(Una vez más, este apartado es para los que no consideran cierta la metafísica cristiana y rechazan la evidencia científica respecto de la investigación de la materia, confiando en la percepción de los sentidos del cuerpo, que se sabe perfectamente que se pueden engañar con mucha facilidad y por ello no son para nada confiables)
La naturaleza provee en cada estación los alimentos necesarios para el desarrollo de la vida, por eso las frutas y verduras de estación son siempre recomendadas. Cada persona es diferente (en realidad sus desequilibrios la hacen reaccionar diferente, alguien equilibrado debería poder alimentarse de cualquier alimento natural) y los mismos alimentos no provocan los mismos efectos en todas las personas en la misma época del año.
Aprender a masticar muchas veces y despacio nos posibilita usar el "paladar" para darnos cuenta si la comida nos cae pesada o nos deja despiertos y listos para seguir el día. Una comida adecuada nos deja satisfechos, frescos y livianos. Cada persona debe aprender a regular su manera de comer de acuerdo a estas impresiones.
Preparar una comida con 3 o 4 ingredientes hace fácil averiguar cuál cae pesado para sacarlo de la dieta estacional. Tener un cuaderno para anotar estas cuestiones nos hace la vida más fácil (para mayor información consulte el libro "La anti-dieta").
La dieta diaria debe contener fibra como la contenida en cereales (salvado, trigo, avena, por ejemplo), para limpiar por dentro el aparato digestivo.
Si no es usted vegetariano, sepa que el cuerpo puede absorber sólo unos 30 gramos de proteína por comida y que no perdemos tanta al día, así que es tan inútil comer un plato de lentejas o un bife de chorizo entero. Trate de ir recortando la cantidad de proteína de su porción, 3 veces a la semana si no realiza grandes esfuerzos físicos día a día. Todo exceso debe ser expulsado del cuerpo y esa expulsión es también una tarea. Trate de no sobrecargar su cuerpo de trabajo a fin de tener energía suficiente para las demás actividades de su día. Todas las personas en realidad requieren la misma cantidad de nutrientes a diario, se ha probado falsa la suposición de que una persona que hace grandes esfuerzos necesita mayor cantidad de alimentos que una que no los hace. El cuerpo se ajusta solo a las necesidades de cada uno. El reemplazo diario de células cambia sólo si uno se lastima el cuerpo. La energía se obtiene del consumo de frutas y raíces.
Por una cuestión de ventas, los animales de granja son inyectados constantemente con hormonas de crecimiento o sustancias engordadoras que quedan en el animal que usted compra para comer, y esas sustancias pasan a su cuerpo con resultados iguales o mayores, ya que no estamos preparados para lidiar con ellas. Si usted deja deliberadamente las carnes, todas esas sustancias nocivas que se acumularon en la materia grasa de su cuerpo empezarán a ser liberadas a gran velocidad (no parece gustarle a nuestro organismo conservar toda esa basura y tratará de eliminarla lo más pronto posible, la Naturaleza sabe lo que le conviene), provocando gran malestar. Es recomendable que disminuya gradualmente el consumo de alimentos de origen animal y vaya reemplazándolas por legumbres (sin mezclarlas en la misma toma de comida). Su cuerpo se limpiará por sí mismo y al terminar tenga por seguro que se sentirá mucho mejor que al principio.
Tenga en cuenta que su estómago debería tener el tamaño de 2 de sus puños. Puede estirarse, pero no es recomendable abusar. La sensación de saciedad tarda en llegar a la mente desde el aparato digestivo (que regula sus propios procesos independientemente del cerebro), si come despacio con el tiempo empezará a comer menos y a sentirse mejor (y bajará de peso hasta equilibrarse). Además, los lácteos crean una capa en el aparato digestivo que impide la absorción de nutrientes, por lo que el cuerpo sigue pidiendo alimentos. Cambie los lácteos por frutas de estación (consumiéndolas solas en cada toma) en el desayuno y se liberará de todos sus problemas. El cuerpo humano con los años de malos hábitos alimenticios pierde la capacidad de deshacerse del exceso de alimento innecesariamente consumido, pero si lo ayudamos un poco, responderá bien.