Historia

Evolución histórica de Upata

El primer intento de fundación de Upata se hizo en 1739, con el nombre de Nuestra Señora de la Candelaria, como lugar para el cultivo de la tierra por parte de labriegos isleños (canarios). Sin embargo, fue el 7 de julio de 1762, cuando Fray Antonio de Cervera fundó la ciudad con el nombre de Villa del Yocoima de San Antonio de Padua, en honor al santo portugués fallecido en Italia, cuando los misioneros Capuchinos introdujeron el culto católico en la región.

Upata primeramente fue erigida desde su fundación como una Villa de Españoles, especie de centro administrativo y militar de la Corona Española en las tierras asignadas a la Iglesia, concretamente a los misioneros Capuchinos Catalanes, de la orden franciscana, por lo que fue seleccionado como sitio de residencia de familias de origen hispánico.

Posteriormente el 6 de febrero de 1817, Upata y las Misiones fueron tomada “pacíficamente” por el general Manuel Carlos Piar y su Ejército Patriota, estableciendo en este valle estratégicamente ubicado al Sur del Orinoco y en las cercanías de lo que hoy es la Mesa de Chirica y El Gallo en Ciudad Guayana, una zona de aprovisionamiento de ganado vacuno, caballo, e incluso nuevas tropas reclutadas en la población indígena que vivía en sus alrededores, que se utilizó como centro estratégico desde el cual se facilitó la victoria en la decisiva batalla de San Félix el 11 de abril de ese mismo año.

En la zona donde hoy se levanta la ciudad habitaban indígenas guayanos, caribes y pariagotos, quienes fueron exterminados, huyeron, o enviados a pueblos de misión, hasta el punto de que hoy su recuerdo se limita al de algunos sonidos y palabras. Entre esos fonemas o sonidos destaca "up ata", que significaría Mi Tierra. Upata además la han traducido poéticamente como "Rosa del Bosque", este nombre lo divulgó el guariqueño Celestino Peraza en su libro Leyendas del Caroní, y correspondía al de una hermosa princesa, muerta trágicamente por su amor al conquistador Antonio.

Como ya indicamos el primer intento de fundación de Upata data de 1728, pero ese esfuerzo no fructificó. Posteriormente en 1739 la fundan nuevamente bajo el patronato de la Virgen de la Candelaria, pero las penurias, enfermedades y el ataque de los indígenas insurrectos terminó por derrumbar la aspiración de los capuchinos de levantar en estos dominios una Villa de Españoles.

A pesar de este fracaso los intentos de fundación continuaron, los padres capuchinos catalanes necesitaban establecer un centro administrativo y de control civil sobre las comunidades o misiones indígenas que se levantaban bajo su juridicción, desde Barceloneta, o La Paragua, pasando por la costa del Caroní, las riberas del Orinoco, las llanuras del Yuruari, hasta las selvas de Tumeremo y los extremos de Imataca. Upata, por su fresco clima, bondad de su aire y estratégica ubicación, era el sitio indicado para tal fin.

Antiguas misiones del Caroní, la mayoría desaparecidas, la Villa de Upata era su centro administrativo, religioso y político.

Suaves colinas, cerros a la distancia, sábanas y selvas onduladas, en este escenario natural el Imperio Español a través del régimen misional impuso su dominio sobre tierras y hombres, basado en el poder de sus armas y la cruz.

Con la cruz y la fe del cristianismo Upata dio sus primeros pasos, en medio de no pocos peligros, sus familias pioneras estaban expuestas a las promesas y acciones invasoras de los ingleses, holandeses, y franceses, que apetecían las riquezas que imaginaban en esta porción de la Guayana, y a la recurrente explosión de epidemias de malaria, fiebre amarilla, pestes y tantas otras enfermedades sin cura, que le costaron la vida por igual a indígenas, aventureros, viajeros, geógrafos, naturistas como Loefling, sacerdotes y familias enteras que viajaron hasta esta zona buscando el mítico Dorado.

Descripción de geógrafo Agustín Codazzi de la Villa de Upata.

En la época previa a la guerra de Independencia, cuando Upata a duras penas llegaba a los 700 habitantes, el sabio alemán Alexander Von Humbolt la mencionó en su libro Viaje a las Regiones Equinocciales del Nuevo Continente, ya que en su recorrido por Guayana no llegó jamás a visitar el sector oriental de la Provincia, llegando solo hasta Angostura, donde pernotó varios días, ante de seguir por tierra rumbo a la provincia de Barcelona y Cumaná. Centurión, como gobernador de la Guayana, también registra su escuálida población, aún lejos del millar de habitantes.