La siesta del martes, García Márquez (2)

«La siesta del martes»

GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ (COLOMBIA)

Para cumplir con un deber de madre, una mujer estoica viaja con su hija a Macondo, donde tiene que afrontar un calor sofocante y la hostilidad del pueblo (Bonnie Bowen, Abriendo Puertas)

La cuna de Gabriel García Márquez (1928–2014 ) fue Aracataca, municipio caribeño en la parte noreste de Colombia en el que se inspiró el escritor colombiano para crear el pueblo fabuloso de Macondo. A pesar de haber salido de Aracataca, para desenvolver su vida de escritor en Bogotá y en otras ciudades del mundo, el célebre novelista, cuentista, periodista y premio Nóbel de Literatura, sigue siendo de Aracataca. El autor mismo señala la trascendencia del día en que volvió a Aracataca, acompañando a su madre para vender la casa de los abuelos, casa donde él se había criado. Fue un día de monumentales repercusiones, para él y para el mundo literario, pues entonces fue cuando se germinó la creación de su obra magna, Cien años de soledad, cuyo mundo es el mítico pueblo Macondo.

Pero antes de terminar Cien años de soledad, García Márquez escribiría «La siesta del martes» (1962), cuyo trasfondo también es Macondo. La madre, protagonista de este cuento, es uno de los ejemplos más acabados y más memorables de la mujer fuerte en la obra del autor. En «La siesta del martes» se narran minuciosamente los movimientos de madre e hija al viajar largas horas calurosas en el tren, al llegar a Macondo, y al cruzar por el pueblo, solas y tomadas de la mano, en busca de la casa del cura y de las llaves del cementerio. García Márquez ha dicho que, antes de escribir una sola palabra de su cuento, había elaborado mentalmente hasta el detalle más ínfimo de la atmósfera de calor y hostilidad que envuelve a madre e hija al salir éstas de la casa del cura.

Lectura española e inglesa paralela

la siesta
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