Sylvia Plath
Amapolas en Octubre

Ni siquiera los cirros de la mañana saben manejar faldas así.

Ni la mujer en la ambulancia

Cuyo corazón rojo florece asombrosamente a través de su abrigo–


Un regalo, un regalo de amor

En absoluto solicitado

Por un cielo


Que, pálido y flamígero,

Enciende sus monóxidos de carbono, por los ojos

inmóviles y embelesados bajo los bombines.


Oh, Dios mío, quién soy yo

Para que estas bocas tardías griten abiertas

En un bosque de escarcha, en un amanecer de acianos.


Sylvia Plath: Antología Poética (Col. Ted Hughes) [2023]

Trad. Raquel Lanseros