Lectura Bíblica

Hechos 7, 30-34

Pasados cuarenta años, se le apareció un ángel en el desierto del monte Sinaí, en la llama de una zarza que ardía. Moisés quedó maravillado ante el espectáculo, y, cuando se acercaba para reconocerlo, se oyó la voz del Señor: Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob. Moisés, temblando, no se atrevía a mirar. El Señor le dijo: Quítate las sandalias de los pies, que estás en lugar sagrado. He visto cómo sufre mi pueblo en Egipto, he escuchado su queja y he bajado a liberarlos. Y ahora yo te envío a Egipto.

Palabra de Dios.
Te alabamos Señor.

Testimonio

Evy Muñoz Reyes, catequista de la Parroquia nuestra Sra. de Lourdes . Calama

Soy Lickarantay (Atacameños como se nos conoce), mi primera gran catequista fue mi abuela, que sin saber leer ni escribir me enseñó a rezar, a conocer el amor a Dios y el amor a nuestra madre del Carmen.

Pasaron los años y tuve la oportunidad de ser catequista de pueblos Lickarantay, donde tuvimos que hacer la adaptación de las catequesis según su realidad. Junto a nuestro párroco pudimos realizar los encuentros en el río (la creación), en las Huertas (Pachamama-Virgen María como Madre), en la quebrada junto a los pastores (Buen Pastor). Esta es una experiencia que atesoro en lo más profundo. En los pueblos originarios tenemos una riqueza que no se puede desmerecer, como son nuestras costumbres y tradiciones. Aún, sin la presencia de sacerdotes, muchos han conservado su fe porque ésta se ha vivido en la comunidad y ha sido testimoniada por la comunidad.

Cierta vez, un señor de un pueblo me dijo: “Todos vienen (en aquel momento los misioneros de verano) y nos dicen que nos traen a Dios, y no saben que nosotros ya hablamos con Dios” … que hermoso y profundo testimonio. Como gran enseñanza, les puedo señalar: respetemos las culturas, hagamos posible este diálogo entre Cultura y Evangelio. Jesús respetó el lugar donde estaba. Hagamos nosotros lo mismo.

Intención del día

Oremos por las personas de distintas culturas que conforman nuestro país.
Que podamos valorarlas, conocerlas, respetarlas, dialogar con ellas desde nuestras propias creencias para crecer en fraternidad humana.

Con María, oremos al Señor.
Escúchanos, Señor te Rogamos.

(Se puede rezar el Padrenuestro)

Oración

Padre de las naciones,
tú nos llamas a reconocerte
en medio de las culturas
y de las tradiciones de nuestros pueblos.
Haznos testigos de tu amor
y permítenos descubrir tu Evangelio
en la vida de las comunidades
y en la riqueza étnica de nuestro pueblo.
Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor. Amén.