida es la membrana. La hipercolesterolemia o presencia de niveles elevados de colesterol en sangre se considera un factor de riesgo cardiovascular. El significado biológico del aumento

de colesterol en sangre guarda relación con un conflicto respecto a la construcción de las cosas: «todo lo hago con mis propias fuerzas», «solo puedo contar conmigo mismo», «conflicto por no poder lograr algo solo».

Veamos dos ejemplos. 

El primero es el de una mujer con hipercolesterolemia. Su marido se subía a los árboles para podarlos y ella temía que se cayera. Lo amenazaba con no cuidarlo si se lesionaba: «No te ayudaré a construirte».

El segundo: un hombre presentaba un aumento de colesterol en sangre desde hacía muchos años. Era el único hijo vivo después de varios abortos y dos hijos que murieron de pequeños. Su padre era alcohólico y maltratador. Había tenido que marcharse de casa muy joven porque se enfrentaba a él para defender a su madre. Con veinte años le ofrecieron un trabajo de encargado que se sintió incapaz de asumir; le sobrepasaba. Nunca se había sentido apoyado, no podía contar con nadie.

Los triglicéridos son lípidos que constituyen la principal reserva energética en forma de grasas. Y como ya hemos explicado, se trata de componentes esenciales que nos han permitido sobrevivir y adaptarnos a lo largo de la evolución. Se almacenan en el tejido adiposo subcutáneo, en unas células especializadas en su acumulación y reserva llamadas adipocitos.

Un aumento de triglicéridos en sangre va asociado con un conflicto biológico de autodevaluación en la familia relacionado con la construcción de las cosas, en la que «se espera o se cuenta con ayuda del exterior, o cuento con los demás para construir: espero ayuda pero no la obtengo». Conflicto por sentirse obligado a dar o recibir «material de construcción». Biológica y  bioquímicamente, la persona pasa a aportar las moléculas más preciadas que tiene en su cuerpo, sus reservas de energía, a la sangre, a su «familia».

Glóbulos rojos, hematíes o eritrocitos

La función esencial de los hematíes es transportar oxígeno desde los pulmones hasta las células y recoger el dióxido de carbono producido como desecho para eliminarlo. Para transportar el oxígeno, los hematíes contienen un pigmento de color rojo llamado hemoglobina. Cuando el oxígeno no llega en cantidad suficiente, las células están en peligro de muerte.

La anemia es una disminución de la concentración de hemoglobina en sangre, que impide un transporte óptimo de oxígeno a los tejidos del cuerpo. Puede deberse a una falta de hematíes o de hierro, componente esencial de la hemoglobina. El conflicto de base se relaciona con la desvalorización global del linaje de sangre, desvalorización de uno mismo en relación con lo que nos hace vivir, el clima de vida o de muerte en el linaje de sangre: «molesto en la familia», «me ahogo en esta familia», «tengo que vivir lo menos posible en esta familia».

La anemia ferropénica se desarrolla por falta de hierro para producir hemoglobina. El conflicto consiste en una desvalorización por no poder hacer lo que se debe en relación a una acción, conflicto por no vivir en el propio eje, por hacer lo que no es justo. El hierro tiene propiedades magnéticas y se relaciona con el arquetipo de la madre, que también tiene propiedades magnéticas. Si se da una falta de hierro, puede que haya alguien en mi clan al que no quiero que le llegue el oxígeno, ya que no me permite estar en mi centro.

La talasemia es un tipo de anemia hereditaria causada por una producción anormal de hemoglobina. Está relacionado con vivencias transgeneracionales de carecer de sostén, de tener que vivir permanentemente al día o tener que eliminar hijos porque hay demasiados que alimentar. El prefijo thalass quiere decir mar, y la talasemia está vinculada con el mar mediterráneo.

Lo opuesto a la anemia es la policitemia, un exceso de producción de hematíes por parte de la médula ósea. En este caso el conflicto viene determinado por un deseo de querer «llevar vida a alguien», «tener más oxígeno para retener la vida», por ejemplo, si un familiar está deprimido o ha muerto.

Glóbulos blancos o leucocitos

Los leucocitos son un conjunto heterogéneo de células que defienden el organismo de las infecciones, identificando aquello que le es extraño: microorganismos, sustancias tóxicas, parásitos o restos celulares. Distinguen lo propio de lo ajeno y ofrecen seguridad y protección.

La respuesta de defensa está orientada en dos sentidos: una defensa inmediata e inespecífica, para responder rápidamente a una agresión; y otra programada y específica, como la respuesta inmune: una compleja serie de procesos que proporcionan protección frente a las enfermedades infecciosas concretas y a los materiales tóxicos.

Los leucocitos relacionados con la función de defensa inmediata e inespecífica son los  neutrófilos, los monocitos, los eosinófilos y los basófilos. Los neutrófilos y los monocitos «fagocitan», es decir, literalmente engloban y digieren a los microorganismos o los restos celulares. Los eosinófilos contribuyen a la protección del cuerpo contra sustancias irritantes regulando la respuesta alérgica, y defienden de los parásitos mediante fagocitosis. Los basófilos también intervienen en la respuesta alérgica y contienen la inflamación.

Los linfocitos son los glóbulos blancos que intervienen en la respuesta inmune específica y programada. La inmunidad específica requiere memoria para reconocer y responder a bacterias o a determinadas sustancias perjudiciales. Así, en un primer contacto con virus o bacterias, el cuerpo manifiesta la enfermedad y al mismo tiempo combate para destruir los gérmenes. En caso de una segunda exposición al mismo tipo de agentes, no se producen síntomas, porque son destruidos de inmediato.

Los linfocitos B producen unas moléculas llamadas anticuerpos, las inmunoglobulinas, que poseen la capacidad de unirse a las moléculas específicas del agente invasor con la misma precisión que una llave a su cerradura. Los linfocitos T son los responsables de coordinar la respuesta inmune celular, además de facilitar la función de los linfocitos B.

Los leucocitos se relacionan con conflictos biológicos de autodesvalorización vinculados a la defensa y al ataque.

La leucopenia es una disminución anormal del número de leucocitos. Tiene relación

con la identidad: «no me atrevo a autoafirmarme», «para mi supervivencia me

interesa no autoafirmarme» o «no me autorizo a defenderme». 

El sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) es un ejemplo de leucopenia intensa; el conflicto se expresaría como: «Tengo que desaparecer de esta familia, la familia no me protege,

no me defiende».

La leucemia pertenece a un grupo de enfermedades de la médula ósea que provocan un aumento incontrolado de glóbulos blancos inmaduros. Es el cáncer más frecuente en la infancia. Los conflictos biológicos se relacionan con una gran desvalorización de sí mismo en el seno de la familia, en el linaje de sangre, con una desvalorización global, una prohibición de crecer o peligro si se crece. En el seno de la familia, generalmente hay mucha violencia entre los padres de los niños afectados. Entendemos también como violencia la excesiva sobreprotección de los niños por parte de algunas madres.

Los conflictos biológicos en la leucemia se vinculan con situaciones de «peligro de muerte inminente con enormes temores», «conflicto de incapacidad de proteger», «desvalorización por no poder alcanzar el nivel de exigencia de los padres», «desvalorización en un contexto de separación, de ruptura con el propio origen o con el entorno, o en relación al reconocimiento», «aislamiento permanente a lo largo de la vida».

Para el doctor Hamer, la leucemia es la fase de reparación de un cáncer de huesos que incide de forma especial en la médula ósea. En la fase de simpaticotonía, hay una osteólisis localizada específicamente en función del tipo de conflicto. A cada parte del esqueleto le corresponde un tipo de autodesvalorización.

La leucemia aparece en la fase de reparación  ya que señala que el conflicto de origen queda resuelto y la curación está en camino. La complicación principal de la leucemia es la repetición del conflicto inicial responsable de la desvalorización y el nuevo conflicto desencadenado por el diagnóstico. Un conflicto de diagnóstico experimentado como pérdida de existencia, soledad o pérdida de referentes programa una retención de líquidos, que junto con el tratamiento convencional, agrava los síntomas de la leucemia. Como veremos en las enfermedades crónicas, el peligro principal es «el síndrome».

Siempre hay que tener en cuenta las memorias transgeneracionales y el proyecto sentido. Cuando la leucemia afecta a un menor, el impacto emocional lo vive la madre, aunque el foco cerebral de Hamer esté en el niño. Probablemente la leucemia aparece en una fase de reparación porque la madre soluciona su conflicto inconscientemente. Pero, para que se produzca la curación, la madre debe tomar conciencia y pasar a la acción. Si sigue en un ambiente conflictivo, reactivando la desvalorización (por ejemplo, soportando un ambiente de violencia), la enfermedad se complica, dificultando la curación.

Plaquetas o trombocitos

Las plaquetas son fragmentos citoplasmáticos de sus células precursoras, los megacariocitos. Tienen un papel esencial en la coagulación sanguínea: inician la formación de una malla para detener la hemorragia. Un número de plaquetas demasiado bajo puede ocasionar una hemorragia importante. Si es demasiado alto, pueden formarse coágulos que obstruyan los vasos sanguíneos. 

El descenso del número de plaquetas en sangre se llama plaquetopenia. Los conflictos biológicos están relacionados con la autodevaluación por falta de cohesión en el clan, dificultad de agregación a la familia, no poder conservar la unión del clan, o problemática de separación en el clan familiar. Por ejemplo, 

Una mujer tiene plaquetopenia desde los veintiún años, desde que su familia decide trasladarse a otra ciudad y ella se queda sola. Decidió no marcharse porque trabajaba y estudiaba, pero vivió la separación de la familia como separación del clan.

Por el contrario, un exceso de plaquetas indica un conflicto relacionado con sentirse atrapado por la familia, sensación de «herida abierta», de que «la familia me sangra».

Fue el caso de un hombre de cuarenta y ocho años que, después de una fractura del peroné, tuvo una tromboflebitis en la pierna derecha, seguida de una embolia pulmonar. Desde hacía años estaba involucrado en diversas asociaciones de su ciudad, tanto deportivas como sociales. Tenía un trabajo estable y deseaba dejar todas las obligaciones que le quitaban tiempo y libertad para dedicarse a su pasión, pero no sabía cómo abandonar a toda su familia simbólica.

El síndrome de Raynaud

El síndrome de Raynaud se define como palidez o cianosis episódica de los dedos debida a la vasoconstricción de las pequeñas arterias o arteriolas que los riegan, y se produce en respuesta al frío o al estrés emocional.

Las crisis vasoespásticas afectan especialmente a los dedos de las manos, pero también pueden afectar a los dedos de los pies. Asimismo se han descrito en la nariz y en las orejas, e incluso en el pezón.

Los conflictos biológicos tienen relación con la desvalorización por no poder retener, atrapar, por no ser capaz de hacer algo, de ejecutar un trabajo. Hay una tonalidad de muerte, de querer retener a alguien que ha muerto, o de evitar que alguien se dirija a la muerte. La desvalorización afecta a las arterias, por las que pasa sangre oxigenada, y por lo tanto hay una noción de «no poder ser efectivo o eficaz». Hay que tener en cuenta el significado de la zona afectada.