El puerto de Bermeo. Guía del marino para cruzar la barra.

El reputado ingeniero de Caminos don José de Ucelay redacto unos apuntes sobre las condiciones del puerto de Bermeo, detallando las señales para la entrada del mismo. Las indicaciones del señor Ucelay constituían una verdadera guía del marino, y por parecernos de interés publicamos a continuación algunos de sus datos.

“Situado este puerto en el fondo del saco que forman las puntas de Uguerarri (llaman Uguerray) y Lamiaren, esto es, en la parte de costa rocosa y sucia que sigue a la bahía de Machichaco, las embarcaciones que tratan de ganarlo deben conocer las particularidades anejas a esta recalada del Cantábrico.

Mientras la navegación de cabotaje se limitaba a los balandros, lanchones, quechemarines, pataches y goletas, tripulados generalmente por gente conocedora de este puerto seco, como los demás de la costa en el golfo de Vizcaya, las averías que ocurrían eran motivadas, generalmente, por garreo de anclas y el consiguiente peligro de ser arrojados a los arrecifes de esta costa brava, o sea sin playas. Lo mismo puede decirse de las embarcaciones dedicadas a la pesca, lanchas mayores, medianas o potines, traineras, baicacos y botes; la marinería trataba siempre de buscar el abrigo natural del socaire contra el vendaval, ciñéndose todo lo posible al acantilado si la marea daba calados suficientes, con lo que hacían el mismo recorrido sorteando hábilmente los bajos “Lemejales” (sierras de timón), que acechaban como sierpes el descuido o la guiñada que sobre ellos ocurriese.

Desde que el Estado se hizo cargo de este puerto, de interés general de segundo orden, se han ido mejorando paulatinamente las circunstancias aleatorias de la entrada del puerto, en colaboración con la Comandancia de Marina y los capitanes y armadores y prácticos de la localidad, y de dichas mejoras se hará en la presente crónica un breve resumen.

La primera obra exterior al Puerto Menor fue el muro-muelle del Arza o Puerto Mayor, lo que motivo la desaparición de la zona de expansión de las marejadas por la parte Norte de dicha Arza; al empalmarse este muro por su extremo oriental , se supuso que se intestaria en el ángulo SO, del muro que sirve ve base a la iglesia de Santa Eufemia, porque se entendía que era preciso mantener libres los arcos del dique Oeste de entrada al puerto llamado Artola-Molle para que las marejadas y corrientes se amortiguasen sin entrar en la dársena del Puerto Menor, enfiladas en el canal o boquete que sirve para el ingreso en dicho Puerto Menor. Más la circunstancia de que precisamente en esta parte rocosa, o sea en los peñascales situadas al pie de Gaztelu y Santa Eufemia, era donde ocurrieron sucesivamente varios naufragios, al ser arrastrados a sotavento del Artola-Molle los balandros y lanchones, y el que las marejadas, penetrando tras la parte de muro del Arza construida arrastraban todos los rellenos, a los que podía agregarse que la obra que faltaba para el cierre del Arza tenía un cimiento seguro y un presupuesto económico, se decidió llevar a intestar dicho muro al extremo o morro del Artola-Molle, cegándose a continuación los arcos del dique de claraboya, para poder utilizar debidamente el terreno ganado al mar, estableciéndose como consecuencia una zona marítima de ocho metros de amplitud en todo el largo del muro del Arza, dándose la vuelta por Artolla-Molle hasta el mismo Puerto Menor, en el Brocal, para lo que se hizo la voladura de rocas del pie de Gaztelu. Esta zona marítima se interrumpió provisionalmente al darse terrenos a la tercera Cofradía, que se llamó de Santa Clara.

La construcción de los muros de la dársena-invernadero, en los que no podrían ejecutarse voladuras de rocas bajo el nivel de bajamar, dejo al exterior de su contramuelle una terna de restingas, en las que arbolaba la marejada, que se ceñía al morro y contramuelle citados, hasta Ateko-Molle.

Con estos datos, veamos lo que tiene Bermeo para guía del navegante que intente tomar su puerto.

Para fijar el canal de lo que pudiera llamarse “barra del puerto”, y que abarca desde el bajo de Bonitoach, el más avanzado de las restingas del grupo Salveach-Llaisuas, hasta la misma bocana de ingreso al Puerto Menor, se dispone en la actualidad de tres señales, que pueden estimarse como enfilaciones que han de seguirse para entrar de noche en Bermeo, por la clase de luces que hay instaladas.

En la estribación de Rosas funciona una luz permanente de acetileno, que solo puede apreciarse al disminuir la luz solar del día. Esta señal, de características bien definidas, guía al navegante por ser intermitente, de apariencia “roja”, mientras no se rebase la enfilación Uguer-arri-Bonitoach y de “luz blanca” en cuanto se llega fuera de la línea citada de rompientes y bajos arriba mencionada.

Una vez en la zona de “luz blanca” de este “faro de Bermeo”, hay que atenerse a la “luz de puerto”, colocada en el morro de la dársena-invernadero, cuya conservación es a cargo del Ayuntamiento, y seguir el “sector verde” de esta segunda señal, ya que el “sector rojo” es el que marca la zona interior al bajo de Bonitoach, procurando siempre mantenerse dentro de la faja verde mencionada por el costado de estribor, más sin separarse mucho de la línea “Bonitoach-luz del puerto”, para no caer sobre los bajos de Lamiaren, hasta que se llega a la tercera señal colocadas en el fondo del Arza, sobre la carretera provincial de Guernica a Bermeo, y paseo o calle de Santa Marina, cuyas luces fueron colocadas por el Ayuntamiento , con arreglo a los datos que le fueron suministrados de altura y distancia, y a fin de que su enfilación “hable al marino” y le advierta que el peligro de los bajos se halla a babor, o sea en las rompientes de la costa Sur. Dichas luces de enfilación vienen a marcar próximamente la línea de boyas, y con ello se aparta el rumbo de las rompientes sobre la restinga de pefias, de que se ha hablado, próximas al contramuelle de la dársena-invernadero.

Y por último, en el morro de Ateko-Molle Antiguo hay una luz blanca, que no se apercibe hasta que se está en la línea del boquete de entrada al puerto, por ocultarse mediante una pantalla que le oculta en sus rumbos del Nordeste al Sureste, y que sirve para asegurarse de que se ha llegado bien a la boya del fondeadero, debajo de Txibitxaga, si no hay marea suficiente o a la dirección del boquete o canal de entrada a la dársena del Puerto Menor.

Como generalmente la navegación procede del lado Norte de la isla de Izaro, las señales mencionadas se estiman suficientes y bien situadas, y únicamente cuando el rompeolas en construcción se dé por terminado pudiera llevarse el “faro de Bermeo” de Rosas al morro de dicho rompeolas, si se estima que no ha de interrumpirse su funcionamiento en los días de temporal con las marejadas y rociones, en cuyo caso este morro pudiera ser base de una enfilación con el faro de Rosas.

Para la navegación costera, procedente del cabotaje, entre Zumaya y Bermeo, que con tiempo bonancible suele ceñirse a la costa, aprovechando en verano los terrales, y que puede pretender, montando el cabo Ogoño, aprovechar el canal que hay al Sur de Izaro, entre esta isla y el bajo Otz-arri, separándose prudentemente del largo arrecife o cola de Izaro, sería conveniente establecer otras luces de enfilación situadas en Gaztelu, y quizás en el espaldón del dique de la dársena-invernadero, para salvar sin peligro las restingas y bajos de Lamiaren hasta entrar en las señales antes descritas para el canal de la barra.


Euzkadi 27/10/1927