Lectura Bíblica

Juan 15,12-17

Éste es mi mandamiento: que se amen unos a otros como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo sirvientes, porque el sirviente no sabe lo que hace su señor. A ustedes los he llamado amigos porque les he dado a conocer todo lo que escuché a mi Padre. No me eligieron ustedes a mí; yo los elegí a ustedes y los destiné para que vayan y den fruto, un fruto que permanezca; así, lo que pidan al Padre en mi nombre él se lo concederá. Esto es lo que les mando, que se amen unos a otros.

Palabra del Señor.
Gloria a Ti, Señor Jesús

Testimonio

Luis Alberto Díaz Navarrete, catequista de la de la Parroquia Nuestra Señora de Andacollo. Santiago

El poder del cambio está en nuestro interior: es el amor de Cristo y el amor que yo puedo dar a quienes nos rodean. Algunas personas han desatendido el vivir armónico consigo mismas y con el entorno; para mí, el seguir a Cristo me ha permitido un equilibro y la fuerza para colaborar en la misión de motivar a otras personas y de entregar esperanza para vivir en la fe.

Personas de distintos rangos etarios han dejado de ir a Misa; han dejado de de tener vida parroquial-comunitaria. Creo que, algunas experiencias limites que pueden haber vivido, han sido causa del alejamiento. Por otra parte, estamos inmersos en una cultura de la desconfianza que va mermando los vínculos sociales.

La invitación para este mes de María, es hacer una retrospección que nos permita observarnos y ver qué estamos haciendo o dejando de hacer. Tenemos el desafío de ser personas que nos vinculemos desde el amor personal al amor social; con el respeto por el amor y por la vida que van de la mano con el seguimiento deCristo.

Intención del día

Oremos por nuestra comunidades cristianas, que ellas sean espacios de encuentro
y de formación para una cultura de la fraternidad cívica.
Con María, oremos al Señor. Escúchanos, Señor te Rogamos.
(Se puede rezar el Padrenuestro)

Oración

Padre de la humanidad,
tú nos llamas a crecer en hermandad.
Ayúdanos a buscar la justicia
para forjar caminos de paz
y de renovación de la confianza cívica.
Te lo pedimos, por Cristo, nuestro Señor.
Amén.