3.- Desarrollando el potencial

Es emocionante seguir el crecimiento de un niño desde su nacimiento. Esa velocidad de cambio, ese hambre de aprendizaje sobre sí mismo y sobre el entorno: el potencial humano que siente urgencia por convertirse en poder.

Para organizar un poco ese torrente de cambio y aprendizaje el niño comienza a conceptualizar y a clasificar todo, a sí mismo y a su entorno..

Una forma de clasificar que por su simplicidad y su aparente claridad usamos mucho son las dicotomías: blanco/negro, bueno/malo,... Es evidente que la vida, nosotros, el entorno, es un continuo no una dicotomía; pero su simplicidad nos es útil y nos fascina.

Así el niño empieza a aprender y a pensar acerca de sí mismo con una dicotomía muy importante: capaz/incapaz, puedo/no puedo. Recibe los mensajes: esto lo puedes hacer/ esto no lo puedes hacer, haz esto/ no hagas lo otro...puedes/no puedes.... Y empieza a definirse entorno a lo que puede o no puede hacer, entorno a sus capacidades, sus recursos y sus límites.

Quiero hacer un paréntesis para hablar de dos poderosas rutinas mentales y su influencia al construir enfoques vitales centrados en los recursos o centrados en los límites. Hablo de la capacidad de no ver y la capacidad de olvidar. Y quiero ponerlas en negro, en reverso, porque el anverso son la capacidad de concentrarse y la capacidad de recordar. La capacidad de no ver es la capacidad de ignorar, no ver aquello que no está en nuestro objeto de concentración. Solo dejando de ver toda la nube podemos ver el dragón que se dibuja en ella. La capacidad de olvidar tiene que ver con poder elegir sólo los recuerdos que consideramos significativos e importantes; olvidando los detalles irrelevantes o inútiles, dando poder a los recuerdos útiles

El niño puede considerar que lo importante son sus recursos y concentrarse en ellos o que lo importante son los límites y estar siempre vigilante de no hacer aquello que no puede. Y aquello en lo que se centra es en lo que se hará experto . Y, por otra parte, aquello sobre lo que se ha centrado irá construyendo el eje de los relatos con los que construirá sus recuerdos.

Planteo una pregunta: ¿A través de que podremos crecer, desarrollarnos, aprender? ¿A través de nuestros recursos o a través de nuestros límites?¿En qué hemos de concentrarnos?.

Parece evidente que es a través de nuestros recursos como podemos crecer. Concentrarnos en nuestros límites nos lleva a la impotencia: miramos alrededor y vamos diciéndonos esto no puedo, esto no puedo...

Pero ,¿no vamos a tener en cuenta los límites?. Evidentemente. Cuando soy consciente de mis recursos estoy siendo consciente de mis límites; pero lo importante es en qué, en dónde , me concentro. Si conduzco he de concentrarme en el trazado que quiero hacer, aunque con la visión periférica vaya teniendo en cuenta los límites de la carretera. Si voy por un sendero al borde de un precipicio, he de centrarme en donde he de poner mis pies, aunque con la visión periférica vaya teniendo en cuenta el precipicio. Si me sale un vehículo de frente en una curva cerrada, he de centrarme en la ruta de escape , aunque con la visión periférica continúe controlando la posición del vehículo con el que puedo chocar.

Al definirse, el niño, toma una primera decisión acerca de sí mismo. Qué es lo importante, qué es lo que ha de ver y recordar. Qué es lo no importante y que por tanto puede no ver y olvidar.

Así como al niño se le presenta una dicotomía acerca de sus capacidades con los mensajes de "esto puedes hacerlo"/"esto no lo puedes hacer", también se le presenta otra dicotomía en relación con el entorno: esto es una oportunidad/esto es un peligro. Aquí de nuevo tiene que valorar su importancia y decidir si ha de utilizar su energía, sobre todo, en buscar oportunidades o en cuidarse de los peligros. Esa atribución de importancia a una u otra parte de la dicotomía lo irá haciendo, igualmente, un experto en encontrar oportunidades o en ver peligros en el entorno. Parece claro aquí también que crecemos a través de las oportunidades, en las que tendremos que centrarnos, aunque, evidentemente, de diferentes maneras, estaremos tomando en cuenta los peligros.

Para un correcto aprendizaje y crecimiento el niño tendría que ir aprendiendo a conectar recursos propios y oportunidades del entorno.

Es para ello relevante la actuación en positivo, orientada a la acción posible, y el lenguaje en positivo, orientado a los recursos.

Cabe recordar aquí el proverbio oriental que dice que cuando lucho contra algo lo refuerzo, y la diferencia de un lenguaje centrado en los recursos (positivo) o centrado en los límites (negativo). Tomemos como ejemplo un acto tan sencillo como decirle a un niño que se pare ante un semáforo. Se lo podemos decir de dos maneras: "no cruces" o "detente".

La orden "no cruces" obliga a la mente del niño a realizar un proceso complejo, en el que primero ha de identificar, mediante una imagen mental , el acto de cruzar y después negarlo. Es un desperdicio de energía , en el que se utiliza un circuito más complejo de lo necesario, obliga a crear una imagen mental que refuerza una acción contraria a la deseada, que inicia el proceso de dar orden al sistema motor de cruzar, para a continuación negarlo. Es posible que veamos en el niño un inicio de movimiento a cruzar seguido de un parón obligado al tomar conciencia de que eso que ha visualizado tiene que No hacerlo. El orden de procesamiento es cruzar-->no. Si en lugar de cruzar, la orden fuese "no voy a acordarme de María", o "no voy a ponerme nervioso", cada vez que esa orden apareciese en el cerebro reforzaríamos el recuerdo de María o aumentaría nuestro nerviosismo.

La orden "detente" es una orden en positivo (haz esto) que se puede llevar a cabo directamente creando una imagen y enviando las órdenes asociadas a esa imagen al cerebro motor. Voy a relajarme es también una orden en positivo, que conecta directamente con la situación de estado relajado, y que, en la medida que soy experto en ello podré inducirlo sin esfuerzo.

Así, si lucho contra algo lo refuerzo, porque obligo a mi cerebro a tenerlo presente y a reforzar las conexiones neuronales relacionadas con ello. En lugar de gastar mi energía en esa lucha me iría mejor dirigiéndola intencionalmente hacia recursos que ayuden a las soluciones en la dirección que pretendo.

Por ello lo primero que tiene que aprender el niño es a buscar recursos propios y oportunidades en el entorno. Aprender a poder mirar y ser positivo en el sentido de dirigir su energía a la búsqueda de recursos propios y oportunidades disponibles en el entorno. Y conectar ambos. Y si de niño no lo hemos aprendido siempre es tiempo para ir haciéndolo.

No crecemos por nuestras capacidades o potencialidades, sino por saber desarrollarlas.

Estar abierto... Saber mirar.


Santiago acababa de sacarse el carnet para conducir la moto recién comprada. Volvía, por primera vez, con la moto a su pueblo. Iba con su esposa Celina de paquete. Algo nervioso, porque no se sentía seguro conduciendo y, sobre todo, porque tenía que cruzar Villafranca por la C/ Campairo, una calle estrecha, bordeada por edificios y varias curvas cerradas y seguidas a derecha e izquierda. "Tengo que ir con cuidado para no chocar con las casas" se repetía. Cuando llegó a la calle fijó su mirada en los edificios amenazadores, "¡cuidado, no vayas contra las casas!"; y, por más que quería dirigir la moto hacia el centro de la calle, sus manos siguieron a sus ojos y, fatalmente , se estrelló contra la pared de un edificio.

Antonio dejó ese día conducir a su novia, María, que recientemente había sacado el carnet de conducir .El iba de paquete. A la entrada de una curva cerrada, con poca visibilidad, aparece un camión que está invadiendo parte del carril contrario para tomar la curva. Antonio ve que su novia parece mantener la mirada fija en el camión y que van directos a una colisión frontal. Reacciona rápido dando un golpe al manillar, desde su posición de paquete, dirigiendo la moto a una ruta de salida. Colisionan pero lateralmente. María iba perfectamente sobria y sus amigos no se explican que le ocurrió. Ella contusiones y Antonio rotura en una pierna