Soy Susana Antonio Fernández, una mujer emprendedora que, a lo largo de estos últimos años, ha dedicado su atención y esfuerzo a la sanación espiritual mediante la práctica de la masoterapia. También ofrezco productos naturales que brindan bienestar a las personas, como parte de una experiencia personal y continua.
Cuento con más de 25 años de experiencia como encuestadora, una labor que desempeñé con mucha gratitud hacia todas las personas que me brindaron su tiempo y su opinión. Siempre he creído en la importancia de participar, ya que de los resultados de las encuestas se toman decisiones relevantes. Esta noble labor me ayudó a volverme una mujer segura, a desarrollar mi capacidad de escucha y a conocer diversos lugares y realidades.
Gracias a mi trabajo en campo (como se le llama a trabajar directamente en la calle), tuve la oportunidad de integrarme al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), donde ocupé diversos puestos. Alcancé el honor de compartir mis conocimientos, lo cual fue una experiencia muy enriquecedora.
Sin embargo, desde hace mucho tiempo sentía una inquietud: estudiar para dar masajes. Siempre me decían que tenía el “don”. Así que, en medio de la pandemia, decidí dar ese paso y comenzar un nuevo reto, a pesar de la incertidumbre del momento. Estudié en la Escuela Libre de Terapias Alternativas Andrew Taylor Still. Después de cuatro años, inauguré mi propio espacio de masajes, en colaboración con Spa Turquesa.
Paralelamente, tengo un firme compromiso con el cuidado del medio ambiente, lo que me llevó a aprender y compartir mis conocimientos en lombricultura, una técnica para manejar residuos orgánicos y convertirlos en alimento para lombrices californianas. Así produzco abono orgánico (humus de lombriz), contribuyendo al equilibrio entre el ser humano y la naturaleza. También disfruto profundamente de la jardinería y de enverdecer los espacios públicos.
Como mujer del siglo XXI, sostengo con amor y compromiso los valores familiares. Soy madre y esposa, y asumo estos roles con dedicación y autonomía. Creo firmemente que la mejor parte de nuestra existencia se refleja en cómo ayudamos a que otros se conviertan en mejores personas.
Hoy, miro hacia atrás y me reconozco con orgullo.
Me despido compartiendo este mensaje: nunca es tarde para comenzar nuevos retos.