La Cámara de Comercio de Jerez propuso la creación de un ferrocarril entre algunas poblaciones de la provincia con correspondencias y enlaces a las principales líneas que cruzarían la provincia. La redacción del proyecto corrió a cargo de los ingenieros Antonio Gallegos y Francisco Castellón Ortega. Este ferrocarril de vía normal saldría de Jerez por la vía de Sevilla al recreo de Terry, seguiría por el Guadalete a Caulina, alcanzando la unión del Guadalete con el Majaceite (Junta de los Ríos) hasta Peñula, alcanza las minas de Azufre de El Guijo, la Pedrosa, las Lagunetas de San Miguel, Algar, Bornos y de allí a Villamartín próximo a las carreteras de Las Cabezas de San Juan, Ubrique, Prado del Rey, El Bosque, Benaocaz y las minas de carbón de la Montaña.
Probablemente se refiera a La Peñuela, cortijo ubicado junto a la autovía de Jerez a Arcos entre el circuito de velocidad y el centro militar de cría caballar. En la finca "Cortijo de la Peñuela" hay un antiguo yacimiento de aragonito y celestina referenciado por Torrubia en 1719. El 17 de agosto de 1897 el periódico El Arcobricense informaba de un nuevo impulso a las minas de azufre con una modernización de su maquinaria e instalaciones.
Existe toponimia y referencias a unas minas en la Sierra de Albarracín, próxima a El Bosque.
Se conoce un estudio de 1861 de un ramal ferroviario que, partiendo de la línea de Cádiz a Sanlúcar, enlazaría mediante tracción animal el Carrascal y Almocaden. El estudio corrió a cargo de Pedro Carrere Domestre y de José Prospero Plagnol, autorizado en la orden de 28 de julio de 1861.