He andado muchos caminos, Machado (2)
"Soledades II", Antonio Machado, publicado en 1903 Prezi de Soledades II
«He andado muchos caminos»
- Antonio Machado
Antonio Machado (1875–1939), hombre de marcada reserva y mesura, no obstante creó en su lírica una respuesta animada, individual y universal, a su contacto con el mundo. Machado rehuyó todo ismo, criticando severamente las dos grandes expresiones del Siglo de Oro: el conceptismo y el culteranismo. El ingrediente más marcado de la poesía de Machado es la sustancia perdurable de la vida misma: el paisaje de Soria, donde vivió la felicidad matrimonial cercenada por la muerte temprana de su joven esposa, o el paisaje de su natal Andalucía. Cobran vida lírica viejos recuerdos de la luz, la soledad de los campos, o el sencillo acto de caminar. Llamado el gran poeta de la Generación del 98, Machado, inquieto como sus coetáneos ante el destino nacional, personifica el paisaje yuxtaponiendo lo visual y lo histórico.
Al contrario del modernismo que rige su época, y a pesar de su gran amistad con Rubén Darío, Machado dice: «…yo aprendí a seguir camino bien distinto. Pensaba que el elemento poético no era la palabra por su valor fónico, ni el color, ni la línea, ni un complejo de sensaciones, sino una honda palpitación del espíritu».
Antonio Machado fue una persona soñadora y contemplativa, pero preocupada por el destino de España. La inspiración para la escritura de sus libros fue el amor, el dolor, la existencia y la guerra.
A continuación, os leemos una breve autobiografía casi improvisada escrita por Antonio Machado en el año 1913. No os preocupéis si no entendéis por completo el siguiente párrafo, porque el lenguaje es un poco complejo, incluso para los nativos.
“Tengo un gran amor a España y una idea de España completamente negativa. Todo lo español me encanta y me indigna al mismo tiempo. Mi vida está hecha más de resignación que de rebeldía; pero de cuando en cuando siento impulsos batalladores que coinciden con optimismos momentáneos de los cuales me arrepiento y sonrojo a poco indefectiblemente. Soy más autoinspectivo que observador y comprendo la injusticia de señalar en el vecino lo que noto en mí mismo. Mi pensamiento está generalmente ocupado por lo que llama Kant conflictos de las ideas trascendentales y busco en la poesía un alivio a esta ingrata faena. En el fondo soy creyente en una realidad espiritual opuesta al mundo sensible.”
El poeta reflexiona sobre le que ha visto: tristeza, maldad y presunción. Elogia a la gente trabajadora, que pide poco a la vida sin quejarse de su suerte, y goza mientras puede de los placeres simples (Bonnie Bowen, Abriendo Puertas)