Bajando del burro

En primer lugar, dos mecanismos universales de funcionamiento mental, necesarios para sobrevivir, que no nos gusta escuchar:


*Cuando vemos necesariamente hemos de fijarnos (seleccionar lo que vamos a ver y excluir lo que no) y buscar sentido a lo que vemos (relacionándolo con nuestros conocimientos previos -prejuicios-).

O sea, independientemente de lo que nuestra visión nos acerque a la realidad, es bastante seguro que expresa nuestra manera de ver. Es decir, principalmente habla de nosotros.


*Los recuerdos siempre son distorsionados. Si ya vimos y fijamos lo que vimos a nuestra manera, nuestra mente cada vez que reelabora esos recuerdos, al hacerlos presentes por la razón que sea, los va deformando y reescribiendo siguiendo nuestra forma personal de elaborar en esos momentos y la finalidad para los que los está usando es ese presente. Es decir, también nuestros recuerdos principalmente hablan de nosotros, independientemente de lo que reflejen de la realidad recordada.


En segundo lugar unos fragmentos de Irune Ariño y Santiago Calvo elaborados con base en el libro de Hans Rosling (Factfullness) sobre sesgos (o atajos) que distorsionan nuestra percepción y nos llevan a realizar evaluaciones equivocadas y a tomar decisiones erróneas o poco eficaces


Instinto de separación (capítulo 1). Esto es, “la irresistible tentación que sentimos de dividir todo tipo de cosas en dos grupos diferenciados y, en ocasiones, contradictorios, con una separación imaginaria -un enorme abismo de injusticia- en medio de ambos” (Rosling, 2018:

36). Los individuos tenemos un claro instinto hacia el pensamiento binario y este instinto “hace que nos imaginemos que existe división donde hay continuidad, diferencia donde hay convergencia” (Rosling, 2018: 55).


instinto de negatividad. Este hace referencia a nuestra tendencia a notar más lo malo que lo bueno. Las noticias que leemos en los periódicos y escuchamos en la televisión o

en la radio nos pintan una realidad catastrófica que muchas veces no es representativa del mundo en que vivimos. Como bien apunta Rosling, para el periodismo no tiene “gancho”

hablar de la cantidad de cosas que

día a día mejoran en el mundo y cuando encendemos la televisión solo vemos noticias de sucesos negativos. Es por ese motivo que no es de extrañar que tengamos la impresión (equivocada) de que empeoramos constantemente


instinto de la generalización (capítulo 6).

Este instinto nos muestra como “todo el

mundo categoriza y generaliza automáticamente todo el tiempo. Inconscientemente.

[...] Las categorías son absolutamente necesarias para poder funcionar. Estructuran nuestros pensamientos.” (Rosling, 2018:

172) Sin embargo, esto puede hacer que,

“erróneamente, agrupemos cosas, personas o países, que en realidad son muy diferentes. Puede llevarnos a asumir que todas las cosas o todas las personas de una categoría son parecidas. Y, tal vez lo peor de todo, puede hacer que saquemos conclusiones

precipitadas acerca de toda una categoría,

basadas en unos pocos ejemplos, o incluso en un solo ejemplo poco habitual”. (Rosling,

2018: 172


instinto del miedo (capítulo 4). “El mundo parece más aterrador de lo que es porque la información que te llega al respecto ha sido seleccionada -por tu propio filtro de atención o por los medios de comunicación-precisamente porque es aterradora. [...] El riesgo que supone algo para ti no depende del miedo que te provoque sino de una combinación de dos cosas. ¿Hasta qué punto es peligroso? ¿En qué medida estás expuesto a él?” (Rosling, 2018: 148)


No sólo el miedo o la tendencia a la nega-

tividad nos hacen errar en muchos análisis, también la inclinación que tenemos por “exagerar las cosas o calcular erróneamente el tamaño de las mismas” (Rosling, 2018:

153). Es instintivo mirar una cifra aislada y

calcular erróneamente su importancia. Se

trata del instinto del tamaño (capítulo 5)

y los medios de comunicación son igual de

proclives a caer en este otro que en el anterior.


instinto del destino (capítulo 7), “la idea de que las características innatas determinan los destinos de las personas, los países, las religiones o las culturas. Es la idea de que las cosas son como son por razones inevitables o inexorables: siempre han sido así y nunca cambiarán.” (Rosling, 2018: 194) Sin embargo y como astutamente señala el autor, “las sociedades y las culturas no son como rocas, invariables e inalterables. Se mueven.

Las sociedades y las culturas occidentales

se mueven, y las no occidentales también,

a menudo mucho más rápido. Simplemente sucede que todo, salvo los cambios culturales más rápidos

-la difusión de Internet, los teléfonos inteligentes y las redes sociales,

por ejemplo-

tiende a producirse demanera

excesivamente lenta para que resulte apreciable o relevante.” (Rosling, 2018: 195)


instinto de la perspectiva única (capítulo 8),

“las ideas sencillas nos resultan muy atractivas. Nos gusta sentir ese momento de clarividencia, disfrutamos de la sensación de que realmente entendemos o sabemos algo. Y es fácil deslizarse

por una rampa resbaladiza, desde una idea sencilla que capta nuestra atención hasta la sensación de que dicha idea expresa perfectamente muchas otras cosas es la solución perfecta para ellas.

El mundo se simplifica.

Todos los problemas tienen una única causa; algo de lo que tenemos que estar siempre en contra. O bien, todos los problemas tienen una única solución, algo de lo que siempre tenemos que estar a favor.” (Rosling, 2018: 216)


Instinto de la culpa (capítulo 9):

Tendemos a buscar y señalar culpables. “Es el instinto de encontrar una razón clara y sencilla por la cual ha sucedido algo malo. [...]

Al parecer, decidir que cuando las cosas van mal tiene que ser por culpa de alguna mala persona con malas intenciones es algo muy natural. Nos gusta creer que las cosas suceden porque alguien ha querido que así sea, que los individuos tienen poder y agencia: de lo contrario, el mundo parece impredecible, confuso y aterrador.” (Rosling, 2018: 238-239)


instinto de urgencia (capítulo 10)

“Hace que queramos actuar inmediatamente cuando percibimos un peligro inminente. Eso debe de habernos sido útil a los humanos en un pasado remoto. [...]

Sin embargo, ahora que hemos eliminado la mayoría de los peligros inmediatos y nos hemos quedado con los problemas más complejos y a menudo más abstractos, el instinto de urgencia también puede hacer que nos equivoquemos a la hora de entender el mundo que nos rodea. Nos estresa, amplifica nuestros otros instintos y hace que sean más difíciles de controlar, nos impide pensar analíticamente, hace que nos sintamos

tentados de tomar decisiones demasiado

rápido y nos anima a emprender acciones

drásticas sin reflexionar.” (Rosling, 2018:

262)

Sin embargo, “si algo es urgente e importante, debería medirse. Cuidado con los datos relevantes pero inexactos, o exactos pero irrelevantes. Sólo son útiles los datos relevantes y exactos.” (Rosling, 2018: 279)

Además, una visión excesivamente dramática del mundo crea una constante sensación de crisis y estrés que nos lleva a tomar malas decisiones.



FINALMENTE


Observar que estos mecanismos o sesgos pertenecen a nuestra manera de crear conocimiento. Sin ellos no tendríamos conocimiento.

Podemos tomar conciencia de ellos y usarlos de manera más adecuada o imaginar que estamos creando conocimiento sin ellos y ser controlados de manera inconsciente por ellos, con lo que su uso tenderá a ser menos adecuado o eficaz.

No creamos conocimiento sin sesgo. Puede cambiar la dirección de nuestro sesgo pero,como es estructural, continúa existiendo. Tendríamos que ser dioses y ver la totalidad espaciotemporal de todas las cosas como en un instante eterno para conocer sin sesgos