Lucha contra el régimen de Batista:
Tras un ataque suicida a una guarnición próxima a Santiago, el Cuartel de Moncada, el 26 de julio de 1953, Castro fue detenido y encarcelado. La mayor parte de sus correligionarios fueron muertos, heridos o detenidos como él. Juzgado y condenado [la Historia me absolverá], fue poco después amnistiado por el dictador. Exiliado en México, organizó una nueva expedición, a bordo de un viejo yate, el Granma, desembarcó en Cuba y con sus hombres se refugió en Sierra Maestra desde donde, con mucho voluntarismo optimista, declaró la guerra a la dictadura. Los campesinos no denunciaban a los guerrilleros, les proporcionaban alimentos, y comenzaron a integrarse en las filas rebeldes del llamado Movimiento 26 de julio. La campaña de exterminio ordenada por Batista fracasa por los errores de un Ejército corrupto y mal dirigido. Batista incrementa la represión en La Habana entre estudiantes y la clase media. Crece la oposición de las ciudades a medida que lo hace la represión . Destaca la labor insurgente de las Sociedad de Amigos de la República, el Directorio Revolucionario y el Partido Socialista Popular. El PSP se va uniendo a los insurgentes, los trabajadores industriales y los sindicatos permanecen al margen, y la Administración Eisenhower retira el apoyo económico y militar al dictador como intento de preservar sus intereses en Cuba. La expulsión de Batista es secundada por los intelectuales y la burguesía urbana y agraria. Menos de seis años después del asalto al Cuartel Moncada, el 1 de enero de 1959, los guerrilleros entran en La Habana.
Sistema económico socialista:
El PSP deja de ser crítico y se une a los insurgentes cuando ya lo ha hecho una parte importante de la población y después de que Castro consiguiera centralizar el mando de la oposición. A finales de 1961 Castro anuncia su adscripción marxista-leninista. EE.UU. se siente seriamente perjudicado por la política de nacionalización de empresas industriales, agrícolas y de servicios. Se adopta una política socioeconómica de carácter igualitarista que inicialmente consigue logros considerables, especialmente en sanidad y educación. Bajo la protección de la URSS el régimen se desarrolló autoritario, ultranacionalista, jerárquico y burocrático. Se alcanza una baja eficiencia en la producción al no ofrecer incentivos materiales a los trabajadores. La persecución de EE.UU. proporcionó al discurso oficial su principal argumento defensivo basado en la desigual lucha contra la mayor superpotencia.
Latinoamérica:
La Revolución cubana fue en un principio un ejemplo a imitar durante la década de los sesenta por muchos grupos iberoamericanos mediante la lucha armada y el foco guerrillero rural. El objetivo de los dirigentes cubanos era, en palabras del Che, crear dos, tres, muchos Vietnam. La mayoría de los partidos comunistas iberoamericano se pusieron en contra del movimiento revolucionario, al ser más partidarios del frentepopulismo y potenciaban más la reforma que la revolución, apartándose de la lucha armada como ocurrió con la guerrilla venezolana. Todos los ejércitos de la región se involucran en una doctrina contrainsurgente. En la década de los sesenta se suceden derrocamientos políticos que suprimen libertades. En 1964 Eduardo Frei vence a Allende con un programa demócrata cristiano inspirado en la doctrina social de la Iglesia. En 1965 EE.UU. invade Santo Domingo. El Che fracasa en el antiplano boliviano entre campesinos desconfiados y diseminados que no entendían el español. No se había producido un trabajo político de masas previo para conseguir el apoyo del pueblo. Se había elegido un terreno de altitud inhóspita y vegetación no apta para la alimentación. El grupo de Rangers entrenado por los EE.UU. para su captura logra con éxito su cerco y ejecución.
Venezuela:
Como el resto de casi toda América Latina, Venezuela conoció durante los años cincuenta y sesenta un fortísimo movimiento guerrillero influenciado por el marxismo-leninismo en su versión castrista, que tenía como ejemplo los indudables logros de los primeros tiempos de la revolución cubana. La oposición armada era ciertamente la única posibilidad de lucha política reservada a aquellos que deseaban acabar con las oligarquías reinantes, amparadas mediante dictaduras o en regímenes constitucionales. Tras la caída del Dictador Pérez Jiménez y la vuelta a la vía democrática de Venezuela, la postura de sus presidentes, Rómulo Betancourt, Leoni y Rafael Caldera fue la de ofertar la incorporación al sistema político a los movimientos guerrilleros. La oferta se concretó en dos puntos, el primero consistió en dar una amplia amnistía a todos aquellos que habían combatido, y el segundo en no poner restricciones a la posible formación de partidos políticos que pudiesen actuar dentro de la legalidad del sistema definida por el marco de la Constitución de 1961, aun cuando éstos fueran de carácter comunista, hecho éste desconocido hasta el momento en toda América Latina a excepción del Cono Sur y México. El resultado de esta actuación fue la creación de partidos como el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), creado por Domingo Alberto Rangel; el Partido Revolucionario Nacionalista (PRN), el Partido Revolucionario de Integración y, fundamentalmente el Movimiento al Socialismo (MAS), fundado en 1971, por Pompeyo Márquez y Teodoro Petkof, miembro del Partido Comunista el primero y antiguo guerrillero el segundo.
Kennedy ordena el desembarco en bahía de Cochinos (abril 1961). Por Dolors Gasós:La política general de Kennedy con respecto a los países situados más allá del río Grande nada tiene que ver con sus sentimientos y deseos respecto a Cuba, donde Fidel Castro, según autorizadas voces de escritores y políticos estadounidenses, "había traicionado la revolución cubana" al instaurar en el país un régimen comunista. Kennedy se siente molesto ante la proximidad de un sistema político que abomina y que considera un peligro para su país y para el resto de América Latina. [...] no es de extrañar que, cuando el 27 de noviembre de 1960, la CIA, durante una reunión en Palm Beach, le plantea por primera vez un plan para la desestabilización del régimen castrista que cuenta con el visto bueno de Eisenhower, Kennedy descubra la posibilidad de ver cumplidas sus más secretas esperanzas y anhelos, y deje que el plan siga su curso. En apariencia, se trata de un golpe seguro, que puede reportarle una gran victoria política con un coste mínimo. Durante los primeros meses de su gobierno, la CIA, autora del plan, se lo recomienda con entusiasmo y le anima a llevarlo a cabo sin tardanza, antes de que los soviéticos ayuden a Castro a reforzar su potencia militar. Kennedy no oculta que le agrada la idea de derrocar a Castro, pero su instinto político le hace abrigar al mismo tiempo serias dudas sobre el proyecto. Tras sucesivas reuniones con la CIA y con el Alto Estado Mayor combinado, el presidente llega a pensar que "hay posibilidades muy serias" de alcanzar la victoria. En estos contactos, se va perfilando el plan definitivo. Kennedy desea ante todo que la intervención estadounidense se reduzca al mínimo imprescindible y que permanezca en secreto. Por este motivo, se desestima el desembarco en la bahía de Trinidad, propuesto por los jefes militares en un primer borrador del plan, por ser un lugar demasiado vistoso. Como alternativa, la CIA elige la zona de Cuba denominada bahía de Cochinos. Con todo, el presidente sigue posponiendo la fecha y discutiendo los detalles, tanto más cuanto que algunos de sus más estrechos colaboradores, como Schlesinger y Rusk, se muestran claramente contrarios al plan. Conforme transcurre el tiempo, la impaciencia de Richard Bissell, el hombre clave del proyecto, va en aumento, hasta que acaba por poner a Kennedy contra las cuerdas: "No puede dejar para mañana este asunto. Puede cancelarlo, en cuyo caso se plantea otro problema. ¿Qué hacemos con los mil quinientos hombres? ¿Los soltamos en Central Park a que se desmadren, o qué? Este era el principal problema que había heredado Kennedy: una brigada de cubanos en el exilio que llevaba meses siendo entrenada por miembros de la CIA en campos secretos de Guatemala y que estaba impaciente por entrar en acción. Es posible que la existencia de esta brigada, así como dar a la opinión pública una sensación de debilidad al no llevar adelante un plan aprobado ya por Eisenhower, fueran los dos factores que lo forzaron en el último extremo a no anular el proyecto. Antes de aprobar definitivamente el plan, Kennedy insiste en que no habrá, en ningún caso, participación abierta de las fuerzas armadas de Estados Unidos. Será, en último extremo, esta decisión la que conduzca a la peor derrota de la carrera política del presidente, pero cabe pensar que de haber actuado de otro modo el desastre podría haber sido aún mayor, al verse obligado Estados Unidos a una intervención abierta en Cuba, que lo hubiera colocado en una delicada posición ante Moscú y ante toda la opinión pública mundial. En una conferencia de prensa celebrada el 12 de abril de 1961, pocos días antes del desembarco, la postura de Kennedy no ofrece lugar a dudas: "No habrá, bajo ningún pretexto, ninguna clase de intervención en Cuba por parte de las fuerzas armadas de Estados Unidos, y este gobierno hará cuanto esté en su mano, y me parece que está en condiciones de hacer frente a sus responsabilidades, para asegurarse de que no se mezclen ciudadanos americanos en acciones desarrolladas en territorio de Cuba... el problema básico no es un feudo entre Estados Unidos y Cuba, sino entre los propios cubanos. Y me propongo atenerme a este principio... la actitud al respecto de mi Administración es compartida y entendida así por los exiliados anticastristas que hay e nuestro suelo".
El ataque aéreo (15 abril 1961):Finalmente, el 15 de abril por la mañana comienza la operación. Una flotilla de viejos aparatos B-26 despega de Nicaragua rumbo a Cuba con el objetivo de destruir los aviones de Castro en el suelo. Las precauciones tomadas para encubrir el apoyo estadounidense a la acción, la inexperiencia de los pilotos cubanos y las deficiencias de los aviones conducen al fracaso de esta primera intervención en la isla: de los cincuenta y cinco aparatos de la fuerza aérea cubana sólo han sido destruidos seis. Para dar verosimilitud a la idea de que se trata de una rebelión de pilotos anticastristas, uno de ellos aterriza en Florida y solicita asilo político. Adlai Stevenson niega enérgicamente ante las Naciones Unidas cualquier intervención de su país, pero la prensa no tarda en descubrir que el supuesto disidente es en realidad un exiliado en Miami. El escándalo está servido. En todos los países se alzan voces en contra de la acción y las protestas internacionales llegan a Estados Unidos por vía diplomática y a través de los medios de comunicación social. Los consejeros del presidente le presionan para que cancele el segundo ataque aéreo, previsto para la madrugada del lunes. Visto el alcance internacional del asunto, Kennedy decide que ese segundo ataque aéreo no tenga lugar. Se confía en que el primero haya sido suficiente, sin conocer todavía sus resultados. En estas condiciones, los reactores T-33 de Fidel Castro prácticamente intactos, comienza el desembarco a primeras horas de la madrugada del 17 de abril de 1961.Los mil cuatrocientos exiliados cubanos que componen la brigada 2506 son depositados en bahía de Cochinos por un barco de transporte habilitado por la CIA para la ocasión. Aprovechando la ventaja táctica de la sorpresa, combaten con habilidad contra los veinte mil soldados de Castro que cercan enseguida el lugar y, por un momento, parece que podrán alcanzar la victoria. La derrota no se perfila hasta que los hombres de la 2506 se quedan sin municiones. La causa es que el carguero Río Escondido, que lleva municiones para diez días de combates, ha sido hundido por la fuerza aérea castrista, y los otros tres barcos de apoyo, el Houston, el Atlántico y elCaribe, tampoco llegan al lugar por motivos diversos. La falta de municiones hace que la situación en bahía de Cochinos empeore rápidamente. La brigada 2506 está a punto de ser rechazada hacia el mar por las tropas castristas. Mientras los sitiados en la playa claman pidiendo municiones, en la Casa Blanca se celebra una reunión de urgencia. Los dirigentes de la CIA y los jefes del Alto Estado Mayor conjunto presionan a Kennedy para que olvide sus promesas de no intervención y acuda en ayuda de la brigada de exiliados cubanos. El almirante Burke indica que se debe dar la orden de que los destructores de la fuerza naval estadounidense bombardeen las posiciones castristas. El presidente, que no ha querido asistir a la reunión del Congreso celebrada aquella tarde, porque no estaba de humor, lo replica secamente: "¡Burke, no quiero que Estados Unidos se vea envuelto en esto!". A lo que Burke aduce a grandes voces:"¡Diablos, señor presidente, estamos implicados!" El ambiente se puede cortar. Bobby, que se ha mantenido en silencio, va musitando en voz baja: "Tenemos que hacer algo, tenemos que hacer algo". Finalmente el presidente acepta que unos reactores sin distintivo alguno apoyen a los B-26 que actuarán al día siguiente, pero una falta de sincronización horaria y unas condiciones meteorológicas adversas conducen también al fracaso este nuevo intento de evitar la catástrofe. Se piensa entonces en una alternativa que ya había sido barajada cuando se planteaba el desembarco. El primero en sugerirla es el general Lyman Lemnitzer, quien considera que ha llegado la hora de la "opción guerrillera" : que los miembros de la 2506 abandonen el ataque se unan a los grupos guerrilleros que se encuentran escondidos en las montañas de Cuba. Si lo consiguen, el fracaso de su misión habrá sifdo un mal menor, ya que podrán luchar desde el interior del país por la desestabilización del régimen. Lo que nadie le ha dicho a Kennedy es que la vía de escape hacia la sierra de Escambray es de más de 100 kilómetros y está jalonada de ciénagas y de tropas castristas. En la práctica, esta solución resulta, pues, inviable. Finalmente, el miércoles ordena que las fuerzas navales y aéreas estadounidenses rescaten a la mayor cantidad posible de anticastristas. Kennedy está muy afectado por el fracaso. Consigue guardar la compostura exterior ante el público y la prensa, pero con sus más íntimos colaboradores se muestra hundido y responsable de las vidas que se han perdido: "¡Toda mi vida he sabido protegerme de los expertos! ¿Cómo he sido tan estúpido para haberles dejado ahora obrar por su cuenta?" -se lamenta. (Dolors Gasós)
1961, EEU intenta invadir Cuba 2:Los rebeldes que salieron de las montañas para combatir a las fuerzas de Batista, fueron conocidos como los "barbudos". Su lucha contaba con el apoyo de un gran sector de la población: campesinos sin tierras, trabajadores urbanos y algunos empresarios. El líder de la revolución un joven y enérgico abogado, Fidel Castro, había dirigido en 1953 un alzamiento que fracasó. Cuando fue encarcelado declaró: "La historia me absolverá". Los cubanos, quienes admiraban a Castro y su temple vieron llegar la absolución en una fecha propicia: el día de Año Nuevo de 1959 los revolucionarios tomaron La Habana. Batista, quien había jurado dispararse en la sien antes de abandonar el poder, había huido el día anterior. Cuando Castro tomó el poder, promulgó medidas drásticas para la reforma agraria e industrial, expropiando aproximadamente mil millones de dólares en bienes estadounidenses. Sus oponentes murmuraban que su revolución ya no era verde, el color del nacionalismo, como Fidel decía, sino del color de la sandía: verde por fuera pero roja por dentro. En febrero de 1960, Castro firmó una transacción de cinco millones de toneladas de azúcar con la Unión Soviética. Luego, cuando las refinerías norteamericanas rechazaron el petróleo soviético, Castro las expropió. Einsenhower respondió con un embargo y un año después cortó las relaciones diplomáticas. Inevitablemente Castro se acercó aún más a la Unión Soviética y declaró que su revolución era comunista, la primera en el hemisferio americano. Desde que tomara el poder Castro predecía que EEUU intervendría en Cuba para aplastar la revolución antiimperialista. Del mismo modo prometía que aplastaría a los invasores... Su predicción se hizo realidad el 17 de abril de 1961, cuando 1500 exiliados cubanos derechistas entrenados y financiados por la CIA llegaron a Playa Girón, en Bahía de los Cochinos, con armamentos y barcos norteamericanos. El 17 de marzo de 1960 Eisenhower, presidente de los Estados Unidos, había aprobado el denominado "Proyecto Cuba" -para lo cual destinó 13 millones de dólares-, cuya estrategia concluía con una invasión armada. Él encargó oficialmente a la CIA llevar a cabo el plan elaborado por ésta para "resolver el problema cubano", a propuesta del vicepresidente de EE.UU. Richard Nixon, quien venía insistiendo en el plan desde hacía rato, y luego de la aprobación del Consejo Nacional de Seguridad. El plan recibió el nombre de Operación Pluto y fue concebido inicialmente como el desembarco de grupos "guerrilleros" de mercenarios contrarrevolucionarios en puntos costeros cercanos al Escambray. Posteriormente se modificó el plan por una invasión de más de 1000 mercenarios por Trinidad. La CIA alegaba la triple ventaja de este lugar: contaba con un puerto, Casilda; ofrecía condiciones para una posible cabeza de playa; y estaba cerca de las montañas, lo que podía facilitar una retirada al Escambray si la operación fracasaba. En 1961, la CIA, el Estado Mayor Conjunto y el nuevo presidente, John F. Kennedy habiendo asumido 4 meses antes, decidieron que el desembarco sería realizado por Playa Girón. La CIA había pronosticado que el ataque provocaría un alzamiento general, pero en realidad la mayoría de los cubanos estaba a favor de Fidel... Castro mantuvo su promesa hecha al asumir el poder: en 72 horas murieron 400 atacantes y los sobrevivientes se rindieron. Sus programas de educación, cuidados médicos gratuitos, construcción de viviendas, reforma agraria y promoción de la igualdad sexual y racial, apuntaban a mejorar la calidad de vida de la mayoría. La clausura de los casinos y los prostíbulos de La Habana y la ejecución de 500 oficiales de la dictadura de Batista fueron bien recibidas. Las bombas terroristas y el bloqueo norteamericano solo consiguieron reforzar la resolución cubana. Kennedy aceptó su responsabilidad por la mala organización de la invasión, pero aseguró a los rebeldes derrotados que un día gobernarían Cuba... Autor: DrVT
Cuba: de su historia próxima pasada (15/10/05):Hay un capítulo inédito de la revolución cubana desconocida de propios y extraños. Los acontecimientos que estremecieron a Cuba, a pesar de haber transcurrido casi medio siglo, están aún latentes y presente en cada uno de los cubanos, que por una u otra causa fueron tocados por la tragedia que enlutó a Cuba. Hace tiempo le debía a mi conciencia un pequeño homenaje a los cientos de jóvenes que murieron sin saber el ¿por qué? Después del desembarco de las huestes de Fidel Castro y tras reponerse del primer fracaso, sus filas se engrosaron considerablemente pasando a la ofensiva. El ejercito de la dictadura de Fulgencio Batista, viejo y anquilosado, se vio impotente para hacer frente a las fuerzas insurgentes, compuestas de hombres bien en trenados, armados y motivados. En el año 1957, Batista lanzó una proclama para en rolar a 10.000 jóvenes en el ejercito, para luchar contra las guerrillas comunistas, que pretendían quitarles la libertad, etcétera, etcétera. Para ello les ofrecía sueldo, cama, comida y la posibilidad de estudiar y labrarse un futuro en el cuerpo. El cupo se superó ampliamente, pues existía una gran masa de jóvenes desempleados, semianalfabetos, sin futuro e ignorantes en política, que sí no conocían que era una dictadura, menos qué significaba el comunismo. Después de una preparación de tres meses, donde les enseñaban a marchar y disparar con un viejo fusil de la primera guerra mundial los enviaban al frente, siendo masacrados por los rebeldes, experimentados y mejor armados. Esos jóvenes, casi niños, desconocían que iban a morir defendiendo los privilegios de políticos que los mantenían en esa situación. Estos reclutas, más bien sirvieron a las guerrillas bien protegidas en el monte, para practicar el tiro al blanco, bautizándoles despectivamente con un nombre que trascendía su significado "cásquito", haciendo alusión a su juventud y al complemento militar que portaban para su protección. Al triunfar la revolución en 1959, para estos jóvenes no terminó su amarga experiencia, ya que el odio se exacerbó contra los que apoyaron a la dictadura, siendo incriminados todos los cuerpos armados. Los "cásquitos" eran vigilados, acosados y mirados como criminales. Muchos se mudaron a otras zonas por el temor de que su "horrible crimen" -lo que dieron por cierto- fuera descubierto, otros emigraron y los más quedaron estigmatizados hasta hoy. No cabe duda de que estas personas fueron víctimas inocentes de dos dictaduras. De hecho más inocentes que los que ensangrentaron Cuba y la llevaron a la situación actual. (Evelio Morales Peraza)
Exilio y desembarco en Playa Girón (1956):
Como todo remate de año, ese 31 de diciembre de 1958 fue un fiestón en mi pueblo. El clarinete ejecutado con gran maestría por el maestro Juan Carrillo se silenció ya despuntando el 1 de enero. Se estaba difundiendo por Radio Habana, que sintonizábamos con frecuencia, la formidable noticia de la huida del sátrapa Fulgencio Batista y del triunfo de la revolución liderada por Fidel Castro. Muchos éramos castristas en ese momento. Condenado e indultado Castro por su frustrado asalto al Cuartel Moncada, viajó a Méjico. Logró aglutinar 150.000 cubanos que trabajaban en los Estados Unidos por la subversión. Los entusiasmó con su anuncio: "Antes de fin de año desembarcaré en la isla". Recogió 160.000 dólares que logró recolectar allí, se trasladó a Cayo Hueso y luego a Méjico, donde su hermano Raúl lo conectó con exiliados cubanos. Consiguió el yate Gramma, con el que llegó en 1956 con un ejército rebelde a Playa Girón, donde casi lo derrota de un tajo el dictador. Con lo que sobrevivió de su ejército invasor se instaló en la Provincia de Oriente, donde a las pocas matas tenía un ejército que doblegó a Batista a las doce de la noche del 31 de diciembre de 1958, cuando huyó con un fajo de dólares del fisco, como cualquier tirano. Castro fue todo un maestro de la mimetización. Durante su agitada campaña en busca de apoyo de sus conciudadanos en el exilio, no se registra una frase suya que permitiera columbrar su recalcitrante comunismo y su infinita sed de poder hegemónico. Les hablaba de democracia. A los pocos días de tomárselo, inició las ejecuciones sumarias de miembros del ejército derrotado y la implantación del comunismo soviético, acciones que se aceleraron por la imprudencia y falta de tacto del gobierno americano de entonces. (Andrea Thompson, 03/07/07)
La crisis de los misiles (oct 1962). Por Dolors Gasós:La crisis en torno a la instalación de misiles soviéticos en Cuba constituye, con toda probabilidad, el momento crucial de la presidencia de Kennedy, la contrapartida a la humillación sufrida en bahía de Cochinos. Su desarrollo y desenlace habrían de proporcionar al presidente de Estados Unidos una victoria histórica y un inusitado prestigio internacional. Su estatura personal y política iban a alcanzar una cima que nunca llegaría a superar. El desarrollo de los hechos mantuvo, primero a los colaboradores más directos del presidente y después a todo el mundo, pendiente de un hilo y con el ánimo lleno de creciente tensión. Ya desde hace meses, algunos líderes del Congreso, numerosos exiliados cubanos y diversos medios de comunicación están informando de que la URSS ha enviado numerosos consejeros militares a Cuba y de que se están instalando en la isla proyectiles balísticos de alcance medio, preparados para un ataque superficie-superficie. Todas y cada una de esas numerosas sospechas son investigadas minuciosamente por la administración Kennedy, que tiene sobrados motivos para pensar que las armas que se están instalando en Cuba son defensivas y no ofensivas. El presidente acepta las primeras y rechaza las segundas, y deja muy clara su posición tanto en las charlas privadas como en sus manifestaciones públicas: "Si los preparativos comunistas en Cuba, en cualquier instante y de cualquier manera, fueran a poner en peligro nuestra seguridad, o si Cuba llegara a convertirse algún día en una base militar ofensiva de posibilidades importantes para la URSS, entonces nuestro país haría cuanto fuera preciso para proteger su propia seguridad y la de sus aliados".
[*] Numerosos efectivos soviéticos en la zona: En la Reunión Tripartita de Moscú (1989) EE.UU. fue informado de las cifras del despliegue que los servicios de inteligencia norteamericanos habían subestimado. 43.000 soldados soviéticos con equipamiento sofisticado. La división de cohetes se dividía en 5 regimientos acompañados por otros cuatro de infantería motorizada. La Fuerza Aérea contaba con un regimiento de caza, uno de 6 bombarderos ligeros -con una bomba atómica por avión de 6 kilotones-, dos regimientos de cohetes tierra-tierra con ojivas nucleares. Una carga total de 67,5 megatones, equivalentes a 5.198 bombas de Hiroshima. La defensa antiaérea tenía dos divisiones con cohetes tierra-aire. La fuerza naval: Una brigada de lanchas con cohetes, un regimiento de cohetes tierra-mar, un regimiento de bombarderos tácticos IL-28 y siete submarinos diesel con tres cohetes y cuatro torpedos nucleares, con ojivas de entre 8 y 10 kilotones. Robert MacNamara declaró ante la subcomisión del Comité de Las Fuerzas Armadas del Senado de EE.UU. dando cuenta de los hechos sucedidos: "El 22 de octubre nuestros funcionarios calculaban entre 8 y 10 mil los soviéticos presentes".
El ambiente está revuelto y Kennedy tiene el máximo interés en mantenerse informado sobre la evolución de los acontecimientos en Cuba. Para ello se disponen sucesivos vuelos de los aviones-espía U-2 sobre la isla, que requieren previamente la autorización personal del presidente. El día 9 de octubre de 1962, Kennedy autoriza un vuelo reconocimiento sobre el sector occidental de Cuba. El mal tiempo demora el despegue del aparato hasta el 14 de octubre. Esa misma noche se revelan los rollos de película fotográfica, que son analizados milimétricamente por los expertos durante todo el lunes día 15. Entre las 8 y las 10 de la noche, los altos cargos de la CIA son informados de que hay indicios suficientes para creer que en el área de San Cristóbal se ha instalado una base de proyectiles de medio alcance. McGeorge Bundy recibe inmediatamente la noticia, pero decide no transmitirla al presidente hasta la mañana siguiente. Cuando a las 9 de la mañana del martes 16 Bundy informa al presidente, que está todavía en su dormitorio, del trágico descubrimiento, empiezan los trece días más largos e intensos de todo el mandato de Kennedy. En el rostro del presidente se dibuja un gesto de sorpresa, y empiezan a perfilarse las preguntas que en los días sucesivos le torturarán constantemente: ¿Por qué ha roto la URSS su costumbre de no instalar proyectiles-cohete fuera de su propio territorio? ¿Qué pretenden realmente los rusos con esta acción? ¿Por qué han actuado con engaño y sorpresa y por sorpresa? Pese a todo, Kennedy mantiene la calma. Comprende en el acto la trascendencia vital del asunto y se prepara para dar una respuesta adecuada. El primer movimiento del peligroso juego que acaba de comenzar consiste en convocar una reunión de urgencia. Los 15 hombres clave que a partir de aquel momento quedarán constituidos en el llamado Comité Ejecutivo del Consejo Nacional (Excom) se reúnen por primera vez ese martes 16 de octubre a las 11:45 de la mañana. La sala de juntas ministeriales es el escenario donde se muestran por primera vez las fotos reveladoras de los misiles soviéticos de medio alcance. Unos misiles con un radio de acción de más de 2.000 kilómetros, que amenazan una buena parte de la superficie de Estados Unidos. Se estima que los proyectiles-cohete en cuestión, en número de entre 16 y 24, estarán en situación operacional en pocas semanas.
[*] Decisiones previas personales de Castro: Desde 1959 Castro es líder unipersonal con vocación por los asuntos militares. Las decisiones no fueron compartidas con la dirección nacional ni con el consejo de ministros. No se informó a los jefes de las distintas armas de un ejército sin medidas de protección, de la instalación de armas nucleares. Dice en una carta muy combativa a Kruschev "honestamente asumimos la idea de que íbamos a desaparecer... nos tocaba hacerles pagar ese precio, pero por lo menos el mundo se libraba del imperialismo si semejante acto tan grave e insalvable como una invasión tuviera que ocurrir, que sólo hubiera conducido a una guerra total... Si el enemigo iba a lanzar ese tipo de ataque bajo circunstancias como esas, entonces no habría otra alternativa".
La línea de actuación queda definida inmediatamente. Se encargarán nuevas fotos, en esta ocasión más detalladas y de toda la isla, no sólo en el sector occidental; los 15 convocados estudiarán con carácter de urgencia las posibles medidas a adoptar; y se mantendrá el más estricto secreto, para que el fatídico descubrimiento no llegue a conocimiento de la URSS ni de la opinión pública antes de que se haya decidido cómo responder. Con este fin, el presidente seguirá en lo posible con su vida normal. Acudirá a los mítines electorales que tiene previstos de cara a la próxima celebración de comicios para el Congreso, asistirá a todos los actos programados y recibirá a las personas que tienen concedida entrevista. Su imagen pública habitual, la de un hombre alegre y tranquilo, no deberá sufrir modificación alguna.
Bloqueo marítimo:[...] El martes 23 de octubre de 1962 todo está listo para el bloqueo. "Desarmar, no hundir", es la orden. Los aliados de la OTAN han manifestado de diversas maneras su apoyo al presidente y también la Organización de Estados Americanos se ha mostrado mayoritariamente favorable a la cuarentena. Después de la excelente presentación del caso hecha por Adlai Stevenson, la ONU manifiesta asimismo su conformidad. Y cuando algunos periódicos ingleses insinúan que puede tratarse de un montaje sin fundamento real, Kennedy autoriza la reproducción de las mejores fotografías. El miércoles 24 de octubre por la mañana la cuarentena entra oficialmente en vigor. Los buques y los submarinos americanos se encuentran listos para la acción. También están preparadas las fuerzas aéreas y todo el Ejército se halla en estado de máxima alerta. Los 15 miembros del Excom permanecen trabajando las 24 horas del día. La tensión es máxima. Y es entonces cuando llega la temible noticia: dieciocho cargueros soviéticos se dirigen hacia la zona protegida. Todo está dispuesto para hundir a los que intenten violar la cuarentena. Simultáneamente, el secretario general de las Naciones Unidas, U Thant, intenta conseguir un acuerdo por vía diplomática. En la Casa Blanca, el Excom estudia la posición, las características y la trayectoria de cada uno de los dieciocho navíos soviéticos y analiza cuáles son los más susceptibles de llevar armas. Así están las cosas, cuando comienzan a llegar as buenas noticias. Dieciséis de los dieciocho barcos rusos detienen su marcha, y al día siguiente dan media vuelta. Los aviones estadounidenses los siguen hasta que llegan a puerto. Entretanto, un barco de bandera panameña contratado por la URSS que se dirige a Cuba es registrado por marineros estadounidenses. Al demostrarse que sólo lleva accesorios para automóviles, se le deja pasar. Pero en Cuba, los expertos soviéticos siguen trabajando a toda velocidad y cada vez se encuentran en fase operativa mayor número de MRBM. Si no se alcanza pronto un acuerdo para el desmantelamiento de los proyectiles-cohete, el bloqueo se reforzará, ampliándolo a nuevos productos, y se preparará el ataque aéreo contra la isla. El viernes, un error de apreciación en las declaraciones del portavoz del departamento de Estado, provoca alarmantes titulares en la prensa de Washington: el ataque aéreo contra Cuba y la invasión de la isla son inminentes. Ese mismo día por la noche se recibe una carta de Kruschev para el presidente. Aunque no con toda la claridad que sería de desear, el dirigente ruso admite que está dispuesto a retirar los misiles de Cuba, bajo la vigilancia de la ONU, a cambio de que Estados Unidos no invada la isla. El sábado por la mañana, en una nueva carta, el líder soviético pide también como contrapartida que se retiren los proyectiles-cohete Júpiter instalados en Turquía. (Dolors Gasós)
1962, EEUU y URSS provocan la crisis de los misiles:La Unión Soviética y Estados Unidos siempre evitaron una confrontación directa armada en su disputa por la supremacía ideológica y territorial. Sin embargo, durante dos tensas semanas de 1962 las superpotencias se enfrentaron cara a cara y casi provocaron una guerra nuclear. La crisis de los misiles empezó el 14 de octubre, cuando un avión espía estadounidense detectó un misil balístico soviético en la isla de Cuba, a sólo 145 km de Estados Unidos. (Khrushchev declaró que las armas que enviaba a Cuba no eran nucleares sino defensivas). Era la primera vez que los soviéticos desplegaban armas nucleares en el continente americano. El presidente Kennedy, el secretario de Estado Dean Rusk, el secretario de Defensa Robert McNamara y el secretario de Prensa, Pierre Salinger, el 29 de Octubre de 1962, el presidente Kennedy y sus consejeros discutieron sobre cómo responder. Las sugerencias iban desde la pasividad ("No hay ninguna diferencia entre morir por un misil enviado desde la Unión Soviética o desde Cuba", dijo el secretario de Defensa, Robert McNamara) hasta la invasión inmediata. Kennedy optó por un bloqueo, al que se sumó la Organización de Estados Americanos. El 22 de octubre, el presidente explicó la situación por televisión. "He ordenado a las fuerzas armadas que se preparen para cualquier eventualidad", manifestó. El mensaje estaba claro. El mundo se preparaba para la guerra. Se vota la Proclama del Bloqueo en la OEA el 23 de octubre. Luego Kennedy la refrendaría. Khrushchev no desafió el bloqueo enviando barcos con armas nucleares, pero al principio se negó a desmantelar el armamento que ya estaba en la isla. La confrontación se intensificó: 200.000 soldados norteamericanos se concentraron en Florida y un piloto que realizaba un vuelo de reconocimiento sobre Cuba fue derribado y muerto. Fue la única víctima. El 28 de octubre, a cambio de la promesa de que Estados Unidos nunca invadiría Cuba y trasladaría sus propios misiles de Turquía, Khrushchev accedió a retirar el armamento. Autor: DrTV
Deliberaciones norteamericanas durante la crisis de los misiles (oct 1962):
El mundo no fue oficialmente consciente de la crisis de los misiles cubanos hasta la noche del lunes 22 de octubre de 1962, cuando el presidente Kennedy habló por primera vez en televisión para anunciar la detección de misiles soviéticos en Cuba y declarar su intención de imponer un bloqueo naval. Una semana antes, el 14 de octubre, un avión espía estadounidense había fotografiado la plaforma de lanzamiento de misiles R-12 en la región de San Cristóbal, a mitad de camino entre La Habana y Pinar del Río, y Kennedy había sido informado de este acontecimiento dos días después. La información se mantuvo en secreto durante otros seis días mientras el presidente y sus consejeros hacían planes para afrontar la crisis. Afortunadamente para los historidores, Kennedy registró en secreto sus deliberaciones. Mi deber -dijo el presidente Kennedy al pequeño grupo que se encargaba de la crisis el lunes 29 de octubre, después de que hubiera pasado la crisis- [...] Bueno, todo el mundo lo puede imaginar [...] In extremis, utilizaríamos armas nucleares. Esto era lo que todos pensaba durante la semana de crisis. Por primera vez desde que EE.UU. lanzó las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945 cientos de millones de personas en todo el planeta temieron que se volvieron a utilizar de nuevo armas nucleares. Varias décadas después parece posible que la amenaza fuera más aparente que real -ya que tanto Kennedy como Jruschev mantuvieron la sangre fría durante la crisis-, pero la angustia internacional despertada en aquel momento fue auténtica. El pánico nuclear suscitado en muchos países no afectó tanto, como parecería natural, a la propia Cuba. La mayoría de los cubanos estaban más preocupados por la perspectiva de una invasión convencional inminente por fuerzas estadounidenses que por una guerra nuclear generalizada. No estaban al tanto de las observaciones realizadas por Dean Rusk dos semanas antes, en la primera reunión sobre la crisis celebrada en la Casa Blanca el martes 16 de octubre, pero la línea de pensamiento seguida por el secretario de Estado estadounidense reflejaba casi con seguridad la suya: Creo que tenemos que reflexionar mucho sobre las dos posibilidades de acción -les dijo Rusk a sus colegas-: Una es un golpe rápido [...] No creo que eso requiera de por sí una invasión de Cuba [...] O bien podríamos decidir que ha llegado el momento de eliminar el problema de Cuba eliminando de hecho la propia isla. La eventual suspensión de la Revolución -o de la propia isla- mediante una acción militar estadounidense constituyó el núcleo de la crisis de octubre y había sido el principal punto de la agenda cubano-soviética desde la invasión de bahía Cochinos el año anterior. Durante la primera reunión de crisis del 16 de octubre todas las antipatías históricas de EE.UU. hacia la independencia cubana emergieron a la superficie. Quizá podíamos hundir de nuevo el Maine, o algo parecido, sugirió Robert Kennedy. Otros plantearon la posibilidad de un bombardeo aéreo de la isla. Castro se sentía bajo una continua amenaza de fuerzas exteriores desde el año anterior; y no sin razón. La victoria cubana en bahía Cochinos no había interrumpido la campaña para deshacerse de la Revolución por parte de los exiliados cubanos en los EE.UU. Los planificadores de la Operación Mangosta seguían trabajando en ella. Los contrarevolucionarios respaldados por EE.UU. estaban de nuevo activos en las montañas del Escambray. Años después se supo que la administración Kennedy no tenía intención de patrocinar una nueva invasión, ni de exiliados ni de Fuerzas estadounidenses -el fiasco de bahía Cochinos había dado al traste con tales ambiciones-, pero los cubanos estaban obligados a tener en cuenta esa posibilidad para su propia defensa. El ejército estadounidense había elaborado planes de contingencia para tal invasión, como quedó claro durante la crisis de octubre.
La decisión de la instalación de misiles nucleares:
La defensa y supervivencia de Cuba se percibía ahora como algo imortante para URSS, pero el deseo de conseguir un mayor equilibrio de fuerzas nucleares estratégicas con EE.UU. también tenía gran importancia. En aquel momento [mayo 1962] la URSS iba por delante en ña exploración espacial, pero por detrás en la producción y desplegue de misiles nuclares y tenía que hacer algo para colmar esa brecha. Cuba le proporcionaba una oportunidad única para realizar un gran avance. Sergo Mikoyan asegura que su padre y Jruschev discutieron por primera vez el posible envío de misiles nucleares a Cuba a finales de abril de 1962. Lo que parece seguro es que la idea no partió de Cuba. Los dirigentes cubanos habían pedido protección militar frente a un posible ataque estadounidense, pero sin especificar claramente cómo debía ser esa ayuda. Según contó Castro al periodista estadounidense Tad Szulc (sin mencionar una fecha), entramos en discusiones con los soviéticos sobre las medidas que debíamos tomar. Nos pidieron nuestra opinión y lo que dijimos -no hablamos de misiles- es que era necesario dejar claro a EE.UU. que una invasión de Cuba implicaría una guerra con la URSS (Entrevista a Castro 1984). Según dijo Castro a Szulc, la iniciativa pidiendo medidas que proporcionaran a Cuba una garantía absoluta frente a una guerra convencional y contra una invasión de EE.UU. provino ciertamente de Cuba, pero la idea de los misiles en concreto, fue soviética. En mayo ya estaba clara la decisión soviética de emplazar los misiles, según un informe de Aleksandr Alekseiev, el principal diplomático soviético en La Habana en 1962. Aleksei, convocado al Kremlin, mantuvo una reunión con Jruschev a finales de mayo, en la que estuvieron presentesuna docena de grandes jerarcas soviéticos, entre ellos Kikoyan, Andrei Gromyko y el mariscal Rodion Malinovski, ministro de Defensa soviético. Jruschev tenía noticias espléndidas, según el informe de Alekseiev (como le dijo al biógrafo del Ché Guevara John Lee Anderson):Camarada Alekseiev, para ayudar a Cuba, para salvar la Revolución cubana, hemos llegado a la decisión de emplazr cohetes [nucleares] en Cuba. ¿Qué piensa usted? ¿Cómo reaccionará Fidel? ¿Aceptará o no? Alekseiev dijo que no creía que los cubanos estuvieran de acuerdo, pero también vio que los dirigentes soviéticos no se desalentaban por su respuesta negativa y dedujo que la decisión sa había tomado ya. Regresó a La Habana el 29 de mayo acompañado por el mariscal Serguei Biriusov, recién nombrado comandante de las fuerzas de misiles estratégicos del país. Una vez en La Habana Biriusov comenzó a discutir con los hermanos Castro sobre la cooperación militar. ¿Qué podría ser necesario para evitar una invasión eestadounidense? le preguntó a Castro, según el informe oficial cubano. Castro respondió con una fórmula muy simple: la adopción de medidas que indiquen inequívocamente al imperialismo que cualquier agresión a Cuba significaría una guerra no sólo contra Cuba. (Grott)
Fidel Castro: Sobre el bloqueo:
No intentaban influir en la Revolución sino destruirla. Al igual que en el Senado de la antigua Roma cuando en los días de Aníbal se proclamaba la destrucción de Cartago, la consigna obsesiva de los gobiernos de Estados Unidos era: Cuba debe ser destruida. La desaparición de la Unión Soviética y el derrumbe del campo socialista europeo no nos tomó totalmente de sorpresa. Incluso advertimos mucho antes a nuestro pueblo de esa posibilidad. Con los errores estúpidos que estaban cometiendo y las concesiones vergonzosas que continuamente hacían al adversario histórico, veíamos venir los acontecimientos. En el terreno económico, el daño para Cuba fue terrible. Nuestra azúcar no recibía el precio correspondiente al basurero del mercado mundial. Habíamos logrado uno de carácter preferencial como el que Estados Unidos y Europa aplicaban a las importaciones de ese producto. Los suministros de combustibles, alimentos, las más variadas materias primas y componentes de máquinas y fábricas cesaron casi abruptamente. El consumo diario de calorías se redujo de 3.000 a 1.900 y el de proteínas, de 80 a 50 gramos. Hubo quienes flaquearon, pero la inmensa mayoría enfrentó las dificultades con valor, honor y decisión impresionantes. Como ya dije, importantes índices lograron mantenerse, e incluso algunos mejoraron. La mortalidad infantil fue reducida en un 40% en ese período y 30.000 nuevos médicos con excelente nivel de preparación se incorporaron a las comunidades. En la esfera deportiva, nuestros atletas continuaron ocupando un lugar honorable entre los primeros del mundo y el más alto índice de medallas de oro per cápita en las Olimpiadas, a pesar de la enorme presión con que Estados Unidos y otros países ricos tratan de comprar científicos, profesionales destacados y atletas cubanos. [...] El bloqueo es una carga penosa para cada uno de los cubanos. Los países del Tercer Mundo, así como la casi totalidad de los países miembros de lasNaciones Unidas, han demandado reiteradamente que cese el bloqueo; pero el Congreso norteamericano, con la cooperación de muchos miembros de la mayoría republicana, encabezada en este caso por los señores Helms y Burton, e incluso con el apoyo de varios miembros del Partido Demócrata como Torricelli y otros, se han opuesto al levantamiento de un bloqueo que se ha convertido ya en el más largo de la historia. (Fidel Castro)
Alimentos y medicinas:
El gobierno proporciona a cada familia una cartilla de suministro que les garantiza los productos alimenticios básicos. La dieta resultante de esta fórmula no se puede considerar muy equilibrada, pero desde luego evita situaciones de desnutrición. El mercadeo inicial de muchos cubanos se produce con el contenido de esta cartilla aplicando trueques. Cualquier otro alimento al que tengan acceso, ya sea a través de un amigo que trabaja en un restaurante, un familiar que vien de las zonas agrarias o en el mercado negro, es susceptible de ser vendido, canjeado o consumido casi como un artículo de lujo. A pesar de poder acceder a una serie de medicamentos genéricos, en farmacias con estanterías vacías, el bloqueo impuesto por los Estados Unidos hace que por los aeropuertos cubanos entre un contingente gigantesco de medicinas dentro de las maletas de los viajeros para nutrir este necesario mercado paralelo. (Félix Díaz Hernández)
Ley Helms-Burton (1996):
Los objetivos más destacados y controvertidos son: Prohibir la entrada a EE.UU. de los ejecutivos y grandes accionistas (así como de sus familiares) de compañías que se beneficien de las propiedades confiscadas por el gobierno de Cuba a los ciudadanos y empresas norteamericanas; permitir que los ciudadanos y empresas afectadas por las confiscaciones puedan demandar en EE.UU. a las compañías extranjeras que se beneficien de dichas propiedades, y prohibir la importación a EE.UU. de productos que contengan materias primas cubanas. En 1996 la ley fue denunciada por la O.E.A y por la U.E., que vieron en ella un atentado a la legislación vigente en materia de comercio internacional y al principio de extraterritorialidad. En 1997 y 1998 el presidente Clinton decretó dos suspensiones temporales de la ley.
El desafío marxista de Cuba:
Originalmente los dirigentes no eran socialistas [1959], no fueron malvistos por el gobierno norteamericano; por el contrario, Castro buscó la aprobación del presidente Eisenhower así como su ayuda. Pero para transformar la economía agraria cubana, así como la industria o la vivienda, había que tocar los intereses de quienes controlaban todo: inversionistas extranjeros y millonarios cubanos asociados con los EE.UU. El gobierno de la isla comenzó a chocar con los grandes propietarios que querían que las cosas siguieran igual; ese fue el pretexto para iniciar una gran campaña contra los métodos "comunistas" del gobierno que buscaban expropiar a los dueños del capital. La prensa internacional comenzó a propagar su odio contra el "castrismo", el comunismo y el marxismo. A partir de 1961 se inició el bloqueo económico y comercial. Los EE.UU. amenazaron con sanciones a todos los gobiernos que comerciaran con Cuba e impusieron a todos aquellas naciones de América agrupados en la OEA, acuerdos para romper relaciones diplomáticas con el gobierno "comunista" de Castro. Entre todos aquellos gobiernos sumisos y peleles de América sólo México se negó a romper relaciones, aunque éstas siempre fueron frías, limitadas y formales. A partir de entonces Cuba y los llamados países socialistas, encabezados por la Unión Soviética, establecieron relaciones muy estrechas en lo político y económico; Cuba declaró entonces, desde 1962, que se convertía en país socialista. Así se inició la confrontación con los diferentes gobiernos norteamericanos, éstos impusieron el bloqueo e intensificaron las agresiones contra la isla. Cuba pasó a formar parte del llamado campo socialista pero a la caída de éste a principios de los noventa, comenzó a vivir un grave "período especial". Al escoger Cuba el camino de la construcción socialista buscó superar los valores y vicios del mundo capitalista. Se trató de educar al pueblo en los valores espirituales para ubicarlos por encima de los materiales. Se evitó la formación de castas sociales y se caminó en la búsqueda de principios de igualdad social: educación para todos, servicios de salud para todos, trabajo para todos, comida para todos. La dictadura personal de Castro, quien lleva 43 años en el gobierno, es preocupante; pero habría que preguntar: ¿Acaso en México, en EEUU, en Inglaterra, no se manifiesta claramente la dictadura de una clase social de millonarios que se turnan cada 5, 6, 8 años en el poder, mediando una farsa electoral? En última instancia el sistema económico y político hay que medirlo por el grado de bienestar que obtiene la mayoría de la población, no por los riquezas que acumula una minoría cobijada tras una cínica democracia representativa a su servicio. (P.Echeverría)
Administración Obama:
Hasta ahora, en relación con Obama, no se puede detectar ninguna posición sobre América Latina. Ha dejado sin efecto algunas de las medidas más extremas de Bush. Por ejemplo, Bush había impuesto restricciones en las relaciones con Cuba que eran muy impopulares incluso entre la comunidad de origen cubano en EE.UU. y Obama relajó esas restricciones. Pero en cuanto al asunto crucial del embargo, es interesante que en 1962, EE.UU. era lo suficientemente poderoso para torcerle el brazo a los gobiernos de América Latina y forzar a la Organización de Estados Americanos, OEA, a aislar a Cuba. Ahora se da la situación contraria, EE.UU. está aislado dentro de la OEA. En la última reunión hace unas semanas [2009], EE.UU. apenas logró que se incluyeran algunas condiciones en la iniciativa común relacionada con poner fin al embargo a Cuba. En EE.UU. por décadas, desde que se han realizado encuestas, la mayoría de la población estadounidense está a favor de la normalización de relaciones con Cuba. Muchos sectores económicos en EE.UU., en agricultura, industria farmacéutica, energía, también están a favor de esa normalización. Típicamente, la población está marginalizada y no sorprende que el gobierno no esté de acuerdo con la opinión popular. En general, el gobierno tiende a seguir políticas que sean favorecidas por grandes sectores del sector corporativo, pero en el caso de Cuba esto no se da. Es uno de los pocos casos en que el poder del Estado, que está en general determinado por las grandes empresas, toma una posición que las contradice. Hay una especie de interés estatal en castigar a Cuba, que va más allá de los intereses usuales de ganancias y poder. Y es muy claro en qué consiste ese interés estatal. EE.UU. es un país muy libre y tenemos acceso a archivos internos y sabemos que a inicios de los 60 las administraciones de Kennedy y Lyndon Johnson estaban absolutamente furiosas porque Cuba no estaba sucumbiendo al poder de EE.UU. Esto fue descrito como una especie de insulto. Los servicios de inteligencia identificaron el principal problema de Cuba como "el exitoso desafío a las políticas de EE.UU. durante 150 años", desde la doctrina Monroe, según la cual la intención de EE.UU. era dominar el hemisferio. Y no se podía tolerar un desafío exitoso así que el pueblo cubano "debía ser castigado". Cuando uno ve el embargo, las medidas económicas y las guerras terroristas de aquel tiempo, estaban dirigidas explícitamente a castigar lo suficientemente al pueblo para que derrocara a su líder si lograba desafiar a EE.UU. Es algo así como un complejo de la mafia, el Padrino no acepta desobediencia. (Chomsky, junio 2009)
Normalización (2015):
Ignacio Ramonet: El diecisiete de diciembre pasado el presidente Barack Obama, y también el presidente Raúl Castro, hicieron una declaración, cada uno por su parte, en la que anunciaban la normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. El presidente Obama, en esa declaración, reconoció que cincuenta años de política estadounidense, de presiones, con bloqueo económico incluido, no habían producido ningún resultado, y que había que cambiar de política. ¿Qué piensa usted de esta normalización entre Cuba y EE.UU.? Y ¿cómo ve usted la evolución de las relaciones entre La Habana y Washington, y la influencia de ello para el conjunto de América Latina? Chomsky: Pequeña corrección. No se trata de “normalización”. Es, primero, un paso hacia lo que podría ser una normalización. O sea que el embargo, las restricciones, la prohibición de viajar libremente de un país a otro, etc., no han desaparecido… Pero efectivamente constituye un paso hacia la normalización, y es sumamente interesante ver cuál es la retórica actual del análisis de Obama y de su presentación. Lo que dijo es que cincuenta años de esfuerzos “para llevar la democracia, la libertad y los derechos humanos a Cuba” han fracasado. Y que otros países, desgraciadamente, no apoyan nuestro esfuerzo, de tal manera que tenemos que encontrar otras formas de continuar nuestra dedicación a la imposición de democracia, libertad y derechos humanos que dominan nuestras políticas benignas con el mundo. Palabra más, palabra menos, es lo que dijo. Quienes han leído a George Orwell saben que cuando un Gobierno dice algo hay que traducirlo a un lenguaje más claro. Lo que dijo Obama significa lo siguiente: durante cincuenta años hemos hecho un terrorismo de gran escala, una lucha económica sin piedad que han dejado a EE.UU. totalmente aislado; no hemos podido derrocar al Gobierno de Cuba en esos cincuenta años, por consiguiente ¿qué tal si encontramos otra solución? Esa es la traducción del discurso; es lo que realmente quiere decir o lo que se puede decir tanto en español como en inglés. Y vale la pena recordar que la mayoría de estas cuestiones se suprimen en los debates norteamericanos e incluso europeos. Efectivamente, EE.UU. hizo una campaña grave de terrorismo contra Cuba bajo la presidencia de John F. Kennedy; el terrorismo era extremo en aquel momento. Hay un debate, a veces, sobre los intentos de asesinato de Fidel Castro, y se hicieron ataques a instalaciones petroquímicas, bombardeos de hoteles –donde sabían que había rusos alojados–, mataron ganado, etc. O sea una campaña muy grande que duró muchos años. Es más, después de que EE.UU. terminara su terrorismo directo apareció el terrorismo de apoyo, digamos, con base en Miami en los años 1990. Además la guerra económica, que fue iniciada por Eisenhower, tomó realmente impulso durante la era Kennedy y se intensificó después. El pretexto de la guerra económica no era “establecer la democracia” ni “la introducción de derechos humanos” sino castigar a Cuba por ser un apéndice del gran Satán que era la Unión Soviética. Y “teníamos que protegernos”, de la misma manera que “teníamos que protegernos” de Nicaragua y de otros países… Cuando colapsó la Unión Soviética, ¿qué pasó con el embargo? El bloqueo se agravó. Es más, Clinton le ganó la partida a George Bush (padre) para extender el bloqueo. Clinton lo hizo mucho más fuerte. Algo raro por parte de un senador liberal de Nueva Jersey… Y más tarde, peor aún, se intensificó el esfuerzo por estrangular y destruir la economía cubana. Y todo eso no tenía nada que ver, obviamente, ni con la democracia ni con los derechos humanos. Ni siquiera es una broma. Basta con ver los registros norteamericanos de su apoyo a las dictaduras violentas, terroristas en América Latina. No solamente las apoyaron sino que las impusieron. (Chomsky, abril 2015)
Falta de iniciativa en la diplomacia española (2015):
Se supo hace unos meses que los líderes de EE.UU. y Cuba agradecían explícitamente al papa Francisco su intermediación para poner fin al aislamiento cubano tras 54 años de relaciones rotas, y que el Vaticano había participado activamente, como intermediario, en las negociaciones entre ambas naciones desde el verano del 2014. Y hace unos días hemos visto que el presidente francés visitaba oficialmente Cuba, poniendo a Francia a la cabeza del acercamiento europeo al régimen cubano. ¿Y España? Ni se me pasa por la cabeza que hubiese podido desarrollar una labor de mediación semejante a la efectuada por el Vaticano, tal es la triste atonía que percibo desde hace ya tiempo en mi país y la preocupante levedad de buena parte de sus dirigentes. Pero ¿es lógico que haya estado totalmente ajena al proceso? ¿Nada significan los profundos vínculos de todo tipo que la ligan a Cuba y que nunca han desaparecido? Y, al margen de esto, ¿tiene alguna explicación que Francia se haya adelantado a España, con una acción no improvisada, sino preparada, desde marzo del 2014? Me gustaría mucho saber lo que opinan al respecto en el palacio de Santa Cruz, y lo que comentan entre sí los distinguidos miembros -que abundan- del Servicio Exterior de España. Recuérdese que, incluso bajo el régimen franquista, España mantuvo siempre el comercio con Cuba, pese al embargo impuesto por Estados Unidos, y que, hace medio siglo, el carguero español Sierra de Aránzazu sufrió por ello un ataque criminal nunca investigado, que causó tres muertos. [...] En realidad, este episodio es un caso más de la tradicional ausencia española del tablero internacional. Cuenta Jesús Pabón que, al negociarse y firmarse el tratado de París, que puso fin precisamente a la guerra de Cuba con EE.UU., lo más trágico era observar la absoluta soledad de España en aquel amargo trance que desencadenó la crisis de 1898. Luego, el siglo XX no propició -con la Guerra Civil y las dos dictaduras que abarcaron casi medio siglo- la concreción de una política exterior solvente. (Juan José López Burniol, mayo 2015)
Situaciones anómalas:
Los que viajan, políticos o empresarios, galeristas o productores, estrellas o turistas, buscan más un mercado que una utopía. Quienes venden la isla, desde el poder, han aprendido a ofrecer al viajero lo que éste busca: una anomalía amigable, un lugar intenso y superficial, adelantado en su atraso, sin Internet, ni derechos políticos, pero con reggaetón y lindas playas. El cubano de a pie recibe al viajero con una mezcla de orgullo y melancolía, admira a Obama y desconfía de Raúl, sabe que no vive bien, pero no tiene cómo mejorar. Esa Cuba expuesta al contacto con el viajero es, en todo caso, una minoría o una burbuja de la capital y otros polos turísticos. La mayor parte de la población vive en moneda no convertible, con salarios miserables, a expensas de subsidios que no llenan la canasta de consumo. Si la economía no se abre al crédito y la inversión, incluyendo fuentes del capital cubanoamericano, y a la pequeña y mediana empresa, la disparidad social crecerá. Para que eso suceda el régimen político debe flexibilizarse, algo que aterra a la élite del poder. (Rafael Rojas, enero 2016)
Pan y circo cubanos. Por Emilio del Barco:En Cuba, oficialmente, no se pasa hambre. Pero hay ganas de comer. Y de consumir todo aquello que el Gobierno no considera indispensable proporcionar al pueblo. Sobre todo, verdad y libertad para conocerla. El partido quiere que el pueblo siga viviendo y produciendo por y para la revolución, sin injerencias ni ideales externos. Se recoge lo que se siembra, y Castro nunca ha sido pacífico. Quien sólo ha exportado guerra e ilusiones fallidas, no puede esperar que lo dejen en paz. Su cara de viejo predador no ha dejado nunca de enseñar los dientes. Si la estulticia de la política norteamericana no diera apoyo a ese bloqueo ineficiente que practican sus sucesivos gobiernos, Castro hubiera caído hace ya tiempo. La estrechez de miras que destilan los estados del sur norteamericano, sirve de base y apoyo político al gobierno castrista, para continuar recabando el sostén de las izquierdas ingenuas del mundo. Malévolamente, el apoyo externo al dictador, se traduce en un mayor y más efectivo bloqueo interior total del pueblo cubano, ejercido desde el propio gobierno cubano, el mayor enemigo de su pueblo. Toda la producción de la economía cubana ha estado dirigida, durante casi medio siglo, a mantener guerrillas y fomentar conflictos en Sudamérica y Africa. Un gran porcentaje del atraso económico del Hemisferio Sur, lo han tenido las guerras ideológicas. Y no hay una a la que Castro no haya enviado sus Héroes de la Revolución. Hay muchas otras formas de ayudar a los pueblos. A quienes se llaman idealistas, se les puede y debe exigir que procuren conquistar el derecho a poner en práctica sus ideales, sin, para ello, matar, encarcelar o reprimir a nadie. A los pueblos se los ayuda con médicos, maestros y mantenimiento de sus instalaciones vitales, no con adoctrinamientos en escuelas de terroristas y abastecimiento de armas. Cuando termine la dictadura castrista, que terminará por consunción, porque se consume a sí misma, matando todos sus ideales y a todos sus idealistas, se verá que Castro está en el origen, mantenimiento o desarrollo de casi todas las luchas fratricidas que han asolado Iberoamérica en las últimas décadas. Lo que ha servido de coartada perfecta a los agitadores derechistas para sacar tajada del conflicto continuado. Los extremos se tocan y complementan. Los asesores militares cubanos no han hecho, y hacen, sino agrandar la herida por la que se desangran los países pobres: la explotación por intereses externos. Al final, no han servido, precisamente, de salvadores. Cuando el comunismo de estilo soviético, en el que se basaba la revolución cubana, se ha convertido en una fuerza trasnochada, conservadora sobre todo de sus propias ventajas, su mayor enemigo es, sencillamente, la libertad. Castro es el gran cancerbero de su pueblo. No puede renunciar a su papel de guardián, porque el pueblo se le escaparía, todos a una, y lo aplastarían en la estampida. (Emilio del Barco)
Balsas imaginativas:
Cubanos del exilio:El caso de los 11 cubanos que fueron interceptados por guardacostas de EE.UU. cuando, a bordo de un viejo automóvil Buick convertido en lancha, intentaban atravesar el mar Caribe en pos de la costa de Florida, no puede juzgarse simplemente como un episodio vulgar de inmigración irregular, según parecen entenderlo las autoridades estadounidenses. Se trata de un hecho admirable de lucha por la libertad y constituye un acto de ceguera no entenderlo, sobre todo si se tiene en cuenta que cuatro de ellos habían intentado hace siete meses la misma hazaña, pero en esta ocasión era una camioneta destartalada que hicieron flotar por arte de ingenio y casi de milagro. Sorprende que en vez de haberlos recibido como héroes de la lucha por los derechos humanos y la tecnología doméstica, Estados Unidos hubiera hundido la histórica camionetaChevrolet y repatriado a Cuba a sus ocupantes, en una interpretación cuadriculada de las normas de inmigración. Es evidente que las autoridades no captaron el impacto y la simpatía que produjo esta noticia en el mundo entero. Pero sorprende igual que Fidel Castro no haya entendido todo lo positivo que puede deducirse del talento e inteligencia de estos compatriotas suyos que representan el mejor fruto de una sociedad que, por diversos motivos, ha tenido que ingeniárselas para sobrevivir, y ha sobrevivido. Si hubiera sensatez en este mundo -y es evidente que no la hay-, los "camionautas" deberían ser reclamados por ambos países, pero no con ánimo de castigarlos, sino todo lo contrario. EE.UU., para incorporarlos a su anquilosada industria automotriz. Y Cuba para nombrar al piloto Luis Grass ministro de Fomento y demostrar que su tecnología -la que más patentes ha conseguido en los países latinoamericanos- es un canto a la imaginación, al rebusque y la mecánica nacional. En cuanto al Buick, sería un crimen de lesa inteligencia que acabara hundido en el fondo del Caribe. Hay mil museos que podrían albergarlo. (Eladio Morales Peraza)
Cuba otra vez:Desde hace varias décadas la isla de Cuba, debido al régimen que encabeza Fidel Castro, sufre un bloqueo comercial que se cumple a medias por parte de los súbditos estadounidenses y muy poco por el resto del mundo. El bloqueo es la prohibición de vender, comprar e invertir en la isla y las sanciones de tipo político y tributario que se aplican a quienes violen esta ley, expedida por los Estados Unidos. La ONU ha condenado esta práctica, que en el fondo es una manera de violar las normas universales de igualdad de los estados. Pero no es ese el asunto de fondo, puesto que los Estados Unidos han considerado que cualquier forma de comercio con la República de Cuba lo que hace es fortalecer a un régimen que viola los Derechos Humanos y que es un declarado enemigo de la nación del norte, situación de vieja data que, sin embargo, no ha impedido que países como España o Canadá tengan especiales inversiones en Cuba y sea, precisamente el turismo europeo, el que sostiene la mejor entrada de dólares a la isla, de paso beneficiando la industria hotelera de los españoles y otros inversionistas. Tampoco con estos movimientos financieros y económicos de capitales no gringos Cuba ha podido elevar su nivel de vida colectiva, aunque viva del buen nombre de su servicio de salud y educación. Pero la vida del ciudadano común y corriente es de grandes privaciones y sólo la nomenclatura del partido comunista, único en el manejo del Estado, puede tener privilegios. Lo grave de esta situación de privaciones y dificultades es que el régimen y la voz tonante del sistema, el patriarca Fidel Castro, a quien sin duda muchos admiran y acatan, culpa de ello siempre y en todos los discursos, a los Estados Unidos y su bloqueo. Nada, en nada son culpables de un modelo de economía ineficiente, obsoleto en la productividad y dedicado a menos que la supervivencia en medio de un amplio mercado negro y de una creciente prostitución en las principales calles de La Habana, efectos de un turismo depredador. En nada es culpable el monocultivo del azúcar que ya no renta desde que se acabó la Unión Soviética que subsidiaba el azúcar para subsidiar a la revolución cubana por derechas. Si no fuese por el petróleo barato y a crédito que suministra Chávez desde la cercana Venezuela, Cuba estaría aún más empobrecida. A cambio de petróleo, Cuba exporta "capital social calificado" que también hace las veces de apoyo logístico y paramilitar del régimen chavista. El bloqueo a Cuba es una estrategia mandada a recoger, no sólo porque justifica a Castro sus convocatorias y amalgamas "patrióticas y nacionalistas" para sostenerse en el poder a perpetuidad, pues lleva en la cima del Gobierno desde el primero de enero de 1959 hasta hoy, es decir 45 años, sino porque impide que el pueblo cubano se relacione abiertamente con otros sistemas, visiones y consumos. El pueblo de Cuba no puede seguir creyendo que existe el internacionalismo proletario y que la democracia es una suciedad occidental inventada por Washington. Los Estados Unidos, a su vez, no pueden seguir amamantando a una gavilla de cubanos en el exilio que hoy deben estar tan viejos y anquilosados como su oponente Fidel Castro. Esa comunidad en el exilio, como ahora la denominan en la isla suavemente para recibir los giros en dólares de algunos emigrantes, condiciona sus votos y sus escandalosos mítines en las elecciones, para seguir recibiendo subsidios. Viven de la falsa esperanza de volver a gobernar una isla que al momento de reventar, como reventó en toda Europa del Este, ya no será de ellos ni tampoco de los herederos de un partido monoclasista, monotemático y monofóbico. (Evelio Morales)
Fidel y Fidelito:Que los pueblos se rían de sí mismos, incluso de sus tragedias cotidianas, es un señal de inteligencia. No tengo estadísticas a la mano, pero podría jurar que por cuenta de su buen humor, gomeros, gallegos y cubanos (que se ríen de sus propias vidas) deben pasarla mejor que nosotros e, incluso, apostarle a la longevidad. Sí, los cubanos viven bastante. Se dice allá que si uno pasa de los 65 no hay quién lo detenga para llegar a los 75 (aquí podría ser Dios; bueno, allá por obvias razones, no). Y viven bastante, pese a Fidel o gracias a Fidel. Eso depende. Fidel, que hace un mes cumplió los 77 años, sigue empeñado en dos cosas, en seguir siendo el pitcher de la Isla; y dos, en no morirse. Es más, si se cumplen los pronósticos del jefe del equipo médico que lo cuida, el doctor Eugenio Selman Housein, Fidel tiene cuerda para 63 años más de vida. La cosa no sólo parece una exageración sino que lo es, pese a que Selman basa su teoría en la que considera una razón científica: la aparición de las llamadas células madre, con las que el hombre va a ser inmortal". La ciencia asegura que las células madre, matrices o troncales, van a permitir regenerar órganos del cuerpo como corazón o riñones. Entonces, los trasplantes serán cosa del pasado. Así que, ¡cuidado mr. Bush!, puede tener Fidel para rato. Sí así es, muchas cosas van a seguir igual, por ejemplo una: el inagotable talento musical de los cubanos nos seguirá mandando orquestas que cada vez tocan mejor 'Lágrimas negras' y nosotros les enviaremos de regreso cuartetos, tras el asilo de los demás del grupo. La permanencia de Castro en el poder, una obsesión para Fidel y para los EE.UU. (empeñados por igual en un pulso que no tiene fin), no terminaría ahora, ni dentro de 10 años, ni dentro de 60, si es que Fidel le hace honor a su médico. Porque, a juzgar por las palabras de Fidelito Castro Díaz-Balart (hijo mayor de Fidel), pocas cosas prometen cambiar. Fidelito, que tiene 54 años, es físico nuclear y catedrático del Instituto de Ciencias Avanzadas y Tecnología, y asesor científico del presidente del Consejo de Estado, deja caer esta respuesta de la más selecta retórica ante una pregunta tan sencilla como:
¿Habrá próximamente elecciones abiertas a todos los sectores políticos en Cuba?: "...Pudiera ser o pudiera no ser... Hay un modelo (el de mi padre) que no es bien comprendido porque no cumple ciertas reglas que se pretenden universalmente válidas, esas que quieren imponerse ahora en Iraq. ¡Y no! No hay modelos universales, definitivos e inmanentes".
O cuando le inquieren por a falta de libertad individual en Cuba responde que "la libertad es el conocimiento de la necesidad. Es decir, hay que priorizar necesidades: primero, la subsitencia; segundo, la dignidad, la educación y la salud...", Como quien dice: ¡Y libertad para qué! Y si le recuerdan que oponerse a su papá es ir a la cárcel, reponde altanero: "Si quiere hablar de derechos humanos, podemos hablar de Guantánamo, de las cárceles de Iraq...". El Fidel de hoy está cada vez más distante del Fidel de ayer. Y Fidelito es una caricatura de Fidel (aunque quién sabe si mañana le escamotee la corona a su tío Raúl). Entonces, mucho me temo que los cubanos van a tener que seguir inventando chistes por algún tiempo para sobrevivir. En EE.UU. no hay necesidad. Allá se ríen de todo el mundo. (Pedro Pérez. junio 2004)
Quijotes del Caribe. Por Jorge Moragas (oct 2004):En pleno siglo XXI subsiste en el Caribe un régimen totalitario de otra época. Ajeno a los grandes acontecimientos del fin de la Guerra Fría, como una reliquia que sobrevive gracias a la doble moral y a la hipocresía de una izquierda que no progresa sentada en el sofá de su salón, Castro es el icono de un fracaso y de una falsa resistencia ante un imperio en horas difíciles. Cuarenta y cinco años de combate dan para mucho. El régimen se cierra como una ostra en la más combativa de las redundancias: ¡Socialismo o muerte! En la perla del Caribe, algunos esperan que el final de esta tortura no se produzca hasta que tenga lugar el fatal hecho biológico. Un eufemismo más para una sociedad que navega en la miseria y la escasez que le otorga la gran coartada del embargo. Ya no hay romanticismo en la represión y la foto Korda del Che es más un logo de camiseta que un símbolo para transformar la sociedad. Pero ese espíritu de la Galia que resiste tiene hoy un nuevo sucesor en las personas que disienten en la Isla. Son ellos los nuevos resistentes, los protagonistas de la lucha por una nueva libertad. Cuanto más oxígeno tengan esos Quijotes del Caribe más limpio será el recuerdo que de nosotros arrastren al cruzar el umbral de la libertad. Mientras el Pinochet del Caribe tropieza ante la fascinación que los monstruos producen en la imaginación de los escritores como Gabo, el caudillo se presta a negociar con los símbolos de la libertad. Todos luchamos por la libertad de Raúl Rivero. Unos más que otros, pero en esa exigencia no debe haber foto retrato con escalafón. Rivero debe respirar en España la libertad que inspiran sus versos tras las rejas, pero nadie le puede condenar a ser obsequio del carcelero a una España menguante que no luche unida por la libertad de Cuba. (J.Moragas)
¿Quién es Eloy Gutiérrez-Menoyo?Con sólo 24 años de edad, casi diez años menos que Fidel Castro, Eloy Gutiérrez-Menoyo se adelantó a éste al entrar en La Habana, procedente de las montañas, a la caída del dictador Fulgencio Batista en 1959. El joven guerrillero, a quien sus compatriotas cubanos prefieren llamar Menoyo, había dirigido -por separado de Castro - el II Frente Nacional del Escambray, un foco insurreccional aparte de la Sierra Maestra y del Movimiento 26 de Julio, en las montañas al centro de la isla. Sus convicciones y hazañas, se manifiestan con una personalidad carente de retórica y personalismo, por lo que prefirió un papel discreto al inicio de la Revolución. "Mis primeras lecciones de libertad las aprendí en el seno de mi familia," afirma Menoyo, quien nació en Madrid, el 8 de diciembre de 1934, hijo del médico antifranquista Carlos Gutiérrez Zabaleta. "Toda mi familia participó de una u otra forma en la lucha junto a la República española". De hecho, su hermano José Antonio -sin contar todavía la edad reglamentaria- murió en combate en el frente antifascista de Majadahonda y "mi padre alcanzó el grado de comandante médico en el ejército republicano" dice Eloy, un hombre de hablar pausado y modales gentiles. Su hermano Carlos -maqui en la lucha contra el nazismo en Francia, dos veces condecorado con la más alta distinción francesa- entró en París con las tropas de liberación, en un tanque, junto al general Leclerc. Fue precisamente a través de Carlos que los Gutiérrez-Menoyo llegaron a Cuba exilados del franquismo. Era 1948 y Eloy, por aquel entonces, era todavía un niño. En 1952, el General Batista dió un golpe de estado que interrumpió el ritmo constitucional del país. En 1957, Menoyo asiste, como enlace, a su hermano Carlos en los preparativos del arriesgado ataque al Palacio Presidencial, en La Habana, con el fin de deponer al dictador Batista. Este plan, llevado a cabo bajo la jefatura militar de Carlos Gutiérrez-Menoyo contó con la participación de jovenes estudiantes de la Universidad de la Habana dirigidos por José Antonio Echevarria a quien se le asignó la operación de la toma de Radio Reloj, el asalto al Palacio Presidencial fracasó el 13 de marzo de 1957 dejando un elevado saldo de martires en el valiente intento entre ellos Carlos Gutiérrez-Menoyo y José Antonio Echeverría. Eloy se convirtió entonces en el jefe nacional de acción del Directorio Revolucionario Estudiantil. Ocho meses más tarde, el 10 de noviembre de 1957, en Banao, en la sierra del Escambray, Eloy Gutiérrez-Menoyo se alza y funda el II Frente Nacional (Escambray). Mientras los del II Frente permitían participar a gente de otras organizaciones anti-Batista -se les permitía incluso seguir usando brazaletes de otras denominaciones como "26 de julio", "Organización Auténtica" y "Directorio Revolucionario Estudiantil"- a su llegada de Sierra Maestra a Sierra Escambray, Che Guevara aplicó ordenes específicas contra tal diversidad. El 27 de diciembre de 1958, Fidel Castro le escribió a Guevara desde Sierra Maesta: "Es de suma importancia que el avance hacia Matanzas y La Habana sea efectuado exclusivamente por fuerzas del Movimiento 26 de Julio..." Aun así, Menoyo llegó de los primeros a La Habana. La revolución le concedió ciudadanía cubana por méritos patrióticos, pero Menoyo se consideraba un criollo. "Yo había llegado de niño y en Cuba había nacido a la vida," recuerda Eloy. "España era uno de los puntales culturales de la isla de Cuba," añade, "de forma que era perfectamente normal para sentirme cubano y manifestarme como cubano." Al principio del gobierno revolucionario, Menoyo rompe con la línea totalitaria de Fidel Castro y se marcha al exilio donde crea inmediatamente la versión original de Alpha 66, una organización que se ganó la atención de la prensa internacional por sus temerarias operaciones de tipo comando dentro de territorio cubano durante los años sesenta. Durante toda esta época, Menoyo recalcó siempre su posición frente al terrorismo y enfatizó que "nuestra guerra debe evitar toda crueldad y ni siquiera bordear las tácticas del terrorismo indiscriminado." Eloy Gutiérrez-Menoyo regresó a Cuba con las armas en la mano, el 28 de diciembre de 1964, vistiendo uniforme militar de acuerdo al texto de la Convención de Ginebra. Le acompañan un reducido grupo de hombres, con los que desembarcó por Punta Caleta, en las proximidades de Baracoa, en la provincia de Oriente. Durante treinta días combatió, casi constantemente, frenta a más de veinte mil efectivos de las Milicias Serranas, el Bon Fronterizo y el Batallón Cincuenta. Menoyo pasó veintidos años en las cárceles de Fidel Castro, convirtiéndose en un símbolo. Organizó y llevó a cabo protestas y huelgas de hambre en las que llegó a pesar 75 libras y de las golpizas que le propinaron quedó sin visión del ojo izquierdo, sordo de un oído y sufrió fractura de veinticuatro costillas. Desde presidio organizó células clandestinas por cuyo motivo a su larga condena de 30 años le añadieron (en un nuevo juicio) 25 años más. El gobierno de Cuba le ofreció su libertad en múltiples ocasiones a cambio de que Gutiérrez-Menoyo aceptara el llamado "Plan de Rehabilitación" el cual rechazó una y otra vez. Igualmente mandatarios de distintos paises e instituciones clamaron por su liberación en reiteradas oportunidades. Una fuerte campaña internacional, encabezada por su hija Patricia, quien creció sin conocer a su padre, cobro fuerza en España a fines de 1986, al interceder el gobierno español, Menoyo fue excarcelado. Desde entonces ha sido un activista en favor de los derechos humanos y el cambio en Cuba. "Debemos aprender de las experiencias en otros paises en los que se han alcanzado acuerdos de paz y se han logrado cambios por la vía de la no-violencia," afirma Menoyo. "El cambio es posible sin derramamiento de sangre." El 20 de enero de 1993, en el Club de la Prensa de Washington, Menoyo anunció la creación de CAMBIO CUBANO. Y desde entonces a la fecha ha sido el único opositor que ha podido entrevistarse con el mandatario Fidel Castro, en varias oportunidades, y presentarle su pliego de demandas en favor de la democratización de Cuba a través de un tránsito pacífico que pueda conducir a que sea el pueblo de Cuba quién pueda elegir libremente su destino y sus gobernantes. Cuando a Gutiérrez-Menoyo se le pregunta como pudo resistir un cautiverio tan prolongado responde "Mi fuerte convicción de que no estamos solos y de que vale la pena luchar por la libertad y por la dignidad plena del hombre" y añade con optimismo "Algún día alcanzaremos con amor una patria de hermanos, para todos los cubanos, sin prejuicios de razas, religión o filosofía política". Como dato final, anecdótico, Gutiérrez-Menoyo es un apasionado de la música y en su largo cautiverio compuso y musicalizó cientos de canciones que representan un verdadero canto al amor y a la vida "con todos y para el bien de todos".(Enviado por M.Martí)