Entonces, con toda la información anterior, ¿qué conclusiones podemos extraer de este asunto?
La mente piensa y transforma la información en conocimiento. Mediante la electricidad, graba la información en la memoria del cerebro y las células. Mediante la misma electricidad envía y recibe impulsos por los nervios del cuerpo para moverlo o regularlo.
En general no prestamos mucha atención a cómo es que estos procesos ocurren, y eso es justamente lo que en Chi Kung aprendemos a hacer: prestando atención a la manera en que ocurren los procesos automáticos del cuerpo, podemos aprender a regularlos a propósito si entendemos cómo accionarlos.
Esta es la parte divertida, prestá mucha atención. El ruido mental y la falta de concentración son nuestros peores enemigos, por lo que los hombres sabios y santos del pasado pensaron en el asunto y llegaron a la conclusión de que si no conseguías al principio detener tu pensamiento para poder sentir con claridad y distinción, lo mejor era tratar al menos de reducir los pensamientos a uno solo. Los budistas eligen visualizar en sus meditaciones estáticas alguna imagen de Buda o un paisaje que los tranquilice, o una emoción agradable y tranquila. Si por ejemplo, te propusieras vivir de la mejor manera posible, todo lo que harías llevaría la marca de la perfección. Con el tiempo y la práctica, la idea del perfeccionamiento se permearía en todo lo que hagas y la estarías practicando todo el tiempo. En cualquiera de los dos casos experimentarías la "unidad".
Cuando estás sentado, con la mente y el cuerpo relajados, tu oportunidad para sentir los movimientos energéticos es lo más alta que puede ser. Si podés acallar la mente y concentrarte en lo poco que se está moviendo en tu cuerpo en ese momento, podrías perseguir la sensación hasta el propio lugar donde se almacena la energía del cuerpo. Con cada sensación, nervios están siendo energizados, y la energía para que esos nervios sientan tiene que salir de algún lugar. Cuando practicás la respiración profunda, el Diafragma y los pulmones se están moviendo y prestando atención deberías poder rastrear ese movimiento hasta su mismísimo origen. Otro tanto ocurre con el latido del corazón. En la posición de sentado sobre una silla, los músculos de la espalda están todo el tiempo manteniendo la postura erguida, algunos de los músculos de los brazos y las manos están algo activos todavía. Todas esas sensaciones tienen su fuente en alguna parte y estando relajado y en silencio mental podés rastrearla como si tuvieras un sabueso energético interno.
Cuando practicás algún ejercicio postural, este trabajo es incluso más evidente. Más exigida es la postura, tanto más vibran los sentidos nerviosos y más obvia se tiene que hacer la afluencia de la energía.
Si podés darte cuenta claramente de dónde está esa fuente de energía, al practicar Chi Kung dinámico podés sentirla moverse. Si llegás a entender cómo se dispara la apertura de la puerta de la energía y se dirige hacia algún lugar del cuerpo en particular, significa que aprendiste Chi Kung. Ahora podés llevar energía en la cantidad que tu práctica te permita a músculos para hacer más fuerza, a la médula para generar sangre y células más sanas, al cerebro para entender mejor las cosas, a las glándulas para poner en movimiento el rejuvenecimiento o la reconexión con la Naturaleza, o hacia la piel para sanarla más rápido, o transmitirla hacia otros para ayudarlos a sanar o repeler sus cuerpos en tu práctica marcial.
En resumidas cuentas, todo lo que el cuerpo hace es usar la electricidad para realizar movimiento. Permite la entrada y salida de nutrientes y células con una acción electro-mecánica, envía y recibe impulsos nerviosos con una acción electro-mecánica, y mueve músculos grandes y pequeños con una acción electro-mecánica: no hace ninguna otra cosa. Para que una glándula segregue alguna de las sustancias que fabrica, debe de tener algún músculo que la masajee y haga transpirar esas sustancias. Todo movimiento celular para fabricación de esas sustancias tiene que hacer que los componentes se muevan para mezclarse, entren y salgan de la célula de alguna manera y todo eso se hace con una acción electro-mecánica. Si entendés cómo funcionan las palancas con sus fulcros, podés entender cualquier funcionamiento de cualquier parte del cuerpo (o las estaciones o el movimiento de los planetas, porque la Naturaleza actúa al unísono, unida consigo misma y bajo una sola ley de funcionamiento que genera esos movimientos de vaivén como el latido del corazón o la respiración: todo lo demás, si es más complicado, es falso o fue mal entendido).
La dificultad mayor radica en hacer el silencio mental suficiente para prestar atención al trabajo interno, al ir y venir de los impulsos, hasta poder tomar conciencia de dónde están surgiendo y cómo lo hacen.
Empezamos sentados nuestras prácticas meditativas porque es más fácil hacer pocas cosas.
Continuamos con una práctica un poquito más dinámica a medida que mejoramos en esto.
El Tai Chi Chuan requiere de una sensibilidad muy practicada y refinada para poder prestar atención al movimiento energético mientras estás vos mismo realizando tus propios movimientos. Así como estás todo el tiempo escuchando sonidos o viendo colores y sintiendo perfumes, tenés que aprender a tener encendida tu sensibilidad interna durante el combate o la meditación. Si tenés que concentrarte durante mucho tiempo para prestar atención a tu interior todavía no estás suficientemente listo. Cuando sos perfectamente consciente de tu postura sin tener que mirar con tus ojos cómo quedaste parado, ¡ahí estás sintiendo! En el momento en que dejás de prestar atención y te dormís y la sensación desaparece porque el movimiento de las manos y piernas te marea, ¡chau, se fue! Tenés que volver a empezar.
Es un asunto de pasar de la percepción muscular, más burda y sencilla, a la percepción nerviosa, más refinada y profunda.
¿Cómo se facilita la consecución de este estado?
Los chinos heredaron de los hindúes (y estos a su vez de los africanos) algo llamado "el cambio de músculo y tendón" o Yi Jin Jing. A grandes rasgos, durante varios años tenés que entrenar tu cuerpo para recibir golpes, empezando por masajes a los órganos internos de la zona del abdomen. Con el correr de los meses vas aumentando la intensidad de los masajes hasta poder recibir golpes. Los practicantes de Aikido y Judo (y los jugadores de volley, los arqueros de fútbol soccer y los jugadores de fútbol americano y muchos más) practican la manera de caer (ukemi) para no lastimarse y a la vez de fortalecer el centro del cuerpo.
Los órganos internos son las células/celdas de la batería electroquímica del cuerpo humano. La energía se tiene que guardar en alguna parte para poder usarla a lo largo del día, no es mágico el cuerpo. A mayor durabilidad del cuerpo, a mayor robustez, mayor capacidad de trabajo uno tiene. Así que si aumentamos la robustez del cuerpo a fuerza de aporrearlo, mejorando la capacidad de los órganos internos a recuperarse de los golpes (para lo que tendían que fortalecerse, a eso tiende la práctica), elevamos la cantidad de energía interna mejorando nuestras posibilidades de sentirla en meditación. Haciendo circular grandes cantidades de energía por los meridianos, aumentamos la salud de todos nuestros cuerpos (porque en realidad tenemos varios pero se haría demasiado larga la explicación) y ejercitaríamos nuestra capacidad energética a la vez que la aumentamos. Esto mejora todas tus prácticas meditativas energéticas, desde la sonrisa interior hasta la órbita macrocósmica (y demás).
La realización de ejercicio físico suele centrarse mucho en el uso de las piernas y brazos, llevando mucha energía hacia los extremos del cuerpo, pero la salud del cuerpo tiene que ver con la zona central. He visto muchos físicoculturistas enfermar muy seguido por no entender que el cuerpo es una totalidad. No devolver la energía al centro y dejarla siempre en los miembros es un suicidio. Tenerla toda en el centro todo el tiempo acabaría debilitando las extremidades. El perfeccionamiento tiende a poder enviar la energía de un lado al otro según se necesite.
Luego del "cambio de músculo y tendón" hay que hacer otra cosa llamada "lavado de la médula ósea", una meditación en la que toda esa energía obtenida se dirige a la médula para que pueda auto regenerarse y alargar la vida del cuerpo físico.
Practicar sólo uno de los dos métodos no ha demostrado servir mucho, y esta explicación somera no sé de cuánto podrá servir, pero los métodos son bastante sencillos de entender, y pensar acerca de este asunto y planificar su ejecución son casi garantías de una práctica exitosa.