10 de noviembre

Con María, vivimos el amor de Dios en las familias

Lectura Bíblica

Efesios 6, 2-4

El primer mandamiento que contiene una promesa es éste: Honra a tu padre y a tu madre para que te vaya bien y vivas mucho tiempo en la tierra. Padres, no irriten a sus hijos; edúquenlos, más bien, en la disciplina e instrúyanlos en el amor de Dios.

Palabra de Dios.
Te alabamos Señor.

Testimonio

Marco Zurita Silva. Parroquia Sagrada Familia. Macul

Las familias y el evangelio están llamadas a formar una hermosa y desafiante unión. La familia es el núcleo fundamental de la sociedad y, el núcleo fundamental de toda familia es el amor de Dios.

El amor de Dios nos impulsa a querernos, a construir un "nosotros", una familia; sobre todo, en tiempos en los que se privilegia el individualismo, donde "todo está hecho a la medida de uno" o "pensado solo para uno". Pienso que la familia, como núcleo de vida, ha fortalecerse; es necesario aceptarla como un regalo de Dios. En cada una de nuestras familias podemos entregar los valores y enseñanzas que nos muestra el Evangelio: el respeto, la unidad, la misericordia, el perdón, la fe, la esperanza y la caridad. Descubro que, en la catequesis, debemos ser capaces de presentar a la familia como la imagen de Dios, como reflejo de su amor eterno. En la catequesis, también podemos ser reflejo de una familia que es ejemplo de rectitud, bondad y, por, sobre todo, de la comprensión y el acompañamiento de Dios.

Intención del día

Oremos por nuestras familias, por las personas cercanas, por los seres queridos que nos regalan la posibilidad de sentir el amor de Dios.
Que
podamos fortalecer nuestros vínculos familiares fomentando el respeto y el afecto mutuo.

Con María, oremos al Señor.
Escúchanos, Señor te Rogamos.

(Se puede rezar el Padrenuestro)

Oración

Padre de misericordia,
Tú nos llamas a vir en nuestras familias
los valores del Evangelio.
Ayúdanos a cultivar vínculos de cuidado,
de protección y solidaridad con otras familias.
Que nuestros hogares sean fuente de tu amor
y signo de tu misericordia.
Te lo pedimos, por Cristo, nuestro Señor.
Amén.